El constante y aparente delicado sonido del reloj de agujas de la habitación se le estaba tornando insoportable.
Leo apartó la mirada de los apuntes, dejó caer el bolígrafo con un quejido, y miró de reojo el viejo reloj de madera.
Eran las 10 de la noche.
Se dio una fuertes palmadas en las mejillas, se estaba quedando dormido un viernes por la noche. Volvió la mirada a la novela histórica que descansaba en su escritorio, tenía más de 1000 páginas y recién iba por la 653.
Menudo viernes de joda, resumiendo una novela histórica para una presentación.
Miró el celular, había dos mensajes nuevos en el grupo que tenían con Jared y North. Se preguntó si estarían hablando de la fiesta de feromonas a la cual iban ese mismo viernes. Lo abrió, los mensajes eran dos fotos que a Leo le resultaron poco interesantes. North había escrito un comentario pervertido intentando provocar al moreno, si él supiera lo que realmentelo excitaba, se quedaría sin palabras.
Un poco decepcionado observó que no había fotos de Jared.
¿Debía escribir en el grupo y preguntar que hacían?
“Ah pero eres un verdadero idiota” le susurró su voz interior. En la primera foto, se veían los pechos al descubierto de una joven, llenos de manchas rojas que claramente provenían de unos chupones. Sintió el amargo sabor de la envidia. ¿Habría sido Jared? Sea quien fuere, eso respondía ampliamente a la pregunta de lo que estaban haciendo.
Estaban en una fiesta de feromonas, North había cumplido la mayoría de edad hacía unas pocas semanas, y había sido el primero en pedirle a Jared que le consiguiese entradas. Era una fiesta elite a la cual tan solo unos pocos tenían el privilegio de asistir. Leo estaba casi seguro de que North había tomado algún inducidor de rut para ir a la fiesta de feromonas. Solo esperaba que Jared no hubiese tomado nada. Podría ser un peligro. Sus ruts solían ser extremadamente fuertes, según lo que le había contado.
Estaba por escribir en el grupo para preguntar por Jared cuando le llegó un mensaje privado de North que automáticamente le quito las ganas:
<Leo no lo vas a poder creer. Clara está en la fiesta>
Clara era la omega más popular del instituto, una auténtica belleza dominante que tenía a todos los alfas enloquecidos. Sin embargo, salvo Jared, ninguno se había atrevido a acercarse ya que su familia se encontraba en la alta esfera política. Y era una omega dominante, nadie quería poner a prueba las feromonas de los omegas dominantes.
Leo volvió a mirar el mensaje. ¿Qué debía responder? ¿Qué le deseaba la muerte? No parecía adecuado aunque fuesen amigos y tuviesen confianza.
Dejó escapar unos cuantos insultos por lo bajo.
Con manos temblorosas procedió a escribir un mensaje tan patético como él mismo.
<No sabía que Clara iba a esas fiestas. Si está en su celo, Jared se ganó la loteria>
<Voy a seguir estudiando, después me cuentas>
Apagó el celular.
Su mente dispuesta a torturarlo le envió imágenes ficticias de posibles escenarios. Recordó los chupones en los pechos de la foto y se preguntó cómo se sentiría si Jared le hiciese lo mismo.
De forma automática se miró sus pectorales, eran firmes y amplios, entrenaba de forma obsesiva y eso se reflejaba en su físico. Se levantó la camiseta y se tocó levemente los pezones. Sus aureolas no eran tan grandes cómo las de la joven de la foto pero sus pezones eran rosados. Un conocido cosquilleo recorrió su entrepierna, y sin pensarlo llevó su mano derecha a su miembro, lo sintió endurecerse bajo su tacto. Quito la mano enojado consigo mismo. Ni siquiera se había animado a verlo desnudo en las duchas. Entrenaban juntos en el gimnasio, todos se duchaban después de terminar sus respectivas rutinas, salvo él que siempre encontraba la forma de ducharse antes o después de Jared, preso del miedo de cómo reaccionaría su cuerpo al verlo desnudo.
Lo había observado mil veces, de todas las formas posibles pero nunca había permitido que se diesen situaciones donde él mismo pudiese perder el control. Hacía años que no se quedaba a dormir en la casa de Jared y tampoco lo dejaba quedarse en su casa.
“Debo ir a una fiesta de feromonas una vez que terminen las clases”. En una fiesta de feromonas podría proponerle un trio, con una omega de por medio podría sentirlo. El solo pensamiento le aceleró la respiración y se la puso tiesa. Sacudió la cabeza, no podía seguir así. La imagen de los dos penetrando a una omega lo dejó con un incómodo palpitar en el miembro viril, producto de la excitación. Era tiempo de una ducha fría. Se incorporó y se fue al baño. El agua fría le sirvió de poco, aquella parte de su cuerpo se encontraba enrojecida y con la piel tirante. El agua fría simplemente sirvió como un alivio temporal mientras se le jalaba entre jadeos. Acabó con un gemido cargado de placer. Sentía el corazón acelerado. Cerró el agua, su cuerpo entero temblaba por el agua helada, de repente tenía mucha sed.
Había necesitado un buen rato para calmarse. La verdad es que llevaba mucho tiempo sin masturbarse, y en el último tiempo sentía que la tensión se había vuelto demasiada, al menos de su parte.
