[HAELY]
En el instante en que sus palabras se clavaron en lo más profundo de mi cerebro, recuerdo haberme quedado estático, sin saber exactamente qué era lo mejor para responderle al capitán del equipo de baloncesto que supuestamente era todo un heterosexual, y aun cuando intentaba hablar, las palabras se estancaban en mi garganta, transformándose con el paso de los segundos en un nudo interminable que tan solo me arrebataba el aliento. El chico de oscuro cabello me dedico una tierna sonrisa animándome a contestarle con la mayor sinceridad, respire profundamente, observe nervioso en todas las direcciones pero ya había más de una persona mirándonos con curiosidad. Deje salir lentamente en aire que contenía en mis pulmones, mientras me rascaba con ansiedad la cabeza, estaba echo un enredo.
No era como si el capitán Jiang no me gustase, era más bien el hecho de saber desde el inicio que de algún modo no funcionaría porque yo aún quería a Haru Reed, no obstante, no deseaba desperdiciar una oportunidad tan maravillosa.
— Jiang... — susurré con mi voz quebradiza, no quería que nadie nos escuchará, sin embargo podía sentir que, llamábamos mucho la atención de los presentes. — Yo realmente no esperaba esto de tu parte... — las penetrantes miradas de los estudiantes tras mi espalda, me causaban un pánico más grande del que ya recorría mi cuerpo. Wetzel Jiang al oír mis palabras fue perdiendo esa bella sonrisa de su rostro, aun cuando no había aceptado o rechazado nada de lo que me había propuesto. — Yo puedo darte una oportunidad, pero, yo ya tengo a alguien más en mi corazón, creo que no sería justo contigo. No significa que no me gustes, realmente me gustas mucho, jamás pensé que también sintieras algo por mí... Yo solo... — balbucee palabras que para mí no tenían ni el más mínimo sentido, note su rostro iluminarse ante lo que salía de mis labios, de repente, me rodeó con sus fuertes brazos, dejándome atónito con sus acciones. Mi corazón se removió emocionado en mi pecho, y percibí mis mejillas tornarse cálidas ante la bochornosa escena que estábamos montando en medio del pasillo, sin dudar por más tiempo correspondí su acogedor abrazo antes de decirle. — Sí, sí quiero estar contigo.
Jiang me aparto con delicadeza, nos quedamos en silencio mirándonos fijamente, entonces como si no se pudiese contenerse por mucho más tiempo estalló en estruendosas carcajadas que me dejaron perplejo, al verlo retorcerse de la risa en mis narices me sentía totalmente perdido, no comprendía en absoluto que era lo gracioso, incluso habían personas a nuestro alrededor que se le unían por lo bajo, dejándome aún más extrañado.
— ¿Realmente te creíste esas tonterías? — inquirió cuando estuvo un poco más sosegado, pero al ver como mi expresión se teñía de enojo se carcajeo con más fuerza, apreté mis manos en puños, con la latente intención de lastimarlo, sin embargo, me limité a solo darme la vuelta dispuesto a marcharme lejos de allí.
Pero un gran cuerpo se interpuso en mi camino, no era necesario levantar la mirada para saber quién era la persona a unos centímetros de mí, su embriagador perfume llenaba todos mis sentidos, el aroma tan masculino y característico de Haru. Aquel chico de 1,75 cm, me dedico una mirada perturbadora cuando sus ojos cafés se encontraron con los míos. A pesar de haber permanecido un año en el extranjero no había cambiado en lo más mínimo, seguía manteniendo su cabello rubio revuelto, sus ojos eran un infinito vacío hacia su malvada alma, sus labios siempre estaban curvados hacia arriba de forma burlona, en especial cuando se encontraba conmigo solo para intimidarme. Aún portaba sus siniestras y costosas ropas, al igual que sus ridículos accesorios. Haru Reed seguía siendo el desastroso chico que alardeaba sobre manera de la fama y riqueza de su papá, y no era ni siquiera un poco humilde, mientras más personas le lamieran los pies por su alta clase más dichoso lo volvía.
