Pasaron los días, el corazón de Selene cada vez perdía más la esperanza. Estaba sumergida en la incertidumbre. No sabía si él seguía vivo o si ya había dejado de estarlo. No sabía nada después de esa nota. No podía enviar alguna, pues no sabía si las personas correctas la recibirían o si pudiese caer en manos equivocadas. Solo podía permanecer en su habitación esperando.
Habían pasado días desde que salía; casi no comía y pocas veces dormía. Solo esperaba una respuesta. Detestaba tener esta incertidumbre. Lo odiaba; solo daba falsas esperanzas a su corazón.
Y, aun si el estuviera bien y se recuperara, ¿luego qué? Ella tendría que continuar con su vida igual que siempre, fingiendo que todo lo que sucedió solo es un recuerdo y nada más. Haga lo que haga no le puede decir nada a nadie y tampoco puede hacer nada; solo puede calmar a su corazón hasta que se olvide de él.
Miró por la ventana y justo en ese mismo instante vio como alguien entraba por la ventana. Selene no pudo evitar mostrar una enorme expresión de sorpresa cuando vio a la cara conocida frente a ella.
— ¡¿Cómo llegaste aquí!? — preguntó alterada.
— Dios… Te ves peor de lo que creí — dijo en cuanto la vio.
— Tommy…
— Me encontré con chica muy amable en los jardines, ella me trajo hasta aquí…
— ¿Cómo era? — dijo algo extrañada.
— Muy bonita, de cabello negro y ojos violetas — respondió Tommy —. Dijo que mis flechas se le hicieron conocidas y me preguntó por qué te buscaba… — sonrió ligeramente — Le dije que tenía que darte un mensaje.
— ¿Te creyó? — lo miró con extrañeza.
— Tenía una gran roca en la mano y me cuestionó todo el camino — la miró —. Tú saca las conclusiones.
— ¿Y bien? — preguntó ansiosa —, ¿qué tienes que decirme?
— Está bien… — miró por la ventana — Ya despertó hace poco, no fue tan grave.
Selene suspiró aliviada — Gracias por decirme.
— Tenía que hacerlo, ya que… — se interrumpió a sí mismo — No es nada.
— ¿De verdad todo está bien?
— Lo está — afirmó Tommy —. En estos momentos Antuan está cuidando de Scherade — suspiró levemente —. Le interesa la médico que nos ayudó, así que casi siempre está ahí.
— ¿Hay un momento en que no haga eso?
— No — respondió inmediatamente — pronto se aburrirá… — mostró una expresión de fastidio — De nuevo.
— Me alegro que esté bien — sonrió levemente.
— Por desgracia no puedo decir lo mismo de usted — la miró fijamente —. Se ve terrible, ¿desde hace cuánto que no duerme?
— No lo sé, he perdido la cuenta de cuanto ha pasado.
— Sí, es muy notorio — la miró —. Lo mejor es que empiece a cuidarse o seguro alguien me matará.
— Lo intentaré — soltó una ligera risa.
Tommy la miró fijamente por un momento — Trataré de informarle lo más que pueda.
— Muchas gracias.
— No me agradezca, al parecer ahora es mi deber — sonrió —. Aunque quizá también sea de Antuan.
— No creo.
— Bueno… — sonrió — A veces es muy impredecible — la miró —. Me tengo que ir, si se entera alguien más será un problema.
— Sí, es lo mejor.
— Le informaré en cuanto pueda.
Selene asintió levemente antes de que Tommy saliera de la habitación por la ventana. Se sentía bastante bien. Soltó un suspiro y una ligera sonrisa se formó en su rostro. Sabía que esto acabaría en cuanto Gunter se recuperara completamente, pero no le importaba; quería que este sentimiento de tranquilidad y alegría durara todo lo que pudiese.
Miró por la ventana hasta que atardeció. Su ligera sonrisa nunca se borró, incluso tarareo de vez en cuando; así era la calma que sentía. Podía estar tranquila, pues su corazón estaba alegre. Él estaba vivo.
Era cierto que no ha podido verlo y, tal vez después, su mente juegue con ella y haga a su corazón amargarse nuevamente. No sabía cuándo sucedería eso y tampoco quería pensarlo.
Ama a ese hombre más de lo que pensó; con cada día que pasa, se da cada vez más cuenta que, quizá, fue desde el primer momento en el que lo vio a los ojos cuando este sentimiento empezó a crecer.
El dolor de día con día le hizo darse cuenta de ello. Sabía que tal vez no volvería a verlo nunca y eso hacía que ansiara verlo, pero no podía hacerlo; solo podía esperar el momento en el que nuevas noticias llegaran a ella. No le gustaba tener que esperar, pero tendría que hacerlo, lo sabía mejor que nadie. No puede correr el riesgo, así que lo único que le queda es esperar mientras alimenta a su corazón con esperanza. Él está vivo.

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