Cuando por fin salieron de los pasadizos oscuros, el grupo no sabía exactamente dónde estaba, pero debían estar cerca del Templo de Terranova, estaban rodeados por naturaleza bastante similar. Era la primera vez que Abladon salía de los pasadizos oscuros, no sabía cómo ubicarse del otro lado, por eso no estaban donde debían estar. Kami dio un súper salto para tener su ubicación clara, lo que impresionó a Abladon, no era algo que se hacía muy comúnmente en su casa, sobre todo por la altura del techo. Se alcanzaba a ver el templo desde ahí, solo tenían que volar por un tiempo. Kami usó su varita para hacer una plataforma de luz circular, porque aún no aprendió a volar bien, y Abladon también se subió por la misma razón. El grupo salió volando, Stuart si parecía una estrella fugaz, mientras Abladon quedó atónito con lo que veía. No tardaron mucho tiempo en llegar. Esta situación se podía poner relativamente incómoda, por eso tal vez Kami debería explicarle primero.
Cuando entrar Terranova estaba súper feliz de volverlos a ver, y con tantas flores que había en el manantial hasta el lugar parecía decorado para una fiesta. Sin embargo, su emoción bajó al ver al tímido chico que se ocultaba detrás de Kami, afortunadamente Terranova era muy relajada y entendió toda la situación. La verdad es que le parecía tan adorable como su padre y estaba feliz de que en realidad no quisiera destruirla. En ese momento, el momento de felicidad se acabó cuando de las sombras apareció Caótica con una especie de cetro de madera oscura que en la punta tenía un objeto cilíndrico blanco con patrones en zig-zag negros, y plumas y piedras rojas atadas a este. Su vestido lucía más gris o hasta blanco (tal vez antes se veía más oscuro por la luz) y sus ojos brillaban más intensamente que nunca, rojos de furia.
—Todos estos años, te cuide, te eduqué para un gran destino, ¿y así me lo agradeces? ¿Escapándote con tu enemigo a muerte?
—¡¿Cómo llegaste aquí?! —respondió Abladon, confundido y preocupado hasta la muerte, nunca debía enfadar a su madre—. ¡Tú no sabes viajar por los pasadizos oscuros, madre!
—La verdad es que a pesar de lo desagradecido que eres, me alegra que sigas usando el brazalete que te regalé.
Abladon vio su brazalete y se dio cuenta de lo que quería decir: su madre le regaló aquel objeto para rastrearlo, posiblemente con el otro brazalete que tenía ella. Desde que se fueron, ella estuvo siguiéndolos, así podía escapar y volver a la Tierra, dispuesta a matar a Terranova. Sin embargo, fue la predicción de Futuria que la hizo ver como la mala (que en el fondo era) y por eso no será ella quien iba a acabar con ella, en realidad tenía una mejor idea, y dulcemente les dijo:
—Hijo, no es mi destino destruir a Terranova, es tuyo. No importa cuánto quieras evitarlo, jamás vivirás en paz aquí, siempre habrá destrucción en tu camino. ¿En serio crees que la gente va a querer a alguien como tú? Sólo una madre puede amar a alguien como tú, sólo puedes controlar esa maldición con la que naciste aceptando tu destino.
—¡Basta ya, Caótica! —exigió Kami—. Tal vez Terranova se equivocó desterrándote, pero eso no significa que tenga que morir. Eso sí: tú le quitaste mucho a Abladon, sólo por venganza, ¡no tenías derecho!
—¿En serio estás de su lado? Eres una Celestial, y no una Estrella cualquiera, eres un eclipse, niña, no eres un ser de luz, sino de oscuridad.
—¿De qué hablas? Soy la hija de la Luna y el Sol, las dos fuentes de luz más importantes, que me llame Eclipsa no me hace malvada, después de todo, los eclipses son uno de los eventos más hermosos e inusuales del mundo.
—Sí, tal vez así sea, ¿entonces por qué no lo hacemos?
Dicho esto, Caótica le lanzó con su cetro una especie de hechizo, como un rayo oscuro, que Kami no pudo evitar. Ella cayó al suelo, con un gran dolor de cabeza, Abladon sabía lo que le estaba haciendo: usaba su poder para que ella cometiera el error de destruir a la Tierra. Debía resistir, pero le era imposible, entonces su cabello se tornó oscuro y sus ojos se volvieron color carmesí, y su dulce expresión cambió a una más malvada. Usando la Varita Atardecer invocó entonces un eclipse, liberando el verdadero poder de la varita, la luz del día desapareció en un segundo.
