— ¿Está segura de hacer eso? — la miró — No puedo confiar en ellos.

— Yo tampoco — lo miró —. Sin embargo, es la opción que nos queda.

— ¡No!, en realidad, solo podríamos regresar al palacio.

— Sabes que no haré eso Katari.

— Lo sé, pero… — la mira estando indeciso a hablar — No puede poner su vida en riesgo, mi trabajo es mantenerla a salvo — la toma del brazo —. Y usted siempre lo complica.

— Y lo siento por eso — se suelta del agarre — pero, después de todos estos años, ya debes de saber mi respuesta.

— Y usted debería de saber la mía — la miró fijamente.

— La sé — lo miró directo a los ojos — pero no estoy de acuerdo con ella.

— Alteza.

— ¿Alteza? — Antuan arqueó una ceja — ¿Así que vamos a llevar a alguien de la realeza? — miró a Gunter.

— Hay que irnos ya — dijo mientras ignoraba las preguntas de Antuan.

— Será mejor que respondas.

— Lo haré yo — dijo mientras se bajaba la capucha.

—¡¿La dejaste con vida!? — lo miró con enojo.— …

— ¡Responde!

— Tenemos que irnos ya — volvió a ignorarlo.

Antuan perdió los estribos lanzándose directamente a Gunter; lo tomó de la camisa para darle un golpe en el rostro. Tenía una expresión de rabia y furia; Gunter, al contrario de él, mantenía una expresión seria y relajada; no se inmutó en absoluto ante la reacción de Antuan.

Tommy intentó intervenir con preocupación, pero solo fue ignorado y empujado lejos de ellos dos. Selene a punto de subir a un caballo, se detuvo; con una expresión seria y una mirada sin sentimiento alguno miró a Antuan fijamente mientras le acompañaba con las palabras:

— Lamento no haber sido el cliente de su agrado, pero hicimos un trato —sonrió de lado —. Aunque tampoco sería un problema si se retracta, no quiero viajar con más problemas.

Selene se dio la vuelta para volver a subir al caballo. Antuan apretó la mandíbula en forma de represión de su enojo y fulminó con la mirada a Gunter antes de subir a su caballo.

Gunter, manteniendo su misma expresión, solo subió al caballo, terminando a la cabeza de todos para guiar. Detrás del él, se encontraba Selene, siendo protegida del lado derecho por Katari; mientras que, del lado izquierdo, aunque obligadamente, era protegida por Antuan, quedando Tommy detrás de todos.

Fue ese el comienzo para salir de Noir, un reino que, con el simple hecho de que Selene estuviera ahí, ya era un peligro para ella. Era conocido como un reino que, aunque su fachada siempre es de las más pacíficas, estaba sumido en un terrible caos y oscuridad. Y, en cualquier momento, podría terminar en el centro de ese caos.

Pasaron varias semanas cruzando Noir hasta llegar a su frontera con Thea; mismo tiempo en el cual no se dirigieron la palabra en un buen rato. Gunter nunca hablaba a menos que fuera estrictamente necesario. Tommy no hablaba mucho a menos que tuviera la suficiente confianza con la persona para hablar, mientras que Antuan permanecía molesto sin siquiera abrir la boca y, cada vez que lo hacía, era para quejarse.

— Hay que detenernos aquí — dijo Gunter —. Si pasamos cerca de la zona montañosa… No podemos hacerlo de noche, es peligroso.

— Nos evitaríamos ese riesgo si hubieras hecho bien tu trabajo — fingió sonreír.

— Cállate, me vas a dar jaqueca — Katari dijo después de bajar del caballo.

— Creí que la mascota no hablaba — Antuan dijo con burla.

— Dejen de pelear — dijo Gunter sin prestarle atención a ninguno.

— Buscaré un lugar donde hospedarnos — dijo Tommy huyendo del conflicto.

Las cuatro personas que voltearon a ver a Tommy y después se miraron todos entre sí.

— Tenemos que buscar una manera de que el ambiente sea soportable.

— Princesa — dijo con una sonrisa burlona en el rostro —. Por favor no intente querer ser una buena persona.

— Estoy de acuerdo — dijo Gunter con los brazos cruzados —. Si continuamos así, tal vez terminemos en un gran problema.

— ¿Qué problema podría haber? — Antuan sonrió cínicamente.

— Que tu gran bocota nos mate a todos — Katari lo miró de forma fulminante.

Antuan volteó los ojos y soltó una risa un tanto irónica.

«Que estupidez» Pensó Antuan al mirarlos a todos.

Gunter notó este gesto de él e inconscientemente enarcó una ceja. Luego, miró a Selene de arriba abajo.

— Deberías de dejar de ser tan rencoroso.

— No soy rencoroso — exclamó.

— Lo eres — dijo Selene después de un vistazo.

— Es insoportable — murmuró al verla irse.

— Tu eres peor — dijo Gunter inexpresivo.

— ¿Te estás poniendo de su lado? — dijo exageradamente sorprendido.

— Tal vez — dijo manteniendo una expresión seria

— Eso me extraña de ti — dijo con una expresión de lo sorprendido a lo preocupado.

— Bueno — una imperceptible sonrisa se formó un rostro — ¿Quién crees que me lastimo la mano?

«¡Fue ella!» pensó Antuan antes de poder decirlo.

Miró a Selene una última vez con una cara de incredulidad. Al mismo tiempo, Selene volvió a dirigirle la mirada mientras mostraba una risa burlona en el rostro, que, por una razón inexplicable, le daba escalofríos.