Una vez en el hotel le comentaron a Rose lo sucedido.
- Si os fiais de él, yo me fio, pero tened en cuenta que solo os pagaran por Vinilo – dijo Rose – y yo no sé la jugaría a los Kane.
- Lo sabemos, pero toda ayuda, por cara que sea es bien recibida.
- Además de un ejército de la hostia nos irá bien para petar a los Hermanos en el edificio de la reunión- añadió Izaskun – son más ventajas que desventajas.
- Lo que digáis enamorados, a mí mientras salga bien me vale.
- ¿Enamorados? – gritó Izaskun.
- Si, es bien sabido que dormís juntos desde el primer día, seguro que ya ha pasado algo en vuestras camas.
Lorenzo solo pensarlo se sonrojó, Izaskun por otro lado se puso a gritar a Rose por hablar sin conocer.
- Lorenzo, ¿A que no ha pasado nada?
- ¿Qué?, no no, no ha pasado nada, es decir, solo hemos dormido.
- ¿Y ese rojo que veo en tus mejillas? – se burló Rose.
- Simplemente es que no me esperaba esa pregunta.
- Seguro, yo mandare a cambiar las sabanas diariamente por si pasa algo, pero como esto afecte al trabajo… más vale que no sepáis las consecuencias.
- Somos profesionales mamá – se burló Izaskun – sabemos separar el trabajo de la diversión – guiñó un ojo a Lorenzo y se hartó de la risa.
- Yo a veces me divierto trabajando – dijo él – pero luego me doy cuenta que eso es de maniaco asesino y escondo mi sonrisa – dijo él siguiendo la broma.
- ¿Veis como sois una buena pareja? Tenéis el humor en el culo.
- Eres tú, la que no nos entiende.
- Será eso, ale, a ducharse y prepararse para la cena. ¿Quieren los señores un baño romántico?
- Se te está ofreciendo Lorenzo – dijo Izaskun golpeándole el costado – aprovecha.
- Estáis fatal – dijo mientras se alejaba por el pasillo camino a su habitación.
- Tenemos que hablar – dijo Izaskun cuando Rose ya no la podía oír.
- ¿Ahora?
- Mientras nos duchamos.
- ¿Juntos? – preguntó Lorenzo con los ojos como platos.
- No burro – respondió ella -. Primero uno y después el otro, cierras bien la cortina y ya está.
- Vale – dijo él entre aliviado y un poco decepcionado.
El primero en ducharse fue Lorenzo. Echó el pestillo y se desvistió con Izaskun dándole la espalda y se metió en la ducha, una vez bien cerrada la cortina le avisó que ya podía mirar. No es que le diera pudor que lo viera desnudo, era simplemente que le resultaba una situación muy violenta su presencia, como para que lo viera de esa manera.
- ¿De qué querías hablar? – dijo él mientras el agua fría comenzaba a mojarle.
- De la habitación cerrada.
- Ya no me acordaba, la llave está en mi maleta. ¿Cuándo piensas entrar?
- Entraremos los dos.
- Bueno, ¿Cuando entramos los dos? – dijo mientras acababa de enjabonarse el cuerpo.
- Mañana por la mañana Rose tiene un compromiso al parecer y no volverá hasta pasadas las dos del mediodía, será algo simple, abrir, entrar, cerrar, examinar, abrir, salir y cerrar. Sin hacer ruido, sin ser vistos.
- Muy simple, ¿No?
- Eso no lo hace peor. No es necesario montar una operación millonaria para entrar en una habitación.
- Cierto, no vivimos en ninguna película hollywoodiense – dijo al acabar de quitarse el jabón -. Gírate que salgo.
- ¿Y si no quiero? – respondió ella con voz picara y seductora.
- Me veras tal y como dios me trajo al mundo.
- No será para tanto – dijo ella con el mismo tono de voz.
- Quien avisa no es traidor.
- No te atreves – se burló.
- Eres una cría.
- Pero soy feliz y estoy vestida – dijo ella riendo.
- Touché.
Lorenzo se armó de agallas y valor y salió a por la toalla. Ella estaba atenta a sus movimientos y solo ver asomar su cabeza por la cortina se sonrojó y giró la cara.
Era el turno de Izaskun, mientras ella se desnudaba él estaba de espaldas.
- No mires pillín, que se cómo sois los hombres.
- Tranquila, soy un caballero.
- Eso me gusta, ya puedes mirar.
