Cuando Rineth estuvo dividida los principales líderes políticos fueron dos reyes. En el norte estaba Dekkan mientras en el sur gobernaba Yandred. Los dos nobles tenían diferentes puntos de vista sobre lo que tenía que hacerse para hacer de Rineth un lugar poderoso y próspero.
Dekkan consideraba que lo mejor era basar la economía en la conquista de territorios sin explorar dentro del mismo Rineth y para ello era preciso entrenar al mejor ejército. Yandred en cambio consideraba que la mejor forma de preparar a sus ciudadanos era a través del conocimiento de muchas áreas en lugar de solo concentrar el apoyo al área militar.
A pesar de que ambos puntos de vista eran opuestos, los dos reyes se dieron cuenta que más que crear un nuevo Rineth estaban destruyéndolo lentamente. Luego de un largo diálogo fuera del terreno que estaba en juego y de sus respectivas fortalezas decidieron arreglar el matrimonio de sus únicos hijos para concretar su alianza.
Mientras los nuevos reyes empezaban su mandato, Dekkan y Yandred decidieron convertir sus bases y fortalezas en colegios para hijos de nobles.
El Castillo Zafiro estuvo a cargo de Dekkan y aquí se buscaba crear una fuerza armada implacable pero también lo mejor organizada para ser impredecible e invencible. Usualmente quienes se convertían en alumnos eran los chicos más fuertes y ágiles, o incluso quienes eran capaces de construir y crear desde cero las mejores armas. Dekkan consideraba que no valía la pena tener gente débil en las filas porque solo serían una carga para los militares del futuro.
El Palacio Rubí, en cambio, estaba dirigido por Yandred y aquí se enseñaba a los jóvenes más inteligentes sobre economía, ciencias, historia, política y medicina. El proceso de admisión era diez veces más meticuloso que el del Castillo Zafiro pero además también era más difícil permanecer aquí hasta el final de su preparación. Si bien se prometía que aquellos estudiantes que permanecieran durante toda su preparación aquí serían automáticamente parte del Consejo del Rey, esto requería que el pupilo pasara todas las horas de un buen pedazo de su vida detrás de los libros.
Y finalmente quedaba una institución más que a pesar de no tener el mismo poder que el Palacio y el Castillo era importante para la estabilidad de Rineth: la Mansión Diamante. Fundada un año después de la creación del nuevo Rineth, esta academia estaba destinada únicamente a las hijas de todas aquellas familias importantes y aquí no se enseñaba sobre batallas o ciencias pero sí sobre cuál debía de ser el comportamiento de una doncella. Lady Raku, la dueña y directora de la Mansión Diamante, consideraba que la mejor forma de preparar a las esposas del mañana era ser severa con ellas al corregirlas sobre su carencia de modales, temas permitidos en las cenas e incluso su forma de vestir y actuar.
El rey Breneth, al conocer el tipo de educación que le había impuesto su padre esperaba que Arnth no tuviese que recurrir a educarse en estrategia militar porque desde su punto de vista, su único heredero no tenía el valor para estar en una batalla por lo cual tal vez lo mejor sería empezar a prepararlo para absorber conocimientos que lo hicieran apto de educarse en el Palacio Rubí.
La reina Drism en cambio consideraba que su único descendiente tal vez no pudiese superar las estrictas pruebas de conocimientos pero por su estatura y agilidad al escalar árboles tal vez podría ser de mayor utilidad como parte del cuerpo estudiantil del Castillo Zafiro.
Sin embargo los dos señores de Rineth luego de pensar en la condición biológica de Arnth consideraron la posibilidad de que ingresara a la Mansión Diamante para convertirse en la doncella de la familia real y tal vez, si se encontraban otros reinos lejanos, se pudiese hacer una alianza estratégica con otro pueblo fuerte.
Con lo que no contaban era que Arnth no se sentía bien al elegir cualquiera de los tres caminos. Detestaba los enfrentamientos de cualquier tipo, a veces las ciencias le aburrían demasiado y ser una dama de alta cuna era prácticamente como renunciar a su libertad. Pero el tiempo apremiaba y su familia esperaba que tuviese una respuesta de dónde quería estudiar.
