Su mirada iba directo al vacío perdiéndose en la nada, en sí misma.
Lo que era, lo que sentía, todo se le hacía extraño. Tenía la mente atiborrada de pensamientos evitando que pudiera concentrarse en cualquier cosa.
Despeinada, descuidada, hecha un completo desastre al cual nada le importaba; con la angustia empezando a llenarla de manera tal que constantemente era invadida por nauseas. Solo podía observar la noche tras la ventana que miraba fríamente.
Ni un árbol, ni un ave, ni la mismísima luna podía ser su compañera esa noche. Bajó la mirada para observar sus manos… no podía ver nada, seguía perdida, hundida en ese ser de nada que se había convertido. Una lágrima furtiva salió, cayendo directamente sobre su mano, al observarla y despertar, fue solo cuestión de segundos para que el resto se revelara. Un mar de llanto vino tras ella quien se mantenía aun en su frívola posición...
Quizá tanto dolor me ha consumido de manera que ya no sé cómo sentir.
Se vio a si misma abrazándose, rodeándose con los brazos, tratando de darse la protección que nadie podía ofrecerle en ese momento porque se encontraba sola. Un pequeño gemido de dolor salió tras ella. El llanto se acrecentó y su garganta quebrada trató de darle consuelo con palabras dulces que sabía no eran ciertas. Llegó el desespero, el llanto se hizo intenso, las lágrimas corrían incesantemente. Pudo escucharse el dolor, se hizo palpable, tras su revolcada en las cobijas pues no encontraba como deshacerse de los sentimientos que la atormentaban. Fue el pequeño paso abierto a la locura.
……………………………….
Al llegar la mañana abrió los ojos; ya no estaba en casa.
—Detesto soñar la misma idiotez cada vez que estoy ansiosa —se dijo a sí misma frotándose los ojos.
Era hora de finiquitar detalles.
Se levantó y tras una rápida ducha comenzó la última lista de tareas, tomó el celular y la agenda, tras marcar un par de números que dieron como resultado conversaciones cortas de confirmación, tachó nombre tras nombre de la lista.
—Solo me falta… Víctor Jones. —dudó un segundo, observó la agenda y luego el celular. Sopesó la idea y al final marcó el número.
—¿Señor Jones? Sí, es Noah Bail, mi padre… Él me pidió, sí, oh ¿Entonces, está bien? Perfecto, sin inconvenientes ahora. Hasta luego —lanzó el celular en la cama y se retiró de la habitación.
………………………
La mañana transcurría movida en Veaux, el enorme edificio contaba con todas las comodidades para los hijos de las aristocráticas familias Dalias, y aunque no todos allí presentaran una larga descendencia consanguínea de Dalios, el ser uno representaba prestigio y poder para la familia que tuviera la suerte de tener un descendiente con estos genes; la institución estaba encargada de abrigar a estos jóvenes bajo su protección y brindarles una vida digna de ser personas tan especial.
Las divisiones del edificio eran un tanto confusas y los ascensores jamás te llevaban al piso que pedías. Una de las particularidades de Veaux es —aparte de su tecnología—, la cantidad de detalles particulares que posee. El primer piso estaba forrado de tablillas con escrituras cuneiformes donde —según explicaban siempre los profesores— se encontraba escrita la historia de la humanidad desde una perspectiva un tanto… diferente.
Los pisos siguientes contenían detalles únicos tanto en forma como en apariencia, la arquitectura y el diseño variaban según el piso donde te encontraras, desde salas de estudios en ángulos hexagonales hasta salones de clases con sistemas de gravedad diferencial. Esto explicaba el por qué algunos estudiantes podían caminar o sentarse solo en ciertas áreas.
Si bien se encuentra prohibido cualquier tipo de sistema de rango, —dado que no puede medirse la capacidad física contra la intelectual— es fácil distinguir a simple vista quien posee una fortaleza un tanto mayor a otro.
