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El último autor

Capítulo 2- Borradores (parte 2)

Capítulo 2- Borradores (parte 2)

Jun 21, 2025

Arthur se levantó resbalando por la velocidad de sus pasos, viendo aterrado como la gata se dirigía a la cocina. Cuando ya la tenía a tan solo a un metro, ella volvió a usar la estela azul, cruzando la pared. Arthur se detuvo apenas para no golpearse contra el muro, posando sus manos en su superficie, para recuperar el aliento. Por su mente cruzó la idea de que alguien la descubriese, causando que su pecho se constriñera en preocupación. Respiró hondo y corrió a la puerta trasera. Cruzar una pared con la pluma sin saber quién estaba del otro lado era aún peor a que vieran a la gata.


Pasó por un comedor vacío, rodeado de muebles llenos de finas cerámicas, y saltó dentro de la cocina.


Era muy grande, en las tres paredes había un mesón marmolado, con un lavavajillas, una hornilla de carbón, un horno de leña y zonas de trabajo, que en el momento estaban cubiertas por pescado asado, un perol lleno de arroz, y una olla con caldo. De las paredes, colgaban múltiples utensilios, como ollas, cucharones y espátulas; además de un par de macetas cerca a la ventana, llenas de especias, como menta y laurel.


Vio a Elena, estaba cortando tomates sobre la isla en medio de la cocina, cerca de unas galletas recién horneadas. Sonrió al verlo entrar.


— ¡Hola, Arthur! ¿Cómo estás? —saludó, mientras continuaba su labor, alzando la tabla y deslizando el cuchillo sobre su superficie, para dejar caer los tomates sobre una ensalada de cebolla, lechuga, zanahoria y rábanos. Alzó una ceja—¿Qué te trae por aquí? ¿No deberías estar descansando?


— Uhm —pronunció Arthur dando una ojeada a la cocina— Voy bien, eh, es que... Pensé que tal vez necesitarían ayuda, ¿Sabes?


Se acercó a la isla, revisando si había algo en lo que excusarse para colaborar.


— Es muy amable de tu parte, pero mamá y yo ya nos encargamos de todo, realmente esto era lo último que tenía que hacer.


— Ah, es una lástima, la próxima vendré más temprano —se disculpó Arthur, mirando con curiosidad las paredes, esperando ver alguna señal de la mínina— ¿Dónde está Ray, por cierto?


— Para ti soy señora Olga, joven Arthur— contestó Ray que pasó por la puerta trayendo unas bandejas—. El único que me puede llamar señora Ray es tu hermano, muchas gracias— anunció molesta dejando las bandejas cerca a Elena.


— Oh vamos, todos te llaman Ray hace años, ¿Por qué cambiarlo ahora?— sonrió Arthur, apoyándose en el mesón tras de sí.


Vio a la gata acercarse a él. Mirando el pescado a su derecha.


— ¡Mhp! Perdiste ese derecho cuando empezaste a robar postres —lo reprochó, tomando la bandeja llena de galletas y alejándola de Arthur, posicionando la en otro mesón. 


Arthur se movió frente al pescado justo en el momento en que la gata iba a saltar hacia él, quedando agarrada a su pantalón.


— Mawww —protestó la gata escalando su pierna usando sus garras.


—¡Gh! —pronunció Arthur entre el dolor y el terror.


— ¿Qué fue eso? —preguntó Ray Olga.


— ¿Qué fue qué? —cuestionó Arthur.


Ray Olga lo miró con sus ojos entrecerrados, desconfiada.


— Como sea, igual nos íbamos a comer los postres en la cena, ¿cuál es la diferencia? —sonrió Arthur nerviosamente, tomando a la gata y ocultando la tras su espalda.


La gata se emocionó al ver el manjar marino ahora tan cerca.


—¡Precisamente, en la cena! ¡No el patio mientras corres! —resopló Ray Olga, acercándose a él para señalar su pecho con su dedo.


Elena trataba de mantener una sonrisa, fallando totalmente, jugando con sus manos nerviosamente. Tragó saliva y decidió en su lugar tomar una de las bandejas y empezar a porcionar el almuerzo.


— ¿Es una forma de disfrutarlo? —rió Arthur, apretando sus labios con una media sonrisa, tratando de no morderlos para no delatar su angustia.


Ray estaba a punto de alzar su voz de nuevo, cuando se quedó viendo las piernas de Arthur.


