Yuri camina por una calle iluminada con luces de neón, mirando los archivos que logró obtener sobre la familia Matsumoto.

Ve el nombre de Taro en un viejo informe policial.

“Taro Matsumoto… ¿qué más me estás ocultando?”

Al otro lado de la ciudad, Taro entra a su apartamento, exhausto.

Se quita la chaqueta y mira su reflejo en el espejo.

Recuerda las palabras de Kaito: “La sangre que derramaste todavía está allí”.

Retroceso a la masacre en el bar. Gritos, disparos, cuerpos cayendo.

Taro, más joven, con una mirada vacía y las manos cubiertas de sangre.

“Esto… no fue mi culpa”.

De vuelta al presente, Taro se sienta en la cama, respirando con dificultad.

Revisa su teléfono y ve un mensaje de un número desconocido:

“Sabemos lo que hiciste”.

Su expresión se endurece. “¿Quién demonios es?”

Yuri entra en una biblioteca, buscando más información sobre la yakuza.

Encuentra un viejo artículo de periódico con una imagen borrosa de la masacre en el bar.

“¿Podría estar relacionado con Taro...?”

En un callejón oscuro, un hombre encapuchado habla por teléfono.

“Sí, lo encontramos. Matsumoto todavía está vivo”.

“Daremos el siguiente paso pronto”.

Taro está en su balcón, fumando un cigarrillo mientras mira hacia la ciudad.

Su teléfono suena de nuevo. Otro mensaje: “Nos vemos pronto”.

Taro frunce el ceño y apaga con fuerza su cigarrillo. “Si quieres verme... inténtalo”.

Yuri recibe un mensaje de texto de Taro: “Nos vemos mañana”.

Ella sonríe levemente, pero en su mente, las dudas siguen creciendo.

“Descubriré la verdad pronto”.

Fin del capítulo.