[ZAID]
Sin poderlo evitar mordí su pelvis, y pude percibir su tersa piel erizándose con ello. Sin duda alguna, le gustaba demasiado el modo en que lo trataba en la cama, era una mescla entre delicado y salvaje, entre amoroso y sencillamente lascivo, era una fusión completamente nueva para mí, donde de igual modo seguía siendo el que dominaba toda la situación, lo cual agradecía profundamente, ya que me extasiaba tenerlo a mi merced. Ese chico me desequilibraba en todos los sentidos humanos. Me era imposible no estar fascinado con el sabor de su cuerpo en mi boca, me era incluso difícil no adorar la ligereza de este bajo mi tacto, dado que estaba seguro de que tendría marcas solo mías al día siguiente, y eso me mantenía con una amplia sonrisa socarrona, porque tardaría un buen tiempo en olvidarse por completo de mí. Y aunque sonara bastante estúpido, no deseaba que postergara mi recuerdo a lo más profundo de su mente tan pronto.
Me detuve unos segundos frente a su miembro firme, observe su rostro sonrojado por tanto sofoco o quizás era vergüenza de que realmente estuviera haciéndole eso, y sin poderlo evitar me deleite como un pervertido de que me analizara llevarme su sexo a los labios. Al chuparlo por unos instantes me gane un sonoro gemido de su parte, que me hizo revolotear el corazón en lo más hondo de mi pecho, y sentí una rara corriente eléctrica pasearse por mi espalda cuando volví a realizar esa acción pero más lentamente esta vez. Disfrute como un poseso del montón de jadeos que vociferaba como si fuera música para mis oídos, lamí su extensión una y otra vez, succione la punta suave de su glande, y saboree el líquido pre seminal que afloraba ante tanto placer. Acelere mis movimientos cuando sus suspiros interminables llenaron casi toda la habitación, quería traspasar los límites que me había impuesto, pero sabía que me arrepentiría. Pero la manera en que ese hombre suplicaba por más era irreal, era maravillosa.
— Voy a llegar… — anuncio en el instante en que aumente el flujo de mi lengua sobre su majestuoso pene. — Zaid… Detente… Voy a…
Mi nombre saliendo de sus labios fusionado con los intensos gemidos me erizaba la piel, no quise apartarme, quería verlo en todo su esplendor tener un orgasmo por mi causa. Enredo sus dedos delgados en mi cabello, halando de este suavemente cada vez que se sentía al borde del clímax, y en cuestión de unos cortos segundos, termino por implantar ese cálido liquido en mi boca. Su respiración era totalmente irregular, casi parecía como si se fuese a desmayar en cualquier instante. Me observo temeroso de que me hubiese molestado o algo por el estilo ante lo acontecido, pero simplemente me encogí de hombros indiferente, tener su sabor en mi paladar no era realmente la gran cosa. Su rostro rojo como un tomate fue en aumento ante mi mirada divertida, mientras su cuerpo estaba perlado en sudor, quizás había sido demasiado para él por esa noche, o eso quería creer en lo profundo de mi ser. Me bebí fresco como una lechuga su exquisito sabor y me relamí los labios sin dejar escapar ni una gota, no sabía mal, en absoluto, al parecer todo de Jhin era tan dulce como un caramelo.
Era la primera vez que realmente me dedicaba de lleno en una persona, en hacerla sentir realmente bien, en explorar cada parte de él para así comprender sus puntos erógenos. Quizás podría llamarse hacer el amor, no estaba del todo seguro pero probablemente en mi caso era lo más cercano a ello, y no era tan detestable como había pensado en muchas ocasiones que seria.
— Así es como se hace… — murmure con una amplia sonrisa, que el no dudo en devolverme, para acto seguido poner sus calidad manos en mis mejillas, y antes de que pudiese siquiera coordinar mis pensamientos, me beso con una intensidad que sencillamente me robo el aliento.
— Hazlo conmigo, Zaid. — susurro contra mis labios, quise darle una negativa de inmediato, sin embargo me obligo a girar quedando esta vez el sobre mí en medio de esa amplia cama. sentía mi miembro palpitar de la excitación tan grande que me invadía, y estaba seguro de que si daba un paso en falso terminaría cediendo. Sin perder ni una milésima de segundo, roso su entrada de forma juguetona, dispuesto a continuar con ello, pero lo tome de las caderas con firmeza antes de que hiciera una tontería.
— Te vas a hacer daño si no te preparas, y aun si lo hicieras no te va a gustar tanto como piensas. Además, mañana tendrás dolor en todo tu cuerpo, así que déjalo de una vez.
— Pero quiero hacerlo, quiero sentirte adentro Zaid… — farfullo de forma picara muy cerca de mi nariz, permitiéndome aspirar la delicia de su aliento. Ese estúpido hombre estaba empezando a entender como manipularme a su antojo, era tan jodidamente lindo de esa manera, actuando tan atrevido aun cuando sus cachetes se sonrojaban bajo mi severa mirada. — Si lo haces seré solo tuyo. Seré completamente tuyo, Zaid.
— ¿Y que gano yo con eso?
