—¿No se supone que ya debería estar de vuelta? —exclamaba arrojando a la mesa de nuevo el folder que sostenía en sus manos. —¿hasta qué horas piensa volver?, ¿y dónde está su asistente? ¿Acaso se fueron juntos?, pero el horario laboral de su asistente casi termina... —notó que su secretario le veía con la mirada entrecerrada, podía reconocer cuando alguien lo juzgaba. —Es solo que necesito hablar con él de factores de negocios eso es todo, es importante. —tomó el fólder para volver a arrojarlo a la mesa inmediatamente.

—¿Podrías parar de una buena vez? —Los refunfuños de Víctor tenían cansado a Laurent. —Desde que llegamos has estado haciendo sonidos molestos y quejándote. Es una tristeza que el joven Vaughan no estuviera, para que de esa manera pudieras hablar con él de "negocios" —notó la forma en la que había enfatizado la palabra. —pero es suficiente.

—¿Qué fue eso? —el beta se limitó a voltearle los ojos. —no sé qué estás pensando; sin embargo, esto es estrictamente algo laboral —respondió sin dejar de cruzar los brazos.

—Ahh —exclamó levantándose de la silla. —ya tuve suficiente por hoy me largo. Te enviaré los archivos que ocupas, si me quedo un rato más aquí terminaré golpeándote y lamentablemente necesito este empleo. —azotó la puerta al salir. —se le olvida que soy yo quien se encarga de organizar sus juntas laborales, es un tonto. —Sus ojos se fijaron en Ian y James que justo iban llegando a la oficina, ambos sonreían, era claro que se llevaban bien. —Argh, demonios. —proclamó conforme avanzaba al despacho del beta. —Joven Vaughan, —los ojos cafés recorrieron de arriba abajo el cuerpo del alfa, mm no está nada mal, pensó para si mismo. —el presidente lo estaba buscando, al parecer hay unos asuntos importantes que necesita tratar con usted, si puede ir a verlo antes de que termine el día seria magnifico.

—Por supuesto, muchas gracias por dejármelo saber secretario Brown.

—Me retiro, que tengan una buena noche. —decía dedicándole una sonrisa a James, quien se encontraba ruborizado, ya que había sido imposible no notar la forma en la que el secretario le veía.

—Ian, puedo esperar a que termine su junta con el presidente, ¿si gusta?

—No, ve a casa, es muy probable que vaya a tardar... gracias por acompañarme a comer, disfruté mucho tu compañía. —declaraba dando unas palmadas en el brazo del alfa, para luego emprender su camino hacia la oficina de Víctor.

Bzzz bzzz

—Será mejor que me recompenses debidamente. —Víctor leía el mensaje que Laurent le había enviado confundido.

Toc toc

—Tu secretario me dijo que necesitabas hablar conmigo.

—Tan solo pide. —respondía el mensaje de Laurent tan pronto había visto a Ian entrar a su despacho.

—Creí que estarías en tu oficina, horas atrás, pero al parecer tú y tu asistente estaban muy ocupados, ya que ninguno de los dos se encontraba presente. —los ojos azabaches parecían examinar sus reacciones.

—Sí, estuvimos muy ocupados. —respondía sonriendo. El alfa tensó su mandíbula, después de que la boca carmesí confirmara que habían estado juntos.

—Ya veo... será que quizás ¿no fui al único al que llamaste anoche? —Ian le vio directo a los ojos, para luego desviar la mirada. —¿No fui el único? —ahora la voz del alfa sonaba más fría. Intentaba mantenerse calmado, pero no podía evitar reaccionar ante la posibilidad de que el beta hubiera llamado a más personas a parte de él... ¿y si había sido así?, ¿entonces eso quería decir que Ian y su asistente habían estado revolcándose juntos? Apretó sus puños, necesitaba controlarse para no hacer algo precipitado.

—¿En serio me estás preguntando eso?

—... —¿qué diablos era esa pregunta, ¿Por qué tan solo no responde? No podía evitar que la duda lo invadiera—¿Lo llamaste? —volvía a cuestionar, pero era notable que este estaba haciendo lo posible por no levantarle la voz. Las feromonas de Víctor invadían aquella oficina, danzaban posesivamente envolviendo al beta. Si tan solo fuera un omega, podría doblegarlo, pensó al ver como la cara del beta seguía inexpresiva.

