—Noha se marchó hace ya una semana ¿Qué sabes de ella?
—No mucho, sólo he podido hablar con ella un par de veces.
—¡No mientas! —golpeó la mesa con furia—. Sé que planeas algo. Jamás la dejarías ir sin segundas intenciones ¡Te conozco Yahel! ¡Exijo que me digas que fue a hacer esa niña a Veaux!
—Soy su padre, no tengo por qué darte explicaciones. —concluyó.
—¡Y yo su tía! ¡Y mientras Anessa no esté, debo velar por ella! A excepción de ti… viejo huraño, que nunca tuviste la decencia de educarla, si quiera de darle amor. Me das asco.
—Basta. No tengo por qué soportar tus insultos. —se dirigió a la puerta para retirarse.
—Oh no… No te irás. —con un leve movimiento de manos Amat derribó con furia los muebles de la sala cubriendo la entrada.
Yahel se detuvo en la puerta.
—Sé lo que hiciste, Yahel. Sé la atrocidad que cometiste con esa niña. Si mi hermana estuviera viva, te arrancaría la cabeza sin pensarlo.
El hombre se giró.
—Y según tú… ¿Qué fue lo que hice? —preguntó con indiferencia
—¡No juegues conmigo!
—¿Puedes probar algo?
La mujer gruñó de furia.
—Eso pensé. Mantente alejada de mí, y de mi hija. No te metas en nuestros asuntos.
—¿Tu hija? ¡Yo la crié maldito desgraciado! Tú solo la usaste ¡Tal como lo estás haciendo ahora!
—Oh por dios… —El hombre lanzó una carcajada—. Tú la criaste, ¿Crees que es tan débil como para ser manipulada? Si la respuesta es sí. Entonces no hiciste un buen trabajo.
La puerta se abrió por el impulso de una fuerte ráfaga de viento, haciendo que todos los muebles salieron volando hacia afuera.
—¡Largo!
Yahel caminó tranquilamente fuera del salón.
……………………………..
—¡Basta! —gritó Yalick.
Todos giraron. Calum observó aterrado en dirección a su amigo y la expresión de furia de Lía no pareció apaciguarse.
Dio unos pasos al frente pisando con tanta fuerza la superficie, que activó los centros de gravedad diferencial en la planta provocando que todos se pegaran al piso, incluso Lía se vio en obligación de soltar el escritorio, que para su cuerpo, no era mayor carga. Si bien Yalick no tenía ciertas habilidades, nadie conocía mejor que él la estructura y funcionamiento del edificio.
Caminó tranquilamente hasta Noha tomándola del brazo para ponerla de pie.
—Tú entras conmigo. Ustedes —miró a Calum y a Lía—. me esperan aquí —Entró a su oficina.
Noha no opuso resistencia al agarre, solo lo escuchó hablar. Cuando estuvo dentro desactivo a través del tablero la presión de la planta.
—Siéntate —ordenó señalando la silla frente a su escritorio.
Noha al fin pudo moverse y respirar con tranquilidad.
—¿Cómo es que no te afecta? —preguntó tratando de recuperar el aire.
—Tengo un cuerpo resistente.
Se tocó el pecho controlando su respiración
—Es aterrador, aun me quema los pulmones.
—Pasará en un rato.
—Lamento lo
—No. —la tajó—. Escúchame bien. No estás en casa, no sé que acaba de pasar, no deberías estar aquí. Esto es más peligroso de lo que crees y temo que no pasarás más de una semana en este sitio, mucho menos si eres tan descuidada como hoy. Necesito que me expliques en este instante qué diablos pasó con Lía, dependiendo de tu respuesta daré tu examen por aprobado, o no.
—Le diste tu palabra a mi padre.
—No me importa.
—Te meterás en problemas.
—Oh, créeme, tu padre seria el menor de mis problemas.
—Yalick, yo…
—Explicación. Ahora.
—Maldita sea. Te estuve buscando, no conozco este lugar, estuve preguntándole a varios profesores por ti y todos me daban respuestas vagas y algunos ni siquiera me permitieron la pregunta. Di vueltas hasta que le pregunté al idiota de afuera. El cual, me respondió peor que el resto, y no conforme con eso, me siguió. Acababa de llegar a este piso cuando me alcanzó y empezó a hablarme tan rápido de tantas cosas que no le entendí absolutamente nada, nos dirigíamos hacia acá cuando vimos a la mujer husmear de forma extraña y esta enloqueció cuando la cachamos. Amenazó con matarnos. El tipo le dijo un par de cosas que la irritaron y fue justo cuando llegaste tú.
Yalick se inclinó hacia atrás en la silla y se cubrió el rostro.
—Bien… Deberé darle una medalla por ganar tiempo —respiró profundo.
—¿Ganar tiempo?
