La noche era densa, como si el cielo se negara a respirar. Aitana se sentó junto a la cama de Carmen, con los dedos entrelazados y el corazón latiendo como si supiera que algo estaba por cambiar. La fiebre había bajado, pero la fragilidad de su abuela era más evidente que nunca. Su piel parecía papel antiguo, y sus ojos, aunque aún brillaban, lo hacían con una luz tenue, como una vela al borde del viento.
—Aitana —susurró Carmen, con voz quebrada—. Quiero que me prometas algo.
Aitana se inclinó, tomándole la mano con cuidado.
—Lo que quieras, abuela.
—Cuando yo me vaya… no te encierres en esta casa. No te conviertas en sombra de lo que fuiste. Vive.
Ama. Escribe. Hazlo aunque duela.
Aitana sintió que algo se rompía dentro de ella. No era la tristeza. Era el miedo. El miedo de quedarse sola. El miedo de no saber quién era sin Carmen.
—No sé si puedo —dijo, con lágrimas silenciosas.
—Entonces prométeme que lo intentarás. Que no dejarás que el amor te pase de largo por miedo a perderlo.
El silencio se hizo largo. Afuera, el mar golpeaba las rocas como si quisiera entrar en la conversación. Aitana asintió, sin palabras. Carmen cerró los ojos, satisfecha.
Esa noche, Aitana salió al porche. Elías estaba allí, sentado en el escalón, con una manta sobre los hombros y una taza de té entre las manos.
—¿Cómo está? —preguntó él, sin mirarla.
—Frágil. Pero lúcida. Me pidió que viviera. Que amara. Que escribiera.
Elías giró lentamente la cabeza hacia ella.
—¿Y vas a hacerlo?
—No lo sé. Me da miedo perder lo que amo.
Él bajó la mirada.
—A mí también. Pero creo que el amor no se trata de no perder. Se trata de quedarse, incluso cuando todo parece perdido.
Aitana se sentó a su lado. No se tocaron. No se miraron. Pero por primera vez, el silencio entre ellos no dolía.
“A veces el amor llega cuando menos lo esperas. A veces, justo cuando el mundo parece derrumbarse.”
Aitana vive en un pequeño pueblo costero, cuidando a su abuela enferma, la única familia que le queda. Su vida gira en torno a turnos en la cafetería local, recetas caseras y noches en vela junto a la cama de su abuela.
Todo cambia cuando llega Elías, un joven arquitecto que busca restaurar una casa abandonada frente al mar. Lo que comienza como una amistad incómoda se transforma en un vínculo profundo, marcado por secretos, decisiones difíciles y una promesa que podría cambiarlo todo.
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