Se giró, pero seguía fuera, tapada con una toalla. Ella dio un paso adelante y lo besó. Lorenzo llevaba esperando ese momento desde hacía un par de noches. Tenía el presentimiento que pasaría tarde o temprano desde que durmieron juntos. Estuvieron pegados cuerpo con cuerpo durante unos segundos más. Llegó un punto en el que la toalla que llevaban ambos para taparse solo se aguantaba por la cercanía de sus cuerpos. El acariciaba el cabello de Izaskun mientras iba recorriendo su tez hasta llegar a su cuello, donde mordió con suavidad. Se separaron unos segundos y las toallas se deslizaron hasta el suelo. Ante la desnudez de Izaskun Lorenzo se derretía. Siempre había pensado que el cuerpo desnudo de una mujer había sido utilizado en el arte por su perfección, pero el de Izaskun superaba con creces los que él jamás había soñado. Era perfección pura, tenía sus curvas y sus llanuras, como si de un paisaje se tratara.
Volvieron a juntarse y esta vez, sin el obstáculo de las toallas, encajaron como hechos a medida. Notaba sus latidos acelerados y los de Izaskun en su piel. Llegó un punto en el que parecían sincronizados, como si de un solo ser con dos corazones se trataran. El tiempo parecía haberse parado, ella lo empujó a la ducha y lo siguió. Mientras se besaban y tocaban se iban limpiando mutuamente, acariciando con mucha suavidad cada parte de sus anatomías. Una vez terminada la ducha y sin dejarse de dar cariños se secaron y cruzaron a la habitación de Lorenzo. Cerraron la puerta con llave y en su cama siguieron consumando su amor con desenfreno y pasión hasta llegar al clímax.
- Ha sido…
- ¿Impresionante? – interrumpió él.
- Eres un fantasma…
- Pero soy feliz.
- Ha sido bonito.
- Mejor que impresionante suena.
Él se vistió primero y fue a buscar la ropa que había preparado ella para la noche en su habitación. Cuando volvió a la habitación, ella estaba curioseando una de sus pistolas.
- Esa es Susana.
- ¿Le has puesto un nombre a tus pistolas?
- Si, hay quien le pone nombre al coche o a la moto, tuve un profesor que llamó Halcón Milenario a su coche en honor a Star Wars.
- ¿Enserio?
- Y bien respetable que era.
- ¿Cómo se llaman?
- Susana es esa y la otra se llama Bianca. Las llamo así en honor a las dos personas que me apoyaron cuando empecé mi instrucción como sicario, dos sicarias de primera.
- Entiendo.
- Me enseñaron mucho, era lo mínimo para honrar sus memorias.
- ¿Sus memorias?
- Fallecieron durante un trabajo, un error fatal las mató.
- Entiendo. Me visto y vamos a la sala común a esperar la cena, ¿Vale?
- De acuerdo.
En el salón solo estaba Dimitri, callado y observando la pantalla de su ordenador. Gaspar acababa de llegar de trabajar y se fue a desmaquillar a su habitación y Rose seguía en su cuarto.
Lorenzo se puso tras Dimitri y al ver una mujer y una niña en la pantalla, le entró curiosidad.
- Son mi esposa y mi hija, por si te lo preguntas. Las dos luces de mi vida – dijo sin girarse.
- Está claro que tu hija salió a tu mujer, es demasiado guapa para parecerse a ti – bromeó.
- Que payaso eres – dijo entre carcajadas – pero es cierto, es demasiado guapa para salir a mí.
- ¿Saben a qué te dedicas?
- Saben lo justo, que transporto cosas o gente.
- ¿Qué edad tiene la pequeña?
- Tiene seis añitos, ya mismo será igual de fuerte que su padre – dijo orgulloso de su hija.
- Es una monada – dijo Izaskun que se acercó al oír la conversación.
- Es una suerte tener familia que te espera en casa – dijo Dimitri – ¿Vosotros tenéis a alguien esperando?
- Yo vivo solo – dijo Lorenzo – lo único que me espera en casa es mi jardín.
- Yo realmente no tengo un hogar fijo – dijo Izaskun – voy moviéndome según lo que sucede en el mundo. Siempre voy a donde más me conviene.
- ¿De qué es el jardín?
- Hay muchas plantas distintas, pero predominan las rosas. Me ayuda a desconectar.
Llegada la hora de la cena todos estaban esperando en el comedor. El chico al que Izaskun gritó el lunes fue quien subió la comida, al verla se asustó y evitó a toda costa hablar de más. Al darse cuenta Dimitri, le intentó de dar conversación, pero el miedo pudo con el chico y solo acabar salió raudo y veloz por la puerta.
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