El barrio de La Mina de Barcelona fue construido el año 1969 con el objetivo de movilizar la gente de los pueblos chabolistas a zonas donde la vida fuera más fácil. Pero resultó una utopía imposible, el barrio tenía mala fama, y la peligrosidad sumada a la drogadicción de muchos de sus residentes hizo de este un mal barrio. No eran mala gente, muchos de ellos acabaron allí por circunstancias de la vida y como en cualquier otro barrio había de todo, pero predominaban las malas hierbas. Hasta que a principios del 2000 se empezó una reforma y un lavado de cara de este, mejoró el barrio, lo limpió de criminalidad y de drogadictos. Todo comenzaba a mejorar para sus residentes. Esa mejora fue notable hasta la llegada de los Hermanos García. En cuestión de meses el barrio volvió a ser el infierno de antaño. Hasta los mismos residentes temían salir de casa. Allí gobernaba la ley del más fuerte, como si de una selva de asfalto se tratara y los predadores eran los Hermanos junto a sus hombres. La policía se tapaba los ojos con fajos de billetes y hacia oídos sordos. Para empeorar la situación había desapariciones cada día, niños y niñas que no volvían y cuyo paradero era desconocido.
Lorenzo e Izaskun caminaron algunas calles hasta llegar al control Norte, un guardia un tanto intimidante los paró. Palpó a Lorenzo de arriba abajo, su mano rozó la hoja oculta pero pasó de largo, seguramente pensó que era una pulsera.
Tras acabar con Lorenzo, le tocó a Izaskun, el hombre empezó por las piernas, levantándole el vestido a medida que subía. Llegado a la zona del culo, aprovechó y palpó sin miedo. Tanto Lorenzo como Izaskun sabían que iba a pasar, todo era cuestión de autocontrol por parte de ella y sangre fría por parte de él. Una vez satisfecho subió y subió, cuando estaba a punto de llegar al pecho ella se estremeció y le dio un codazo en la cara al guardia. Este cayó al suelo de espaldas, intentó de usar la pistola que llevaba escondida, pero fue demasiado tarde, Lorenzo sin pestañear lo más mínimo, le propinó una patada en el brazo que apartó la pistola y se lo pisó. Izaskun agarró la pistola y lo apunto.
- Si no quieres un nuevo agujero en el cuerpo vas a callarte y me vas a oír – dijo muy irritada – nadie, y lo repito, nadie se aprovecha de mí, ¿entendido?
El centinela afirmo con un movimiento de cabeza, tras esto Lorenzo lo obligó a levantarse. Le quitó la camiseta y lo amordazó con esta, finalmente lo acompañó a una esquina y de un certero golpe de culata de la pistola lo dejó inconsciente.
Tras ese pequeño percance, se colocaron bien la ropa y continuaron. Gracias al cielo, nadie había visto ni oído nada.
El contacto estaba haciendo guardia y dando las habitaciones en el piso que alquilaba la banda. Solo llegar Izaskun le estrechó la mano.
- Nel mezzo del cammin di nostra vita, mi ritrovai per una selva oscura, ché la diritta via era smarrita – dijo Izaskun en unperfecto italiano.
- Ahi quanto a dir qual era è cosa dura esta selva selvaggia e aspra e forte che nel pesier rinova la paura – respondió él.
Lorenzo se pasaba el tiempo que tenía libre entre viaje leyendo grandes maestros de la narrativa, y esos versos no le fueron nada desconocidos. Eran los primeros versos de La Divina Comedia escrita por Dante Alighieri.
- Este es mi socio Gun – dijo ella señalando a Lorenzo.
- Encantado Gun, a mí me llaman Doraemon García. Bueno, ese nombre tan ridículo no es mi nombre, pero me apodan así mis jefes. Al parecer les recuerdo a un personaje de la televisión de su infancia. Son mala gente. ¿Pasamos a un sitio más tranquilo?
- Por favor.
Lo siguieron hasta su piso, de camino pidió a un compañero que lo sustituyera y, tras meterse con él y llamarle cabezón, bajó de mala gana.
Una vez en el piso, cerró con llave.
- Bien, preguntad sin tapujos.
- ¿Qué sabes de Josep Liñán?
- Vas al grano, eso me gusta. El señor Liñán es el padre de los hermanos García. Al parecer en realidad se llama Josep García, pero para que no los relacionaran se cambió el apellido.
- Un momento, un momento. ¿Y nadie se extrañó de ese cambio tan brusco de apellido? – Interrumpió Izaskun.
- Señorita, hoy en día, el dinero mueve todo. Solo es necesario saber a quién pagar y cuanto pagar a cambio de evitar esas preguntas.
