Y tenía motivos para hacerme cientos de preguntas, pero, ¿te digo algo?, no podía decirle el malestar que me causan los días nublados. Si bien, es muy probable que ya se haya dado cuenta, no puedo decirle eso, no puedo hacerlo.
Él no tiene por qué saber lo mucho que me afectan estos días, ni tampoco, lo que puede ocasionar un mal recuerdo, no todavía, es muy pronto. Aún recuerdo cuando ver un día nublado no era el martirio que es ahora, ni el dolor que ahora puedo ver en uno de esos días. Recuerdo cuando los días nublados sólo eran otro día más.
En aquel tiempo, ellos no eran lo que es ahora. Es cierto, no era un clima que me encantara, pero, de vez en cuando, me gustaban esos días nublados. De vez en cuando, me gustaban aquellos días en donde no hay sol, pero tampoco lluvia, tampoco hacen frío, pero no hay calor. Los días nublados sólo son un montón de términos medios.
No me encantaban, pero si me gustaban en algunas ocasiones. Recuerdo que gran parte de esos días los pasaba en mi casa. Siempre buscaba una manera de pasar el tiempo dentro de esas cuatro paredes y, la verdad, no me importaba; era cómodo para mí, así como también era un descanso después de varios días ajetreados. Después, tú te uniste a mi costumbre. Todavía recuerdo, como si fuera cosa de ayer, cuando me visitabas en aquellos días nublados. Recuerdo que después de contarte aquella costumbre, tú decidiste hacerme compañía.
Lo recuerdo muy bien. A pesar de que tal vez fuera una gran pérdida de tiempo, tú decidiste acompañarme. En esa ocasión me miraste fijamente y con una expresión de mostraba una gran seguridad en tu respuesta. Luego, me dijiste:
— Tal vez tengas razón y de verdad sea una pérdida de tiempo, pero, en ocasiones, solo se necesita un motivo, un algo, o un alguien, por simple o complejo que sea. Solo basta un algo, un alguien que haga que cualquier pérdida de tiempo deje de serlo...
Después de escucharte, esa frase resonó en mi cabeza por mucho tiempo. Tal vez eran ideas mías, tal vez tenía razón, quizá solo estoy exagerando o, quizá, todo se vuelve más perfecto y fantasioso a medida que lo recuerdo o a través de los años que han pasado desde aquel ayer. Mas te aseguro una cosa y eso es que, a pesar de las miles de cosas que han pasado y que siguen ocurriendo, esa frase, probablemente, pasó muchas veces por mi cabeza. A pasado las suficientes veces como para que, después de tanto, siga recordándola de la misma manera. Es como si la hubieras dicho hace de un par de horas, como si apenas me hubieras dicho esas palabras.
Tengo esas palabras muy bien grabadas en mi mente. Hoy es un día nublado en el que él permanece dormido a mi lado. No sé si recuerdas la fecha de hoy, pero estoy segura que la has olvidado. Hoy hace dos años terminamos nuestra relación, era un día nublado, justo como hoy. Tu cruel despedida me hiere terriblemente; si no fuera por eso, estoy segura de que los días nublados me seguirían gustando.
Clarise.

Comments (0)
See all