—¿Que está pasando?...
Una chica va cayendo del cielo a gran velocidad.
—¿mamá?...
Difícilmente va recuperando la conciencia.
—¿dónde estás?...
Mientras más cae, más se aprecia el centro de un vasto bosque; finalmente a través del sonido del viento se alcanza a apreciar un último susurro proviniendo de ella.
—Ilse...
Justo antes de sufrir una muerte trágica y misteriosa, nuestra personaje finalmente despierta; el susto había sido tan grande que difícilmente podía controlar las lágrimas que brotaban de sus ojos. Aparentemente lo sucedido momentos atrás no había sido mas que un mal sueño; poco a poco fue soltando las sábanas que aún sujetaba con fuerza y comenzó a observar a su alrededor. Se encontraba en una habitación desconocida, era muy ordinaria por lo que no podría estar en un hospital y no podía ser su casa por el simple hecho de no reconocer la habitación; fue en ese momento en el que se percató de algo desconcertante, no tenía idea de quién era ella misma, no recordaba absolutamente nada más allá de ese extraño sueño que tuvo momentos atrás, como si le hubieran lavado el cerebro mientras se encontraba inconsciente.
Tratando de mantener la calma a pesar de la situación, decidió levantarse de la cama e ir a buscar a alguien que pudiera brindarle ayuda, así que salió de la habitación y fue tocando de puerta en puerta pero tras ellas no se encontraba nadie; salió al exterior pensando que quizá habían ido a tomar un poco de aire, pero una vez mas no se encontraba nadie a su alrededor.
Todo era demasiado extraño, no tenía la mas minima idea de quien era, donde se encontraban todos y que era lo que estaba sucediendo. Comenzó a oscurecer por lo cual decidió entrar devuelta a la casa y tomarla como refugio circunstancial.
Una vez que entró a casa su estómago comenzó a rugir con tanta fuerza que podía ser confundible con el motor de un automóvil antiguo; extrañamente aunque no hubieran personas, la electricidad seguía funcionando, el agua continuaba fluyendo y el frigorífico se encontraba repleto de alimentos en buen estado; dejando los misterios de lado tomó lo primero que encontró y comenzó a comer como si no hubiera un mañana.
Era medianoche y no lograba conciliar el sueño, sus párpados no dejaban de producir lágrimas mientras continuaba preguntándose que era lo que estaba sucediendo, todo recuerdo que debía estar ahí había sido borrado y la desaparición de todos era un completo misterio; no fue sino hasta un par de horas después que logro caer rendida del cansancio.
A la mañana siguiente; decidida, tomó una mochila que encontró dentro de un armario bajo las escaleras y la lleno de comida y otras cosas que pudieran ser necesarias después, quería salir de casa e investigar el resto del pueblo en busca de personas.
—¿Hola?...
¿Hay alguien?...
¡Necesito ayuda!...
Fueron horas las que pasaron y por mas que caminaba no veía personas tras las ventanas de las casas lo mismo tras las cristaleras de los establecimientos, no abrían sus puertas y mucho menos respondían a su llamado; era una completa locura puesto que no se encontraba una sola alma presente, como si toda la humanidad se hubiera desvanecido a excepción de ella. Después de un rato se detuvo un momento para comer y beber algo de agua antes de regresar a lo que por el momento consideraba hogar.
Después de un largo día de búsqueda nuestra pequeña vuelve a casa, no sabía por cuánto tiempo había estado inconsciente pero esa caminata hizo que recuperara sus fuerzas por completo; decidida, fue directo a la cama esperando a que el nuevo amanecer llegará y así continuar su búsqueda, cosa que fue cambiando al pasar los días.
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