Con los primeros rayos del sol, llegaron a Nirelle, un reino que parecía un pequeño pueblo. La paz era lo que más abundaba en este lugar. Nirelle nunca parecía sufrir cambios. Parecía como si lo hubieran congelado en el tiempo más pacífico de este reino. Estaba lleno de este aire campirano, como si todos los problemas se borraran al entrar a este lugar.
— Ahora entiendo por qué Thea desea tanto a Nirelle — Antuan sonreía mientras miraba a su alrededor.
— No creo que sea por el paisaje — dijo Tommy.
— No lo es — respondió Katari — pero es muy probable que sea por su materia prima.
— Thea no quiere a Nirelle — Gunter mencionó de repente.
— ¿No? — Antuan lo miró confundido.
— No — Selene respondió — Nirelle aunque es muy pacifica… Si alguien quiere invadirla, se meterían en muchos problemas y uno de ellos es Hali.
— ¿Hali? — Tommy miró a Selene confundido —, sé de su alianza, pero, ¿no son también pacíficos?
— Lo son, pero Hali es el único lugar de este mundo que no parece serlo totalmente. Es como si fuera una combinación con otro lugar — dijo Selene.
— ¿Cómo sabes eso con tanta seguridad? — Antuan volteó a verla.
— Conozco a alguien de Nirelle, tenía familia en Hali.
— ¿Tenía? — dijo Tommy.
— Nunca ha querido mencionarlo en realidad, solo cuando lo menciona de vez en cuando.
— Quizá tengas razón, nunca he podido entrar a Hali — respondió Antuan —. Es como si tuviera una barrera.
— La tiene, todo el mundo lo sabe — Tommy volteó a verlo —. Ese es un motivo por el que nadie molesta a ese reino.
— Además de que está apartado de todos por el mar — dijo Gunter.
— Siempre ha sido un lugar extraño — afirmó Tommy.
En tan solo un par de horas, cuando se puso el atardecer, todos llegaron a la frontera entre Nirelle y Orit.
— Bueno, solo podemos llegar hasta aquí — dijo Antuan —. Ese fue nuestro trato, nos separaríamos en la frontera de Nirelle y te esperaríamos en las orillas de Lorien o Kader.
— Lo sé — dijo Selene.
— Entonces adiós.
— Como se esperaba de ti — dijo Katari.
— Los esperaremos en Lorien — dijo Tommy tapándole la boca a Antuan.
Selene asintió y emprendió su camino a Orit junto a Katari. Cuando ya estaba a una distancia considerable, Antuan y Tommy planteaban su ida a la pradera de Lorien. Sin embargo, alguien se detuvo y dijo:
— Ustedes vayan a Lorien.
Al escuchar la voz, Tommy y Antuan no pudieron ocultar la sorpresa de que Gunter fuera quien les dijo eso.
— ¿De qué estás hablando?
— Dije que iré a Orit — dijo mientras se colocaba la máscara que le había dado Selene.
— ¿Para qué harías eso? — preguntó Tommy.
— Hice un trato.
— Sobre qué — Antuan no pudo evitar un ligero toque sarcástico en su tono.
— Tengo que proteger a una reina.
— Ja, dudo mucho que eso sea cierto — respondió con ironía.
— …Tal vez sea cierto lo que dices y tengas razón — miró a Antuan — pero no voy a dejar que la lastimen.
En ese mismo instante Gunter se dio la vuelta para tratar de alcanzar a Selene. Cuando Antuan notó de a quien se refería, no pudo evitar mostrar algo de sorpresa al mismo tiempo que partía en dirección contraria junto con Tommy.
Cuando Gunter llegó a lado de Selene, ella dibujó una sonrisa están algo divertida, pero, al mismo tiempo, era agradable para ella que él siguiera a su lado. Aún desconoce cómo es posible que junto a Gunter tenga una calma enorme. Quizá se deba a lo silencioso que puede ser o a la calma que emanan sus ojos verdes. Selene no lo sabe con exactitud, pero, de la manera más silenciosa, poco a poco se ha adentrado lo suficiente como para poderlo sacar de su corazón.
Bajo la luna llena, se encuentra a lado de Gunter adentrándose en Orit. Sabe que el hombre a su lado estuvo a punto de acabar con su vida, mas no siente temor; en vez de eso, siente una calma que le hace cosquillas al corazón, cálida como los primeros rayos de sol en una noche fría o como un abrazo. Es inevitable que su sonrisa se vuelva dulce cada vez que piensa en ello. Selene sabe que quiere al hombre a su lado. Desde el primer momento, no ha dejado de sentirse intrigada ante él. Mas, prefiere ignorar el hecho de que aquel hombre ya está lo suficientemente dentro de su corazón como para sacarlo. Su alteza realmente se ha enamorado.

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