Si soy sincero, no estoy seguro de si ella se había enfadado conmigo o se había decepcionado. Cuando pone cara de póker no consigo deducir nada. Pero aun así, antes de marcharse, me dio la dirección de un estudio. Dos días después de aquel incidente, el día que ella me dijo, le pedí a mi manager que me acompañara en coche hasta allí, pues estaba en otra ciudad y no hubiera podido llegar solo. Tengo que decirlo: Tengo la mejor manager; pues muy amablemente aceptó ese deseo egoísta de ir allí. También dijo que esperaría por mí, así que se lo agradezco bastante. No solo arregla la agenda para que pueda venir sino que también se encarga de traerme. Chloe es la mejor.
- Es un estudio publicitario- Comentó Chloe tras aparcar.- Es de la agencia publicitaria Tnko. Yo te esperaré por aquí.
El edificio era enorme, su logo ocupaba parte de la entrada y algunos de sus productos estaban expuestos, en carteles, desde las ventanas, la mayoría de productos alimentarios. El lugar está algo concurrido pero conseguí llegar hasta la recepción. Un hombre de corbata blanca y camisa roja me siguió con los ojos hasta que estuve cerca.
- Disculpé, sabe dónde haciendo un anuncio la modelo Alice Von.
- ¿Quién pregunta?
- Soy un compañero. Me dijo que la podía encontrar hoy aquí.
- Tercer piso, segunda puerta derecha saliendo del ascensor.- me señaló a la izquierda donde estaba el ascensor.
- Muchas gracias.
Me acerqué hasta el ascensor y llegué a la tercera planta. Miré a ambos lados al salir. En la puerta que me indicó el recepcionista había un hombre robusto de negro. Claramente un guarda de seguridad. Me acerqué a él y le pedí pasar lo mejor que pude.
- Si vienes de parte de la señorita Alice. Me dijo que solo dejara pasar al chico que supiera responder a esta pregunta. ¿Dónde la vio por última vez?
- En la biblioteca…
Mi voz tembló un poco, no me esperaba ese interrogatorio. Ni que Alice fuera a hacer algo parecido. Cuando el hombre se inclinó, me asusté pensando que me empujaría o me echaría fuera. Pero abrió la puerta.
- No haga mucho ruido.
- Esto, si gracias. Disculpa las molestias- dije entrando, por si cambiaba de idea.
Ya dentro observé la sala. Había varias personas en una mesa con ordenadores, en otra había algunas cámaras, al fondo una amplia pantalla verde y enfrente un trozó de balcón blanco, de diseño muy sofisticado y una mesa con sus sillas a juego con la barandilla del balcón. Cerca de una pared, había unas sillas de plástico donde estaba sentada una chica del staff. Saludé con la cabeza y me senté. Como nadie dijo nada, decidí quedarme allí. Así tampoco estorbaba en el trabajo de los demás.
- ¡Oah! Tú también eres modelo ¿verdad?- se dirigía a mí la chica.- Solo con verte uno se daría cuenta.
- Ehm… Sí, pero hoy solo estoy acompañando a una amiga. Solo estoy mirando.
- Bueno, es una pena. Aunque mejor así, lo pasarías muy mal junto a los dos modelos que tienen que hacer el anuncio. – dijo señalando hacia un rincón.- Ese es el director y publicista, y a su lado están Alice, una modelo, y Naz, un modelo de ropa interior y además atleta.
- Por mi podría grabar el anuncio sin camisa- comentó otra que se acopló a la conversación.- Esta bien bueno.
- Se ven tan adultos… - suspiraron ellas- Que suerte tiene Alice de poder acercarse a alguien como ese.
- Hace una pareja perfecta.
