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Cartas del Mar

Invitación

Invitación

Aug 05, 2025

Llegamos a un edificio departamental amarillo. Era el más distintivo de toda la ciudad, porque lo común era que todos fueran blancos o con toques de otros colores. ¿Pero amarillo entero? Era raro a la vista.

—Vamos, Leo, pasa.
—Está bien. —Entré al edificio en silencio, como durante todo el trayecto. Subí unas escaleras estrechas recién trapeadas y me detuve cuando ella me agarró del hombro.
—Aquí es. —Sacó una llave de su bolsillo y desbloqueó el candado. —¡Listo, entra!
—Está bien. —Entré al departamento. Era pequeño, blanco y gris, muy contrastante con lo vivo del exterior.

Escuché cómo se cerraba la puerta detrás de mí, y al mismo tiempo, sentí algo acercándose. Miré para ver qué era, sin embargo, no logré distinguirlo. Me giré de nuevo hacia Nicol para ver qué hacía y fue en ese instante cuando sentí algo chocando contra mi pierna.

Tan pronto como pude, bajé la mirada aterrado. Y fue ahí cuando lo vi: un perrito.
—¡Dios, ¿qué es eso?!
—¿Eso? Es Toby. —Se agachó junto a él y comenzó a acariciarle la espalda. El perro se tumbó boca arriba sobre mi pie, y Nicol se acercó aún más a mí y empezó a mirarlo. —¿Quién es la cosita más linda del mundo? ¡Eres tú, eres tú! —decía mientras le acariciaba la barriga.

Me alejé un poco, removiendo mi pie de Toby. Miré a Nicol por un rato hasta que nuestras miradas se cruzaron.
—¿Quieres acariciarlo?
—¿Acariciarlo? Emmmh, mejor no. —Le respondí con una sonrisa forzada. —¿Y si hacemos la tarea?
—Ah, cierto, la tarea. Déjame buscar la cartulina. —Respondió, alejándose de Toby y yendo a la cocina.

Yo me quedé parado en la sala como un sicario esperando a su presa, haciendo nada más que mirar el reloj. Eso hacía que mi apariencia de sicario aumentara aún más.
Después de un rato, apareció Nicol con la cartulina y unas fundas con materiales como pinturas, marcadores y reglas. Lo soltó todo en el piso.
—Bueno, busca en tu celular un mapa de Australia. —Dijo echándose en el piso.
—Bueno… —Abrí mi celular y busqué un mapa de Australia en Google, y justo cuando lo abrí, me llegó un mensaje de mamá:

Mamá: Hola Leo, espero que te diviertas con Nicol. Voy a buscarte en dos horas, ¿te parece bien?

Leo: Sí, está bien mamá, te quiero.

Mamá: Yo igual.

Cerré los mensajes y volví a la página de Google para abrir el mapa de Australia más infantilmente fácil que pudiera existir para dibujar, y lo puse en el piso.
—Bueno, empecemos a dibujar. —Le dije.
—Está bien, haz el boceto.
—¿Quieres que haga el boceto? ¿O quieres hacerlo tú?
—Yo lo hago, no te preocupes. —Le respondí. No sé por qué dije eso, si ni siquiera sé dibujar. Por eso siempre me va mal en Arte…

Agarré un lápiz desgastado de la funda, miré el mapa en el celular y empecé a dibujar, apoyando mi mano en la cartulina, procurando no maltratarla.
Hacía trazos temblorosos tratando de imitar el dibujo del celular. A veces hacía líneas rectas, pero mi mano no cooperaba.

Dejé de apoyar la mano en la cartulina y me levanté para ver lo que había hecho.
—Qué decepción… —susurré para mí mismo al ver el resultado. Parecía hecho por un niño de preescolar. O peor, porque al menos ellos lo calcan y les queda mejor. En cambio, ¡el mío parecía hecho con las patas!

—¿Todo bien, Leo?
—¿Um? —Me giré y la vi con un vaso de agua. —Eeem, sí, simplemente siento que no me salió bien el mapa. —Le respondí soltando una leve risa.
—¿Necesitas ayuda?
—¿Ayuda? Bueno, si quieres…

Se asomó donde yo estaba y se puso a mi lado. Agarró otro lápiz de la funda y empezó a trazar sobre mis líneas. Sus trazos eran más finos en comparación con los míos, pero también más seguros y marcados.
Y fue cuando noté… que no usaba la referencia de mi celular.

—Oye… ¿y la referencia?
—¿La referencia? —dijo levantando la mirada hacia mí. —¡Ah, ya! No la necesito.
—¿No la necesitas? ¿Entonces sabes dibujar?
—Sí, sé dibujar bastante. —Me respondió con tanta seguridad que dudé de sus palabras.
—¿Te gustaría ver un dibujo tuyo?
—Sí, pero cuando terminemos esto. ¡Y listo! Ahora te toca pintar. —Dijo entregándome un pincel y sacando unos potes de pintura de la funda.