Cada año escolar se inicia con un festival; este año era el festival de carmel el que conmemora la primera era de fuego. Aquella donde los Dalios catalogados como “Brujos” durante la inquisición eran recordados. Las clases de historia del primer trimestre siempre eran las más pesadas, los profesores estaban instruidos en cada acontecimiento histórico relacionado con sus ascendientes y se centraban en crear firmes bases de conocimientos en los chicos, de manera tal que estos pudieran relacionar el tema de la evolución humana con los hechos actuales y al mismo tiempo verse a ellos mismos como seres inamovibles a través del tiempo.
En la sala 0362, Calum, se encontraba dictando su segunda clase del día.
—Así, tras el acoso de la iglesia, empezaron a conformarse organizaciones “secretas” ¡Lugares seguros, para aquellos eruditos de la época incapaces de expresar sus ideas con libertad! creo que todos sabemos quién fue Copérnico, Nacido en Prusia, estudió filosofía, medicina, griego, derecho, y astronomía; y deberíamos saber por qué es más famoso este erudito. Y es que Copérnico era un Dalio muy reconocido en el círculo ancestral. Para los que aun no cursan los paralelos de historia I, ¡Háganlo porque sino los violaré en los exámenes! El círculo ancestral fue la primera institución organizada por los clanes originarios con el fin de mantener a los Dalios conectados. ¿Por qué les hablo de Copérnico? Él no tenía conexiones, pero su mente era increíblemente brillante, ¡Fue la primera persona en entrar solo al círculo ancestral! Un descendiente del clan Kuznetsov notó lo especial que era este hombre y fueron a él, luego de analizarlo y hacerlo pasar por algunas pruebas —bastantes incomodas, cabe destacar— llegaron a la conclusión que fuera del clan estaban naciendo Dalios, el tema se encontraba más relacionado con lo evolutivo, y no tanto a lo consanguíneo, como se tenía pensado. Este fue el comienzo de la ampliación de las conexiones; algo así como Charles Xavier buscando a los x-men con ese cosito en la cabeza. ¿Se está entiendo la explicación?
El grupo de estudiantes respondió sonriendo al unísono.
—Excelente, espero hayan tomado apuntes. La próxima clase habrá examen oral sobre como sobrevivieron los Dalios en la edad media. Dicho esto, pueden retirarse.
El salón fue quedando vacío poco a poco, Calum se dedicó a poner sus papeles en orden y a borrar al profesor Xavier que había hecho en el pizarrón antes de iniciar la clase para explicar mejor la idea.
—Hola.
Calum se giró.
—¿Sabes dónde puedo encontrar a Yalick?
—¿Yalick? Te refieres, ¿al director? —observó detalladamente a la muchacha.
—Sí, lo siento. Al director Asad.
—Piso 23, pero no creo que haya llegado aun, ha sido un día… ocupado para él.
—Entiendo, muchas gracias. —se retiró de la puerta.
—Hey, espera.
La chica se detuvo.
—¿Por qué vienes precisamente a este piso a preguntarme a mí, sobre el director Asad?
La joven se giró
—Estaba cerca ¿Algún problema?
Calum sonrió
—No soy idiota, pequeña ¿Te mandó Lía? ¿Quiere saber por qué no ha llegado Yalick?
La chica se encogió de hombros.
—Debo irme, mi próxima clase está por comenzar.
—Puedes retirarte —suspiró—. Pero recuerda esto; si vas a preguntar por el director al menos finge que necesitas verlo, si te retiras con la absurda excusa de que necesitas ir a clases daré por sentado que tu pregunta por él no tiene sentido y vienes simple y únicamente a sacar información. ¿Eres del quinto piso? ¿Es así como Tyra instruye a sus estudiantes? De verdad no está haciendo un buen trabajo…
La joven se tensó y tras una mueca de desagrado decidió marcharse.
