El grupo dejó el refugio de los Soñadores y empezaron a seguir a Dreamy, quien a su vez siguió a la invisible alma de Astrid. Era casi imposible saber cuánto tiempo estuvieron caminando, tal vez había pasado días o semanas en la Tierra. En el camino Dreamy quiso explicarles cosas de su vida. Resulta que su cabello antes era de color negro, pero cuando se unió a los Soñadores se volvió morado pastel, algo así les pasaba a muchos de los demás del grupo. La verdad es que cuando Dreamy era una persona normal, ella era muy alegre y extrovertida, pero no a muchas personas les agradaba su perspectiva de la realidad y el hecho de que siempre estaba mencionando cosas que eventualmente pasaban. Una noche, en un sueño, el fallecido Dios de los Sueños se le apareció y le recomendó unirse a los Soñadores, así no tendría que preocuparse realmente por el futuro (lo irónico es que, en sus sueños, ella siempre se veía como una niña). Fue así como empezó su nueva vida como la más joven de los Soñadores, hasta que Predijiri llegó e intercambiaron de nombre. Lo único que le molestaba era que desde que el Mundo de los Sueños fue destruido por Caótica, Futuria se ha comportado como si fuera su mamá, pero en el fondo sabía que solo se preocupaba por el futuro de los Soñadores.

Dreamy dejó de contar sus historias y sueños cuando estaban cerca de la entrada del inframundo, entonces se quedó profundamente dormida junto a una roca, era algo que hacía seguido, sobre todo cuando iba a pasar algo grande. Kami y Stuart decidieron que era un buen momento para separarse, Dreamy podría volver sola. La entrada estaba en una caverna y la puerta era una reja bastante tétrica y había unas antorchas que brillaban con una enigmática luz violeta. Al acercarse, un pequeño fantasma bigotudo apareció con un pergamino y una pluma y les preguntó:

—¿Puedo preguntarles sus nombres?

—Mi nombre es Stuart Shine y ella Camila Eclipsa Jason. Tenemos que entrar para encontrar al hijo de Caótica y Moro, por órdenes de Selena, Diosa de la Luna, y Solaris, Dios del Sol.

—Esperen, déjenme ver la lista... ¡Ustedes no están en la lista! ¿Acaso son inmortales? Porque en ese caso, no puedo permitirles la entrada, son órdenes de arriba. Supongo que tendré que llamar a mi supervisora.

Poco tiempo después, una chica, posiblemente tenía entre 10 y 15 años, no muy alta, de cabello liso corto y oscuro, que vestía un vestido negro de época victoriana de mangas largas y un pequeño sombrero violeta apareció, con una vela que brillaba de color violeta sobre un porta-velas en sus manos. Ella se acercó rápidamente, sus ojos de un púrpura oscuro brillaban levemente, y cuando estaba al frente de ellos le preguntó al fantasma con su voz fría e insensible:

—¿Cuál es el problema, Flickuic? ¿Algún fantasma escapó otra vez? Espero que no, porque te dije que sí volvía a pasar tendrás que volver a tu antiguo puesto.

—No, Señorita, es que dos inmortales quieren entrar y no sé qué hacer.

—Supongo que es una situación que un alma como tú no puede resolver con facilidad —le dijo la joven, luego les dirigió la palabra a los dos extraños—. Déjenme presentarme: Marie Shelline Longestain, principal subordinada de Moro, soy "la que guía a la gente por el camino que no debe ser tomado". Desearía saber por qué dos seres que no pueden morir quieren entrar directo a su muerte.

—Sinceramente, no entiendo por qué dices que sería ir directo a nuestra muerte, ya que no podemos morir —respondió Kami.

—Si entras a Reino de Moro, Dios de la Muerte, automáticamente estás muerto y no puedes salir vivo, por eso los inmortales no pertenecen aquí y me prohibieron dejarlos pasar.

—Es una pena, ¡por qué vinimos para detener al hijo de Moro como sea posible! Si no nos quieres dejar entrar, tendrás que pelear primero —mientras Kami decía esto, ella sacó la Varita Atardece de su mochila, lista para usar los hechizos que ha estado aprendiendo desde hace un año.

—Tonta, este porta-velas es mágico, me lo dio mi Señor para controlar a los fantasmas que aceptarán trabajar para mí y que tengan un lugar seguro después de la muerte. Solo yo lo puedo utilizar, ¡y lo utilizaré para acabar contigo!

Dicho esto, Marie pronunció las palabras: "Sello fantasmal" y dibujando un círculo de invocación en el aire hizo aparecer un montón de fantasmas que volaron hacia nuestros protagonistas. Los fantasmas no podían hacerles daño físicamente, pero dañaban directamente su alma, debilitándolos tremendamente. Kami y Stuart trataban de lanzar rayos mágicos de luz, pero no eran de mucha utilidad contra los fantasmas, afortunadamente le atinaron a Marie Shelline y el hechizo paró.

Kami a su vez usó un hechizo. Una esfera de luz apareció y cegó temporalmente a todos, menos a Kami, quien empezó a atacar a Marie Shelline con ataques más simples. Esta última usó un hechizo para que aparecieran más fantasmas, pero Kami lanzó ataques de luz en forma de lunas, después de hacer un salto digno de película de acción. Marie trató de esquivar su ataque, pero no lo logró y cayó al suelo, soltando el porta-velas, la vela casi se apaga y Marie Shelline parecía casi muerta. Simultáneamente, Kami usó un hechizo que creó una especie de jaula de luz de estrella alrededor de Marie. Todo parecía mal para la joven, pero alcanzó a tocar el porta-velas y Flickuic apareció y se teletransportó directamente detrás de Kami y le quitó la varita. El hechizo de Kami se desvaneció y la herida Marie se levantó tomando la varita, entonces dijo:

—Fue una gran pelea, creo que los he subestimado, afortunadamente no perdí mi porta-velas. Adivinaré, ¿la hija de Selena y Solaris? Entonces esta varita es sus reliquias, sería muy fácil completar el plan del hijo de mi Señor si tan solo destruyera esta varita. Sin sol ni luna, la Tierra morirá sola, pero no tenemos nada en contra de ustedes, celestiales, se las devolveré si se van.

En ese momento llegó un fantasmita que le susurró algo en el oído y se fue rápidamente, como si estuviera más asustado de Marie Shelline que de volver al inframundo. Marie parecía algo decepcionada y les dijo:

—Supongo que hay un cambio de planes, mi Señor quiere verlos. Por favor, acompáñenme, por el momento me quedaré con la reliquia.

Era obvio que querían ver a la persona que podría detener la destrucción de la Tierra. Kami y Stuart no tenían opción, si destruían la Varita Atardecer, los padres de Kami y las Estrellas estarían perdidos, estos últimos se volverían como los Soñadores, congelados en el limbo. Al menos ahora podían entrar, ¿por qué rayos el fantasmita no había llegado antes? ¡Se hubiera ahorrado una pelea!

Justo en ese momento, Dreamy despertó, dispuesta a ayudar a sus nuevos amigos. Ella fue corriendo cuando los vio en una situación difícil, iba acompañarlos hasta el fin. ¡La Tierra no debía morir ni mucho menos ellos! Sin embargo, Kami no quería que la pequeña muriera y le pidió que se devolviera a su casa, con los otros Soñadores. Dreamy le respondió que los Soñadores no tenían vida que perder, apenas podían considerar que existían y que no podían evitar que ella los acompañara.

Los 3 amigos atravesaron las puertas del inframundo mientras eran escoltados por Marie Shelline Longestain y un grupo de pequeños fantasmas.