Cuando el chofer mencionó esto, de repente todo el paisaje cambió, como si una cortina hubiera sido jalada bruscamente para dejar ver lo que había más allá de la ventana. Una gran pradera llena de trigo se extendía frente a ellos; en el horizonte se alzaba un gran castillo con dos torretas, una a cada lado, apuntando al cielo como si quisieran cortar las estrellas. No había edificios, ciudades ni construcciones, solo una pradera tan vasta que el suelo parecía hecho de oro. El castillo estaba construido con rocas antiguas; se veían viejas, pero a pesar de eso, no tenían musgo ni grietas. El techo rojo, aunque brillaba bajo el sol, no reflejaba demasiada luz. Las dos torres se alzaban justo frente a la entrada principal.

Kaim: Qué hermoso paisaje… estaría interesante comer por los alrededores.

Chofer: Tienes razón. Esta zona fue protegida durante mucho tiempo por el Clan Espagre. Bien merecida tiene su belleza.

El chofer se acercó hacia las dos torres.

Guardia 1: ¡Déjenlos pasar!

Kaim: Qué raro… ¿ No van a revisar el carro? ¿O quién lo conduce?

Chofer: Así sería normalmente, pero este no es un caso común. Ese guardia pudo sentir la resonancia del líder Serav. Revisar el carro sería una falta de respeto; después de todo, los líderes fueron quienes protegieron al clan. Sin ellos, él no estaría aquí.

Kaim no pudo evitar sentir admiración e impresión hacia Lucas Serav. Cuando el chofer pasó bajo las torres, Kaim miró hacia su lado, donde el líder observaba por la ventana, y pensó:

Kaim (mentalmente): Si así es un líder… ¿cómo serán los otros?

Las puertas del castillo se abrieron por sí solas, permitiendo ver un espectáculo imposible: un amanecer naranja que no podía existir. Aunque el castillo era imponente, sus interiores parecían infinitamente más amplios. El chofer avanzó despacio mientras Kaim observaba los rayos de luz de un nuevo día, aún asimilando el cambio de paisaje. Sin embargo, su asombro no había terminado: ante sus ojos se extendía una gran ciudad llena de risas y luces.

Kaim: ¿Qué es esto?

Serav: Es mi clan. Espagre.

Kaim: ¿Una ciudad es el Clan Espagre? Es enorme.

Serav: Un clan no puede ser clan con poca gente.

Chofer: Líder, ¿desea que lo lleve a su residencia?

Serav: Sí, y trae a Kasiope.

Chofer: Así será.

El chofer siguió el camino elegido por el líder: un sendero de piedra blanca, formada por losas perfectamente alineadas. Conducía sin prisa, mientras la ciudad se extendía a los costados de un enorme hueco rodeado por montañas. La llanura descendía suavemente hasta formar un abismo, y en el fondo reposaba la ciudad de Espagre. La vista era tan hermosa que Kaim apenas podía mirar hacia otro lado.

Chofer: Llegamos, líder.

Serav: Bien. Trae a Kasiope, y no te tomes tu tiempo como en el camino de ida.

Chofer: Sí, señor.

Serav: Ven, Kaim.

Kaim: Sí.

Kaim bajó del coche junto a Serav. Al voltear, vio una casa de cinco pisos, hecha de adobe y estucada en su exterior, pintada de blanco con amplias ventanas de cristal.

Kaim: Creí que tu hogar sería más imponente.

Serav: Te equivocas, niño. El hogar no tiene que serlo; su dueño sí.
Ahora entra.

Kaim obedeció y entró al acogedor hogar. Abrió la puerta de marfil con una perilla dorada. Al hacerlo, pudo observar su interior: el primer piso se dividía en dos por una pared que llegaba hasta la mitad del techo.
A la derecha había un sofá, frente a una mesa de madera con cuatro patas. Debajo, una alfombra con forma de oso polar —que probablemente lo había sido— cubría el suelo. Un televisor plasma de 50 pulgadas colgaba de la pared. A la izquierda se extendía una cocina con un lavadero de metal bruñido; sobre la encimera descansaban un microondas y utensilios perfectamente organizados, como si estuvieran en un desfile militar.

