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Fatum Album

El angel y el chico de las estrellas: Parte 2

El angel y el chico de las estrellas: Parte 2

Jun 18, 2017

En ese momento decidí abrir los ojos y comprobé con asombro que de repente estábamos en el salón de mi casa. Realmente eso de teletransportarse tenía que ser muy útil. Poder estar donde quisieras cuando quisieras. Nunca ibas a llegar tarde a ningún sitio. Además de ahorrarte un buen dinero en transporte público.

Lamentablemente todo estaba como lo había dejado: hecho un desastre.

El sofá estaba lleno de trastos, la mesa tenía platos, bolsas y botellas de cerveza vacías. El suelo estaba sucio, la tapicería también... Madre mía... lo había dejado peor de lo que recordaba.

Resoplé frustrado viendo la expresión de desaprobación de la cara de Ryu, que observaba el vergonzoso estado del salón. Seguramente me lo reprochara o se burlara. Era algo muy propio de él.

-Madre mía. Ni que hubiera habido un huracán en el salón. Esto es un caos.

Entonces me miró como esperando respuesta.

-¿Qué? No pude recogerlo antes de irme. Además tampoco es que tuviera ganas...

La verdad es que cuando dejé mi casa lo que menos pensaba era en adecentarla. Estaba realmente deprimido en ese momento y tan solo quería morir. Y bueno, eso fue lo que pasó y la razón por la que ahora estaba ligado a Ryu.

-No, si ya se ve. –volvía a mirar el desorden una vez más. -Será mejor recoger esto.

Pero pese a lo que dijo se limitó a sentar el culo en el sofá. Pero qué demonios... Menudo pedazo de vago. Como que se iba a ir de rositas. No se lo creía ni él. Estaba en mi casa, de hecho se iba a quedar allí asi que lo menos que podía hacer era ayudar con las tareas.

-EH TÚ, MUEVE EL CULO QUE TE VAS A QUEDAR EN MI CASA. ALGO TENDRÁS QUE HACER.

Entonces suspiro y vi una energía dorada brotar de sus dedos. Poco después los movió como si hiciera algún tipo de símbolo en el aire y las cosas se colocaron solas en su sitio por arte de magia en lo que dura un parpadeo. En cuestión de segundos el salón estaba recogido y limpio. No solo eso sino que prácticamente brillaba como los chorros del oro.

-¿c-cómo has hecho eso? -ahora sí que estaba sorprendido de verdad.

-¿Esto? Es una de mis muchas habilidades. –alardeaba mientras aquella energía terminaba por desaparecer de sus dedos. -Cuando interferimos en el mundo de los vivos tenemos que arreglar con rapidez los desastres que podamos llegar a causar, asi que para ello tenemos esto.

Me había quedado anonadado. Era la habilidad más útil que hubiera podido imaginar.

-Bueno, al menos una de tus habilidades es útil. –no pude evitar meterme con él. Se lo tenía bien merecido. Además, ¿no le gustaba meterse conmigo? Pues yo también tendría mi turno de hacerlo.

-eh! Mis habilidades son muy útiles. Aun no conoces ni la mitad de lo que puedo llegar a hacer babyface~

-QUE NO ME LLAMES ASÍ. –como odiaba ese maldito motecito que me había puesto. -¡Y baja los pies de la mesa!

Escuché cómo resoplaba, pero al menos me hacía caso, levantándose y dirigiéndose a... ¿adónde demonios iba? Esa dirección era... la de... mierda, ¡se dirigía a mi cuarto!

Corrí a cerrarle la puerta y plantarme delante antes de que pudiera entrar.

-No. En mi cuarto no. –solté tajante.

-¿por? ¿Qué escondes ahí pillín?~ -reía por lo bajo, burlón. -¿Acaso tienes porno debajo de la cama?

-CÁLLATE. No quiero que entres y punto.

No tenía nada de eso, evidentemente. Pero era MI cuarto y no tenía por qué entrar en él sin MI permiso.

Lo escuché reír y sin que pudiera hacer nada se esfumó delante de mis narices. Pero donde narices había ido...

-¡Tarde! ¡Ya estoy dentro!

AGH DIOS NO.

Abrí corriendo la puerta y efectivamente ahí estaba. Sin embargo parecía sorprendido sin dejar de mirar algo.