— ¿Cómo es que manchaste tu pantalón? —preguntó señalando la mancha que se expandía en su pantorrilla.


— Amh... un accidente —se excusó el joven.


— Estás ocultando algo —afirmó Ray viéndolo de nuevo a los ojos.


Arthur sintió a la gata alcanzando el pescando, retorciéndose en sus manos.


— ¿Yo? ¡Para nada! —dijo Arthur, agitando a la gata para que lo soltase.


— Entonces, ¿qué tienes en tus manos? —lo desafió la cocinera.


— Yo no teng... —empezó a responder Arthur, cuando la gata saltó sobre su hombro maullando con fuerza, protestando furiosa hacia su creador.


Ray, Elena y Arthur se quedaron viéndola.


— ¿Qué hace Avril aquí? —preguntó Ray.


— ¡Puedo explicarlo! Es que cuando estaba afuera yo... —Arthur se pasmó  a la mitad de su mentira— ¿A-Avril?


— ¡¿Quién más?! ¡Sí! ¡La gata! —se exasperó la cocinera, perdiendo todo ápice de paciencia en su cuerpo.


— Ahm... Entró a la cocina, quería evitar que se metiera en problemas —se medio sinceró Arthur.


Ray posó una mano sobre su sien, arrugando su naríz al cerrar sus ojos con fuerza y apretar su mandíbula. Suspiró y se dio la vuelta.


— Bien. Sácala de aquí antes que toque algo.


Elena vio con sorpresa a su madre, y se acercó a ella para ayudarla a emplatar.


— S-Sí señora Ra- eh, Olga —respondió Arthur, con sus labios ligeramente abiertos, tomando a la gata entre sus manos.


La misma gata se veía sorprendida. Avril. Mh. Así que esa era su nombre.


Arthur subió de nuevo al estudio, pensando en lo que acababa de pasar. ¿Por qué la gata tenía un nombre para Ray Olga? ¿Por qué no se había sorprendido al verla? Casi parecía como si...


Al abrir la puerta se encontró con Luke, limpiando la tinta que había derramado sobre el suelo y la mesa.


— Allí estás —dijo Luke al verlo, levantándose usando la mesa como soporte.


— ¡L-Luke! —balbuceó Arthur.


El joven mayordomo se limpiaba sus manos con un pañuelo de tela.


— ¿Olvidaste alimentar a Avril? —¡ese nombre de nuevo! preguntó el pelirrojo, volteando a ver a Arthur, que se encogió ligeramente entre sus hombros.


— Eh, creo que sí.


— No me sorprende que estuviera tan —Luke volvió a ver a la mesa, todavía algo desorganizada— inquieta.


Arthur tragó saliva.


— Solo no olvides hacerlo de nuevo. Ponte una nota, eso debería ayudar —le sugirió Luke a Arthur, poniendo una mano sobre su hombro, tratando de calmar lo nervioso que se veía su joven amigo.


— S-Sí —logró responder Arthur.


Luke se quedó viendo a la gata. Frunciendo ligeramente el ceño. Esa era Avril después de todo. Pero... Mh, se le hizo extraña un momento...


Seguro solo un lapsus.


Le dio una caricia, y luego volvió a ver a Arthur.


— ¿Estás bien? —se preocupó Luke, Arthur se veía un poco pálido.


— Sí, solo... Estoy un poco cansado. Perdón por ponerte más trabajo.


— Está bien. No te preocupes, no estoy molesto contigo —Luke posó una mano sobre la frente de Arthur, tratando de sentir algún síntoma de la enfermedad. No parecía tener fiebre — . Trata de descansar, ¿de acuerdo?


Arthur asintió con su cabeza.


— Si pasa cualquier cosa me puedes decir, ¿bien? —ofreció el mayordomo, dirigiéndose a la puerta.


— Sí, gracias Luke —agradeció Arthur.  Aunque sabía que no cumpliría esa petición, seguía apreciando el gesto de su amigo.


— Trae la ropa que manchaste abajo para lavarla, entre más pronto mejor, la tinta puede ser difícil de quitar —explicó Luke, antes de desaparecer por el pasillo.


Arthur se quedó en medio del estudio. Un frío recorrió su espalda y se sintió muy pequeño. Todo sonido, tacto y atención que tenía hacia sus alrededores desapareció por completo.


¿Qué había hecho?

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#baja_fantasia #siglo19 #Fantasia #Realismo_magico #siglo_19 #siglo_XIX #sigloxix #colombia

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