Please note that Tapas no longer supports Internet Explorer.
We recommend upgrading to the latest Microsoft Edge, Google Chrome, or Firefox.
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
Publish
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
__anonymous__
__anonymous__
0
  • Publish
  • Ink shop
  • Redeem code
  • Settings
  • Log out

El Reino de Terraluce - "La Espada Real"

Capítulo 9

Capítulo 9

Dec 05, 2017

El grupo regresó al Palacio Subterráneo a preparar ropa, provisiones y todo lo necesario para emprender el largo viaje por el reino. Al entrar a la sala de estar encontraron a Glenda, Avellino y Laureano sentados en los sillones esperando impacientemente a que volvieran, y antes de que alguno de ellos pudiera preguntar algo, Mandrakus les puso al tanto.

- Tendremos que partir hoy mismo, no sabemos cuánto tiempo estaremos fuera, pero me temo que será por mucho. -

- ¡Cosmos bendito! - suspiró la Pajarraca totalmente agobiada, mientras que Avellino tenía la misma expresión fría de siempre y Laureano temblaba de pies a cabeza como una gelatina.

- ¡Oh, Mandrakus! Sólo espero que todo salga bien. -

- No te preocupes, Glenda, trataré de comunicarme con ustedes para informarles cómo van las cosas - y después se volvió hacia Stella, Giusy y Ferruccio - Bien, tienen media hora para empacar, lleven únicamente lo que crean que vayan a necesitar. -

- De acuerdo - contestaron los tres al unísono y se dirigieron por el amplio pasillo que conducía hacia sus respectivas habitaciones.

- ¡Y tú! - vociferó Ferruccio a Cestín - ¡Esta vez no vendrás con nosotros a ninguna parte! Te quedarás aquí quietecito, serás un buen cestito y le echarás una mano a Laureano con la colada. -

Cestín se enfureció y comenzó a lanzar patadas a Ferruccio como si fuera todo un profesional de las artes marciales.

- ¡Basta! ¡Basta! - le gritó Ferruccio mientras trataba inútilmente de esquivar las patadas - ¡Está bien! ¡Tú ganas! Ya que te empeñas en venir a todos lados al menos harás algo útil, vas a guardar todas nuestras cosas. -

Cestín comenzó a dar saltos frenéticos que parecían como un baile de tap y que podían ser tanto de satisfacción como de protesta por la condición que le fue impuesta.

En menos tiempo del acordado cada uno acomodó sus pertenencias en el interior de Cestín, quien no se veía nada contento con toda la carga que llevaba dentro, y se reunieron con Mandrakus en el túnel sin ponerse siquiera a pensar en que no volverían a pisar el Palacio Subterráneo en mucho tiempo.

Caminaron durante toda la tarde dejando atrás las zonas boscosas conforme se acercaban a la ribera del Río Uscita. El río era tremendamente ancho y caudaloso, las corrientes de agua corrían fuertes y furiosas como caballos galopantes, Stella se preguntaba cómo habrían de cruzarlo.

- No es recomendable navegarlo... - le dijo Mandrakus como si pudiera leerle el pensamiento - ... aunque vos podríais atravesarlo a los lomos de Lampo ya que los gigiátts son excelentes nadadores, pero de todos modos no sería buena idea que lo hicierais, debemos buscar otra manera. -

- ¿Y por qué no atravesamos por un puente? - sugirió Ferruccio.

- ¿Cómo se te ocurre? - lo regañó Giusy - ¡Los puentes son custodiados día y noche por los soldados de Lázarus, les entregaríamos en bandeja de plata a la princesa si se nos ocurriera cruzar por uno! ¡Y luego dices que yo soy la imprudente! -

- ¡Déjense de peleas! - los reprendió Mandrakus - No resolveremos el problema si ustedes dos se la pasan discutiendo en lugar de pensar en una solución. -

- Si tuviéramos la espada real... - suspiró Ferruccio desilusionado - ... con ella podríamos hacer retroceder la corriente del río así como lo hizo el rey Romeus con las olas del mar. -

- ¡Pero claro! - exclamó Mandrakus entusiasmado - ¡Por qué no pensé en eso antes! -

- ¿Qué va a hacer? - preguntó Giusy totalmente desconcertada.

- ¡Detener el cauce del río, por supuesto! - le dijo Ferruccio algo exasperado.

- No exactamente - aclaró Mandrakus.

El viejo mago se acercó a la orilla del río y metió los pies dentro del agua a pesar de que estaba completamente helada.

- ¡No! - gritó Stella - ¡Vuelva, Mandrakus! ¡La corriente lo arrastrará! -

Pero el hechicero hizo oídos sordos, a pesar de que la poderosa corriente trataba de llevárselo, aferró firmemente el báculo con sus dos manos y sumergió la punta inferior dentro del agua, cerró los ojos y se concentró en su objetivo. Poco a poco fueron emergiendo pequeños islotes de tierra completamente seca que atravesaban el río de orilla a orilla.