— ¡Tenías razón Reed! — canturreó Wetzel saltando emocionado a su lado para rodearle los hombros con uno de sus brazos — Bienvenido al equipo, tu secreto ha sido bien recibido y comprobado.
Ambos estrecharon sus manos con alegría, brindándome una confusión que poco a poco se fue esclareciendo. Cada semestre el capitán del equipo al recibir nuevos jugadores estos en el momento de la iniciación debían decir un secreto, podía ser de ellos o de alguien más y si era lo suficientemente jugoso, el capitán buscaba la forma de corroborarlo, si este era real o no, no afectaba, pero si era real de inmediato te ganabas la confianza del capitán. Aquello era como un rito de iniciación por el cual todos habíamos tenido que pasar, no obstante, no me esperaba que a Haru se le ocurriese contar algo tan íntimo que era solo mío, esperaba que regase el chisme tarde que temprano, pero nunca que fuese directamente a la mejor fuente de difusión de la universidad.
— ¿No te dije Wetzel que nuestro Haely te aceptaría sin lugar a dudas? — ronroneo Haru con esa gran sonrisa cargada de mofa. — Él es tan homosexual que a cualquier chico le diría que sí, después de todo un pene es lo que necesita entre sus piernas, ¿no, Graves?
Al escuchar sus crueles palabras mis ojos se llenaron de agrias lágrimas, que amenazaban con desbordarse por mis mejillas, solo que estás eran más a causa de la rabia que de decepción, ya que de Haru Reed no esperaba absolutamente nada bueno. De algún modo sabía que algo así de horrible sucedería. Esa asquerosa humillación pública poco a poco se volvió realmente insoportable, las personas a nuestro alrededor me observaron impresionados, y algunos hasta asqueados con lo que escuchaban.
— No puedo creer que enserio seas un maricon. — escupió Wetzel dedicándome una mirada de desprecio que logro adentrarse en lo profundo de mi corazón.
— Todos escuchen, ¡Haely Graves es Gay! ¡Haely Graves es un asqueroso maricon! ¡a Haely graves le fascina chupar pollas! — grito Haru entre carcajadas como si hacer aquello fuese realmente gracioso, a medida que los segundos pasaban todas las miradas se clavaron en mí, logrando hacerme estremecer aterrorizado.
— ¡Púdrete Haru!
— Oye, Haely… — musitó con esa amenazante mirada que me ponía la piel de gallina, esa sensación incómoda donde sabía perfectamente que algún momento sería engullido por un lobo feroz, regresaba a mi cuerpo luego de tanto tiempo. — Me gustas, ¿también me darías una pequeña oportunidad?
— ¡Eres tan infantil!
— No has cambiado en absolutamente nada, enano.
— ¡Tú tampoco imbécil!
— Oigan todos, su amado jugador estrella del equipo de baloncesto, esta y siempre estará enamorado de mí. — murmuró el rubio llamando aún más la atención de las personas que comenzaban a amontonarse interesadas por completo en el gran chisme del año. — Es una lástima que te haya rechazado tantas veces, ¿verdad, Haely?
Rechine los dientes contenido mis fuertes deseos de golpearlo, sin embargo, una persona mucho más valiente e impulsiva se abalanzó como una fiera a cerrarle la boca a Haru de un puñetazo.
— ¡Serás cabrón! — bufo Zaid echando chispas por esos electrizantes ojos azules, Haru soltó un respingo cargado de irritación, le devolvió esa mirada llena de enojo a mi mejor amigo, y antes de que pudiese detenerlos se comenzaron a golpear a diestra y siniestra.
