Alexis se presentó ante Alenka con una carpeta en mano. Se acercó a ella con cuidado y le entregó los documentos.
—¿En esto trabaja Nadezha?
El joven asintió.
—Retírate.
—Señora, yo… Recuerde…
—Oh, sí, sí. No te preocupes, ya lo he discutido con Kubrat. No debes preocuparte, todo estará bien.
—¡Pero debe asegurarme!
Alenka se puso de pie
—¿Dudas de mi palabra?
El chico retrocedió, la imponente rubia de 1.90 era un Dalio peligroso.
—No señora.
—Entonces retírate antes de que cambie de humor.
El chico apretó los dientes y retrocedió, al final se dio la vuelta y caminó con recelo a la salida. Le hubiera replicado de no ser porque esa mujer tenía fama de sanguinaria.
Alenka era la menor del clan Bonkov, pero la única sin alma. Ahora entendía porque Nadezha le guardaba recelo a su pequeña hermana.
Cuando al fin estuvo fuera del edificio emprendió la segunda jugada. Envió un texto a Víctor. Si iba a jugar sucio, entonces tenía que hacerlo bien.
“Tengo información sobre Alenka y los futuros planes de Kubrat. Al parecer tienen un informante, el viejo parece estar anormalmente preocupado por su hijo menor. Llámame si quieres más información.”
Por otro lado, el celular de Víctor emitió un bit que fue ignorado, se encontraba rumbo a ver a Yahel.
………………………………
—Al fin llegas. —cerró Yahel el periódico que estaba leyendo.
—Perdona, el tráfico de la ciudad. —mintió Víctor.
—Oh, ya veo —afirmó Yahel siguiéndole la corriente.—. Toma asiento.
Las cafeterías no eran lo de Víctor, lo hacían sentir incomodo, prefería reuniones privada, pero en ese momento no existía nada privado en su vida.
—¿Quieres ir al grano o nos enfocamos en formalidades?
Una chica se acercó a ellos para tomar la orden. Solo pidieron café.
—Un poco de formalidad nunca está de mal. —agregó Yahel.
—Hablamos de tu hija.
El hombre se encogió de hombros.
—Con más razón para hacerlo formal.
Víctor no podía entender como los Dalios y Alesios podían ser tan inusuales. Algunos podían estar totalmente obsesionados con sus descendientes, y a otros darles igual por completo.
—Me limitaré a lo necesario, estoy demasiado viejo para estos juegos. Supongo no soy el primero con el que has hablado y serias un idiota si así fuera. Seguro estás esperando la mejor oferta. Y esta es la mía. 10 millones de dólares y la cabeza de Kubrat.
Yahel esbozó una sonrisa gatuna.
—Nada mal, nada mal…
El café llegó quitándole un poco de tensión a la oferta y dándole tiempo para pensar a Yahel.
—No es mi mejor oferta te diré —dio un sorbo al café—. Pero está bastante cerca. Algunos dirán que soy ambicioso, pero creo que solo exijo lo justo.
Oh, claro que eres una perra ambiciosa…
—Sé claro ¿Qué es lo que pides?
—¿Estas apurado, Víctor? Te noto algo tenso.
El hombre ojeó el celular para verificar la hora, efectivamente estaba apurado. Notó que había un texto, lo leyó, y sin cambiar el semblante continuó la conversación.
—Lo estoy. —centró la mirada en él—. Si no estás interesado en darme una respuesta pronto, me retiraré ¿Te parece?
Yahel asintió.
—Después de todo hablamos de mi hija, necesito tiempo para pensar —lanzó una carcajada, que no hizo más que demostrar lo poco que le importaba.
Víctor se limitó a asentir y se retiró.
Se dirigió al auto y programó el GPS, era hora del próximo encuentro. Desde que esa niña había entrado al instituto tenía cada hora del día planeado. En definitiva era una bomba, pero al fin era de hora de saber por qué.
Nadezha era una veleta, dar con ella era más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Era tan despreocupada que no quiso optar por el cargo de jefe de familia que le correspondía. Al ser obligada por su madre no tuvo de otra, pero aun así solo cumplía compromisos que le apetecieran, el resto se lo dejaba a su hermana, la cual sabía que moría por ocupar el puesto. Quizás de allí venia la falta de sentimientos de Alenka. Envidia. De la pura. Sin embargo él sabía —A diferencia del resto— que Nadezha no tenía un pelo de tonta. El mantenerse alejada de todo fue el gesto más inteligente que pudo ejecutar. Después de todo, esa mujer era vidente.
