Por detrás del joven rubio, Jake llegaba corriendo a la puerta, estrellándose contra el marco, con un fuerte estruendo.

“¡ERICK! ¡¿QUÉ-”.

El golpe provocó que la pared se sacudiera, Cloud resintió el golpe de su primo, haciendo una mueca de dolor. Jake dio un par de pasos atrás y se sujetó la cabeza, mareado, con visión borrosa y avergonzado. Klaus desaceleró para revisar el estado de su amado.

“Jaky, ¿estás bien?”.

“Agh… mis poderes están… algo desalineados”.

Los ojos del joven temblaban de un lado al otro, con el apuro de su preocupación se había olvidado de tomar un momento para activar sus habilidades en los órganos que lo necesitaban. Sus músculos oculares eran débiles de nacimiento, al igual que su capacidad visual, de no haber nacido con poderes sagrados, de no haber sido un nefilim, seria legal y prácticamente ciego. Igualmente, su sentido del equilibrio era inestable.

Tras unos segundos de concentración logró reorganizar sus sentidos, se descubrió la cara y volteó a ver a su niño.

“Ya está. Como sea. Erick, ¿cuál es el pro- OH” mientras lo observaba el hombro del pequeño volvió a agitarse, un fenómeno con el que Jake y Cloud estaban familiarizados.

“¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?”.

Al centro del movimiento en su hombro derecho se encontraba su marca de nacimiento, una corona rosada de tres picos, brillando.

Reconociendo la situación, Jake se dio la vuelta y empezó a planear cómo lidiar con la emergencia.

“Espera aquí. Llamaré a mi jefe para decirle que no iré hoy”.

Klaus se asomó al cuarto, Cloud le lanzó una mirada de desprecio, vio el estado de su niño y detuvo a Jake, tocando suavemente su muñeca.

“No es necesario, ya estoy aquí. Me haré cargo”.

Sintiendo el peso levantarse de sus hombros Jake adoptó una actitud más relajada, bostezando siguió caminando hacia su cuarto.

“Bien, iré a ducharme entonces”.

Cloud se asomó por la puerta hacia el pasillo, haciendo que el vampiro retrocediera para darle espacio.

“Espera Jake. Ayer creo que parte de nuestro equipaje se quedó en el carro de uno de tus colegas” su primo levantó una ceja “¿Podríamos ir contigo o…”.

Cloud volvió a meterse al cuarto, se escucharon unos cuantos murmullos y se asomó de nuevo unos segundos después.

“Cloe dice que el oficial se llamaba Arles”.

“¿Por qué no me avisaste que venías?” Jake estaba irritado por el agitado inicio de su día.

Levantó su plateado cabello desde su frente hacia atrás, para ver al joven rubio con más claridad.

“Mi madre borró tu número” Cloud volteaba la mirada denotando su mentira “Además…” la verdad salió por su cuenta “Si te hubieras dado cuenta de lo que planeaba me habrías detenido”.

El comentario dejó al primo mayor consternado, lo que Cloud había dicho seguramente significaba problemas para Klaus y él. Frunció el sueño sospechando de las intenciones de su primo quien se expresaba con nerviosismo.

“¿Por qué te detendría?” Silencio “¿Cloud?...”.

Dentro de la habitación en lo que ellos hablaban, Cloe se acercó con Erick a darle un par de descargas directamente sobre su hombro; el pequeño le dejó, la sensación de la zona se adormece un poco, dándole un poco de alivio. Klaus supervisaba a los cuatro, llevando sus ojos de su niño a su amado.

Cloud murmuró entre dientes incomprensibles palabras. Jake se irguió frente a él, esperando una respuesta clara y honesta. Viendo la actitud de su primo mayor, Cloud trató de suavizar sus palabras con una gran sonrisa y voz alegre.

“La verdad es que… Cloe y yo venimos aquí para vivir con ustedes desde ahora”.

“¿ESTÁS LOCO?” tanto el vampiro como el nefilim le contestaron con voz fría. Cloud ignoró al primero para seguir enfocándose en convencer al segundo.

“Es que.. escucha-”.

“NO. Tú escucha. ¿Qué pasará cuando la tía Claire o los abuelos se enteren de que estás aquí?”.

Cloud hacía puchero mientras Jake se acercaba a él, caminando con firmeza. Escuchando sus palabras Erick apartó la mano de Cloe y se acercó a ellos.

“¿Tía? ¿Abuelos?”.

Jake cambió su actitud a una de preocupación, su lengua se había resbalado, revelando hechos que deseaba mantener en secreto de su inocente niño.

“¿Ósea que tenemos familia?” volteó hacia Cloud, su mirada llena de ilusión y un brillo intenso “¿Este chico es familia?”.

Por su parte, Cloud se había indignado, pensar que Jake le había mantenido su existencia oculta a su primo menor lo hería profundamente. Vio al joven con ira.

