Kami estaba tratando de procesar todo lo que ocurría, con todo este asunto de "dioses" le empezaba a doler la cabeza. Ella estaba siguiendo a un completo extraño que de alguna forma comprobó que todo lo que ocurría no era pura locura o engaño (gracias al anillo de luna de Kami), pero aun así no se dejaba convencer tan fácilmente, había tomado más de una precaución.

Stuart le dijo que el viaje hasta el templo de la luna podía durar mucho más de lo esperado.

—¿Volveré antes del lunes, al menos? —preguntó Kami.

—En realidad, si todo sale bien, creo que no creo que quieras volver a dejar la ciudadela... —respondió él.

Stuart llevó a Kami hasta donde había estacionado su auto, un auto algo viejo si se puede decir, de una marca tan vieja que ella no conocía. La desconfianza de Kami era tanta que decidió tomarle fotos al auto y placa. Stuart y activó el rastreador de su celular para que sus padres la ubicaran, sólo en caso de que todo salga mal.

Stuart se dio cuenta y le dijo: "Entiendo, y pienso que en realidad es una sabía decisión. Pero si te llegaras a encontrar con nuestros enemigos, dudo que los mortales logren hacer algo por ti".

Kami y Stuart subieron al auto, él le dijo que debían ir a su casa antes de partir al templo. El viaje no duró mucho, al parecer Stuart quería vigilar a Kami lo más cerca posible. La casa de Stuart era pequeña, de muros blancos y apenas altos. Cuando Kami le preguntó porque todo lo que tenía era o pequeño o parecía mal gastado él solo le dijo que fue difícil para él adaptarse a la vida de los mortales.

Ellos entraron a la casa, adentro había muchos libros y objetos extraños que parecían amuletos y cosas así, por toda la casa. Stuart se apresuró por tomar todo lo que necesitaba, no sabía en cuánto tiempo iban a encontrarlo las estrellas traidoras. Kami empezó a curiosear, se interesó en especial por una foto de Stuart y una mujer alta, de cabello negro, piel clara y ojos azules. Cuando él volvió a ver a Kami (esta vez con la foto), le dijo con una mirada de dolor que dejará la foto donde estaba. Pero la curiosidad de Kami no había acabado aún y ella exigía respuestas, pero todo se respondería cuando tengan más tiempo.

Kami siguió insistiendo, Stuart aceptó a contarle (empezando por lo que ya dijo). Entonces mientras empacaba cosas, comenzó:

—Perdona pero déjame que te cuente todo otra vez: hace años hubo una gran guerra entre Selena y Solaris, entre la luna y el sol. Solaris era más fuerte pero Selena lo superaba en número, la guerra no tenía fin. Un día, vieron que la humanidad estaba muriendo y acordaron que cada cierto tiempo iban a rotar el tiempo de la luz de cada uno. Sin embargo, ciertas estrellas quedaron insatisfechas y decidieron conspirar para que la luz de la noche sea eterna: querían provocar otra guerra, si Selena quedaba acabada, ellos continuarían hasta ganar. Si ella ganaba, la iban a derrocar. Pero no podían provocar una guerra así como así, tenían que encontrar el modo preciso. Fue entonces que la suerte les sonrió: naciste tú...

En ese momento, el relato fue interrumpido por otro ruido de explosión que se oyó y Stuart comenzó a alarmarse. "No pensaba que llegarían tan rápido...", dijo él. Rápidamente, le dijo a Kami que saliera rápido al auto, que debían partir antes de que la catástrofe ocurra.

Pero la historia aún no llegaba a su fin, Stuart prosiguió el relato cuando subieron al auto y arrancaron a toda velocidad que el vehículo podía darles (y no era mucha):

—Naciste durante un eclipse, por eso te llamaron Eclipsa.

—¿Eclipsa? —preguntó ella— ¡Pero mi nombre es Kami!

—Supongo que es un diminutivo de "Camila", nombre puesto por tus padres adoptivos.