Media hora de carretera al ritmo de Guns And Roses, y al fin estaba encaminado a La Milana, la finca de la familia Bonkov. La seguridad era estricta, casi tanto como en una penitenciaria. A medida que se acercaba al aislado terreno los trabajadores y curiosos clavaban la mirada en el auto.
—Bien, quizás no fue buena opción tomar el mercedes bentz.
En la entrada el vigilante verificaba la cita y daba paso a la residencia, Nadezha estaría probablemente en el salón de reuniones o montando a caballo.
Tras una larga caminata que no le apetecía dar, al fin dio con Nadezha en el salón de baile.
—Oh, ¡Víctor! —dio una ligera vuelta y su vestido ondeó al aire. Un suave vals sonaba—. ¿Por qué llegas tan tarde?
—El tráfico. —volvió a mentir—. ¿Tienes tiempo para mí?
—Por supuesto, cariño —dejó a su pareja y le dio la señal para dirigirse al salón. Tras una breve pausa y un vaso de jugo de naranja empezó la charla.
—¿Qué es lo que planea Alenka?
—Te espía.
La mujer asintió.
—Eso no es nuevo.
—Está asociada a kubrat.
—Oh —sonrió—. Eso si es nuevo. — ¿El viejo tiene tanto miedo de perder su cabeza?
—¿Tú no la tendrías?
—Igual la perderé de un momento a otro —se encogió de hombros.
—Alexis quiere a su familia.
—¿Y Alenka se lo prometió? —dijo divertida—. Pobre muchacho.
—No mencioné a Alenka.
—Pero es bastante obvio. Conozco a los míos. —empezó a revisar el teléfono— ¿Qué mas tienes para mí?
—Hablé con el padre de la muchacha.
La mujer sacó la mirada del celular
—¿Y?
Víctor no titubeo.
—Quiere algo más.
Nadezha suspiró.
—¿Qué es lo que quiere?
—No lo sé. —Cortó el hombre —. Creo que quiere pensarlo o teme a mi reacción. Ha de ser algo que negaríamos.
Colocó el celular sobre la mesa
—¿Conoces la fama de ese hombre? Es un psicópata.
—No lo pongo en duda. Pero, antes de continuar, te molestaría explicarme ¿Qué es lo que sucede con la chica?
—Por supuesto —sonrió—. Pero necesitaré una copa de vino para eso. Y no me mires con esa cara, no soy alcohólica; hay cosas que simplemente van mejor con alcohol.
Una copa de vino después, estaba de vuelta en el asiento mirando directo a los ojos al avejentado hombre.
—¿Qué sabes de los Alesios, Víctor?
—Todo lo que se supone que debería saber —sentenció.
La mujer lanzó una carcajada natural, pero sonó enteramente ebria. Así era la risa de Nadezha, así era como reía realmente.
—A veces olvido con quien estoy tratando —dio un sorbo al vino—. Bueno, trataré de hacerte el cuento corto. Como sabrás, los Alesios son resultado de un Dalio, son su “contra-parte” esto gracias a que funcionan como recipientes para nosotros. La parte “dañada” de un Dalio es introducida dentro de un cuerpo humano normal, y al ser absorbida por esta, esa persona se convierte en un Alesio. Está de más explicarte todo lo que le ocurre a un cuerpo humano cuando esto pasa y por qué muchos niños morían al instante, o a los pocos días de realizar el procedimiento. Digamos que esta carga es tan pesada para nuestros cuerpos, que deben extraerla para tener un tiempo de vida normal. Ahora imagina por un segundo lo que ocurre en un humano promedio —que no es para nada resistente— si le lanzan una carga, que nosotros, aun siendo como somos, no podemos tolerar.
—Eso lo entiendo —interrumpió el viejo—. Ve al grano.
—Bien. —Nadezha se puso de pie y empezó a caminar por la habitación—. Ahora imagina, que se introducen dos almas en el cuerpo de un humano ¿Qué crees que pasaría?
