—Muchas gracias por no dejarme solo aquí. —decía en voz baja a la alfa con una sonrisa en el rostro.
—Sabes que no hay forma de que te deshagas de mi —respondía guiñándole. Las latas de cerveza seguían incrementando y haciendo que el juicio de Ian se desinhibiera. Las tenues risas que antes sonaban, ahora se habían convertido en carcajadas.
—¡Diablos! —espetaba el beta con voz fuerte, haciendo que los tres pares de luceros se fijaran en él. —¿Por qué ese maldito pervertido tuvo que comportarse tan bien? —los ojos adormilados y la manera en la que arrastraba las palabras dejaban en claro que el beta había ingerido demasiado alcohol.
—¿De qué pervertido hablas Ian? —cuestionaba Renee.
—Auch, no me golpees. —renegaba al sentir como Sofía le daba un codazo, sabía que su amigo se arrepentiría de abrir la boca, pero conociéndolo, no había forma de que este se callara, no al menos esa noche. —del essstupido del presidente, ese sexy hijo de putaaa. Caí en sus redes, mi cuerpo hierve de placer solo con tenerlo cerca. —Renee no podía evitar reír al ver a su amigo hablar de esa forma.
—¿Así que es todo un galán? —seguía preguntando el omega.
—¿No lo recuerdan? —Penélope y Renee negaron. —el apuesto alfa del bar... con su sensual cuerpo y cara perfecta, ya era difícil cuando era un maldito pervertido, pero, pero ahora sé que sus brazos pueden ser igual de cálidos a los de Luka.
El silencio reinó en la mesa al oír ese nombre, todos sabían lo que había significado Luka para el beta y, que Ian estuviera comparando a ese alfa con su primer amor no era algo que podían tomar a la ligera.
—Ian...
—Desearía no haber sentido el calor de su abrazo...
—Ian, quizás deberías tratar de alejarte de él. —declaraba Penélope.
—... No funciona, entre más lejos intento estar, siempre termino acercándome más.
—Quizás solo necesitas ser su amigo con derecho, tú sabes ver solamente su valor carnal. —manifestaba con seguridad Renee, quien definitivamente había pasado su límite de alcohol.
—Parece que tú también has bebido suficiente, —decía Sofía removiendo de las manos del omega la lata de cerveza. —por favor deja de aconsejarlo, no le hagas caso Ian.
—¡Renee, eres un genio!, este estúpido sentimiento seguro es solo una calentura. Bastará con que me harte de ese perfecto cuerpo, nunca he tenido un amigo con derecho, pero Víctor Knox, eres el elegido. —proclamaba terminándose el alcohol restante de la lata.
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Bzzz bzzz
—¿Que tenemos aquí? —cuestionaba con una sonrisa al ver el nombre que mostraba el identificador.
—Bueno, ¿a qué debo este honor?
—Shhh ¡Cállate!
—... —no era la primera vez que escuchaba ese tono de voz. —Ian, ¿acaso estas borracho?
—No, no... solo te llamo para decirte que he decidido que serás mi amigo con derechooo.
—¿A si? —amaba la forma en la que el beta arrastraba las palabras al estar ebrio.
—¡Si! No me importa que no quierasss, ya lo decidí así que pff no tienes opción. —una sonrisa vistió los labios del alfa.
—¿Ian con quien hablas?
—Sofia, estoy ocupado, estoy hablando con el maldito perverrrtido.
—Dame ese celular, suéltalo, Ian no me jodas.
Tan pronto aquellas voces se escucharon de fondo, la llamada había terminado.
—Así que ya lo decidiste ... lindura, me temo que esta vez no voy a dejar que te retractes.

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