Please note that Tapas no longer supports Internet Explorer.
We recommend upgrading to the latest Microsoft Edge, Google Chrome, or Firefox.
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
Publish
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
__anonymous__
__anonymous__
0
  • Publish
  • Ink shop
  • Redeem code
  • Settings
  • Log out

Guardiana del Tiempo

CAPÍTULO 5: NUEVOS HORIZONTES

CAPÍTULO 5: NUEVOS HORIZONTES

Aug 07, 2025

Tres años después, el nombre de Jana empezaba a sonar en las tabernas del sur como una tormenta que aún no ha tocado tierra, pero ya levanta rumores. El mar la conocía, la respetaba, y algunos hasta juraban que le temía. El Serpiente de Mar no solo había sobrevivido a la muerte de Rodrick, sino que se había convertido en algo más temido, más ágil y, para muchos, más justo.

Bajo su mando, la tripulación había cambiado. Muchos de los antiguos fueron expulsados o enterrados; los que se quedaron aprendieron rápido que la nueva capitana no era ni blanda ni cruel, solo eficiente. Su palabra se cumplía, su justicia era firme, y aunque aún se derramaba sangre en cubierta, esta siempre tenía motivo. Jana no pedía lealtad ciega: pedía resultado, respeto y silencio.

El chico, aquel hijo que antaño temblaba con cada paso, ahora respondía por Maren. Ya no era una sombra, sino un muchacho fuerte, hábil en los nudos y rápido con el cuchillo. No hablaba mucho, pero nadie se atrevía a burlarse de él. La sangre que lo condenaba antes parecía haberle dado propósito.

El mar seguía siendo el mismo: cruel, vasto y traicionero. Pero algo en la forma en que el Serpiente de Mar surcaba las aguas había cambiado. Ya no eran carroñeros, eran cazadores con brújula propia. Y Jana, al timón, aún con el peso del orbe invisible sobre la espalda, no se permitía titubear.

El sol de la mañana brillaba sobre la madera pulida del barco mientras la tripulación se afanaba en los preparativos del día. Jana estaba de pie al timón, los ojos escudriñando el horizonte. Aquel no era un día cualquiera; seguían una pista que podía acercarlos más a la Lágrima de la Sirena.

Bajo la cubierta, Brannon, el que hace cumplir las órdenes del Serpiente de Mar, vigilaba a los marineros con ojo severo. Hombre duro y directo, Brannon mantenía el orden y la disciplina con mano de hierro, aunque los pensamientos de la hija que había dejado atrás solían suavizar su semblante. Aún llevaba el recuerdo del mando de Rodrick bien grabado en la memoria y, con frecuencia, se encontraba luchando con el cambio.

Brannon observaba cómo Jana daba órdenes desde el timón. Todavía le resultaba extraño verla allí, en el lugar que antes había ocupado Rodrick. Había sido leal al antiguo capitán, y aunque habían pasado tres años, la sombra de aquel tiempo no se había desvanecido.

Jana notó su mirada persistente y se acercó.

—¿Hay algún problema, Brannon?

El hombre se irguió, su rostro se volvió pura compostura.

—No, capitana. Solo vigilo que todo marche.

Jana lo examinó unos segundos.

——Has tenido la lengua guardada más de lo que es costumbre en ti. ¿Sigues pensando en los viejos tiempos?

La mandíbula de Brannon se tensó.

—Difícil es no hacerlo, capitana, Rodrick sabía hacerse temer, y en este mar a veces eso basta

jana inclinó apenas la cabeza

—¿Aacaso no nos hacemos temer bajo mi mando?

Brannon sostuvo su mirada, los ojos cargados de duda y reflexión.

—Sí en cierto modo, capitana. Solo que... es diferente —añadió, mirando al vacío—. No me quejo —una sonrisa cansada le cruzó el rostro antes de volver la vista a las velas.

Jana posó una mano en su hombro, un gesto inusual de camaradería.

—El cambio nunca es fácil, Brannon.

Él miró alrededor, viendo el movimiento en cubierta, el compañerismo entre los hombres. Asintió despacio.

—Así es, capitana. Solo está llevando más tiempo del que pensé.

Jana le dedicó una sonrisa breve antes de volver al timón. Brannon la siguió con la mirada, y una renovada determinación se asentó en su interior. El Serpiente de Mar ya no era un navío gobernado por el miedo. Eran una familia, unidos no por grilletes, sino por elección.