Stuart trató de detenerla, pero Kami usó la varita y él terminó flotando, ella estaba controlando su luz y lo obligó a atacar a los presentes cuando trataron de detenerla. Terranova tuvo que usar sus poderes para defenderse y hacerla entrar en razón. Si el hechizo no se acababa pronto y Kami no volvía a la normalidad, la Tierra moriría por la falta de luz. Abladon estaba extremadamente enojado con su madre, no podía hacerle eso a una chica inocente. Estaba desbordando de rabia y golpeó a Caótica fuertemente para quitarle el cetro y su brazo simplemente se rompió en pedazos, como el de una muñeca de porcelana. Ella se cayó y no pudo evitar dejar caer el cetro, Abladon se acercó y tomó el cetro, sin romperlo, al menos por ahora. Entonces el hechizo paró, Kami se desmayó y volvió a la normalidad, simultáneamente, el eclipse se detuvo. Caótica se levantó como pudo y le dijo:
—¿Qué planeas hacer? ¿Vas a destruir la reliquia y destruirme? Sólo lograras demostrar que solo sirves para destruir.
—¿Sabes qué? —respondió con una sonrisa igual a la de su madre—. Creo que debería hacerlo, nadie te va a extrañar, después de todo, pero pienso que lo mejor es quitártela para siempre, no soy como tú. Nunca más vas a amenazar a nadie.
Caótica trató de recuperar su reliquia, pero Abladon actuó rápido y empujó a su madre por un portal hacia los pasadizos oscuros (después de todo, él tenía el mismo poder que su padre, sólo que no lo había hecho antes). Kami despertó confundida, Terranova y Abladon le explicaron lo ocurrido y ella se sintió realmente apenada y le dio un corto y cariñoso abrazo de agradecimiento al chico. El joven debía ahora decidir qué iba a hacer con el Cetro del Caos, no cualquiera podía usarlo, pero podría llegar a ser peligroso. Kami entonces le propuso:
—Podrías dejarlo aquí, o llevarlo a la Ciudadela Celeste o al Palacio del Sol, ahí casi nadie podría ir. De hecho es muy triste, pobre de mi papá...
—Supongo que es una buena idea, pero por ahora quiero quedarme aquí en la Tierra y sería más fácil dejárselo. ¿Sabes? Creo aprendí a controlar mis poderes, todo el resentimiento que reprimí durante años no me permitía controlar este poder, pero al enfrentarme a mi madre me di cuenta de que no necesito una reliquia para que esta maldición se vuelva un don.
—¡Eso es genial! ¿Qué tal si vienes con migo a mi colegio? Podrías simular que vienes de intercambio el resto del año.
—Suena bien. ¿Qué estamos esperando?
El grupo se fue del Templo, Stuart tenía que volver y decirle a Selena lo ocurrido. Kami y Abladon fueron también, este último no pudo evitar sorprenderse por la luminosa Ciudadela Celeste, era un lugar tan pacífico, se quedaron viendo el atardecer desde un balcón del palacio de Selena (más específicamente, de la habitación de Kami cuando era una bebé). Entonces él le dijo a Kami: "¿No es raro que la predicción decía que yo iba a destruir a Terranova, pero al final casi fuiste tú? ¿Crees que ella vio los posibles futuros y se sacrificó para realizar el mejor futuro posible?". Kami respondió: "No lo sé, tal vez malinterpretamos, como todos, la predicción, ¿no?".
También le preguntó si tenía planes para el futuro, y ella le dijo que tenía una pequeña idea. Fue algo incómodo cuando ella fue a hablar con sus padres y que el chico que debía enfrentar se encontraba con ellos, pero Solaris y Selena eran personas bastante relajadas.
Kami les devolvió las varitas, ya había hecho muchas cosas malas con las reliquias y los chicos se despidieron y Stuart los llevó a casa de los padres adoptivos de Kami. Tras explicar la situación, ellos estaban felices y aliviados (porque el mundo no iba a acabarse), y aceptaron que el joven se quedará con ellos. Se despidieron de Stuart (que iban a volver a ver la siguiente semana, cuando Kami vaya a entrenar), y Kami se fue a dormir, tenía colegio mañana y se hacía tarde, Abladon se quedó a dormir en el cuarto de visitas, debía dormir bien, tenía el día siguiente iba a ser muy importante.

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