Me fijé en la dirección y entonces comprobé la razón. No era ni el astrolabio ni la esfera armilar que decoraban mi habitación, sino que se trataba de aquel objeto tan preciado para mí y que había captado su atención: mi telescopio.

-Wow pero si tienes un telescopio. ¿Qué eres, un friki de las estrellas o algo así?

"O algo así" Supongo que esa era la respuesta. Sí, era un friki. Y era justo lo que no quería que hubiera descubierto. Seguramente aprovecharía para burlarse de mí.

Suspiré profundamente y me senté en la cama.

-¿Y qué si lo soy? Tampoco es que sea malo.

Estaba esperando algún comentario sarcástico, risa o burla suyas... pero nada pasó. Por el contrario la expresión en su cara cambió con mi respuesta tan brusca.

-Bueno... no lo decía con esa intención. Solo me sorprendió.

Aun no podía a creer que no fuera a burlarse de mis gustos. Eso era incluso... ¿considerado de su parte? ¿Ryu...Considerado? Eso era nuevo. Aunque supongo que al menos alguna cualidad buena tendría que tener.

Se sentó a mi lado y observó el lugar con detenimiento.

La habitación no era excesivamente grande, solo lo suficiente. En ella todo tenía su lugar y nada estaba de más ni de menos. Empezando por la cama, cerca de la cual estaba el escritorio con el portátil y el ordenador de sobremesa. Al otro lado, junto a la puerta se hallaba el enorme armario, algún cactus y plantas sobre el alféizar de la amplia ventana, ya fuera por dentro o por fuera. También tenía un par de pufs... pero lo que más llamaba la atención eran las estanterías. Mi cuarto tenía varias estanterías pegadas unas a otras, ocupando la pared, asi como el mueble de la pared de la cama y algunos estantes más pequeños por ahí. Todos ellos repletos de libros de todo tipo. Pero sin duda los que más abundaban eran los de astronomía. Ya solo con entrar a mi cuarto y observarlo se podía comprobar hasta donde llegaba mi gusto por esa fascinante ciencia.

Desde pequeño siempre me habían gustado las estrellas y había soñado con hacer grandes descubrimientos que abrieran nuevas puertas al ser humano, ser como todos aquellos astrónomos que tanto admiraba...Pero sobretodo y por muy vergonzoso que sonase, desde hacía ya varios años me había cuestionado mi existencia.

¿Quién era? ¿Por qué había nacido? ¿Qué propósito tenía en la vida? Y además... ¿existía Dios? ¿Y el destino? ¿Seguía todo una especie de plan cósmico establecido por una entidad superior? Y de ser así... ¿qué parte nos tocaba a las personas de todo ello?

Estas y muchas otras dudas eran lo que me había mantenido investigando todo el tiempo con mi fiel telescopio, buscando una señal, algo que respondiera mis preguntas... pero no había podido encontrar nada. La infinidad del cosmos era inconmensurable y solo me hacía sentir ínfimo en comparación. Aunque al menos ahora que había aparecido Ryu algunas de mis dudas se habían comenzado a disipar un poco.

¿Estaría predestinado nuestro encuentro? ¿Y de ser así ,por qué? ¿Con qué razón? ¿Además por qué yo? No era alguien especial, tampoco había creído nunca en estas cosas... ¿realmente habría alguna razón?

Me estaba comenzando a comer la cabeza cuando vi que Ryu se acercaba a la ventana con expresión melancólica. Eso era raro en él. De hecho era incluso... preocupante...

-¿Ryu...? –lo llamé esperando que reaccionara, pero no hubo respuesta.

Su mirada se perdía en el horizonte, pensativo. Pasó un rato hasta que por fin dijo algo.

-Debe ser bonito tener una vida humana.

Jamás pensé que le escucharía decir algo así. A él. Osea, estábamos hablando de Ryu. Él disfrutaba ser un ángel de la muerte. Siempre estaba haciendo gala de sus molestas habilidades y sacándome de quicio... realmente pensé que le gustaba ser así.

-Yo... creí que te gustaba ser un ángel. –esa afirmación me tenía un tanto confundido.

-A veces sí pero... no sé... tú tienes a esa chica tan bonita. Tienes sueños, puedes aspirar a cosas increíbles. Pero yo... solo puedo cumplir con lo establecido... -suspiró poniendo la mano en el cristal. –A veces me pregunto qué hubiera pasado si hubiera nacido como humano.

