—Leo, no puedo leer bien, me duele mucho la cabeza. Te necesito…
—¿Te llevo algún medicamento?
—No necesito eso— hizo una pausa, escuchaba su respiración pesada— ¿estás muy lejos?¿voy a buscarte?
La alarma se encendió en todo su cuerpo, y su mente se despejó de la nebulosa del alcohol.
—Espera, ya llego. No salgas, Jad, por favor.
—Ok, te espero pero date prisa, sintió que voy a enloquecer—escuchó sus jadeos al teléfono y todo el vello de su nuca se erizó.
Una parte de su ser le decía que no vaya, aunque su mente ya había desechado la idea de resistirse, menos cuando le hablaba así.
Le mandó un mensaje a los chicos de qué había surgido una emergencia y se iba.
Llegó muy rápido, por unas milésimas de segundos pensó en la idea de ir a una farmacia y comprar un inhibidor pero un alfa ultra dominante necesitaba los que eran con prescripción médica. Con paso decidido entró al edificio, subió por al ascensor con el corazón golpeando en su pecho, sentía el sudor en sus manos, producto de los nervios. Cuando llegó a la puerta, iba a poner el código sin embargo la puerta se abrió en ese mismo instante. Allí estaba Jared, vistiendo solo un slip que exhibía una poderosa erección. El aroma a bosque era intenso, incluso más que la vez anterior.
Sintió una mano agarrarlo por su muñeca y atraerlo a su pecho fuerte y caliente, toda su piel estaba ardiente, y el aroma le llenó los sentidos, ahogándolo. Tuvo que abrir la boca para inspirar aire profundamente. Jared acercó sus labios para morder aquella oreja haciendo estremecer a Leo, quién lo empujó hacía adentro para poder cerrar la puerta.
La voz de Jared volvió a envolverlo. Todo en él resultaba hipnotizante.
—Iba salir a buscarte pero entonces te sentí—le susurró al oído, mientras Leo reía por lo bajo, nervioso al preguntar.
—¿Cómo vas a salir en ropa interior?—tuvo que hacer esfuerzos para terminar la frase.
Sintió sus labios ardientes en su cuello, el poco sentido común que le quedaba estaba despareciendo rápidamente.
Sintió la dureza del miembro de Jared presionarse contra su estómago a través de la delgada tela. Estaba húmedo.
—Tenía que encontrarte…—le susurró Jared, mientras lo cubría por completo con su cuerpo presionándolo contra la puerta—tenía que volver a verte.
A Leo se le heló la sangre, al pensar que el Jared en rut lo recordaba. Cuando lo separó levemente tenía los ojos completamente eclipsados, oscurecidos, lo miraban llenos de deseo, sus labios intentaban volver a besarlo, sin forzarlo, su actitud era diferente a la primera vez. El moreno bajo su mano y recorrió lentamente pero con firmeza el miembro de Jared mientras observaba su reacción. Jared gimió, de forma inmediata comenzó a mover sus caderas para frotarse desesperadamente contra aquella mano. Leo sintió un leve temblor, Jared dijo su nombre entre jadeos y hundió su nariz en su cabello mientras el aroma se intensificaba y una humedad caliente se extendía en la zona dónde el moreno tenía apoyada su mano. Mientras acariciaba su entrepierna, y luchaba contra la lluvia de deseos que atravesaban su ser, y en un susurro preguntó:
—Jad, ¿quién te puso así?
—Tú—respondió Jared sin dudar.
Al escuchar la inesperada respuesta, Leo sintió que le temblaban las piernas mientras las manos de Jared comenzaban a quitarle la ropa, rápidamente.
Jared enterró su cara en su cuello, lamiéndolo como quien saborea un helado, mordisqueándole la piel hasta llegar al lóbulo de la oreja. El calor de su aliento penetraba su piel y lo recorría entero.
—¿Aquí o en la cama?—Le preguntó con un tono de voz que denotaba urgencia, mientras se bajaba el slip y liberaba aquella parte, ardiente y mojada. Al mismo tiempo que aquellos dedos largos se introducian en su ropa interior abriéndose paso hasta la parte interna de sus nalgas.
Leo dejó escapar un gemido al tiempo que elegía la cama, Jared lo alzó fácilmente con el brazo izquierdo mientras sus dedos jugueteaban en su interior. Con la mano derecha lo agarró del cabello para atraerlo hacía él y enterrar su lengua en su boca. Leo sentía la presión de su aroma inundándole los sentidos, cada terminación nerviosa de su cuerpo reaccionaba al estimulo. Leo se perdía en los besos profundos, en aquella lengua que recorría cada rincón de su boca y succionaba su lengua. Escuchó sus propios jadeos y gemidos al sentir las caricias de Jared. Un delicioso cosquilleo lo hizo pedir más.
La voz de Jared cargada de deseo le dijo:
—Vengo soñando con todo lo que te quiero hacer— al sentir los temblores de Leo, movió los dedos en aquel estrecho canal, mientras le decía— voy a enterrarte la lengua hasta hacerte gritar.
Leo hubiese preferido que aquello quedase en algo metafórico, pero para su vergüenza no fue así. El moreno intentó quejarse en vano desistiendo al verse embargado por un inmenso placer que lo hizo gemir profundamente. Era más de lo que podía tolerar, apenas podía enfocar la mirada y todo su cuerpo parecía sensible a la lengua, suave y ardiente del alfa. Un cosquilleo interno le hizo buscar mayor presión.
—Ja…Jad…. Por favor…
El rubio no se hizo esperar y lo penetró con la lengua, Leo arqueó el cuerpo, no era suficiente.