“¡¿Nunca le has hablado de mí?!”.

“Es complicado”.

“¡¿Qué puede tener de complicado?!”.

Jake guardó silencio pensando en cómo explicárselo a ambos de la mejor manera. Erick se metió entre los dos, aún con sus ojos llenos de ilusión.

“Jake, ¿en algún momento podré conocer a los abuelos?”.

Los dos jóvenes compartieron una mirada de horror. Miraron después al pequeño con angustia y lamento.

“Oh… ya veo lo complicado”.

“¿Eso es un no?”.

El niño se dirigió a ambos, el brillo de sus ojos disminuyó por sus reacciones. Al imaginar la decepción que traería a su querido niño, Jake se decidió por abandonar la escena, dejándole la responsabilidad a Cloud antes de salir corriendo.

“Es tu culpa, tu encárgate”.

Erick, entonces, le habló directamente al joven rubio.

“Tu eres Cloud ¿Verdad? Tu-”.

“¡Vamos Cloe! Debemos recuperar nuestras cosas” también salió corriendo de ahí.

La descarada reacción de ambos dejó al niño molesto. Cloe salió lentamente tras de Cloud, agitando el cabello de Erick antes de cruzar la puerta, dándole un poco de consuelo.

“Bueno… Nos vemos Erick”.

Desanimado, se sujetó el hombro, aún temblando y agitándose en olas de espasmos inquietantes para el niño. Klaus entró a la habitación y se inclinó para hablarle.

“Oye tesoro, ¿tienes vendas en tu baño?”.

“Ah… si” lo miró con esperanza “Klaus…”.

“No te preocupes, pondré una capa de cristal encima para que puedas asearte sin problemas”.

“Gracias, pero.. sobre mi familia…”.

“Pregúntame lo que quieras”.

“¡Gracias! Tengo muchas preguntas” el niño volvió a animarse.

“Por cierto, aún debemos ir a tu escuela. Por lo que pasó ayer”.

Klaus entró al baño del cuarto de Erick, abrió el gabinete que usaba cómo botiquín y se dispuso a buscar vendas adecuadas.

“Aunque no tomarás clases, al menos por hoy”.

“Bueno… ¿podrías decirme todo lo que sabes?”.

“No, pero tu pregunta” encontró las vendas que buscaba.

“¿Cloud es-”

“Tu primo, por parte de tu madre, igual que Jake”.

“¡Oh! ¿Y qué hay del niño de ayer? Cuando interactúe con él sentí como si ya lo conociera”.

“Creo que es el hermanito de Jake, pero no es seguro aún”.

“¡Lo sabía!”.

La entusiasta exclamación de su niño le sacó una sonrisa a Klaus. Teniendo el paquete de vendas ya abierto, desarrolló una y se dispusó a envolver el hombro de Erick con ella.

“¿Qué hay de Aubrey?” visiblemente, esa era la pregunta que más lo inquietaba.

“Ya lo sabes, ¿no?” los ojos de Erick se abrieron, expectantes a lo que estaba por escuchar “es tu hermana gemela”.

“¿De verdad?”.

“Si”.

Una gran felicidad llenó al pequeño, la forma tan confusa en que se sentía al verla e interactuar con ella ahora hacía sentido, ella era aquella parte que le faltaba, la hermana cuyo rostro, aunque muy parecido al suyo, no podía recordar. La niña con la que había compartido su vida desde antes de haber nacido. Ahora podrían reunirse.

“Al fin, la encontré…”.

“Ja” Klaus recordó el nerviosismo de Jake la noche anterior “si…”.

“Uh.. y…” pensando en la reacción de sus primos, Erick era cauto al hacer su siguiente pregunta “¿Claire?”.

“Ella…”.

Klaus consideró las pláticas que había tenido antes con Jake, sobre cómo y cuándo le parecía apropiado hablarle de todo a su pequeño, calculando cuidadosamente la información que daría.

“Es la hermana mayor de tu madre, menor que el padre de Jake”.

“Su papá… nunca habla de él”.

“Para Jake es doloroso hacerlo, recuerda que está muerto… y de tus abuelos no podemos hablar”.

“¿No?”.

“Y tampoco podrás conocerlos. Es mejor así”.

El vampiro cubrió el cuidadosamente vendado hombro de su niño con una delgada, pero resistente, capa de cristal, asegurándose de no limitar su movimiento y comodidad.

“Entonces… ¿son cómo tu padre?”.

Klaus se quedó pensando. Si tuviera la opción también habría mantenido a su niño ignorante a eso, pero desafortunadamente él mismo había sido testigo de lo abusivo y terrible que era aquel hombre con el compartía genes. Observó sus propios brazos, sus marcas, su amor, su supervivencia, su rebeldía, la primera vez que vio a Erick tener un ataque de pánico. 

“Si, algo así”.