Víctor abrió muchos los ojos y luego bajó la guardia.
—Eso no es posible.
Nadezha se inclinó sobre el escritorio.
—¿Y que si lo fuera?
Víctor estaba empezando a ponerse nervioso.
—No lo creo.
—No lo creas —Quitó importancia la mujer con su tono—. Ahora imagina que introducen tres, cuatro… ¿Creerías eso?
El hombre estaba empezando a entender, pero el escepticismo le ganaba.
—¡Pero eso sería absurdo! ¿Quién haría eso? ¿Con que fin? Habría que estar
—¿Loco? —interrumpió Nadezha—. ¿Tú qué crees? —volvió a darle otro sorbo al vino.
—Ya lo entiendo. —Se puso de pie.
—¿Satisfecha tu curiosidad? ¿No te interesa saber algo más?
—No, puedes dar el resto por sobreentendido, sé atar cabos.
Nadezha chocó la copa de vino con las gafas del anciano en señal de brindis.
—Por eso trabajas conmigo, guapo. —sonrió y terminó el vino.
—Me retiro.
—Gracias por la visita ¿Volverás mañana?
—No lo creo —miró el reloj—. Estaré ocupado
—Y por lo visto aun lo estás.
El hombre asintió
—Puedes retirarte —hizo un ademan con las manos—. Pero en cuanto sepas algo de Bail necesito que me informes.
Se dieron la mano y Víctor se retiró. Negocios son negocios.
Ya en el auto decidió cambiar el playlist, ahora sonaba AC/DC y de vez en cuando un poco de Iron Maiden con Red Hot Chilli Peppers.
La mente le iba de un lado a otro al igual que las curvas de la carretera.
Así que la chica era el Alesio de más de un Dalio. Y si Kubrat le tenía el ojo puesto, entonces era probable que fuera el Alesio de su hijo. Lo que realmente no lograba comprender era ¿Cómo sobrevivió a aquello? Si con un alma moría, con más de una debió calcinarse viva. A ese fenómeno se le conoce como “Combustión espontanea” Esto no tiene explicación según la ciencia, pero lo que ocurre en realidad es que el cuerpo no tolera más el peso de algo que no es suyo, la energía se libera y termina consumiéndose a sí mismo.
¿Por qué no moriría? ¿Qué clase de cuerpo posee la niña? Pero más importante aún ¿Cómo los padres consintieron aquella atrocidad? Si tenía dos almas Alesias, o incluso tres —cosa que no creía posible— estarían creando a un ser completamente inútil y poco funcional ¿Qué intenciones tenía su padre? ¿Usarla como bomba? ¿Amenazar a kubrat? Si era así, pobre muchacha… Su destino siempre ha sido el ser una marioneta. Y ahora no solo va a ser usada por su padre, si no por aquellos que quieran acabar con kubrat, y ni hablar de lo que le haría kubrat. ¿Qué clase de movimiento se supone que debo ejecutar ahora?
…………………………………………
—¿Deyan Kubrat Bejinov? —comentó la rubia con ironía—. ¿Ese es tu objetivo?
—¡No me mires así! —refutó la muchacha—. Es el chico mas genial y responsable que hay por aquí. Además de guapo, es inteligente y de buena familia, igual que yo...
—Oh, no, no. No compares. Él tiene —La— familia. Tú y yo somos simples plebeyas en su reino.
—Ay, ya cállate ¿Qué clase de amiga eres?
—una sincera.
Ambas rieron.
Deyan estaba acostumbrado a ser el tema de conversación durante ese día. Caminaba por los pasillos de Veaux con su natural paso firme pero pausado. Lo caracterizaba una mirada recta y expresión de neutralidad total. Ajustó sus anteojos mientras escuchaba cada una de las conversaciones nada armoniosas en su cabeza. Ya era inevitable, la jaqueca llegaría pronto. Se dirigía a la oficina del director.
—Buenas tardes, tengo una cita con el directo Asad, soy Deyan Kubrat Bejinov.
Lía se puso de pie y tocó la puerta de Yalick. Este sin más le indicó que pasara. No era la primera vez que hablaba con el director.
—Puedes entrar, el director te espera.
