[MITCHELL]
Muy temprano en la mañana del lunes, luego de un buen merecido descanso que abarcaba todo el fin de semana, me prepare psicológicamente para una semana cargada de montones de trabajo, empezando por el hecho de que estábamos iniciando el segundo periodo del año, así que habían demasiadas cosas pendientes con las que tenía que lidiar, así que resignado con este hecho me comí el desayuno que me había preparado con rapidez, y tras asegurarme de que estaba bien arreglado de pies a cabeza, salí de mi apartamento jugando con las llave de mi auto entre mis manos. Tome el ascensor en el desolado pasillo, este descendió en calma mientras mis oídos se llenaban de la relajante música hasta el parqueadero subterráneo. Mi auto pulcramente acomodado en su respectivo lugar, era una reluciente camioneta blanca de la marca Volvo, que había comprado con mucho esfuerzo y dedicación años atrás, pero que últimamente deseaba con ansias cambiar por algo más moderno.
Me subí a ella y con una pequeña sonrisa conduje fuera de ese lugar en dirección a las calles vacías, puse un poco de música en la radio; y entonces en el momento en que bajaba la empinada colina que me llevaría a la avenida principal, vi a ese chico andando tranquilamente en el helado clima de agosto. Llevaba puesto su uniforme escolar, que constaba de un pantalón ocre pastel, que hacia juego con una chaqueta azul oscura sobre la camisa manga larga blanca de donde colgaba esa corbata azul vibrante, estaba completamente seguro de que ese uniforme que poseía un pequeño escudo bordado en la parte izquierda del pecho, me indicaban a la distancia que él era un estudiante del instituto especializado Hawkins, uno de los colegios privados más importantes y reconocidos de todo Nara, era probablemente tan valioso como la universidad, sin embargo, dado que el instituto fue planeado primero, este ya poseía muchos años de experiencia en comparación con la universidad, por ende era mucho más valioso y significativo para el aclamado Director.
Sin pensármelo dos veces, detuve el auto veloz como un rayo al lado de la acera por donde él transitaba ajeno a mi presencia, toque el claxon con delicadeza, y Neel un poco sorprendido con mi aparición se me quedo viendo sin dar crédito a ello, su cabello café se agito con su movimiento, y sus ojos azules como el cielo brillaron de repente al encontrarse con mi sonriente rostro.
— ¡Neel! — fue mi simple saludo luego de bajar la ventana que nos separaba toda vía de comunicación.
— Señor Mitchell, buenos días.
— Puedes llamarme Mitch, o solo Mitchell. — le pedí risueño, sentía que su modo tan respetuoso para dirigirse a mí no era más que una barrera que me alejaba cada vez más de su círculo personal, quería que me viese como un amigo más, o quizás como un hombre tal y como ese chico era para mis ojos desde aquella ridícula vez en que había intentado ligar con él. No obstante, el que tuviera novia era el mayor impedimento para acercarnos amorosamente hablando, y yo no era esa clase de persona que se esforzaba por arrebatarle la pareja a alguien más, prefería mantenerme cerca y disfrutar en silencio de una sana amistad así nunca fuésemos a estar juntos. — Eso de señor no pega conmigo.
— Vale, vale, lo tendré en cuenta. — asintió con una brillante sonrisa que removió cada rincón de mi ser, Neel era simple con sus gestos, ni muy expresivo, ni muy delicado, era sencillamente la combinación perfecta para la vista, por ello estos en cuestión de segundos hacían un lio mi cabeza.
— ¿Vas de camino a la escuela? — pregunte luego de que nos quedásemos en silencio por unos breves instantes, donde sus intensos ojos azules me observaban de un modo sugestivo que no lograba comprender del todo.
— Sí, tengo que coger el metro, para después caminar un buen rato hasta el instituto ya que queda bastante lejos de aquí, siempre tengo que madrugar demasiado. — contesto dejando escapar un largo suspiro que denotaba su agotamiento.