Una tarde se puso a pensar en todas las oportunidades que podía tener en cualquiera de los tres caminos. Jugaba con la idea de explorar nuevos sitios como los excursionistas del Castillo Zafiro, leer muchos libros de historia y tal vez dedicarse a escribir miles de obras como los eruditos del Palacio Rubí, e incluso tenía que admitir que ayudar a los ciudadanos necesitados como lo hacían las señoritas de la Mansión Diamante le tentaba.
Al final tuvo que confesarles a su madre y su padre que no podía decidirse por ninguna de las tres instituciones. Mientras el rey Breneth tensaba su mandíbula y la reina Drism se cubría el rostro con sus blancas manos, Dekkan y Yandred mandaron llamar urgentemente a Gowell y a Lady Raku, los dos únicos fuera de la familia real que sabían sobre la ausencia de sexo biológico de Arnth.
Dekkan y Yandred, agradecidos con el excéntrico viejo, le ofrecieron un lugar para vivir en el nuevo palacio de los reyes, Gowell se negó tajantemente. El anciano, echando mano una vez más de dibujos, les informó que prefería una choza nueva en la cual pudiese dedicarse a sus proyectos y no fuese molestado a menos que se tratase de situaciones importantes para la vida Arnth.
Por otra parte, la presencia de la mujer de la casa Raku aparentaba no ser muy necesaria pero, debido a que era la fundadora de la Mansión Diamante, tenía gran influencia para educar a las jóvenes más rebeldes hasta convertirlas en dignas representantes de sus familias.
En poco tiempo, los directores de las tres academias estaban dialogando con los reyes mientras Gowell los veía a todos con su enorme sonrisa verde.
- Te lo dije hijo, te dije que estabas siendo demasiado flexible con Arnth.- comentó Dekkan mientras se jalaba la barba de los nervios.
- Arnth no tiene manos para manejar una espada y mucho menos la fuerza para matar a un salvaje.- repuso Breneth lo más calmado que podía estar.
- Entonces que vaya a la escuela de chicos listos pero seguro no tendrá las agallas de gobernar correctamente.- dijo Dekkan molesto mientras volvía a sentarse.
Yandred caminaba de un lado a otro de la habitación mientras Drism lo veía como si se tratase del péndulo de un reloj pintado en escarlata.
- Va a tener que esforzarse mucho para permanecer con mis pupilos hasta el final, sin embargo creo que si tiene mi sangre entonces su mente es buena.- se detuvo y miró al próximo heredero al trono.
Lady Raku interrumpió las reflexiones del antiguo rey del sur.
- ¿Pero es que acaso se les olvida que Arnth no es hombre? Esta criatura lo que necesita es conseguir a alguien que la defienda de hecho todos ustedes saben perfectamente que a mi hijo mayor, Grenth le hace mucha ilusión desposar a la princesa.- rio mientras se acomodaba su elegante peinado decorado con esmeraldas.
Gowell dejó de sonreír ante la sugerencia de Lady Raku y observó la reacción de Arnth quien no dejaba de contemplar la alfombra que cubría la sala. Definitivamente el descendiente de los reyes no estaba satisfecho con ninguna opción y sabía que tanto a sus padres, sus abuelos y la misma Lady Raku les importaba poco su opinión.
El anciano se levantó bruscamente y empezó a garrapatear notas rápidas con el pergamino y la pluma que los súbditos le habían entregado previamente. Cuando les dejó ver lo que tenía anotado, los rostros de rey Breneth y la reina Drism parecían haberse congelado en una mueca de terror.
- ¡El viejo tiene que estar loco!- gritó Dekkan mientras sus ojos reflejaban chispas de ira.
Yandred se acomodó bien los lentes antes de revisar el mensaje de Gowell y comentó:
- Dudo mucho de la veracidad de la sugerencia pero por otra parte podría funcionar.
Lady Raku era la única que parecía satisfecha con la sugerencia del viejo comehojas:
- Saben, Gowell podría tener razón.
Arnth, después de ver todas las reacciones le quitó a Gowell el pergamino. En sus labios se dibujó una gran sonrisa.
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