La mujer dio una mirada por lo bajo mientras este entraba a la oficina. Deyan cerró con fuerza. Odiaba la constante intromisión de esa mujer.
—Toma asiento —indicó Yalick—. ¿Emocionado?
—No mucho —respondió con sinceridad.
El director sonrió
—Aburrido debes estar. Ten —le entregó la tablilla—. Esta es la runa que se quemará este año. Ya sabes el procedimiento. Si la vas a descomponer
—No debo dañarla. Lo sé. —tomó la carpeta.
—No me extenderé, este es ¿El tercer año? Sabes los pasos, te deseo suerte.
—Muchas gracias. —le extendió la mano y tras un apretón, se marchó.
La descomposición de la tablilla era compleja. En general, solo el mejor estudiante era seleccionado para ello; por lo que con anterioridad se presentaba una prueba donde se media el nivel de conocimiento en simbolismo antiguo, ya que el lenguaje siempre era distinto; y la resistencia necesaria para realizar el trabajo, pues se requería una cantidad extraordinaria.
Para dar inicio al festival de carmel se realiza una ceremonia con danzas y cantos en celebración a los muertos, cada profesor escoge un grupo de estudiantes y los prepara para entregar sus ofrendas, la ofrenda de cada grupo es diferente. Lo que hace distinto al festival del resto es la veneración a las tradiciones. Luego de las danzas, se procede a la descomposición de una tablilla rúnica, donde está escrito la vida y obra de un Dalio. Este proceso, suele tomar entre 30 y 45 minutos, donde a través de la lectura simbólica y neutralización del elemento —lo realmente complejo— la piedra empieza a deshacerse y a mezclarse con el fuego mientras el ejecutante entona la lectura en forma de canto.
Cuando Deyan presentó la prueba, logró la descomposición de la piedra en 7 minutos, dejando atónitos a todos los presentes. Cuando realizó la actividad delante de toda la institución se ganó el respeto y temor de los estudiantes, incluso los de grados superiores. Esto era algo irresistible, el poder era valorado en Veaux más de lo que se quería admitir.
Deyan abrió la tableta y sacó la tablilla. Antes de destruirlas, se tomaba el tiempo de leerlas. Esta vez, trataba de la vida de Calixto.
Mi último aliento, mi última nota, aquí dejaré mi amor por ti Euridia. Te llevaste mi alma hasta arrastrarme a la muerte.
Fuiste mi ángel y verdugo.
Yo siempre disfruté de la vida hasta tu llegada, oh, que pesados recuerdos ahora que no te tengo infame mujer.
¿Ahora entiendes lo que mi corazón guarda?
Es tanto el amor y el odio.
Calixto de fuego me decías.
Creo que debo reír ante mi desgracia
Estoy cansado de analizar el amor, entendí que es algo tan complejo que se vuelve absurdo en su incomprensión.
Dime algo mujer, ¿alguna vez me amaste? ¿O solo me usaste como cruel villano? Ya no creo ni en el viendo Euridia, y es todo por ti.
Hoy quiero plasmar esto y sólo el cosmos sabrá si se conserve. Es tradición en mi pueblo ¿Conoces algo de eso?
Y sé que no leerás, y heme aquí hablandote.
Y sé que los demás pensarán que estoy loco
¡Y lo estoy por ti!
Deyan parpadeó un par de veces tratando de comprender lo que estaba leyendo. Las tablillas que había descompuesto hasta ahora eran aburridas autobiografías, en general resúmenes vagos de los hechos resaltante de la vida de un Dalio al azar. Esto era nuevo, y en definitiva inusual. ¿Por qué el director escogería esa?
Ni siquiera practicó la descomposición, si no se contenía podía hacerla estallar. Lo que la mayoría no sabía era que en su primer intento le tomó más concentración de la normal el tener que descomponerla paso a paso, pensó que lo había hecho en 15 minutos, y solo habían transcurrido 7. Eso había llamado demasiado la atención y él no pretendía resaltar. Si bien solo unos pocos allí conocían el peso de los apellidos, los que lo hacían le clavaban una mirada de terror que lo incomodaba.
Cubrió la tablilla con una tela y la colocó con cuidado sobre la mesa de noche.
Fue a ducharse, el festival empezaría en una hora. Y según Yalick, este año sería especial.
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