—Pero, si mi madre es la luna (por así decirlo), ¿entonces quién es mi padre?

—Se desconoce, Selena no quería que nadie lo supiera, posiblemente para protegerte.

—¿Por qué? ¿Sabía que esto iba a pasar?

—No lo creo, lo más probable es que tu padre sea un mortal y que por eso nadie debía enterarse. Ahora si me lo permites, voy a continuar: tu madre te dio ese anillo poco después de tu nacimiento, en ese mismo tiempo fue cuando los traidores trataron de matarte para acusar a Solaris y que vuelva a empezar la guerra. Por suerte, un pequeño grupo de estrellas sospechaban que algo así iba a pasar, y aunque eran más débiles que los traidores, eran más numerosos y lograron salvarte de sus garras. Pero no sin daño, me temo (como ya dije).

—Y tu estabas con ellos, con los que trataron de impedir que los traidores ganaran.

—Si, así es... pero perdí muchas cosas...

—¿Qué ocurrió?

Stuart tomó una pausa mientras conducía, le pidió a Kami que le diera el anillo cuando se detuvo un momento y este comenzó a hacer otra vez lo mismo que hizo antes. Luego continuo avanzando, siguiendo lo mejor posible el rayo de luz, y le respondió:

—El día en que los traidores atacaron, las "estrellas leales" que vivían en el palacio de la ciudadela nos dimos cuenta de que algo raro pasaba. Durante días habíamos creado una pequeña organización que quería detener a los traidores, nos reuníamos en secreto porque no sabíamos con exactitud quienes eran los traidores y si en realidad estaba conspirando. Éramos 5: Stella, Lux, Nox, Luciana y yo.

“Ese día solo Stella, Nox y yo estábamos presentes. Los traidores estaban en tu habitación (cuando eras una bebé), como teníamos poderes una batalla se realizó y casi perdimos, entonces Nox y Stella se fueron a protegerte en alguna parte. Yo me quede a evitar que se fueran, cuando llegó su líder, Eduard Brilliant, el segundo al mando de Selena (el clásico cliché). Fue entonces donde quedé inconsciente. Cuando desperté, Selena ya había sido cegada por el dolor de perder a su hija y me condenó a ser un mortal, retirándome mis poderes con la antigua reliquia: La Varita de la Luna. Después, fui expulsado de la ciudadela.

—¿No podían explicarle, tu y los otros, quién era el verdadero culpable?

—Era muy tarde, de todos modos, queríamos mantener esto en secreto, para protegerte. Eduard usó como excusa para tratar de incitar a Selena a declarar la guerra que Solaris te había secuestrado, pero eso justamente hizo que Selena no quisiera hacer la guerra. Además, así Nox, Lux, Luciana y Stella estaban protegidos, a pesar de que los secuaces de Eduard los hayan visto esa noche.

—¿Qué pasó después?

—Quedé como moribundo en la Tierra, tuve que aprender a sobrevivir y después a adaptarme a la vida humana, pero mi misión era protegerte, así mostraría mi lealtad a Selena y ella me devolvería mis poderes. Y el resto es lo que está pasando ahora.

—¿Cómo te quitó los poderes?

—Ella usó la Varita de la Luna, sólo le bastó pronunciar oficialmente mi condena para que cuando lanzará un rayo de luz (en resumen: ella dijo su nombre, aclaró a quien condenaba y su castigo, y el tiempo en otras ocasiones), este retirará todo mi poder y quedará dentro de ella. Cuando se le quita el poder a alguien, la persona que lo hizo es la única que puede devolverlo.

En ese momento algo alarmó a Stuart: más explosiones. Trató de ir rápido pero estaba a punto de caer en una curva estrecha junto a un acantilado (debido a que la carretera estaba sobre la montaña). Kami miró atrás y vio unas figuras que parecían brillantes (o al menos lanzaban rayos de luz que si lo eran). Uno de los rayos estalló cerca del auto, que salió disparado de la carretera y empezó a caerse...