Observé a aquel hombre de espalda ancha y torso musculado, llevaba una ligera camisa negra desabotonada y unos vaqueros oscuros. Estaba bien afeitado y llevaba el pelo corto de un marrón oscuro. El director parecía darle algunas indicaciones pues señalaba mucho el escenario. Cuando se movieron, pude verla. Alice vestía un vestido de gasa negro con unos zapatos de tacón a juego. Sus piernas largas y esbeltas destacaban con su blancura sobre el negro. Tenía un pronunciado escote y un ligero collar plateado rodeaba su fino cuello. Llevaba el pelo recogido con una suave cinta hacia la derecha del hombro, dejando que cayera con suavidad. Mi corazón dio un vuelco cuando sus ojos plateados se posaron en mí.
- ¡Aah! ¡Has visto, ha mirado hacia aquí!- dijo la chica levantándose.- Tan madura.
- ¡Silencio allí al fondo!- dijo el publicista mientras las señalaba- ¡Vamos a empezar la grabación! Recordad, es un paisaje de jardín floral la pantalla verde, tú entras y ella está allí. ¿Bien? ¡Todos fuera del escenario y en silencio por favor! ¡Modelos, no olvidéis vuestras acciones y dentro música para situarnos!- Hizo un gesto regresivo con los dedos y cuando bajó la mano las cámaras empezaron a grabar y una banda musical se empezó a escuchar.
Las cámaras apuntaban a una Alice de espaldas mirando hacia la pantalla verde, su cara parecía estar observando un paisaje precioso mientras su pelo parecía ondear por la brisa, aunque reamente fuera unos pequeños ventiladores a los lados del escenario quien hacía el efecto. Entra Naz por la derecha con una bandeja en manos donde reposaban dos tazas de café negro junto al paquete del producto anunciado. Unos granos de café de origen africanos, lo supuse por el dibujo. Naz deja la bandeja sobre la mesa y se acerca por detrás a Alice, pasa su mano por encima de su hombro y le ofrece una de las tazas. Ella se gira y la acepta con una suave y hermosa sonrisa que suaviza su gesto maduro. Entonces él se acerca más y pasa su brazo alrededor de la delgada cintura de Alice. Ella alza la taza y le deja dar un sorbo. Intercambian una sonrisa cómplice y se quedan quietos. Unos segundos después salta el director.
- ¡CORTEN! Perfecto, da gusto tratar con profesionales. Haremos una toma más en unos minutos. Solo por si se ve algún fallo, aun así creo que ha salido bastante bien.- dijo mientras se dirigía hacia las personas que trabajaban con los ordenadores.
No pude apartar la vista en todo momento del escenario. La Alice del plató parecía una persona adulta, lejana e inalcanzable para mí, muy diferente a la que usualmente veía en aquel improvisado camerino del estudio. Se acababa de abrir una brecha enorme entre nosotros y eso que ambos éramos modelos, pero ella parecía estar a kilómetros de mí.
Alice habló algo con Naz y se acercó al sitio donde estaba yo. El personal que había a su alrededor, la miraban de reojo cuando pasaba a su lado, y sentí algo en mi interior que me inquietó.
- Aquí tiene un poco de café solo- dijo una de las chicas ofreciéndole una taza a Alice.
- Muchas gracias.- la recogió- podrías dejarnos un momento a solas.- dirigiéndose a ambas chicas que estaban allí de pie.- Gracias por su arduo trabajo.
- Claro- dijeron felices y se alejaron.
Alice se quedó allí de pie mirándome y yo ni me pude levantar. Ella dio un ligero sorbo, muy suave y silencioso, al café. La oí decir, así como un suspiro, que odiaba el café.
- ¿Y bien? Para esto querías verme ¿No? – No sabía que decir así que la dejé seguir hablando- Esto es lo que vendo apariencia, que me guste o no he de seguir llevando.
- Por eso me dijiste que viniera… ¿Me querías enseñar la enorme brecha que hay entre tú y yo?