- Entonces, ¿Es su capo?– preguntó Lorenzo.
- Correcto, y los sotocapos son los hijos. Además se dice que tiene una hija con la que no se habla, pero ella es un misterio.
- ¿Llevara escoltas a la reunión?
- Te seré sincero Gun, durante las reuniones donde el señor Liñán puede ser asesinado, la gran mayoría de ese edificio son gente de la banda, no es que lleve escoltas, es que el edificio es su casa, su palacio. Es difícil entrar y aún más salir. Es una persona muy cuidadosa y no deja cabos sueltos, si quieres llegar a él, necesitaras mucha suerte y aún más ayuda.
- ¿Qué sabes sobre la banda Kane?
- Gun, técnicamente soy yo quien debe preguntar – dijo Izaskun con un tono sorprendido – pero me gusta lo que le pides, continua.
- Yo soy un infiltrado de Kane. Pagan mejor y me aseguro que cuando caigan los Hermanos no reciba un balazo entre ceja y ceja.
- ¿Quién es Kane? – preguntó Izaskun extrañada.
- La banda rival de los Hermanos – respondió Doraemon.
- Le pedí a Niel que buscara las bandas de la zona. Podríamos tratar de ganar el favor de Kane, tal vez si les prometemos ayudar a deshacerse de esta banda nos sirven de algo.
- ¿Podrías citarnos con tu jefe? – preguntó ella.
- Claro. Tomad este correo con esta contraseña – les acercó un papel - si tenéis más preguntas responderé por aquí. Y también os diré por aquí algo sobre el tema Kane.
- Entendido, gracias.
- Os llevaré al piso que habéis “reservado”, y en un rato salid de allí como si no ha pasado nada raro.
Salieron sin hacer ruido y se dirigieron a la reserva, una vez allí les abrió. Era un piso minúsculo, tenía un lavabo, una sala de estar y una habitación. Estaba más limpio de lo que ambos imaginaban.
- Ordené limpiarla esta misma mañana, para vosotros dos, espero que disfrutéis de la estancia. Por breve que sea.
Se despidió y los dejó solos.
Entonces ella alegre por el éxito de la misión y excitada por la adrenalina que corría por sus venas se abalanzó sobre él y ambos cayeron riendo sobre el sofá que había en la sala de estar. Durante unos segundos se cruzaron sus ojos, y empezaron a acercarse sus labios. Cuando estaba a punto de consumarse un beso, un estruendo los interrumpió.
Lorenzo se levantó de un salto y pidió a Izaskun que se escondiera en el lavabo, al no tener ventanas y estar más alejado de la calle que las otras salas era lo más seguro.
Al asomarse a la ventana vio un tiroteo, alguien había irrumpido con el coche por la zona norte y había empezado a atacar a la banda de los Hermanos.
- ¿Qué pasa? - preguntó Izaskun desde el lavabo.
- Creo que Kane ha decidido atacar a los Hermanos hoy.
- ¿Qué hacemos?
- Yo despejare el camino por delante, tú sígueme agachada un poco más atrás, en el caso de que me pase algo, vuelve aquí y atranca la puerta con los muebles que puedas.
- Pero…
- No es momento de dudar Izaskun, o me sigues o te quedas aquí, pero hagas lo que hagas no dudes.
- Te seguiré.
Salieron de la habitación agachados. Las llaves las tenía Izaskun, que iba detrás a unos seis pasos. Muchos curiosos miraban con pavor el tiroteo, pero solo ellos dos salieron al pasillo. Bajaron hasta donde vivía el contacto de Izaskun sin encontrar a nadie, picaron y Doraemon les abrió.
- Son de Kane – dijo solo cerrar la puerta – en teoría el ataque no era hoy. Han entrado por la zona norte al parecer. ¿Había algún guardia por allí?
- Si, pero está un poco… como lo diría, un poco inconsciente.
- ¡Un poco inconsciente! – Gritó con los ojos como platos – Querrás decir que lo has dejado inconsciente.
- Exacto, pero es una larga historia, ¿tienes alguna arma para ella? – pidió Lorenzo.
- Mi pistola, tomadla. Hacedme un favor, atadme a la cama y dormidme con esas pastillas de ahí – dijo señalando un frasco en la mesa.
- ¿Estás seguro? – preguntó ella.
- Sí, soy una persona importante en la banda, no me pasara nada.
Lorenzo ató a Doraemon a la cama con unas camisas atadas que encontró e Izaskun lo drogó, les dio las gracias mientras ellos se desvanecían de su mirada y un dulce sueño lo recorría de pies a cabeza, hasta que todo se volvió negro.
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