—Está bien, ¿de qué color lo hacemos?
—El mar azul, obvio. Pero si lo haces rosado, tampoco me opongo.
—¿Te imaginas hacerlo rosa y que nos pongan puntos por originalidad? —Sugerí, haciendo una pequeña risa.
—Bueno, pues ¿quién te detiene a ti para hacerlo? —Exclamó sacando el color blanco y rojo.

Los agarré y empecé a mezclar una pequeña parte para luego comenzar a pintar. Se me daba más fácil que trazar, ya que lo primero implicaba precisión, y eso es lo único que no tengo en la vida. Lo más probable es que, si fuera cirujano, habría terminado en prisión por cometer asesinato involuntario en tercer grado.

No hubo mucho ruido ni conversación después del chiste del mar rosado. Lo único que se escuchaba era a Toby corriendo en círculos. El ambiente volvió a sentirse pesado e incómodo…
Hasta que dejé el pincel en el piso y estiré mi espalda hacia atrás, soltando un gran bostezo.

—¡Ya terminé!
—Hiciste un buen trabajo.
—Solo pinté el mapa y el océano. Ahora falta poner los nombres y los elementos.
—Despreocúpate por eso, tengo una impresora en mi cuarto.
—Ojalá yo tuviera una… así no tendría que ir a la oficina de mi mamá cada vez que tengo un trabajo.
—Bueno, por lo menos no gastas dinero en tinta.
—Eso sí…

Nos dirigimos a su cuarto, donde también había una computadora. Empezó a buscar los elementos del mapa, los puso todos en un documento de Word y comenzó a imprimir.
Después de unos minutos ya tenía todo listo y organizado.
—Mira, no tomó mucho tiempo.
—Nicol, pasó hora y media.
—¿Y? Eso no es mucho.
—Si tú lo dices… ¿tienes agua?
—Hasta jugo si quieres.
—Na’, prefiero el agua.
—Está bien. —Se dirigió a la cocina y trajo agua para ambos. Tras darme el vaso, se sentó en el sofá.
—Oye, Leo.
—¿Sí? —Respondí echándome en el piso.
—¿Has ido antes a una fiesta fuera del colegio?
—Ni siquiera he ido a una del colegio.
—¡¿En serio?! ¿Y qué haces los fines de semana?
—Nada, pudrirme en el sofá. —Le respondí de manera sarcástica, provocando que se riera.

Ella sacó su celular y empezó a checar algo.
—Es que… anunciaron una fiesta en febrero, a finales. Y me gustaría ir… y también que tú fueras.
—¿¿Yo?? ¿En serio? —Me sorprendí al escuchar la propuesta más inesperada de mi vida. ¿Ir a una fiesta? ¿Para qué?

—Sí. Jonathan y Mike estarán, y si se te da mal bailar puedes quedarte sentado comiendo pizza o bebiendo hasta quedar ebrio. Pero no tienes que ir si no quieres. Es solo una invitación.
—Pues la verdad… yo… —Me tomé un tiempo para pensar mis palabras y tomé un sorbo de agua, tratando de no hacer contacto visual con Nicol. —Bueno… la verdad no veo ningún problema.

Giro a verla, y su cara se ilumina de sorpresa. Sus ojos empezaron a brillar.
—¿¡En serio!?
—Sí, igual no tengo mucho que hacer.
—Es que pensé que dirías que no o algo así por… ya sabes, tu condición…
—Ah… cierto, eso… —Bajé la mirada, recordando por un momento aquello que había olvidado. Recordando la tarde con el psicólogo y también las palabras de Sasha.
—Oye, no te sientas mal por eso. Solo quería asegurarme de que esas dos cosas no chocaran.
—Sí, lo sé, simplemente estoy… emmm… —Giro la cabeza buscando alguna excusa para salir de esta situación, sintiendo la necesidad de cortar el tema… hasta que mis ojos se cruzan con Toby.
—¡Estoy buscando a Toby! ¡Nunca lo he acariciado!

Empecé a acariciarle la barriga y él se emocionó, poniéndose boca arriba y moviéndose de un lado a otro.

—¡Jaja, Toby, ortiga cien años extra de vida! —Dijo Nicol levantándose del sofá y tirándose también en la alfombra.
—¡Pues déjame acariciarlo más, jaja!

Mensaje de mamá: Ya estoy llegando.


amaurysradhames
Amaurys R.R.S

Creator

#psicologa #psychology #furry #autismo #autism

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