Había pasado más de un mes desde su llegada. Al momento, trataba de no ocasionar ningún problema que la delatara, pero ella solamente pensaba en una cosa, huir de ese convento del mal.
¿Cómo aquellas mujeres podían vivir en tales condiciones? Con la cabeza rapada, y ese sombrero en la cabeza que más parecían alas, siempre con un rosario en la mano diciendo cosas ininteligibles en latín. Sus días consistían en rezar, comer y seguir rezando. Todas vivían en cuartitos que más parecían una celda, donde apenas un halo de luz ingresaba por una pequeña ventana con barrotes.
Desde que empezó la revolución la situación era difícil, muchos de sus benefactores habían desaparecido, la leyenda urbana decía que los últimos realistas se habían encerrado en un fortín cerca al mar. Ni siquiera los curas estaban por el lugar.
Sin conocimiento casi del mundo, encerrada en cuatro paredes donde salir significaba simplemente comer en el jardín interior ¿cómo lograría escabullirse?
Todos los días había misa en la mañana y en la noche. A veces aprovechaba la oscuridad para pasear por el lugar mientras el resto hacía cola para recibir la comunión, que no era más que una galleta sosa a la que muchos le tenían respeto. En ese instante solía inspeccionar las áreas que todavía desconocía. En uno de sus recorridos se acercó a un adorno tapado con una tela, llena de curiosidad observó su interior y se dio con la sorpresa que era una estatua de madera de un esqueleto sosteniendo una manzana, su detalle era tal que daba escalofríos el mirarla demasiado. Pero lo que más le llamó la atención fue la pequeña puerta detrás de aquella estatua. Definitivamente la investigaría más adelante.
Se acercó a la puerta e intentó abrirla, era imposible, tenía un candado. Debía conseguir la llave, y la clave era Margot. Margot era una linda chica de cabellos rubios y ojos azules. Cuando no había que rezar le gustaba tararear zarzuelas, era divertida. Aunque tenía un gran secreto y ella se había dado cuenta, estaba enamorada, y según su religión eso era un pecado, sobre todo considerando que en esos momentos no había ningún varón en el recinto.
Un día Luna pasa el costado de Margot mientras ella limpiaba el patio central.
—Que gusto verte Luna, ¿qué te trae por acá? - le dice con una sonrisa.
— Mmmm – le miró preocupada – no sé si debería decirte esto.
— ¿Qué cosa? - le miró Margot con preocupación.
— Es sobre Josefina, está en problemas y se ha ocultado- al escuchar esto Margot palideció.
— ¿Y hay alguna manera de ayudarla?- respondió un poco alterada.
— Creo que está oculta detrás de esa estatua que siempre está tapada.- dijo Luna señalando el lugar.
— Pero eso es imposible ese lugar siempre está cerrado. - señaló Margot.
— Bueno- Luna le miró – Si no quieres creerme no lo hagas...pero tú sabes que tienen que huir.
— ¿De qué hablas, joven Luna?- Margot le miró nerviosa. Luna le devolvió la mirada y acarició sus labios con el dedo índice, Margot se puso roja.
— Sólo necesito que abras esa puerta, ¡por favor!- le imploró
— No puedo. – dio media vuelta en ademán de regresar, su cara todavía sonrojada
— ¡Si puedes!- Luna le gritó
— ¡Silencio! — alzó la voz Margot, era la primera vez que la veía enojada.
— ¡¿En serio quieres que guarde silencio cuando estoy encerrada en este lugar?!- tomó aire – Lo siento Margot. No quiero que estés en problemas, pero debo irme.
Margot dibujó una media sonrisa – Puedo ayudarte, pero por favor no te metas en problemas. El mundo exterior puede ser muy cruel.
— No sé si lo pueda garantizar, pero lo intentaré – sonrió la morena.
“Hubiera sido tan fácil, simplemente chantajearla, por qué lo que hacían estaba mal ¿no?. Aunque no lo entendía, ¿no decía el Gran Libro Amaos los unos a los otros? Pero si se enteraban probablemente les acusarían de brujas, pervertidas o peor las llevarían a la Inquisición. Nadie merecía morir así. Parece que amar también está prohibido.”
Luna pensaba muchas cosas, la primera vez que las vio se sorprendió, luego se acostumbró, parece que ellas también escapaban de la misa en la comunión. Si tan solo tuviera llaves para abrir esa puerta, estaba casi segura que si entraba por allí hallaría una salida. La idea no le parecía tan descabellada ¿o estaba desvariando debido a los días de encierro?
Comments (0)
See all