Uman Dune era un hombre de valores rectos, principios familiares arcaicos y un carácter muy firme.
Era el jefe de la compañía extractora Dune Everlockh originaria del planeta Ckory de gran reconocimiento interplanetario.
Su rostro era anguloso y de aspecto severo, un distractor desgastado, distinto al que podías mirar en el rostro de las personas de Obom.
Cada año de su planeta que era más o menos un equivalente a cada 3 años en Obom el hombre viajaba para contratar a personas interesadas en trabajar una temporada en su hogar bajo su mando directo.
Parecía buscar trabajadores de planta regulares. Pagaba muy bien y era en verdad generoso, pero su planeta era casi todo un desierto, por principio nadie en Obom toleraría un clima así, más que lo justo y necesario, y además había rumores sobre monstruos en el desierto que se comían a los trabajadores.
Quién sabía si era cierto, pero claro que había muertes laborales y nadie que haya ido y vuelto regresaba para una segunda temporada.
Todo eso lo conocían los empleados de Wehner porque eran intérpretes. Las peculiaridades finas de su cultura debían explicarse para una persona de maneras toscas, por decir de alguna manera, sobre su invitado de Ckory. Hablar un idioma no te hacía entender realmente a la persona con la que hablabas.
Las construcciones de identidad usualmente se hacían a partir de la territorialidad, el lenguaje explicaba el mundo en que vivías, si podías hacer una correlación entre ambos idiomas, incluso de modo simplista, comprender a otro sería mucho más sencillo y suave.
—Gracias, joven Xegna.
—Me puede llamar Juen, por favor, ese es mi nombre y es un gusto ayudarle. Es el único por aquí que da buenas propinas —dijo terminando de servir el té de filura. Ese hombre siempre se veía tenso. El té de filura era una especie de energizante que servía más como golosina, todo el mundo en Obom y fuera de él terminaba por amarlo, como si fueran niños probando por primera vez algo dulce y brillante.
El señor Dune parpadeó y asintió, pareciendo confundido. Con la aspereza de su mundo era lógico que no entendiera mucho de amabilidad, pero a Juen le gustaba experimentar con los aster y el tipo parecía curioso al recibirla. No había daño y hacía la comunicación más suave.
Juen se sentó, estaba esperando a un líder representante de los domadores de mareas con menos turnos de la región. Su hermana usualmente trabajaba con ellos, siempre había sido enfermiza. Hacia su servicio comunitario solo 4 turnos a la semana. Se suponía que debías hacer uno por día, pero este grupo lo componían personas que si bien eran fuertes, no tanto como requería mantener bajo control el clima marino de cada región de Obom.
—Esto sabe muy bien Juen.
—Me alegra que le guste es té de filura una especialidad muy popular en Obom.
—Es la primera vez que pruebo algo así, usualmente se limitan a darme alimentos que me recuerden a mi hogar.
—Eww, digo, sin ofender ¿no es un desierto? Aquí hay cosas que jamás podrían crecer allá solo por el clima, deberían invitarle cada cosa extraña que hay en nuestras dietas para que su estancia sea más amena.
—¿Amena?
—Sí suave, entretenida, cómoda.
—Oh, tú eres ameno —dijo frunciendo el ceño y Juen se rio con el rostro rojo, eso era muy lindo y divertido, aunque un poco vergonzoso
—Me gusta la amenidad que promueves. También eres una persona organizada que entiende las sutilezas de mi lenguaje y explicas el tuyo con precisión. Nunca se me habría ocurrido antes, pero ¿te gustaría trabajar como administrador en Ckory para mi empresa familiar? Creo que podrías ayudar a que otros en mi pueblo hagan un trabajo ameno, como el tuyo, enseñándoles sobre lo que haces aquí, allá.
¿Y qué iba a decir Juen? ¿Qué no? En Obom tenía 3 trabajos.
Así que su próximo proyecto era hacerse millonario en Ckory durante un año.

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