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Voracity's End [ESP Novel]

Un ayer nostálgico pt 5

Un ayer nostálgico pt 5

Feb 07, 2023

“Haha, ¿qué decir? Los ángeles son populares con las señoritas” dijo con mucha confianza. Tsuki suspiró y miró hacia los niños. “Oh, tienes clientes”

“...Tenemos” dijo el adolescente simplemente. El otro asintió.

“Uh…” Daitaro se quedó en silencio durante el intercambio sin saber lo que estaba presenciando. Él sólo había venido a ver los pasteles y quizás probar uno, ¿por qué tenía que pasar por esto?

Masaru se vio intrigado ante el comentario del castaño que había llegado.

“¡Entonces!” los chicos lo miraron ante el tono de descubrimiento que había usado. “¿A los chicos mayores también les dan besos las señoras? Nuestra vecina suele llamarme ‘angelito’ y darme besos en la mejilla también”

Ante esta declaración, en vez de reírse, Daitaro frunció el ceño severamente consternado por algo.

“¿Qué…?” murmuró el castaño completamente perdido. Tsuki se quedó en silencio antes de echarse a reír, cosa que el otro no encontró agradable.

“Sí, Matt se cree un ángel de tanto que las señoras se lo dicen al dejarlo con marcas de besos” comentó Tsuki al seguir riéndose. 

“Eso no es- Ah…” Matt rascó por detrás de su cabeza antes de mirar a Masaru sin mucha simpatía. “¿Entonces, van a…?”

Daitaro y Masaru se preguntaban la razón de que éste se viera nuevamente confundido por algo.

“¿Qué te pasa?” preguntó Masaru al arquear una ceja mientras el castaño parecía estarlo analizando.

“Makoto, ¿verdad?”

“Uh… no, me llamo Masaru” contestó el pelinegro sin entender. Matt guardó silencio por un momento antes de sonreír como si acabara de entender algo.

“¿Quién es Makoto?” preguntó Daitaro.

“Oh, no es nada, un pariente tiene un bebé con ese nombre y-”

“Bebé…” Masaru entrecerró los ojos al escuchar la palabra antes de mirar sus manos y dirigirse a Daitaro. “¿Acaso te parezco un bebé…?”

“Sí” contestó Daitaro como si hubiera nacido para contestar esa pregunta, sin embargo, al ver la cara de disgusto del pelinegro trató de componerlo. “Pero no entiendo porqué él lo diría”

“...¿Se supone que eso debe hacerme sentir mejor?” cuestionó el de ojos verdes al estar experimentando una pequeña crisis de identidad.

“Hijo, quise decir hijo, ahaha…” corrigió. Matt se aclaró la garganta. “Entonces, ¿piensan ordenar algo?”

“Bueno, si tanto quieren que pida algo…” Masaru revisó el menú y miró las galletas antes de ver a Daitaro. “¿Puedo…?”

“Uh… Te diría que sí, pero mejor otro día que no comamos hot cakes, temo que no te puedas dormir en la noche”

“¿Por favor, sí…?” preguntó Masaru al hacer una expresión tierna mientras le rogaba por la galleta. 

“¡...!” Daitaro miró hacia otro lado con un fuerte sonrojo en el rostro, pues sabía que era muy débil ante esos ojos, por lo que hizo un gran esfuerzo para no caer ante sus encantos. “M-Mejor ve por los ingredientes para los hot cakes, ¿o quieres comer algo ahora aunque sea salado?”

“Tch, casi” respondió Masaru al por un momento cambiar su expresión por una de molestia y ligera decepción. “No gracias, si acaso lo que compres me lo como de camino a la casa. Ah-”

El pelinegro se detuvo luego de sujetar el carrito y volteó a ver a Tsuki y Matt.

“¡Nos vemos luego, señor angel!” exclamó antes de irse. Tsuki no pudo evitar reír nuevamente al escuchar al más pequeño, mientras que Matt tan sólo se quedó haciendo un ligero puchero.

Daitaro observó a Masaru irse antes de regresar su atención al menú. Matt observó al pelirrojo con una sonrisa juguetona.

“Sí que tienes un problema fuerte de apego con tu hermano, eh” ante el comentario, Daitaro se sonrojó nuevamente y se rehusó a mirarlo. Tsuki en cambio miro al castaño con curiosidad.

“¿Son hermanos?”

“...Pues por lo que acabo de escuchar eso parece, ¿acaso me equivoco?”

Al escuchar aquello, Daitaro sonrió ligeramente y asintió muy complacido, pues era como una brisa de aire fresco el escuchar a alguien sugerir su parentesco en vez de hablar de cómo no se parecen.

“Quiero una rebanada de pastel con fruta” dijo al apuntar a la rebanada de vainilla con una fresa decorándola.

“Seguro, ¿es para comer aquí o quieres que la ponga para llevar?” preguntó Tsuki.

“Hmm… Para comer aquí está bien” 

“De acuerdo, entonces pasa a sentarte a la mesa que gustes, en un momento te la lleva Matt”

“¿Qué? ¿Yo por qué?” preguntó el castaño mientras Daitaro caminaba hacia una mesa la cual estaba posicionada a un lado de una especie de división conformada por macetas altas, podía escuchar de fondo la manera en que Tsuki y Matt ‘discutían’.

-Si el pastel está bueno me aseguraré de llevarle una rebanada a Daiki, seguro que la apreciará- pensó con la ilusión de que su gemelo se alegrara por el pastel sorpresa.