- Hm… Si y no, no del todo… En parte querías hablar conmigo así que te he dado una oportunidad de acercarte. Y por otra, quería que vieras que un modelo adulto no puede disfrutar de la misma forma que lo haces tú. Axel, eres un modelo joven y que no deberías de querer aparentar ser más maduro de lo que eres. Yo cuando inicie como modelo, salté directa a los estudios de adultos, nunca pude disfrutar de una adolescencia y juventud de diversión. Desde el inicio fui modelo que siempre vendía una apariencia madura. – hizo una pausa y ya se oía al director que volverían a iniciar otra ronda del anuncio- Piénsalo bien.- y antes de dar la vuelta y volver al plató dejó en mis manos su taza de café.
Observé un poco la taza, no había rastro de pintalabios aunque me sonrojé al recordarla beber café. Me lo acerqué lentamente a mis labios y di un pequeño sorbo. De inmediato lo alejé. No pude aguantar una mueca de asco, era un sabor fuerte e intenso. Un café demasiado concentrado para poder ser tragable y aun así veía a Alice y Naz bebiéndolo sin dificultad y encima poniendo buena cara. Aun recordando que ella dijo que sabía asqueroso y que no le gustaba. Aun así era capaz de sonreír con tanta tranquilidad después de darle un sorbo.
Grabaron varias tomas más y esperé a que terminaran para poder hablar de nuevo con Alice.
- Ven- me dijo Alice guiándome hasta una puerta lateral que conducía a su “camerino”.
Y sí, camerino entre comillas, porque era una sala pequeña con espacio suficiente para que, como mucho, tres personas se pudieran cambiar de ropa.
Pasé yo delante y ella cerró la puerta al estar dentro.
- Como odio tener que hacer anuncios- comentó mientras se desataba el pelo y se dejaba caer en una silla de plástico que había.- Con lo fácil que son las fotos… Te ofrecería asiento, pero no hay más sillas en este frasco de sala.
- ¿Entonces para que aceptaste el trabajo?
- Entre que era recomendación de mi manager y que necesito algo de dinero… No pude decir que no…- se cruzó de brazos.
- Eso me hace pensar que nunca te he visto con tu manager.- me apoyé en la pared.
- Bueno, él tiene a su cuidado dos modelos más. Yo soy la que mejor se apaña sola así que aquí estoy- dijo jugueteando con la cinta blanca que antes ataba su pelo.- Creo que me voy a cambiar de ropa.- se levantó y empezó a descalzarse.- Por cierto, ¿Cómo has llegado hasta aquí?¿Te trajo alguien?
Yo rápidamente me voltee, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Respiré y exhalé hondo mirando hacia la puerta. Cuando noté que no me temblaba la voz le respondí.
- Mi manager. Le pedí que me acercara, si podía ser. – Me temblaban un poco las manos.
- Que suerte, te ha tocado un gran manager. El mío no llega a tanto. ¿Te parece bien si me la presentas? Después de todo, que hayas venido aquí ha sido un capricho mío.
- Claro- mi pulso no disminuía- Ella seguro estará contenta de conocerte. Tiene una hija que es fan tuya.
- Oh, eso me alegra pues. Ya estoy, te puedes voltear. Tampoco hubieras visto nada del otro mundo. Tú como modelo seguro has visto modelos de lencería- comentó mientras soltaba una leve carcajada.
Yo, rojo como un tomate, no me di la vuelta.
- Simplemente no quiero que piensas mal de mí- logré decir, pero ella se quedó en silencio.
Empecé a girarme lentamente y vi a Alice como acababa de meter el vestido y los zapatos en un bolso grande. Ahora lucia unos ajustados vaqueros azul marino acompañados de una blusa y unas gafas de sol negras. Tiene el pelo alborotado por el cambio de ropa, aunque no parecía importarle mucho.
- La ropa te puede ayudar a parecer algo adulto, pero necesitaras más que eso- me comentó mientras me agarraba del brazo.
- ¿Eh?- me sorprendí mientras salíamos de la sala. Notar sus pechos contra mi brazo hizo que me pusiera más nerviosos que antes. Así que ni me fije que en la sala donde estuvieron grabando el anuncio ya no quedaba más que dos personas recogiendo el escenario.
- ¿Dónde está tu manager?- me preguntó cuándo ya estábamos en el ascensor. Me soltó.