—olvídalo. —le quitó importancia con un gesto de la mano. Empezó a buscar entre sus cosas y dio con un pequeño libro—. Son las reglas de la institución. Necesito que te aprendas esto, de memoria, de ser posible para mañana. —se lo entregó.
—¿Mañana? —observó el libro—. Parece una pequeña biblia.
—Será tu biblia. Todo lo que debes saber esta aquí. Aprenderlo es requisito para entrar, pero como tu examen no fue convencional tuve que saltármelo, sin embargo, no creo que represente problema para ti. ¿Cierto?
Esta negó con la cabeza.
—No puedo extenderme, Lía está afuera y ella puede… Bueno. No importa. —metió una pequeña hoja doblada en el libro, mirándola a los ojos. —te incorporas mañana, me reuniré contigo luego.
—De acuerdo. —miró la hoja y la metió por completo en el libro ocultándola bien.
—¡Calum!
Este tocó la puerta y luego entró.
—¿Sí?
—Yalick, antes de irme… Esa mujer ¿Es?
—Mi secretaria —sonrió—. Ahora puedes retirarte, tengo que hablar con el profesor.
Se puso de pie y se retiró. Calum tomó asiento y se quedó mirando a Yalick.
—Yisus… Estás en tantos problemas, hermano.
Yalick suspiró soltando todo el aire de su cuerpo.
—Dios… Yo, pensé que en realidad ella estaría preparada. Pero no es más que una niña aún. No tiene idea de en que se ha metido. —frotó sus ojos con cansancio— Quisiera saber… ¿Cómo diste con ella?
—De eso quería hablarte. Yo… Lo vi.
Yalick dejó de frotarse los ojos y lo miró.
—No lo tomes a mal, pero ¿cómo es que esta viva? No creí que eso fuera posible.
—No lo es, posiblemente sea el único caso. Pero en nuestra comunidad tenemos a una especie de instructor, un guía. Así como en Veaux tienen profesores, nosotros tenemos los nuestros, sólo que son un tanto diferentes.
—Si vas a darme una explicación, hazlo bien, no te quedes a medias.
—No hay mucho para decir. Nos instruyen, nos enseñan, desde hace muchos años una mujer se destacó por sobre el resto, es y probablemente será la mejor instructora para Alesios del mundo. Esa mujer es su tía. Amat Jara.
—Jara, Jara, Jara… Su nombre me suena un poco.
Yalick sonrió.
—Debería, ganó un par de olimpiadas en atletismo.
—No me jodas ¿Es en serio? ¿Que los Dalios no tienen prohibido participar en ese tipo de eventos?
—No es un Dalio, es un Alesio, probablemente la más fuerte que hay.
—Y me acabas de decir que esa mujer es su tía. Eso explicaría por qué sigue viva, supongo… Pero te seré sincero, todo esto solo me causa más curiosidad.
—Puedo entenderlo, pero lo discutiremos luego, tengo trabajo que hacer.
Calum asintió.
……………………
—¡Despierta hombre!
Alguien lo golpeó en la espalda.
—Déjame en paz, no he dormido bien en días.
—Se nota —sonrió Paul—. Pero vamos a botánica, deberías estar despierto si no quieres que miss Loau te envenene a mitad de clase.
Katsuo lo ignoró por completo. Paul se adelantó y entró primero a la clase. Antes de entrar el chico observó por la puerta a miss Loau. Esa mujer tenía algo raro, era lo que algunos podrían catalogar como “bruja” su cabello rojo rizado y sus penetrante ojos azules lo hacían recordar a las brujas irlandesas quemadas en la edad media. Algunos al verlo detallar a la mujer con cuidadosa atención pensarían que se encontraba ante un fiel admirador de miss Loau —los cuales no faltaban— pero lo que realmente hacia Katsuo era estudiarla, esa mujer le daba un miedo terrible y aun no entendía por qué.
—Bien, iniciaremos la clase —indicó Loau para que cerraran la puerta. Katsuo no tuvo de otra que entrar al laboratorio.
—Plantas “venenosas” ¿Por qué hago énfasis en esta palabra? Ya conocemos el nivel de toxicidad de la belladona, hiedra, mandrágora, cicutina y demás. Pero hoy, veremos de qué manera podemos implementar plantas comunes, —y no tan comunes— como venenos. Se preguntarán, ¿Qué tipo de planta puedo usar? Para eso están sus libros de botánica. Necesito que lean, examinen, y trabajen ¡Con cuidado! las platas de la página 15 a la 35, pueden colocarse en pareja, o trabajar solos si lo prefieren. Si se envenenan será totalmente su culpa. Sin más que decir, a trabajar. Tienen 30 minutos para hacer una bebida potencialmente tóxica para el organismo.