—Más….Jad…hondo…neces..sito… más…
Leo escuchó el sonido húmedo y obsceno del golpear de la mano contra la piel, lo miró y lo vio con aquellos ojos oscuros resplandeciendo en la oscuridad de la habitación, y su cara hundida entre sus nalgas acompañando el movimiento de su mano derecha.
Leo cerró los ojos, al sentir el inminente climax, se mordió el labio ante las sacudidas violentas de ambos dos. Leo adelantó las caderas de forma impulsiva, no podía esperar más, todo su cuerpo necesitaba ser penetrado en ese momento, sin embargo parecía que Jared tenía otros planes porque volvió a juguetear en su entrepierna.
Leo abrió los ojos y busco su mirada, la sensación electrizante de la próxima descarga estaba cerca; una oleada lo hizo sacudir las caderas violentamente, mientras intentaba contener los gemidos entre jadeos y gruñidos. Leo pensó qué perdería la razón del placer que sentía, aquello no podía ser humano. Tenía el cuerpo empapado, Jared se incorporó para besarlo en la boca mientras se relamía como una bestia salvaje que acababa de tener su mejor banquete, Leo lo abrazó por la nuca y pegó su cuerpo al de él, buscando el roce. Jared lo besó inundándolo con su aroma y provocando que sus interiores se estremeciesen.
Jared le mordió los labios, se incorporó un poco, y con una sonrisa le pregunto:
—¿Dónde la quieres?
Leo respondió en una voz quebrada por el placer:
—Aquí… aquí….
Los ojos oscuros resplandecieron, mientras invadia el interior del moreno.
—Necesito feromonas… déjame sentir tus feromonas—gruñió Jared al sentir la inmensa y dolorosa presión del canal de Leo. Sintió como las paredes internas del joven se contraían y sus caderas se sacudían levemente, el joven intentaba hablar pero la faltaba la respiración, y todas sus extremidades temblaban en una oleada de intensas descargas. Había olvidado el tamaño del alfa, y como lo llenaba por completo, quitándole el aire, vaciando sus pensamientos y llevándolo a la locura del placer. Leo no sabía lo que estaba haciendo en ese momento, se limitó a besarlo mientras gemía su nombre.
—Leo…voy a.. —susurró mientras recorría su pecho con sus labios, besandolo.
En el delirio del placer que lo inundaba, el ritmo de Jared se incrementó, enviando corrientes de dolor y placer por todo su cuerpo. Leo tembló al sentir una corriente eléctrica recorrer su espalda y extenderse por sus extremidades, se arqueó salvajemente al sentirlo tan profundo dentro suyo. Su vientre y su pecho estaban empapados. Jared busco sus labios desesperadamente.
Algo comenzó a crecer en su interior.
Una alarma resonó en su interior, las oleadas de placer disminuyeron mientras una incómoda sensación se abría pasó dentro de su cuerpo.
“No, no, no “ pensó Leo, sabía lo que era aquello, incluso en su estado de perdición absoluta, sabía lo que eso significaba. Toda su mente se lo recordaba. No, aquello no podía pasar. Intentó zafarse inútilmente.
Jared lo miró con sus ojos oscuros y le sonrió, comenzó a lamerle el cuello mientras Leo se movía inútilmente debajo de su cuerpo.
La voz melosa y áspera en su oído le quito por unos segundos el miedo.
—Ya va a pasar—volvió a lamer su cuello y morder el lóbulo— tranquilo… un poco más…
Leo recordó lo qué le había dicho la doctora. Busco el brazo de Jared pero le fallaban las fuerzas y apenas podía enfocar la mirada mientras la presión dentro suyo crecía y el dolor le arrancaba lagrimas.
—No…Jad… me…vas a....
Jared le succionó los labios y comenzó a besarlo profundamente. Luego le beso los ojos, las mejillas, el mentón y las orejas.
Con voz ronca susurró:
—Por fin vas a ser mio…— algo dentro suyo se desgarraba, y le quitaba la respiración. Desesperado Leo agarró el brazo de Jared para morderlo pese a no tener fuerza.
En ese momento el rubio le quito el brazo sin esfuerzo alguno y con los ojos llenos de deseo le susurró:
—Si quieres morderme, hazlo aquí, en la yugular— Leo pensó que lo mataría si hacía eso en ese momento pero el dolor era tan insoportable que sin dudarlo lo mordió violentamente a en el cuello, rasgando la piel. Sintió la sangre en sus labios y ese instante Jared tembló, lo agarró del pelo con fuerza instándolo a morderlo de nuevo. Leo le clavó los dientes, al mismo tiempo qué algo dentro de su cuerpo se desgarraba por completo haciéndolo gritar. El cuerpo del alfa se sacudió, Leo se dejó caer en la cama, cerrando los ojos con fuerza mientras un fuego lo quemaba por dentro.
Jared lo miró, se acercó, le lamió el rostro.
—Ya está…— lo seguía besando en todo el rostro, su lengua caliente lo reconfortaba.
Jared le sonrió, al decir.
—Aquí está nuestro bebé, uno así con tus hermosos ojos violetas...
Leo lo miró confundido pero la próxima oleada de placer lo hizo gemir y por unos segundos se desvaneció.
Ya no sentía su cuerpo, estaba hundido en un círculo de deseo, dónde el placer y el dolor lo sacudían por partes iguales. Clavó las manos en la piel del rubio gimiendo su nombre, quería despertar de aquella tortura y al mismo tiempo no quería qué acabase nunca.
Jared lo cubrió de besos, le lamió cada rincón de su cuerpo mientras le repetía una y otra vez que era suyo.

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