“¿Se puede saber qué tanto buscas en tu cámara?” escuchó a una voz desagradablemente familiar preguntar de repente. El de ojos rojos miró hacia un lado suyo, notando entre las hojas a una niña de cabello negro sujetando una cámara, sentada frente a una niña de cabello café oscuro con un contrastante mechón pelirrojo, la cual reconocía como una de las personas con las que menos quería toparse fuera y dentro de la escuela.

Afortunadamente, gracias a la planta de la maceta, las niñas de un lado no podían verlo a menos que activamente se asomaran, por lo que optó por no hacer ningún ruido.

¿Quizás todavía podía pararse e irse de ahí antes de que lo vieran? Sí, tal vez debería…

“¡Quiero mostrarte las fotos que tomé el viernes de ya sabes quien!”

“¿Para qué…? Sabes bien que ese niño a mi no me interesa”

“¡Mira, mira, se ve tan lindo como siempre!” exclamó la niña de la cámara con emoción mientras le mostraba las fotos a la otra, quien miraba con desinterés foto tras foto.

“¿Para qué quieres tantas fotos de él? No le veo el punto, no es alguien interesante”

“Vamos, ¿preguntarías eso aunque tú hicieras eso y fueran de ‘él’?” ante la pregunta, la niña se quedó pensando.

“Tienes un buen punto, pero prefiero molestar al de verdad” comentó antes de sonreír creyendo tener una buena idea. “Oye, ¿por qué no las vendes? Así ganarías algo mientras que seguramente ‘él’ se alteraría lo suficiente como para divertirme”

“¿Venderlas…?”

Daitaro miraba de forma disimulada hacia la mesa de las niñas, pues no creía poder irse hasta saber de quién eran las fotos, pues si la niña que quería venderlas se escuchaba tan confiada, entonces definitivamente era algo que le concernía.

Matt se acercó a Daitaro con su pedazo de pastel; sin embargo, al percatarse de que éste se veía muy preocupado por las niñas del otro lado de la maceta, éste tan sólo le dejó la rebanada en la mesa y se retiró sin decir nada. El pelirrojo miró a Matt con curiosidad, mientras que el castaño tan sólo volteó a verlo y le guiñó el ojo en señal de reconocer lo que ocurría. 

El pelirrojo se vio incrédulo, ¿será que el otro había malinterpretado algo? Sin embargo, le servía su silencio de todas maneras así que decidió no decirle nada.

“¡Jamás haría eso, las quiero para mi colección! Puedo conseguirte fotos del tuyo si te interesa” 

“Nah, tengo algo mucho más valioso que eso, además… Ya he decidido que voy a casarme con él, así que no podría verlo más que eso, a menos que tuviera su cabeza como decoración” escuchando esto, Daitaro miró hacia su pastel sin mucho entusiasmo. ¿Por qué tenía que ser tan desagradable?

“...Mi fe en la humanidad se deteriora cuando estoy contigo” dijo la niña de la cámara con un tono de incredulidad y decepción.

“Sólo bromeo, me refiero a que quiero que sea el padre de mis hijos” ante el comentario, Daitaro se vio confundido de un momento a otro. Sabía que las niñas muchas veces hablaban de cosas sobre el futuro como si fuera normal, pero que ‘ella’ fuera quien lo dijera era…

“Es la forma más sencilla de conseguir que no escape, o al menos eso dice mi mamá” agregó.

“Tu mamá tiene algunas… Ideas extrañas…, pero supongo que no está equivocada” comentó la niña de la cámara con un tono inseguro.

“...” Daitaro no sabía qué era lo que estaba escuchando pero tampoco creía poder pararse e irse sin que ellas voltearan así que se limitó a seguir sentado pese al incómodo tema de conversación.

“El sagrado matrimonio ata a un hombre y una mujer hasta la muerte…” dijo la niña de la cámara sonando realmente ilusionada. “¡Un concepto tan romántico hace que quiera tocar mi trompeta!” agregó ella mientras se paraba y justamente sacaba una pequeña trompeta de su mochila.

“¡Oye, no hagas eso! No quiero que me corran de la tienda” la castaña se puso de pie sin intención de seguir hablando con la otra. “Será mejor que me vaya, además de que es seguro que esos inútiles no han encontrado lo que les pedí”

“De acuerdo, aunque, ¡espera!”

“¿Qué?”

“Espero no hayas olvidado nuestro acuerdo” la castaña puso los ojos en blanco al escucharla.

“¿Qué no me escuchaste cuando dije que no me interesa?”

“¡Erika!”

“No tocaré ni uno de sus aburridos cabellos o la ira divina caerá sobre mí, ¿puedo irme ya?”

“¡Seguro! Diviertanse” dijo la niña de cabello negro antes de quedarse admirando las fotos de su cámara nuevamente. La castaña miró de reojo hacia donde estaba Daitaro sentado, notando cómo éste le dedicaba una expresión de completa antipatía. 

Sin decir nada, la niña enredó su dedo alrededor de su mechón pelirrojo y le sonrió con malicia antes de retirarse y caminar hacia los pasillos.

Daitaro suspiró completamente incómodo por el intercambio; sin embargo, al ver que la niña de cabello negro seguía en el mismo sitio, éste intentó asomarse.

La niña, sin embargo, se dio cuenta de la mirada sobre ella, por lo que se paró con mucho pánico y nerviosismo para subsecuentemente salir corriendo sintiendo mucha vergüenza. 

“...” el pelirrojo entrecerró los ojos sintiéndose de muy mal humor. No había visto de quién se trataba, pero…, lo descubriría costara lo que costara.

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