— Te llevo. — solté de sopetón, ya que desde un principio esa era mi verdadera intensión, mantenerlo a mi lado unos minutos, escuchar su voz, charlar y simplemente sentir su presencia a centímetros de mí. Necesitaba un poco de cercanía.
— No te preocupes puedo ir por mi cuenta, Mitchell.
— Vamos, no es necesario que seas tan moderado. De todos modos, está por mí misma ruta.
— ¿Enserio?
— Trabajo en la universidad Hawkins, así que puedo darte un aventón, ambas edificaciones están separadas solo por unas cuantas cuadras. — insistí con una gran sonrisa que él me devolvió realmente agradecido con mi ofrecimiento. Las dos construcciones estaban ubicadas en el mismo territorio –el centro de Yegichi- ; no obstante estaban alejadas por unos cuantos minutos, y la verdad, no era como si fuese a tener algún problema si llegase un poco tarde, debido a que no poseía un horario demasiado estricto.
— Está bien, aceptare tu oferta.
Alegre como nunca antes observe con una sonrisa de oreja a oreja como Neel tomaba asiento en el puesto de copiloto, puso su mochila sobre sus piernas y me dedico un gesto indescriptible, encarnaba una de sus cejas con su rostro bañado en la confusión, quizás porque estaba esperando a que yo arrancara el auto, pero hacía falta algo realmente importante para que pudiese empezar a manejar por la calles. Solté mi cinturón de seguridad, me incline un poco en aquel espacio que nos separaba, y sintiendo su aliento sobre mi rostro al estar tan cerca, tome con mis manos temblorosas el cinturón de seguridad de su lugar y se lo ayude a poner dejándolo totalmente desconcertado con mis imprevistas acciones. Intente no mirarlo más de lo necesario, pero podía notar que no le incomodaba tenerme a tan solo centímetros de sus labios, esos que podía imaginarme besando, no obstante, antes de que mis deseos fuesen más grandes que mi cordura, me aleje para acomodarme en mi respectivo asiento y continuar conduciendo como si hacer aquello no hubiese sido la gran cosa.
— ¿Has pensado que hacer después de que te gradúes del instituto? — murmure con mi vista clavada en la carretera, tras eternos minutos sin despegar nuestros labios.
— Planeo irme a estudiar a Harvard, mi padre soñaba con ser algún día profesor de allá y la verdad me hace mucha ilusión poder estar en el mismo lugar en el que él le hubiera gustado estar, siento que estoy un poco más cerca de él dado que no lo recuerdo muy bien, era muy pequeño en ese entonces…
— ¿Sucedió algo con él?
— Murió… — susurro inexpresivo, tal vez intentaba aparentar frente a mí que era fuerte, pero el cambio en su rostro, ese que se había vuelto sombrío mientras observaba por la ventana me indicaba que el asunto de su padre le dolía sobre manera, y al verlo de ese modo me sentí como un completo idiota por preguntar lo evidente. — Un día mi madre, nos dijo a mi hermano mayor y a mí, que se había muerto, así de simple…Al parecer regreso a estados unidos, y tuvo un accidente, así que murió allí, no lo sé, nunca lo supimos del todo, además a mi madre no le gusta mucho charlar de eso por ende solo se lo suficiente.
— Lo lamento.
— No importa, fue hace mucho tiempo, ya te dije que no lo recuerdo. No recuerdo absolutamente nada de mi padre, y tampoco tenemos fotos en casa, supongo que mi madre las habrá botado muchos años atrás. Por otro lado, mi hermano mayor lo recuerda muy bien, el logro pasar mucho más tiempo con mi padre que yo. — mascullo en un hilo de voz, vislumbre de soslayo como abrazaba con fuerza su mochila, quizás porque en su interior deseaba desesperadamente tener un recuerdo agradable con su progenitor. — ¿Puedo poner un poco de música?
— Sí, claro…
Saco su celular del bolsillo de su chaqueta, escuche como oprimía botones en su aparato y al mismo tiempo en la radio, dado que este último tenía bluetooth y no era necesario usar algún cable USB para poder escuchar música de YouTube, o de su propia memoria interna. No tardó más de unos clics más en reproducirse por todo el carro una guitarra eléctrica seguida por el bajo y la batería, sin embargo no había logrado reconocer el grupo hasta que el cantante empezó a decir sus estruendosas frases con esa melódica voz que reconocía con tanta facilidad.