—¿Te molestaría si así fuera? —el alfa apretó el apoyabrazos de la silla tan fuerte que un crujido había retumbado en el silencio. De alguna manera los luceros negros, se asemejaban a un abismo en ese momento. —... no lo hice. —Víctor miró con duda al beta al oír esa declaración

—Lo que dijiste ayer, ¿hablabas en serio?

—Justo quería charlar sobre lo de ayer.

—Jaja —soltó una risa interrumpiendo al beta. —seguro vienes a decir que no quisiste hacerlo, que estabas borracho y que debería olvidar todo lo que dijiste. —se podía oír la molestia en aquella gruesa voz.

—Si estás de mal humor, será mejor que hable contigo luego. —declaraba dándole la espalda con el fin de abandonar la oficina.

—Lo suponía, —Ian frenó al oír esas palabras —solo estabas alardeando.

—¿Puedes tan solo dejar de suponer cosas? —espetó, cerrando de nuevo la puerta y colocando el seguro. —Hablaba en serio, cada una de las palabras que dije, las recuerdo y las sostengo. —era como si una llama se encendiera con cada sílaba que el beta pronunciaba, la determinación de este podía saborearse en el aire. —Pero si lo hacemos será bajo mis reglas, —Ian avanzaba paso a paso, hacia el escritorio donde se hallaba el alfa. —quiero exclusividad y, no hablo de tener una relación romántica— Intentaba mantenerse firme; sin embargo, podía sentir como sus piernas temblaban. —, pero si vas a ser mi pareja sexual no quiero que te estés acostando con más personas. —Víctor no podía despegar los ojos de Ian, la confianza que mostraba avivaba su deseo. —Excepto cuando estés en tu celo, necesitarás buscar una omega, dado que soy un beta no podré ayudarte con eso, pero deberás usar protección en esos encuentros. Y, por último, solo tendremos sexo si yo estoy de acuerdo, no toleraré que me obligues a hacerlo si no tengo ganas. —exclamó deteniéndose justo enfrente del escritorio, se había dado cuenta de cómo una sonrisa había estado habitando el rostro de Víctor.

—Muy bien... —decía levantándose de su silla y dirigiéndose hacia donde estaba el beta. —¿son esas todas tus condiciones? —cuestionaba colocándose frente a Ian, al tiempo que se inclinaba para acortar la distancia entre ambos. Se detuvo a escasos centímetros de aquella jugosa boca carmesí, podía saborear el aliento que se colaba entre aquellos labios entreabiertos.

—S... Si —dijo entre jadeos. Aun sin sentir las feromonas, la presencia del alfa era imponente.

—Acepto. —decía con una sonrisa pícara, para de inmediato tomar la parte trasera de la cabeza del beta y acercarlo, posó sus labios sobre aquella tersa boca, introduciendo su lengua para poder saborearle de nuevo. Las lenguas se entrelazaban con pasión, mientras que los cuerpos de ambos comenzaban a frotarse mutuamente. El beso era más pasional, como si Víctor no tuviera suficiente de Ian y anhelara más y más de él.

—Sin besos, sin —expresaba con el aliento entrecortado.

—Lo siento dulzura, pero eso no estaba en las condiciones. —declaraba, apretando con ambas manos los glúteos del beta, la piel que se hallaba en contacto con el alfa parecía encenderse. Víctor le alzó y colocó arriba del escritorio, presionando su cuerpo nuevamente contra el suyo. —los besos se quedan. —añadía jalando con su dedo pulgar el labio inferior de Ian, podía sentir como estos temblaban. La respiración de ambos era agitada, el deseo era avivado con cada respiración. En el momento en que los luceros carmesí vieron directo a los ojos azabaches el espacio que había entre ambos desapareció. Ian acercó a Víctor, sus labios devoraban la boca del alfa con ardiente deseo, sus dedos se aferraban a la cabellera negra, sin darse cuenta ahora era el quién frotaba con fervor su cuerpo contra el de Víctor.