Aplasto el cigarrillo en el cenicero, el gesto tan brusco que el plástico cruje. Paso los dedos por mi cabello, cansado, dejando escapar un suspiro que no logro contener. Hans maneja en silencio, su mano todavía rígida sobre el volante. Yo miro la noche cerrarse a nuestro alrededor y pienso en lo mucho que deseo estar en cualquier otro lugar.
Con cualquier otra persona.
Muerdo el borde de mi copa, con la mandíbula tensa y los músculos rígidos. ¿Así que es así? ¿Después de todo lo que pasó esta noche, simplemente se deja arrastrar por él?
No puedo olvidar la forma en que Hans lo sostuvo, como si fuera un maldito trofeo, y Yun… no hizo nada. No protestó. No se apartó. Solo me miró, con esa maldita sonrisa suya que me vuelve loco.
Mierda.
Suelto un suspiro áspero, dejando la copa en la primera mesa que encuentro. El vidrio resuena suavemente, pero a mí me suena como un disparo en medio de esta farsa.
Lo disfrutó.
Lo sé.
Lo sentí en cada uno de sus movimientos cuando bailamos. Cada roce, cada latido, cada exhalación contra mi piel. Ese omega juega demasiado bien sus cartas, pero si cree que me voy a rendir…no podría estar más equivocado.
Me quedo de pie, inmóvil en medio de la pista iluminada, viendo el espacio vacío donde Yun desapareció, aferrado al brazo de Hans como si realmente perteneciera a su lado. Como si ese lugar frío y perfecto pudiera contener toda la vida que él carga en sus ojos.
Mis dedos se cierran en un puño. El anillo que llevo puesto me talla la palma, pero apenas lo siento.
Maldita sea.
A mi alrededor la música sigue sonando, las risas llenan el salón, el mundo continúa como si nada. Pero para mí, la noche ha terminado. Porque todavía siento su cuerpo contra el mío. Todavía siento su respiración agitada en mi cuello. Todavía quiero volver a tenerlo entre mis brazos. Todavía lo quiero.
Me paso una mano por el cabello, respirando hondo, intentando aferrarme a un control que sé que estoy a punto de perder. Yun cree que esto es un juego. Cree que puede provocarme, ponerme al borde del abismo… y luego alejarse con otro como si no pasara nada. Cree que puede hacerme desearlo hasta doler, y después negármelo en la cara.
Y tal vez pueda.
Tal vez me tenga exactamente donde quiere. Pero si piensa que voy a quedarme de brazos cruzados mientras se mete de cabeza en una jaula dorada con un alfa que lo ve como una pieza más de su colección...está muy, pero muy errado.
(Todos los créditos de estas hermosas ilustraciones a @liten.moon que la pueden encontrar en Instagram)

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