Kaim: Esto es raramente… acogedor.

Serav: Lo tiene que ser. Después de todo, no se esperaba esta era en un calabozo.

Kaim entró y tomó asiento en el sofá.

Serav: Supongo que nunca te educaron bien.

Serav cerró la puerta, colgó su gran abrigo peludo junto a la entrada —sin soltar su espada— y fue hacia la cocina. Abrió la despensa, tomó un paquete de galletas de chocolate, abrió el refrigerador negro y sirvió leche en dos vasos de cristal largos. Con la habilidad de un experto, llevó los vasos en una mano y las galletas en la otra.

Serav: Niño, tenemos que hablar.

Dejó las galletas y la leche en la mesa, y se sentó junto a Kaim, quien miraba distraído las Chicas Superpoderosas en la televisión.

Kaim: Claro, supongo que es sobre algo de la marca o algo así.

Serav: No es sobre la marca en tu pecho… es sobre la de tu mano.

Kaim: ¿Oh, esto?

Kaim levantó su mano frente a su rostro, mostrando la marca con forma de pluma de cuervo en su muñeca.

Serav: Así es.

Tomó dos galletas.

Kaim: ¿Entonces?

Serav mordió ambas, bebió un poco de leche, y luego habló con calma.

Serav: Eso es malo. No sé qué pueda ser… una maldición, un parásito, o algo peor.

Kaim: ¿Q-Qué? ¿Qué puedo hacer para quitármela?

Serav: En toda la creación existen muchas criaturas: elfos, draconares, dríadas, grifos, entre otros. Pero entre todas ellas, una de las razas más poderosas te puso esa marca. No sabría decirte cómo quitarla.

Kaim: Ya veo…

Serav: Pero no te desanimes. Para eso llamé a una maga de nuestro clan.

Kaim: ¿Maga? Creí que ustedes solo tenían espadachines.

Serav: El halcón se especializa en volar, pero eso no significa que no pueda caminar. Nosotros blandimos la espada, pero si alguien prefiere dominar la resonancia, también es bienvenido.

Kaim: Ya veo… es un muy buen lugar. Después de todo, las cosas se parecen a sus dueños.

Serav: Toma galletas mientras ella llega.

Kaim: Gracias, se ven ricas.

Serav (mentalmente): Qué habrá querido decir con eso…

Ambos conversaron de muchas cosas: gustos, colores, hobbies y más.
Hasta que finalmente…

—Toc, toc—

Serav: Adelante.

La puerta se abrió, dejando ver a una joven alta, de aproximadamente 1,72 metros, cabello largo y azul cian como el cielo despejado, ojos negros con pestañas abundantes, piel morena y labios carnosos y rosados.
Vestía una túnica blanca de científica, una camisa negra con una mariposa blanca en el centro, pantalón negro holgado y zapatos Converse.

Kasiope: Un gusto, líder de clan.

Serav: Igualmente. Si quieres, deja tu túnica y pasa.

Kasiope: Sí, señor.

Kasiope dejó su túnica y avanzó hacia la sala, donde vio a Serav junto a Kaim.

Kasiope: ¿Puedo saber el motivo por el cual me llamaste?

Serav: Sí. Era para que revisaras la mano de este niño.

Kaim: Hola, un placer.

Kasiope: Igualmente…

Al verlo, no pudo evitar sonreír.

Serav: Veo que ya lo notaste.

Kasiope: Sí, es impresionante.

Serav: Kaim, discúlpala. Cuando ve algo relacionado con la resonancia, no puede evitar emocionarse.

Kaim: Se ve muy tranquila…

Apenas dijo eso, fue despojado de su camisa y elevado en el aire, inmovilizado con los brazos extendidos en forma de “T”.

Kasiope: Wow… nunca vi algo así.

Serav: Yo tampoco. Ni en un libro o registro.

Kasiope: Respecto a su muñeca… eso claramente parece un ojo.

Serav: ¿Ojo?

Kasiope: Así es. Es como un GPS que permite ser encontrado.

Serav: ¿Cómo? Si no está emitiendo nada.