—Aff… —suspiró Calum—. Estos chicos de ahora ni se esfuerzan en hacer las cosas con eficiencia. Las generaciones van cada vez más en decadencia… Ya no existe seriedad en el mundo.—continuó borrando el dibujo de Charles Xavier, esta vez enfocándose en la calva —Aunque… —. se giró y observó a la chica justo antes de cruzar, hizo un ligero movimiento de manos como si apartara algo de su visión y justo apareció su aura. Parpadeo un momento tratando de comprender lo que acababa de ver. —Esto… Ella es… ¿Noah?
Le tomó un par de segundos comprender la situación. Cuando al fin el cerebro hizo conexión con sus pies, salió disparado de la habitación tras ella.
—Si Lía la ve, Yalick estará muerto.
…………………………….
Víctor ojeaba en calma las carpetas que contenían los planes de la semana, Nadezhda había sido muy específica en el cumplimiento de cada una de las actividades, el itinerario de la empresa debía llevarse a cabo sin retrasos o podrían caer en caos, si bien para ella esto resultaba divertido, para Alenka, no tanto; y cualquier cosa era mejor que escuchar una reprimenda de su hermana menor a estas alturas de la vida.
—Víctor. —interrumpió Alexis.
—Dime —respondió este sin salir de lo que estaba haciendo.
—Tengo la carpeta con la información que me pediste. —tomó asiento a su lado y colocó la carpeta con cuidado en la mesa que tenían cerca—. No hay nada fuera de lo normal. Nació en Latakia, se crió con una familia pobre
—Shh. No olvides donde estamos —interrumpió—. La ojearé luego, puedes retirarte.
Alexis respiró profundo y decidió retirarse.
Víctor observó la carpeta de reojo y al fin dejó lo que estaba haciendo, frotó sus ojos con cansancio y tomó la carpeta en manos. Observó cada línea con detallada atención, no quería que nada se le escapara de las manos. Concluyó y la cerró. Efectivamente, no había nada resaltante ¿A dónde pretendían llegar con eso?
El sonido del celular lo sacó de sus pensamientos. Miró el móvil y era Nadezhda, suspiró y tomó el teléfono.
—¿Sí? No te preocupes, está listo. Saldré mañana temprano para finiquitar eso. ¿A qué te refieres? ¿Planeas desatar una guerra civil? No seas idiota, mujer. No es gracioso. Está bien, nos veremos mañana. Hasta luego.
—Bien, Margaret no estará del todo feliz con esto.
………………………………….
—¡Calum! —gritó Yalick al salón vacío—. ¡¿Dónde demonios te metiste?!
Los pasos rápidos de Yalick ponían en tensión a los estudiantes, si bien estaban acostumbrados a verlo deambular en los pasillos de vez en cuando, su actitud siempre fue de parsimonia. Este director mal encarado y de paso rápido era algo completamente nuevo para ellos.
Su recorrido al piso 20 se hacía eterno ¿Dónde podría estar metido? Debía encontrarse con Noha en unos minutos para darle indicaciones.
Luego de dar vueltas por todos lados sin resultados, decidió ir corriendo a su piso, ya era tiempo de encontrarse con Noha y debía actuar de la manera más natural posible.
Entró al ascensor y pulsó el botón 23, su piso, era el único al cual el ascensor respondía con exactitud, para el resto era todo un caos. Demasiadas cuentas y juego algebraicos para adivinar que numero debías pulsar —dependiendo de qué piso había estado el ascensor con anterioridad— te llevaba al piso que marcaras. El director es una persona ocupada y no puede perder tiempo en esas cosas. Solo los Dalios con la capacidad —o ánimos suficientes— para sacar las cuentas usaban los ascensores.
La puerta se abrió y entró al pasillo mal encarado por no haber encontrado a Calum. Cuando giró la esquina para entrar a su oficina se vio paralizado por la escena.
Lía sostenía con una mano el escritorio, tenía una expresión de ira total, lo mantenía en el aire totalmente dispuesta a lanzárselo a Calum, quien cubría con un brazo a… ¿Noah?
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