Katsuo trabajó solo. No era especialmente bueno en botánica, pero prefería equivocarse solo que en pareja; decidió trabajar con la hortensia, sabía que ésta posee una molécula de azúcar pariente del cianuro y si bien la cantidad es bastante baja, con uno de los extractores químicos del laboratorio podía potenciarla y hacer una bebida que causara alucinaciones y nauseas en quien lo consumiera. No era mortal, pero serviría.
La media hora de trabajo pasó tan rápido que no pudo percatarse de cuánto tiempo perdió solo leyendo el libro, creía todo estaba listo, pero Miss Loau se acercó a su mesa y examinó el líquido sin darle mucha importancia.
—Vago, pero funcional, supongo. Tienes seis.
Y sin más, pasó al siguiente, con quién se tomó su tiempo.
Paul lanzó una mirada a Katsuo, pudo notar su expresión de indiferencia, pero sabía que en el fondo estaba realmente molesto. Era bueno en todas las materias excepto botánica, por alguna razón, la forma improvisada de dar clases de miss Loau lo hacía perderse y esto le resultaba tan confuso, que nunca estaba al cien. Después de todo era nieto de Ebisu Taichi, la exigencia de su familia lo hacía pensar, que si él hubiera nacido con esa sangre ya habría enloquecido. Era tremendamente perfeccionistas y les exigían ese nivel de perfección a todos sus familiares.
—No tengo más que decirles, la mayoría ha salido terriblemente mal, y eso que tienen los libros con toda la información. Espero salgan mejor a la próxima, retírense.
Los estudiantes salieron quejándose uno tras otro, explicando cómo —si hubieran tenido más tiempo de preparación— hubieran podido salir bien. No era muy difícil preparar un veneno cuando ya habías estudiado correctamente la planta y el método para extraer el veneno de la manera más pura. Katsuo no era el único que tenía cierto problema con la profesora.
Salió con la mente algo agitada pero con la actitud apacible de siempre. Después de todo, Loau era el menor de sus problemas; no reprobaría botánica.
—¡Oye! —se acerco Paul por la espalda—. No te preocupes, no reprobaras.
—Lo sé —afirmó.
—¿Entonces? Quita esa cara hermano, me causa estreñimiento solo verte.
—¿Cuál cara? —se giró a verlo, mantenía su semblante de siempre.
Paul retrocedió.
—Ya, vale, a veces olvido que puedo ver las emociones de las personas. Entiéndeme, para mí es como si estuviera viendo tu expresión de amargura constantemente. ¡Eso me exaspera!
—No es mi asunto. —concluyó.
Esto le cayó como un baldazo de agua.
—Tienes razón, mejor me ahorro la invitación al festival esta tarde. Detesto cuando estas así de amargado. Nos vemos luego. —se marchó visiblemente irritado.
No era intención de Katsuo tratarlo así, pero no era un buen día para él. El momento había llegado. Estaba tratando de lidiar con ello.
Fue directo a la habitación, no tenía ánimos de caminar el largo trecho así que decidió tomar el ascensor, este en realidad no tenía nada de complejo, solo había que descomponer el número del piso anterior, ejemplo: Si el ascensor había estado anteriormente en el piso 16, se dividía el número sin resto: 320 : 16 = 20 + 0; Así que, 320 es divisible por 16. De este modo, el mínimo común múltiplo es (16; 320) = 320 = 26 * 5. Al resultado se le restaba el piso donde querías ir y así obtenías el número que debías marcar en el tablero. No tenía nada de complicado, pero a muchos les aburría tener que sacar las cuentas. Mientras el ascensor se movía pensaba en lo que era y la manera en la que representaba a su familia, tener el apellido Taichi en Veaux era sumamente agotador, día a día se consumía por las exigencias de la familia; cuando al fin llegó se tumbó en la cama, cerró los ojos y trató de relajarse; pero como siempre, fue inútil. Comenzó a pensar en su vida.
Desde que era niño tuvo la habilidad de ver vidas pasadas, e incluso conectarse con las emociones de las personas según lo que estuviera viendo. Esto le causó una increíble confusión en la infancia ya que a veces le aparecían imágenes como ráfagas que lo dejaban totalmente pasmado desconectándolo de la realidad, llegando a extenderse ese estado por días. Aprender a controlar aquello le había tomado un par de años, pero lo que sentía mientras se conectaba con alguien, lo había llegado a convertir en alguien tremendamente sensible. Sin embargo, poco a poco y gracias a su abuelo —poseedor de la misma habilidad— pudo convertirse en la persona controlada que era hoy. Pero había algo que siempre lo intrigó y de cierta forma le hizo tener cierto recelo hacia sí mismo. Su vida.
—Arthur, Marccelo, —pronunció en silenció—. León, Ilian, Ahim, Asterio, Calixto, ¡En todas y cada una de ellas! No puedo permitirlo, no en esta, no me arrastraras contigo esta vez. —cerró los ojos durmiéndose como un niño, murmurando en sueños.
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