No obstante, Zaid siempre había sido el más rápido de los tres en todo, los exámenes, los trabajos, los juegos de baloncesto, los videojuegos, y por supuesto las peleas cuerpo a cuerpo. Aun cuando Haru se defendía con destreza el de cabellos negros había logrado de una patada tirarlo al suelo sin ningún rastro de aliento, todos se hicieron a un lado escandalizados y habían otros que gritaban emocionados. Zaid furioso como nunca se tendió sobre el débil cuerpo de Haru para golpearlo insaciable de venganza, y este ya ni se defendía, solo se limitaba a soportarlo hasta quedar inconsciente.
— ¡Zaid, fue suficiente! — suplique tratando de apartarlo de Haru, pero este me hacía a un lado con demasiada facilidad.
— Aprende a cerrar ese maldito hocico tuyo, hijo de puta, o algún día te lo voy a partir a patadas. — le amenazó con seriedad dispuesto a marcharse, pero Haru solo se rio.
— ¡Y para nada nuestro querido Zaid Matthews es diferente! No es más que otro marica de mierda.
— ¡Vuelve a decir otra estupidez y te matare, Reed!
— Haely sigue enamorado de mí, y sé que vendrá a rogarme si le doy la más mínima oportunidad.
— ¡Cállate de una maldita vez! — gruñó Zaid para acto seguido volver a golpear el rostro de Haru, el cual ya estaba bastante amoratado, de su nariz escurría espesa sangre, y sus labios estaban hinchados, se veía realmente fatal, mientras Zaid solo tenía una que otra leve herida.
— ¡Zaid, para! ¡basta! ¡lo vas a matar!
— ¡Llamen a cualquier maestro!
— ¡Golpéalo más duro!
— ¡Zaid, ya no más! — le rogaba desesperado pero este solo hacia oídos sordos a mis suplicas.
— ¡Deténganse inmediatamente! — ordenó una voz masculina que obligó a todos a quedarse estáticos, excepto a Zaid quien agredió con más energía a su oponente. — ¡Te he dicho que te detengas! — rugió un hombre un poco más alto que yo, tenía una expresión severa, y a la distancia se notaba que era un maestro, pero también me percate en cuestión de segundos que se trataba del ligue de Zaid de la otra noche, pero este último ni siquiera se tomaba la molestia de obedecerlo, después de todo no era como si le tuviese alguna clase de afecto especial. — ¡Alto! ¡Zaid! — insistió el de cabellos cobrizos tomando al más alto por los hombros. — ¡Ven conmigo ahora!
— No me pongas tus asquerosas manos encima, puedo ir por mi cuenta. — bufo Zaid con irritación en su agotado semblante, se sacudió del contacto del mayor, se puso de pie con desgano y antes de marcharse disgustado con el nuevo maestro, le propinó una leve patada en las costillas a Haru, el cual solo se carcajeo, todo lo contrario al maestro que se enfureció aún más pero se limitó a andar lejos de allí con sus brazos cruzados frente a su pecho, a simple vista se podía percibir que aquel hombre estaba rodeado por una aura tenebrosa, que me indicaba que Zaid estaba en graves problemas, que la verdad no le alarmaban en lo más mínimo como cosa rara.
Sé muy bien que debí ir tras Zaid, o quizás marcharme de ese tenebroso escenario, y esconderme en algún rincón de la universidad con la esperanza de que me tragase la tierra en algún instante, sin embargo, mis impulsos fueron más grandes, que mi racionalidad.
— ¿Estás bien, Haru? — pregunte preocupado intentado ayudar al susodicho a ponerse en pie.
— Aléjate de mí rarito. — masculló con recelo en su tono de voz, me empujó con fastidio para de inmediato tomar la mano que Jiang le extendía, este último lo auxilio mucho mejor de lo que yo hubiera podido.
No sé exactamente porque, pero al verlo tan lastimado, una idea absurda se me cruzo por la mente y al ser tan estúpido, tan inmensamente tonto, y masoquista, termine por dejarme llevar por mis absurdos planes, aun cuando sabía que saldría muy mal parado.
Comments (1)
See all