Kasiope: Tiene razón, pero si mira su interior, es como un cable. No se ve desde afuera, pero está transmitiendo desde dentro a otro lugar.

Serav: ¿Alguien nos está viendo?

Kasiope: Así es. No sabría decir qué raza.

Serav: Eso es de mal gusto, aunque obviamente es un dios o ser divino.

Serav tomó un palillo de dientes de la mesa, se acercó al muchacho y lo pasó sobre la marca.

Kaim: ¿Qué hace?

Serav: Solo quitándole los ojos al cuervo. Sentirás una leve corriente.

Kaim sintió un dolor insoportable en el brazo, como si miles de agujas se clavaran en sus huesos y musculos, mientras eran recosidos para luego ser destruidos denuevo, Kaim no pudo soportal el dolor  y se desmayo.

Kasiope: ¿Acaso cortó la marca, líder?

Serav: Podría cortar ambas, pero para eso necesito del Concepto, aun no hay suficiente resonancia. Solo puedo cortar una: su ubicación o su visión. Si corto la ubicación, podrán venir igualmente viendo desde los ojos; si corto los ojos, no podrán ver lo que hacemos ni recopilar información.

Kasiope: Ya veo… qué inteligente.

Serav: No me preocupa tanto la marca, sino lo que representa.

Kasiope: ¿Se refiere al Consejo?

Serav: Así es. Por ley, tendremos que realizar una reunión de líderes de clan y decidir qué hacer con este niño.

Kasiope: Entiendo. Después de todo, los únicos documentados con conceptos son los dioses y ustedes, los líderes. Ninguna otra raza los posee.

Serav: Sí, y no solo eso… este niño es buscado por un dios primordial. Lo usarán como cebo, como espada… o su cabeza rodara por el concepto que carga. En cualquier caso, no será fácil.

Kasiope: Ya veo, señor. Pero… ¿no deberían hacer todo eso antes de que la Tierra se llene de resonancia?

Serav: Así es, joven Kasi. Aunque nos hagamos más fuertes con la resonancia, esos seres podrán descender, y no podremos asegurar un mañana para la humanidad. Tendremos que confiar en que los grandes espíritus que surjan sean nuestros aliados.

Kasiope: Me aseguraré de que al menos uno se una al Clan Espagre.

Serav: Esta espada no puede oxidarse ni quebrarse. Dile al clan que entrenen el doble.

Kasiope: Sí, señor.

Serav: Puedes sentarte y tomar galletas.

Kasiope: ¡Sí! Se ven deliciosas.

Mientras Kasiope tomaba una galleta, la puerta volvió a sonar.
Serav la abrió y recibió lo que tanto esperaba: una carta de reunión, donde se decidiría el destino del joven dormido en el sofá.

La carta dice:

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Para: Líder del Clan Espagre, Lucas Serav
De: Consejo de los Clanes Mayores
Asunto: Citación de emergencia – Postulante marcado

Estimado líder Serav:

Debido a las circunstancias imprevistas acontecidas durante las recientes postulaciones, y considerando la aparición de una marca divina en uno de los postulantes bajo su tutela, el Consejo ha determinado que dicho individuo debe ser trasladado de inmediato a la Cámara del Consejo.

Será allí donde se decidirá su destino y la naturaleza de su conexión con las entidades superiores.
El retraso en su presentación podría considerarse una falta grave ante las leyes de la alianza.

Confiamos en su cooperación y discreción.

Por orden del Alto Consejo.
Sello de los Clanes Mayores.

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Serav: Los perros ladran fuerte cuando  no tienen comida al frente.

Kasiope: No perdieron el tiempo señor.

Serav: Tienes razon... sera mejor esperar que este niño despierte y que coma algo, sera mejor prepararlo para lo peor.

Kasiope: Pobrecito...

El sol alza la llama y la luna baja la bruma en espagre. El niño duerme bajo una sombra piadosa, el dios carente se vuelve demente y  pierde la calma por su amada alma. El mundo reposa y la humanidad llora. La balanza ha sido trazada pero los pesos del destino no ha sido juzgada