Con los primeros rayos del sol continuaron por su camino en Thea. Después de días y noches sin descanso, se acercaban cada vez más al centro de ese lugar. Mas, aún permanecían en las orillas de esta misma, un poco alejados de ese reino. Los demás tomaron un descanso a excepción de Katari y Selene.
— El vendrá con nosotros — dijo Selene en respuesta al seguimiento de Gunter.
— ¿¡Perdió la razón?! — una mirada de desconcierto, frustración y un poco de enojo se hizo presente en Katari — No podemos llevarlo con nosotros…
— Viene conmigo — su mirada se volvió despiadada y segura —. Es una orden.
— De acuerdo alteza — suspiró con derrota — pero no debería de hacer tal cosa.
— No pedí tu opinión.
— Nunca lo hace — la miró — y eso, en ocasiones, es frustrante.
— Por favor no me cuestiones esta vez — miró a Katari —. Sé lo que estoy haciendo.
Katari hizo una reverencia y se subió a su caballo. Después, subieron a su caballo Selene y Gunter, continuando ellos su viaje al centro de Thea. Tardaron poco más de un par de horas para adentrarse en el reino de Thea.
Las calles se encontraban repletas de gente, ya que se sabía muy bien que Thea era un reino en donde el comercio abundaba. Gente de todos lados siempre venía a comprar aquí, pues era fácil hallar cualquier mercancía. Pero, debido al gran tumulto, se tenía que pasar a pie.
— Katari — dijo Selene.
— Sí.
— Quédate con los caballos, yo me iré con él.
— Usted es la persona más complicada con la que tendré que lidiar hasta que me jubile — dijo con rendición.
— Lamento eso — dijo con una gran sonrisa.
— Estoy seguro que no — Katari le mostró una falsa sonrisa.
Selene se rio un poco y sacó una máscara color blanco de una pequeña bolsa. La máscara era sencilla, pero tenía una ligera franja dorada que atravesaba la mitad de la máscara; además, solo cubría la mitad del rostro.
— Ponte esto — dijo al tiempo en que se la daba a Gunter.
Gunter, sin emitir sonido alguno, se colocó la máscara sin ningún problema. Selene lo miró por un momento notando como el aura misteriosa de este hombre se elevaba al traer dicha máscara, lo que era muy atractivo para ella. Miró los ojos fríos y calmos de Gunter por unos instantes. Luego, se dio la vuelta.
— Volveremos pronto.
Selene le dijo a Katari dándole un último vistazo. No mucho después, empezó a adentrarse entre la gente, siendo seguida de Gunter, quien, sin expresión alguna, solo se limitaba a seguirla. Pues, aunque él no lo supiera en realidad, sus ojos siempre acostumbraban a seguirla sin siquiera pestañear.
Caminaron sin detenerse, adentrándose cada vez más en ese reino hasta que se encontraron con una fuente. Esta se encontraba justo en medio de todo el reino; y en ella se encontraba un hombre alrededor de los veintiocho años. Él bastante llamativo, de cabello castaño claro, ojos color malva, una piel trigueña y anteojos. Él se encontraba leyendo un libro pacíficamente. En cuanto Selene vio a aquel hombre, una sonrisa se dibujó en su rostro.
— ¡Michelle! — dijo acercándose a él.
Aquel hombre despegó su mirada del libro para mirar en dirección a aquella voz. Mantuvo su postura recta y un aura elegante y educada, aunque, con un rostro serio y tranquilo, el cual estaba lleno de indiferencia.
— Alteza — agachó la cabeza ligeramente en señal de respeto — llega tarde — dijo con un ritmo lento y tranquilo.
— ¿Tarde?, ¿por cuánto?
Michelle miró a la persona detrás de Selene, la cual portaba una máscara y se encontraba totalmente silencioso; sin embargo, la mirada de ese hombre era igual que un cuchillo afilado. Michelle soltó una débil risita y volvió a dirigir una mirada a Selene, manteniendo su expresión tranquila y seria, además de responder con un ritmo igual de calmo y sereno dijo:
— Por un par de semanas… — volvió a darle un vistazo a Gunter y luego miró a Selene sin ningún cambio de expresión —. Tal vez un mes.
— Bueno… Hubo problemas.
— Me imagino — dijo volviendo a mirar el libro abierto en su mano.
Michelle sacó un reloj de su bolsillo para ver la hora y lo volvió a guardar. Después, le dio el sobre que tenía sobre las piernas a Selene.
— Esto es…
— Lo que su majestad me pidió darle — dijo sin siquiera despegar sus ojos del libro —. Me pidió recabarlas para usted.
Selene abrió con cuidado el contenido y le dio un rápido vistazo para cerrarlo en menos de un segundo.
— Creí que Débora me las daría — lo miró.
— Bueno… — volvió a dirigirle la mirada — Ella prefirió quedarse con su majestad, sobre todo después de la última vez que tuvo que trabajar con usted.
— No fue tan grave — sonrió levemente —. Solo tuvo un leve resfriado.
— Realmente simpatizo con Katari — dijo con un tono tranquilo y una expresión neutra.
— ¿A dónde irás ahora?
— Su majestad me ordenó ir a Hali — dijo con una expresión sin ningún cambio —. Al parecer una pintura del palacio cambió por unos instantes.
— ¿Cambiar? — lo miró con extrañeza.
— Así es — asintió levemente —. Débora relató en su carta que este suceso aún ocurre de vez en cuando — dijo manteniendo un tono calmo y una expresión seria —. Hali es conocido por su… Serie de sucesos extraños, así que es muy probable que encontremos algo de información en ese reino.
— ¿Cuándo te irás?
— Lo más pronto posible — dijo con una expresión seria —. Usted debería de hacer lo mismo — dijo tranquilo.
Selene le dio una ligera sonrisa; Michelle solo la miró y se levantó de donde se encontraba sentado para darle una reverencia y alejarse. Selene lo vio irse y se fue con Gunter en la dirección totalmente opuesta a Michelle hasta que no quedó rastro de ninguno.

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