La palabra familia incomodaba a Jana. En el fondo, sabía que esta vida que llevaba no sería para siempre. Tarde o temprano, tendría que dejarlos atrás para completar su misión para la UOTC. El pensamiento pesaba como ancla, un recordatorio constante de lo pasajero que era su lugar entre la tripulación. Aun así, por ahora, empujó esas sensaciones al fondo y se centró en la tarea que tenía entre manos, atesorando cada instante con aquella familia improvisada.

—¡Capitana! —la voz de Maren llegó desde el nido de cuervo—. ¡Barco en el horizonte! Parece una embarcación mercante.

Jana entornó los ojos.

—Preparad el abordaje —ordenó con voz serena y firme.

La tripulación se activó de inmediato, sus movimientos eran precisos, como engranajes bien engrasados. Jana sintió una chispa de satisfacción al verlos actuar. Eran una máquina afinada, cada cual en su sitio, cada cual cumpliendo su función sin fisuras.

Cuando el Serpiente de Mar se acercó al navío mercante, los pensamientos de Jana se dirigieron, una vez más, hacia la Lágrima de la Sirena. Aquel viaje estaba lejos de terminar, y duraba más de lo que habría querido. No porque hubiese perdido el rumbo, sino porque cada saqueo como aquel —cada abordaje a barcos mercantes sin importancia— era una forma de mantener la lealtad de la tripulación y financiar el resto de su búsqueda. Pero también una manera de alargar el tiempo.

En lugar de dedicar cada aliento a rastrear el orbe, allí estaba, saqueando cargamentos para mantener el respeto de la flota y evitar que los hombres empezaran a dudar. Y aunque sabía que era necesario, esa contradicción comenzaba a pesarle.

El silbato del barco sonó, y los piratas se lanzaron a la acción. Lanzaron garfios de abordaje, y en poco tiempo los dos barcos quedaron unidos como en un abrazo letal. Jana lideró la carga, su alfanje centelleando al sol. La tripulación mercante, sin preparación para una embestida tan feroz, se rindió con rapidez.

Después del saqueo, la cubierta del Serpiente de Mar bullía de actividad. Dividían el botín, atendían a los heridos. Jana caminaba entre ellos, asegurándose de que todo estuviera en orden, hasta que vio a Liora, la curandera del navío, moverse con destreza entre los hombres maltrechos.

Liora, la única noble a bordo, venía de la ilustre Casa Drakenwood. Rodrick la había secuestrado por su vasto conocimiento de hierbas y medicina. A pesar de su linaje, se había adaptado a la Liora, la única noble a bordo, venía de la ilustre Casa Drakenwood. Rodrick la había secuestrado años atrás por su vasto conocimiento de hierbas y medicina. A pesar de su linaje, se había adaptado a la dureza de la vida en el mar, aunque su sangre noble la convirtiera en paria para la mayoría. Ya no estaba tan desnutrida como en los días oscuros bajo el mando de Rodrick, pero su cuerpo aún cargaba las huellas del desgaste, signos sutiles que ni el tiempo ni el alimento habían logrado borrar del todo.

Tuvo la opción de dejar la flota, de volver a casa cuando Jana tomó el mando. Pero tras tantos años lejos y tras perder la honra que su apellido exigía, regresar habría sido ingresar en otro infierno, uno que no estaba dispuesta a adentrar.

—Quieto —ordenó Liora con suavidad, pero con firmeza, mientras envolvía un brazo con vendas. Sus manos se movían con precisión aprendida, aplicando ungüentos y mezclas con velocidad y cuidado.

Jana se acercó justo cuando Liora terminaba de vendar una herida profunda en la pierna de un marinero.

—¿Cómo están? —preguntó.

Liora alzó la vista. Su expresión era tranquila, a pesar del caos.

—Sobrevivirán, capitana. Algunas heridas hondas, pero nada que no cure el tiempo.

Jana asintió, agradecida por su labor.

—Gracias, Liora.

Ella le respondió con una pequeña sonrisa. Un gesto escaso, pero sincero.

Y justo cuando los marineros terminaban de recoger los despojos del botín, una voz retumbó desde la proa:

—¡Mensajero a bordo!

