— ¿Por qué estás recaudando pruebas?
— Me prestas más atención de la que demuestras — Selene dijo con una sonrisa.
— …
Selene soltó una ligera risa — De acuerdo, guardarás silencio de nuevo… ¿Por cuánto tiempo?
Gunter se levantó de donde se encontraba sentado y se empezó a alejar; adentrándose un poco en la oscuridad.
— Lo siento — respondió con una sonrisa.
Él permaneció solo observándola en silencio, mientras que Selene aun continuaba con una sonrisa en el rostro mirándolo fijamente. La mirada de Selene era similar a la de un zorro astuto. Pero, sus ojos color aqua tenían un brillo que hacía que te preguntaras que estaba pensando justo en ese momento.
A Gunter le gustaba cuando aquel brillo en sus ojos se combinaba con esa sonrisa llena de astucia. Había veces en las que, como si fueran un par de piedras preciosas, las robaría y las atesoraría para él. Pero, había veces, en la que esa mirada era tan hipnotizante que el querría hacer cualquier cosa que esos ojos le pidieran; justo como sucedía ahora mismo.
— Como sabes… — dijo Selene al notar su silencio — Hay veces en las que para acabar con alguien necesitas más que un cuchillo — lo miró directo a los ojos —. Y, hay veces en las que unas cuantas palabras pueden ser más efectivas que cualquier cosa.
— ¿Quién está en tu camino? — por primera vez mostró en su mirada algo de intriga.
— ¿Cambiaría algo si te lo dijera? — se acercó a él.
— Te podría ayudar.
— ¿De verdad? — arqueó una ceja —. No creo que seas tan caritativo.
Gunter tomó la mano de Selene para besar el dorso de esta. Una leve sonrisa se mostró en su rostro. Sus ojos verdes brillaban igual que una esmeralda con los rayos de la luna, como si ocultaran una emoción o un secreto.
— Si la reina lo ordena — se arrodilló ante ella.
— ¿Reina? — sonrió incrédula — Creí que solo tenías un rey.
— Bueno, las cosas siempre cambian.
— Tienes razón — sonrió con astucia.
— ¿Tenemos un trato? — la miró.
Selene tomó a Gunter del mentón y se acercó a él hasta besarlo. Después de robarse un beso, se alejó de él y se relamió los labios.
— Tenemos un trato — dijo con una sonrisa astuta.
Gunter miró nuevamente la mirada de Selene y su sonrisa se hizo más grande al grado de ser perceptible. Era una sonrisa de lado, aunque, ligera, totalmente perceptible; y, al igual que Selene, esta mostraba un poco de astucia, como si al fin revelara los planes que tenía en mente.
— ¿A quién desea la reina?
— Un nombre muy conocido para ti — sonrió con frialdad —. Iren de Neri.
— Entonces tengo un regalo para usted.
Gunter sacó una joya que parecía ser de color carmesí y se la entregó a Selene.
— Esto es... — dijo al observar la joya.
— Acércala a la fogata.
Selene acercó la joya para que recibiera la luz de la fogata. Enseguida, la joya empezó a cambiar teniendo todos los colores del amanecer; justo como si hubieran encerrado un pedazo del amanecer más hermoso dentro de esa joya.
— ¿Dónde la conseguiste? — lo miró con un poco de impaciencia.
— De él mismo — dijo sin inmutarse.
Selene al haber escuchado esas palabras empezó a crear una vaga idea del por qué Gunter tenía esta joya en las manos, mas quería confirmar si eso era correcto. Gunter percibió lo que pensaba Selene así que dijo:
— Como sabes, en Noir puedes encontrar cualquier cosa o persona para deshacerte de cualquiera que se cruce en tu camino e incluso encontrar algo para ganar aquello que deseas — se sienta a lado de ella —. A pesar de que prácticamente somos relegados por todo el mundo, siempre vienen a Noir a buscar a alguien que haga el trabajo sucio — la miró a los ojos —. Y, amanecer… — señaló la joya — Fue el pago para quitar del camino a la princesa de Deva.
Cuando Selene escuchó dichas palabras, su sonrisa se hizo más profunda y al mismo tiempo, más fría. Observó la joya nuevamente. Después, la guardó.
«Debió de haber tenido mucha prisa al haber dado a amanecer en vez de cualquier otra» pensó al mismo tiempo en que ella guardaba la joya; alejándola de todo tipo de luz, para evitar el brillo de esa joya.
— ¿Por qué me ayudaste después de eso? — lo miró intrigada.
— No lo sé — respondió sin un solo cambio en su expresión — tal vez curiosidad — la miró — ¿Y tú me dirás?, además de evitarte problemas.
— Tal vez interés.
Selene lo miró por unos instantes antes de irse.
«Me intriga esa mirada color esmeralda, me pregunto cuántas cosas podrá revelarme, o cuántas me ocultará» pensó mientras miraba los ojos de Gunter.
Miraba ese par de ojos que le daban una enorme calma cada vez que los veía. No podía evitar perderse de vez en cuando. Le dio una leve sonrisa a Gunter y se alejó nuevamente a dormir, pues lo más seguro era que el día de mañana llegarán a Nirelle.

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