Se lavó las manos en el baño de invitados, después miró su rostro en el espejo. Las arrugas habían llegado lentamente cuando estaba en la guerra pero algunas permanecían ocultas detrás de su barba castaña.
Aún recordaba las palabras de Robert cuando llegó a visitarlo en Filadelfia.
-Estás gordo.
Ned no sabía si reír o sentirse un poco peor. Desde que Robert le había llamado por teléfono informándole sobre su visita a la ciudad, los Stark habían hecho las reservas apropiadas para que los Baratheon estuviesen cómodos. En ese entonces Ned sospechaba que su mejor amigo le pediría un favor más justo como la época en la cual compartían la misma trinchera.
-Cariño ya casi va a estar lista la cena.- dijo Cat mientras se asomaba por la puerta del baño. Al percatarse del rostro serio de su esposo añadió:- Ned creo que ya es buen momento para que hablemos de estos cambios.
Ned se secó las manos, apagó la luz y se dirigió al estudio con su esposa. Desde antes de la mudanza, Catelyn había estado preocupada por la decisión que él tomaría. Aunque mudarse a Los Angeles era una excelente oportunidad laboral para Ned, le preocupaba el ser lo suficientemente bueno para manejar una escuela preparatoria.
Ned Stark había sido activista, militar y director de una escuela primaria. Aparentemente no parecía existir una correlación entre sus tres profesiones pero todas juntas le habían formado como el hombre íntegro y padre de familia. Había conocido a Catelyn cuando ella apenas empezaba a salir con su hermano mayor Brandon y empezó a escribirle cartas como un amigo mientras estaba en la guerra. Entre la correspondencia empezó a crecer un fuerte lazo entre ellos que se convirtió en afecto, mismo del cual Ned temía no fuese mutuo, pero fue hasta la muerte de Brandon que Ned tuvo que prometerle que cuidaría de Cat.
Una vez que regresó de Vietnam, Ned se casó con Catelyn en San Francisco. Durante un tiempo se volvió vocero para ayudar a que regresaran las tropas a casa y finalmente tuvo la oportunidad de estudiar en Pensylvannia para ser profesor. Con una beca de veterano, una esposa y un niño pequeño, empacó la vieja van y cruzaron el país esperando formar una familia feliz.
A pesar de todo por lo que habían pasado en esos años y la severidad con la cual Cat a veces solía tratar a Jon, Ned consiguió tener una familia y una carrera fija como educador. Él consideraba que la mejor forma en la cual se podía contribuir a un mejor país era a través del conocimiento y desde su primer día como profesor decidió forjar las mentes de los más jóvenes consiguiendo el mejor rendimiento de sus estudiantes.
Catelyn cerró la puerta del despacho y los dos se sentaron en las sillas de piel que se encontraban en la estancia.
-Ned yo sé que esto es lo mejor para los chicos pero creo que desde que nos fuimos de California las cosas han cambiado. Sabes bien que a pesar de que eres uno de los mejores profesores del país no es lo mismo manejar una escuela preparatoria que una primaria. ¿No crees que Robert tal vez se precipitó al pedirte cubrir su lugar?
Él la miró con sus ojos cansados. Habían viajado por varios días y aunque a él le hubiese gustado subir a la habitación para tomar un baño y dormir, la realidad es que tenía que revisar el syllabus y organizar las lecciones del primer día.
-Puedo con esto. He tenido a los alumnos más revoltosos y siempre he sabido guiarlos por el camino correcto. Además es un favor para un amigo.- contestó con la calma que siempre le caracterizaba.
-Sí pero aunque son amigos desde antes de que te casaras conmigo esto no deja de parecerme excesivo. Dejar su empleo para comenzar a prepararse para una campaña como alcalde justo unos días antes del inicio del ciclo escolar es…extraño.- contestó Cat.
-Tal vez solo sea por un tiempo, no creo que alguien esté tan loco como para elegir a Robert como su alcalde.- una sonrisa se dibujó en su rostro.- Quien sabe, tal vez para el invierno podamos volver a casa y esto solo será otro periodo loco en nuestras vidas, algo de lo que nos reiremos.
Catelyn le dio un beso en la mejilla a su esposo y antes de dejarlo añadió:
-¿Vas a querer que te prepare café? Tal vez esta sea una larga noche.
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