- Fiuu…- suspire algo más tranquilo- Dijo que esperaba en el aparcamiento.
- Okey- dijo aunque estaba claro que se estaba riendo de mí en cierta forma- Se nota que no tienes experiencia, si te pones así porque te agarré del brazo.
En mi mente apreció la típica frase de “tierra trágame” por la vergüenza que eso me produjo, pero Alice no hizo más comentarios y cuando salimos del ascensor se colocó las gafas. Chloe estaba junto al coche leyendo una revista. Me vio llegar y la guardó.
- Ya estabas tardando- me protestó.
- Culpa mía, la sesión se alargó más de la cuenta- se excusó Alice por mí.
- Chloe, te presento a Alice. Alice, Chloe- dice las presentaciones.
- ¡Ooh! A mi hija le dará algo cuando le diga que te he conocido en persona.- comentó mientras sacaba una libreta y un cuaderno- Una firma ¿por favor?
- No creo que sea para tanto, mucha exageración- comentó mientras firmaba en aquella libreta.- Por cierto, siento haberte acusado problemas para que le trajeras hasta aquí.
- No mujer, no pasa nada. Después de todo, ahora entiendo porque desaparecía tanto… Tú eres una buena influencia para él.
Sentí que, por dentro, Alice debía de estar pensando lo contrario, pero como la sensación que daba era de una persona responsable y competente, pues no le quedaba otra que sonreír y asentir.
- Tenga, es mi tarjeta de contacto- le extendió un pequeño papel a Chloe- Puedo sugerirle nuevos modelos o cualquier cosa que necesite. Sería un placer ayudarla, para compensar los problemas, que siento, que Axel ocasionará de ahora en más.
- Será un placer- la acepta.- Bueno, ¿nos vamos?
- Sí- respondí mientras abría la puerta del coche.- ¿Puedo entones contactar también contigo por móvil?
- Sabes, si te soy sincera… Siento que aunque te diga que no, tú lo harás igual- me dijo mientras se marchaba.- Haz lo que quieras.
La manager arrancó y nos fuimos alejando del edificio. Me fijé que lo que estaba leyendo Chloe antes, no era una revista, sino un reporte con recortes de revistas. Pero me centré en escribir el número de Alice en mi teléfono móvil.
- ¿Sabes que Alice debutó como modelo a través de una empresa hotelera? Sus primeras fotos publicadas fueron en bañador, aunque después explicó en los medios que no repetiría eso. Y que cuando fuera a dejar el modelaje su última sesión fotográfica será de lencería.- me explicó de golpe Chloe- Así de informada esta mi hija, le pregunté y me lo contó. En el reporté están las fotos, las fue coleccionando mi hija desde entonces.
- ¡¿De vedad?!- no pude resistir la tentación y abalance por los recortes- ¡Vaya! Esta joven, bueno, quiero decir… Ahora también esta joven pero…
- Ya, te he entendido. Debutó como modelo a los 18 años gracias a su patrocinador, el señor Montbleu, director de una empresa hotelera con el mismo nombre.
- Entonces ella empezó mucho más mayor que yo…
- Tú tienes tus razones y ella tendrá las suyas- tamborileó en el volante con los dedos. – Por cierto… Tú te has enamorado de ella- y me lanza una mirada cómplice que solo hizo que me sonrojara más.
- Que… que… ena…enamo…- tartamudeaba- ¡No! Solo me fascinó ella como modelo, esa actitud y carácter tan raro…
- Ya, ya. Sabes, mi hijo como ronda la misma edad que tú, está ahora pendiente de toda chica que pilla. Y siempre me comenta cada cosa… Si quieres consejos puedes preguntarme, no dudaré en aconsejarte si puedo, después de todo ya sabes cuánto te apreció- acarició con suavidad mi cabeza.- Como si fueras hijo mío, mismo.
- Lo sé, gracias. Lo tendré en cuenta.- aquellas palabras siempre me alegraban. Aunque pensar en volver a casa me desanimaba mucho más.
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