Selene entró al palacio con la ropa manchada por la sangre de Gunter al protegerla. Con la mirada perdida y cristalina, miraba su alrededor mientras caminaba por el silencioso palacio. Al mismo tiempo, la servidumbre a su alrededor le miraban con sorpresa.
Atravesaba el lugar sin percibir realmente a su alrededor, caminando sin detenerse hasta llegar a su habitación, caminando de la forma más rápida que podía. Trataba de llegar a su habitación, aunque, para ella, los pasillos eran eternos; como si estuviera viviendo a una velocidad más lenta.
Caminaba sin importarle nada a su alrededor hasta que chocó con alguien. Sus ojos por un momento se llenaron de lucidez para ver a Débora. Selene le dio el sobre que ella aún conservaba en su mano y le dijo:
— Dale esto a Tyler y no dejes que nadie me moleste.
Débora permaneció en silencio mientras veía como la mirada de Selene se volvía cristalina mientras se alejaba. Ella permaneció quieta hasta que la vio desaparecer totalmente de los pasillos, justo como si acabara de ver a un fantasma.
Débora miró por la ventana. El sol acababa de meterse, mostrando a la noche, una noche de luna llena. Débora continuó con su camino por los pasillos para dar la orden que Selene le había dado y, al mismo tiempo, esperar la llegada de Tyler, quien aún seguía afuera junto a Amira.
Pasaron alrededor de un par de horas desde la llegada de Selene, Débora se encontraba bajando las escaleras cuando vio entrar a Tyler. No mucho después, entró Amira, aquella chica proveniente de ningún lado; era la misma chica que hace solo un par de meses acababa de llegar.
— Majestad...
Dijo un mayordomo haciendo una reverencia en cuanto lo vio llegar.
— Su alteza, Selene...
— ¿Qué sucede con ella? — lo interrumpió.
— Ella está en casa — dijo algo reticente —. No ha hablado con nadie desde que llegó; está en su alcoba.
— Iré a verla — dijo Tyler inmediatamente.
Débora solo se limitó a observar cómo Tyler se alejaba cada vez más de Amira; hasta el punto en el que él ya se dirigía directamente a la habitación de Selene, dejando sola en ese momento a Amira. Cuando la miró, parecía como si le acabara de entregar el corazón al hombre que se alejaba de ella hasta desaparecer de la vista.
Pasaron un par de horas desde que Selene había llegado. Se había desecho de la sangre que la rodeaba, pero aún era perceptible para ella. Evitaba cerrar los ojos, pues la mirada de Gunter aún seguía grabada en su mente con mucha claridad. Sus ojos parecían llenarse nuevamente de lágrimas cuando alguien tocó la puerta.
— ¡Largo! — dijo con voz quebrada.
Tyler entró a la habitación a pesar de esa advertencia. Entonces, se encontró con Selene, quien estaba mirando el cielo desde una pequeña ventana. A diferencia de otras veces, el cabello rubio de Selene, se encontraba suelto, casi cubriendo su cara. Sus ojos color aqua mostraban una mirada perdida; combinada de un dolor enorme. Sus parpados estaban hinchados y rojizos, a lo que intuía que había pasado un buen tiempo llorando.
— ¿Qué sucedió? — dijo Tyler al verla.
— ¿Importa? — contestó irascible — Cometí un estúpido error — suspiró intentando calmarse —. Un peón, ¡era un maldito peón! — miró a Tyler a punto de llorar —. Es cruel, ¿sabes?
Tyler se acercó a ella para intentar calmarla. Selene recargó su rostro en el hombro de él escondiendo su rostro que empezaba a llenarse de lágrimas una vez más.
— Me era útil tenerlo a mi lado — prosiguió — pero no sé en qué momento empezó a salir todo mal y… Me enamoré — levantó la mirada y vio a Tyler directo a los ojos —. El amor es cruel, ¿sabes? — sonrió con amargura —, porque él ahora está muerto.
— Lo sé.
— No trates de consolarme — dijo mientras sus ojos aún reflejaban rabia.
— No lo hago — dijo Tyler —. Hace poco conocí a una chica de ojos violetas… Amira — murmuró —. Es como una extraña para mí, sin embargo… — suspiró —No hago otra cosa más que acercarme a ella — mira a Selene —. Algo muy en el fondo me dice que esto acabará mal, pero, por más que intente luchar, siempre vuelvo a ella. Es como en un hechizo — dijo en un tono de voz parecido a un murmullo
Selene soltó una ligera y amarga risa —. Luces como un enamorado.
— Y tú como a alguien a quien le acaban de romper el corazón.
— Es cierto — rio ligeramente — aunque quizá este sea el castigo que tenga que pagar por mis caprichos y mi crueldad.
Tyler la miró por un instante y luego volvió a mirar en dirección a la ventana, pues no podía ver por mucho tiempo esa mirada dolorosa.
— Creo que dormiré por un rato — dijo Selene.
— De acuerdo, buenas noches — salió de la habitación cerrando la puerta.
Selene miró por un rato la puerta cerrada y, luego, miró una vez más por la ventana. Después de un suspiro, cerró la ventana quedándose en su habitación que estaba en total oscuridad. Caminó hasta acostarse en la cama mirando el techo. Cerró los ojos una vez más y, en ese mismo momento, su mente le volvió a mostrar la última mirada de Gunter. Al mismo tiempo, el momento exacto en el que miró la flecha que le travesaba el pecho apareció en su mente.
Una lágrima rodó por su rostro ante ese recuerdo. Abrió los ojos nuevamente y miró al techo. Fue en ese momento cuando supo que sería una noche muy larga; era una en la que no podría concebir el sueño, solo amargura y el dolor del corazón que lentamente se iba desgarrando.
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