Aquello me dejó sin palabras. No creí que Ryu pudiera tener inquietudes tan profundas. Realmente nunca pensé que podía haber algo debajo de esa apariencia de cabrón malparido... pero lo había. Ahora me estaba dando cuenta de que, después de todo, no sabía nada sobre él.

Ryu deseaba ser humano y yo que era humano había deseado desaparecer. Me sentía tan miserable... cómo había podido pensar esas cosas en lugar de pararme a ver lo afortunado que era por estar vivo. Aunque había cosas que me hubiera gustado que nunca hubieran sucedido. Cosas... que tenían que ver con mi familia... y mi pasado...

-Bueno... -se giró para mirarme, cambiándole la cara de repente. –Dejémonos de depresiones. De hecho esta anocheciendo. Habría que buscar cena o algo.

Noté que iba a salir de la habitación y por instinto lo agarré de la muñeca cuando pasó a mi lado. No estaba bien, lo notaba. Aunque tratase de disimularlo pensar en esas cosas lo había entristecido y... la verdad no me gustaba verlo así. Prefería que estuviera tocándome las narices.

-Ryu.

Lo miré a los ojos y entonces me fijé en algo en lo que antes no había reparado. Sus ojos... eran únicos. Con los cambios de luz una especie de chispas azules brillaban en sus irises dorados. Eran los ojos más increíbles que había visto nunca. Y apenas me daba cuenta ahora.

Quizás sí que era cierto que debía cambiar. Seguramente había terminado tan mal por ser un maldito egoísta, un imbécil y un egocéntrico. Tenía que mirar más por los demás. Y pensar que me estaba dando cuenta de esas cosas ahora...

Fuera caía la noche cada vez más. Entonces al ver como el cielo comenzaba a oscurecerse más y más a cada minuto que pasaba, tuve una idea.

Lo solté y me levanté a coger el telescopio mientras me miraba sin entender.

-¿Que estás haciendo?

-Lo que hago cada noche. –le sonreí señalando la ventana. –Soy un friki de las estrellas, ¿recuerdas?

Le costó un poco pillarlo pero entonces soltó una carcajada.

-Eres único Luca. Está bien, vayamos a mirar estrellas señor astrónomo amateur. Veamos que puedes enseñarme.

Sonreí de nuevo y entonces nos dirigimos un piso por encima, a la azotea. Allí es donde tenía mi rinconcito para todas las noches.

Coloqué el telescopio mientras Ryu se tiraba en una de las mantas del suelo. Por suerte la temperatura era agradable esa noche y el cielo estaba despejado. Íbamos a poder disfrutar de unas buenas vistas.

Pero pese a eso Ryu no parecía del todo conforme.

-¿Oye aquí no hay mucha... esa cosa... como la llamáis... contaminación lumínica o algo así...?

Era cierto que la había pero no podía hacer nada contra eso. Eran las desventajas del mundo civilizado. Nada me gustaría más que poder ver un cielo estrellado sin ningún tipo de impedimento.

-Lo sé pero ¿qué quieres que haga? No puedo arreglar eso.

-Ya lo sé. –se hizo el silencio pero solo por momentos pues se levantó y agarró el telescopio. –Pero yo sí.

¿Que pretendía? ¿Para qué lo quería?

Entonces noté que me agarraba la mano.

-Puedo teletransportarme donde tú quieras. Podrás ver las estrellas como nunca antes las has visto Luca.

Mis ojos se abrieron con asombro al escuchar eso. ¿Era... real? ¿En serio? ¿Me estaba pasando eso a mí? Era demasiado increíble.

-¿D-de verdad puedo?

Vi como asentía con una sonrisa.

-Solo cierra los ojos y visualiza donde te gustaría estar.

Hice lo que me decía, imaginando... un lugar tranquilo... alejado de la ciudad... con el campo siendo bañado por la luz de la luna mientras los grillos cantaban en la noche, con el suave arrullo de la brisa nocturna.... Sabía adonde quería ir. Allí a cielo abierto podría contemplar todas y cada una de las estrellas que deseara solo con tumbarme en la hierba.


Ederis
Ederis

Creator

El desenlace está en el siguiente capítulo ya que debido al límite de palabras de tapastic no me deja publicar la parte completa >_<

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