Volvió a su habitación a vestirse, y a encender el celular. No había nuevos mensajes, y ya eran las 11 de la noche. No quería pensar en Clara, pero sintió una bronca desmedida en ese momento. Fue a por una cerveza, volvió a su habitación a tirarse en la cama dispuesta a terminar la sesión de estudio con una buena serie.
Brrrr Brrrr Brrrr
El zumbido molesto en la mesa de madera lo despertó, aparentemente se había quedado dormido. Leo intentó ubicar el aparato sin abrir los ojos, lo cual le resultó imposible.
“Mierda” susurró por lo bajo. “Voy a matar a ese desgraciado de North”
Atendió el teléfono, la voz del otro lado era rasposa, y oscura. Apenas pudo reconocerla.
—Leo…estoy en problemas.
El moreno se incorporó rápidamente al escuchar la voz de Jared.
—¿Mataste a alguien?
La voz rasposa, grave se rompió en una risa, profunda, áspera y sensual que le erizó el vello del cuerpo. Una parte de su cuerpo pareció especialmente animada.
—No, pero tuve muchas ganas.—respondió Jared en un tono suave, bajo y provocativo.
Leo tuvo que reconocer que sonaba muy diferente, como si estuviese borracho, solo podía significar una cosa. Con el corazón palpitando en su pecho y con la voz agitada, preguntó:
—Jad, ¿tomaste algo?
Escuchó de nuevo una risa profunda y su voz sonó increíblemente melosa del otro lado. Sintió qué algo dentro suyo se derretía.
—Solo me llamas Jad cuando piensas que estoy...”delicado”. A veces me sorprende lo mucho que me conoces…—hizo una pausa, su respiración era pesada— la puta de Clara estaba en la fiesta de las feromonas…— se rió por lo bajo–…no le gustan los alfas dominantes…
—Jad, ¿dónde estás?
Jared no respondió, pero a los cinco segundos le llegó la ubicación al celular. La conexión se cortó.
Leo pensó en llamar a North, no obstante lo descartó al instante, seguro estaría enfiestandose con alguna omega en el evento. El moreno se fue rápido al baño, se enjuagó la cara, se pusó la chaqueta y las zapatillas y salió a toda prisa. No estaba muy lejos el lugar. Intentó volver a llamarlo pero no había conexión. Jared suelto con un potenciador de rut encima era un peligro, no solo por las feromonas sino también por el grado de agresividad que podía alcanzar. Se tomó un taxi y en menos de 10 minutos ya había llegado. Lo buscó, era un esquina un poco escondida del tráfico principal y finalmente lo encontró agachado a un costado, cerca de un árbol. Imposible pensar que era un alfa ultra dominante. Se acercó, Jared inmediatamente se incorporó, un poco tambaleante. Tenía la mirada nublada, se notaba que le costaba enfocar, sin embargo sonrió y lo abrazó enterrando su cabeza en su cuello. Murmuró algo que Leo no entendió, lo que sí entendió fue que tenía que alejarlo de inmediato, el aliento caliente en su cuello le provocó un delicioso cosquilleo en el estómago y le trajo ciertos recuerdos.
—Vamos que te llevo a tu casa…—comenzó a decir empujándolo con delicadeza, sin embargo de repente sintió un brazo que volvió a pegarlo a su cuerpo…
—¿Y a mí cama… también?— su voz sonaba juguetona. Sintió la lengua caliente en su cuello, y por un instante quiso rendirse al impulso puramente sexual y se dió cuenta de que si no había tenido su rut hasta ahora, Jared podía ser el disparador esa misma noche. Quizás no era beta, sino alfa.
Intento vaciar su mente de pensamientos innecesarios, miró en los alrededores, por suerte no estaban muy lejos, pidió un taxi y a duras penas lo metió en el asiento trasero y logró que se quedase quieto. Leo podía sentir la mirada penetrante de Jared en su cuello, sentía los nervios apoderarse de su cuerpo, y pese a tener un aspecto calmado, estaba sudando y el corazón parecía salírsele del pecho. No quería hacerse preguntas y definitivamente no quería pensar en nada.
Llegaron al edificio, bajaron y Leo apuró el paso aunque de poco servía, el calor que emanaba el cuerpo de Jared le llegaba igualmente como si se tratase de un brisa de verano. Entraron al lujoso edificio, cuando llegaron al piso donde vivía, Leo agradeció que viviese solo, no sabía lo que sucedería. Recordando lo que había pasado poco antes en su casa, en la ducha y tuvo el absurdo pensamiento de qué debería estar contento, ESTO era lo que había deseado tantas veces. Sin embargo estaba un tanto asustado y fascinado por partes iguales. Jared parecía otra persona, y se preguntó si realmente sabía con quién estaba. Era como un animal en celo que seguía a su presa de cerca. Leo se detuvo frente a la puerta la cual contaba con un sistema de seguridad por clave numérica. Levantó la tapa para meter el código, cuando sintió el aliento caliente en la nuca, una mano se había posado en su cadera invadiéndolo con su calor. Las caderas de Jared se pegaron a su trasero, y el leve roce lo hizo estremecerse provocando qué marcase el número incorrecto, y la puerta se negase a abrir.
cont-parte 2

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