La actividad se congeló por un instante, todas las miradas dirigidas al recién llegado. Era un hombre ajado por el viaje, de paso lento y ropas sucias, claramente fuera de lugar en la cubierta del barco. Dos marineros lo escoltaban con mano en las armas, sin bajar la guardia.

Jana se adelantó, el ceño fruncido.

—¿Quién eres? ¿Qué propósito te trae aquí?

—Mi nombre es irrelevante, capitana —dijo el forastero, intentando recuperar el aliento—. Traigo una pista sobre el tesoro que más ansía esta flota.

Jana no respondió. La tripulación entera permaneció en silencio, los rostros imperturbables como estatuas de sal.

—La Lágrima de la Sirena… —el mensajero barrió la cubierta con la mirada—. A juzgar por vuestras caras, pensé que no lo había dejado claro —añadió con una sonrisa torcida y tono burlón—.

—Ya hemos tenido nuestra ración de embusteros y ratas —dijo Brannon, avanzando un paso mientras posaba lentamente la mano sobre su espada—. Pero uno que se burle de nosotros... eso sí que es nuevo.

El mensajero le sostuvo la mirada.

—Lo juro por mi vida. La información que traigo es verdadera.

Jana cruzó los brazos, sus ojos como hielo.

—Como si tu vida valiera algo. Habla, entonces. Ilumínanos con tu sabiduría.

El hombre tragó saliva, pero no dio un paso atrás.

—Solo pido una parte del tesoro si lo encontráis. Nada más. A cambio os guiaré.

Los ojos de Jana se entrecerraron y una sonrisa pícara apareció en sus labios.

—Mantendrás tu vida. ¿Te parece suficiente recompensa por abordar mi barco con tales modales? Y si lo que traes resulta ser cierto… quizás te caigan unas monedas. Acéptalo o lánzate por la borda.

El mensajero soltó una risa seca, más cansada que desafiante. Apretó los dientes, pero al final asintió.

—Está bien. Monedas, pues… —dijo mientras se frotaba las manos con lentitud, como quien ya saborea algo que aún no ha tocado, gesto que más que anticipación parecía hambre vieja y contenida.

Jana hizo un gesto a Brannon, que le arrojó un par de monedas. El hombre las atrapó al vuelo y las sopesó con resignación.

—Hay una isla desierta, no muy lejos de estas aguas. Se dice que allí se vio una reliquia cuya grandeza rivaliza con la Lágrima.

Jana lo examinó unos segundos, midiendo cada palabra, luego asintió despacio.

—Entonces vendrás con nosotros. A cada paso.. Si nos has mentido… juro que lo que más desearás será que te quite la vida.

Brannon no esperó más indicaciones. Jana se volvió hacia él.

—Pon rumbo a la isla. Ya veremos si esta pista merece la pena.

El Serpiente de Mar viró sobre las olas. Las velas crujieron, las órdenes se gritaron, y mientras la proa apuntaba hacia el oeste, un rumor de anticipación corrió entre la tripulación como pólvora seca. Un paso más cerca… o eso creían , lo que les aguardaba en esa isla iba más allá de lo que cualquiera de sus mentes habría podido concebir.

douni2004
ddad12

Creator

Comments (0)

See all
Add a comment

Recommendation for you

  • Blood Moon

    Recommendation

    Blood Moon

    BL 47.6k likes

  • Mariposas

    Recommendation

    Mariposas

    Slice of life 232 likes

  • What Makes a Monster

    Recommendation

    What Makes a Monster

    BL 75.2k likes

  • Secunda

    Recommendation

    Secunda

    Romance Fantasy 43.2k likes

  • Touch

    Recommendation

    Touch

    BL 15.5k likes

  • Silence | book 2

    Recommendation

    Silence | book 2

    LGBTQ+ 32.3k likes

  • feeling lucky

    Feeling lucky

    Random series you may like

Guardiana del Tiempo
Guardiana del Tiempo

181 views0 subscribers

Guardiana del Tiempo: La Primera Misión es una historia épica de aventura, traición y una persecución implacable a través del tiempo.
Acompaña a Jana en su viaje mientras lucha por proteger la integridad de la historia y se enfrenta a las sombras que acechan en su propio pasado.
Subscribe

7 episodes

CAPÍTULO 5: NUEVOS HORIZONTES

CAPÍTULO 5: NUEVOS HORIZONTES

15 views 0 likes 0 comments


Style
More
Like
List
Comment

Prev
Next

Full
Exit
0
0
Prev
Next