— ¿También te gustan, The Hard Stones? — masculle anonadado, aquella banda era popular cuando estaba empezando la universidad, y había logrado junto con Joey y Jhin ser cercano a algunos integrantes, ya que estos estudiaban también en la universidad Hawkins, aunque eran de grados superiores.
— ¿Los conoces?
— ¡Claro que los conozco! Me gustan desde que estaba joven, eran excelentes, sus conciertos eran increíbles.
— El ultimo será este viernes antes de que se separen, es una lástima que no pudiera conseguir boletas, además tampoco tenía el dinero suficiente para la más económica, me hubiera encantado ir con Bonnie, aunque a ella no le gustan en lo más mínimo, dice que son muy ruidosos.
— Bueno, es que lo son. — coincidí entre risas. — Así que te gusta este tipo de música…
— Escucho muchos géneros, pero si tuviera que elegir prefiero el Rock.
— Es una sabia decisión de tu parte. — canturreé divertido.
La música poco a poco fue invadiendo mis tímpanos, había canciones que cantábamos al unísono, y terminábamos simplemente echándonos a reír a carcajadas de lo desafinado que sonaba yo en especial. Pasar el tiempo con Neel era increíble, era un chico diferente a muchos de su edad, su mentalidad era centrada y no se iba por las ramas, siempre decía lo que pensaba sin temores, y eso me gustaba, me gusta su risa a todo pulmón cuando realmente le hacía gracia algo, me enloquecía su modo tan fluido de comunicarse conmigo, podíamos estar hablando un segundo de un tema y al rato haber pasado a otro, o incluso lográbamos quedarnos en silencio sin que fuese incómodo.
Él me conto sobre su relación con Bonnie, sobre sus clases, sobre sus deseos de viajar, de superarse, de crecer. Neel en pocas palabras era una persona que buscaba no quedarse estancado en un solo lugar, y eso me encantaba demasiado para mi gusto.
Finalmente, luego de más de veinte minutos de viaje, detuve el automóvil al otro lado de la calle frente a las puertas abiertas del instituto por donde montones de estudiantes pasaban charlando con sus compañeros y algunos perezosos tenían su cabeza metida en uno que otro libro probablemente por los exámenes que se aproximaban a toda prisa.
— Gracias por traerme… — farfullo Neel sacándose el cinturón de seguridad de encima, abrió la puerta con desgano y antes de bajarse me dedico una mirada profunda junto con una sonrisa desgarradora que no dude ni un segundo en devolverle.
— No hay problema, fue todo un placer.
— Nos vemos, Mitchell.
— Suerte con tus clases, que tengas un divertido primer día, Neel.
— ¡Que gracioso! — bufo poniendo sus ojos en blanco con cierta amargura, el final de las vacaciones de verano no era precisamente lo más agradable de mencionar para ningún estudiante.
Me quede allí con una inexplicable pesadumbre paseándose por mi cuerpo mientras el tiempo corría en mi contra, analice como Neel cruzaba la calle con sumo cuidado, acomodo por última vez su cabello despeinado y ando hacia el interior, sin embargo algo peculiar llamo mi atención más que su aspecto de espaldas, un chico con el cabello rapado a ambos lados de la cabeza y una cresta rubia se tropezó con Neel, mejor dicho le propino un empujón con su propio cuerpo, y siguió su camino sin molestarse en disculparse, junto con lo que para mis ojos era su grupo de amigos, que parecían más pandilleros que otra cosa, los cuales se reían de Neel, quien ni siquiera se había molestado en enfadarse con el asunto, solo había seguido andando como si nada hubiera pasado.
Algo no estaba bien, sin embargo, no quería descubrir que era, porque algo me decía que sería un gran problema con el que ni yo podría lidiar. Por el momento me concentraría en hacer feliz a Neel, y ya tenía en mente una buena manera para ello.
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