— Te quedaras con una parte mía que nadie nunca en su vida podrá tener. — musito en un hilo de voz. Nos quedamos en silencio por unos cortos instantes, donde sus ojos cafés me suplicaban desesperados que le permitiera experimentar su primera vez, donde sus labios entre abiertos optaron por posarse sobre los míos antes de mascullar un poco avergonzado: — ¿No te hace sentir eso un poco orgulloso?
— No realmente. — admití inexpresivo, y entretanto el montón de pensamientos invadían mi cabeza, termine por soltar un largo respingo. — Siento que me estoy aprovechando de ti.
— ¡Entonces, aprovéchate!
— Sinceramente, creo que no estás pensando en las consecuencias.
— ¿Importan? — inquirió levantando una de sus cejas desafiante, puse mis ojos en blanco, y suavemente lo forcé a incorporarse con mis manos, se me quedo observando cabizbajo mientras estábamos sentados en medio de la oscuridad. Pensé por un momento que se echaría a llorar allí, dado que realmente debía ser muy frustrante para él, haber puesto en juego su dignidad para hacer aquello, y no obtener nada a cambio. Y entonces, abrumado con tantas cosas a la vez, tome la peor decisión de todas. Por mi estúpido cerebro, paso una magnífica idea que en ese momento pensé era bastante factible, pero presentía que me lamentaría de ello en un futuro.
— Lo hare con una condición.
— ¿Cuál? — quiso saber con una brillante sonrisa que me acelero el corazón.
— Si alguna vez volvemos a encontrarnos, tendrás que volverlo a hacer conmigo. — propuse con mi rostro circunspecto, Jhin abrió sus ojos como platos, no muy convencido de que fuese algo que pudiese aceptar. — No deberá importar el lugar, ni la hora, ni absolutamente nada. Si te vuelves a ver conmigo algún día, te acostaras conmigo así estés con alguien más, o así yo este con alguien más. Si vas a ser mío tienes que serlo por completo, no solo esta noche, si no de ahora en adelante.
— Está bien. — asintió nervioso, sabía que era imposible volvernos a encontrar viviendo en una ciudad tan grande, en un país tan bastamente pequeño pero repleto de tantas clases de personas, reencontrarnos en este mundo tan extenso, era matemáticamente inalcanzable, pero quería tener asegurada con el otra noche, otro instante en que su cuerpo fuera solamente mío, porque lo poco que había logrado hasta ese momento con él me tenía completamente absorto, aun cuando tenerlo entre mis manos de nuevo fuese utópico.
Tras escuchar su respuesta, deje escapar una sonrisa malvada que a duras penas pudo vislumbrar en la penumbra. Devore sus labios antes de que pudiese si quiera llegar a pensar en cambiar de opinión, lo agarre de su cabello sedoso y lo obligue a echar su cabeza para atrás con una de mis manos, mordí su clavícula, y succione sus pezones, escuchando de a poco como la estancia se llenaba por su melodiosa voz. Le indique sin necesidad de palabras que llenase con su saliva dos de mis dedos, me obedeció mecánicamente, y satisfecho continúe asiéndolo aún más contra mí, advirtiendo como la calidez de su cuerpo complementaba con la mía. Cuando note que estaba lo suficientemente preparado, trague nervioso. Nunca antes había acondicionado a una persona virgen, no era lo mismo que alguien que ya tenía experiencia, dado que solo con uno que otro tonteo era más que suficiente, así que con sumo cuidado de no hacerle daño introduje uno de mis dedos húmedos en su interior, sintiendo mi corazón a punto de salir por mi garganta a casusa del miedo que corría por mis venas.
En ese preciso instante los gemidos de Jhin se volvieron incontrolables, apoderándose de mi cuerpo deseoso por penetrarlo. Extasiado, anhelando ese momento culminante continúe repartiendo besos por todo su torso haciéndolo gritar levemente, necesitaba que no solo se concentrara en la intromisión del siguiente, no obstante su respuesta fue solo suspirar contra mi cuello. Era bastante estrecho, pero al mismo tiempo cálido, moví mis dedos de distintas maneras, donde el solo se limitaba a disfrutar, hasta el ansiado punto de rogarme por profundizar ese contacto.
— Te quiero adentro, Zaid… — ronroneo en mi oreja, poniéndome la piel de gallina con el leve acariciar de sus labios contra esta. — ¡Hazlo ya!
— Eres demasiado afanoso, Jhin. — gruñí entre risas para hacerle caso a regaña dientes, si era lo que tanto deseaba se lo daría, a mi modo pero a fin de cuentas obtendría lo que tanto quería. Pasee mis manos por su redondo trasero, lo apreté con voluptuosidad, entre tanto el abrió sus piernas a lado y lado de mi permitiéndome a pesar de estar sentado en la cama el acomodarme muy próximo a su entrada. Rodeo mi cuello con sus brazos, y se me quedo viendo de una forma que no supe descifrar, era una mezcla entre ternura y cariño, no estaba del todo seguro, pero me había logrado estremecer. — Si te duele o si te sientes mal tienes que decírmelo, no solo te quedes callado.
— Si, te lo diré.
Comments (0)
See all