- Mas vale apresurarnos, el encantamiento sólo durará unos minutos. -

Mandrakus fue el primero en cruzar, seguido de Ferruccio que cargaba a Cestín, después Giusy y por último Stella con Lampo.

La princesa trató de atravesar el río lo más rápido que le fuera posible, pero un movimiento en el agua llamó su atención, una figura larga y escamosa que semejaba a una enorme y gruesa serpiente se movía amenazadora en el fondo del río.

Los demás ya habían llegado a la otra orilla y le gritaban que se apresurara, pero Stella no fue capaz de mover ni un músculo de lo aterrorizada que estaba. Una bestia enorme con escamas verdosas, cuernos en la cabeza, ojos furiosos y un ala cercenada se había alzado desde las profundidades del agua, aunque Stella no lo había visto jamás, sabía perfectamente de quien se trataba: el legendario dragón Tarantasio.

Desde la orilla Giusy profirió un grito de terror que hizo a Stella volver a la realidad y corrió lo más veloz que pudo. Los islotes volvieron a sumergirse en cuanto ella puso sus pies en tierra firme y todos corrieron desaforados tratando de huir, pero el dragón, que también había salido fuera del río, los siguió dispuesto a atacar.

- ¡Al suelo! - gritó Ferruccio y todos se agacharon justo a tiempo para esquivar una llamarada.

- ¡Ocultémonos en lo alto de los árboles! - sugirió Giusy terriblemente asustada.

- No creo que eso sea lo ideal... - dijo Mandrakus tratando de mantener la calma - ... lo que deberíamos hacer es volver al río. -

- ¿Pero se ha vuelto loco? - lo interrumpió Ferruccio - Eso ni pensarlo porque... -

El Tarantasio se preparó para escupir fuego nuevamente cuando Lampo se abalanzó sobre su lomo e intentó clavarle las garras en sus duras escamas. El dragón se olvidó de los demás y se concentró únicamente en quitarse de encima al felino que se empeñaba en morderlo y arañarlo mientras Stella trataba de llamarlo para que volviera con ellos.

- ¡Alteza, escuchadme! - le susurró Mandrakus al oído - acabo de trazar un plan, pero para que funcione es necesario que obedezcáis las instrucciones que os voy a dar. -

- Eh... está bien - le dijo Stella no muy convencida.

- Después os lo explicaré con calma, ahora tenéis que llamar la atención del Tarantasio y hacer que os persiga de vuelta al río. -

- De acuerdo... - asintió Stella tratando de controlar su miedo - ... confío en usted. -

Se acercó lentamente al dragón que aún trataba de liberarse de las garras de Lampo y derribarlo de su lomo. Acto seguido, tomó una gran piedra para golpearlo en el hocico y así atraer su atención - ¡Hey tú! - le gritó - ¡Anda! ¡Ven por mí! -

El dragón volvió la vista hacia Stella que ya comenzaba a correr en dirección al río tal y como le había ordenado Mandrakus mientras Giusy y Ferruccio la observaban con los ojos abiertos como platos.

- ¿Pero qué hacéis, alteza? ¡No debéis enfurecer más al Tarantasio! - gritó Ferruccio y Mandrakus lo tranquilizó - No se preocupen, todo es parte del plan. -

- ¿Cuál plan? - preguntó Giusy totalmente horrorizada - ¡Ese dragón está furioso, podría acabar con ella! -

- ¡Tranquilícense ustedes dos! ¡No hay tiempo para explicaciones detalladas! Por ahora sería mejor que nos echaran una mano - dicho esto el mago se echó a correr detrás de la princesa y el monstruo mientras los otros dos lo seguían aún más perplejos y asustados que antes.

Stella corría agotando todas sus fuerzas, el Tarantasio prácticamente iba pisándole los talones y cada vez que trataba de lanzar una llamarada Lampo se precipitaba sobre su cabeza para impedírselo limitándolo a soltar humaredas por las fosas nasales "espero que Mandrakus sepa lo que hace" pensaba Stella para sus adentros. Al llegar otra vez a la orilla del río volvió a entrar en pánico pues cayó en la cuenta de que estaba completamente indefensa ante el enorme y furibundo dragón y Lampo no podría contenerlo para siempre.

Cuando el anciano la alcanzó le ordenó que se metiera al río y Stella, a pesar de no ser una buena nadadora, hizo lo que él le pidió. El agua fría la estaba entumiendo, la corriente amenazaba con arrastrarla lejos y el Tarantasio entró también en el agua mientras Lampo aún trataba de encajarle una mordida letal en el pescuezo.

Mandrakus le lanzó su sombrero a Ferruccio - ¡Saca la soga y lánzala a la princesa! - Ferruccio obedeció inmediatamente y Stella estiró su brazo izquierdo para atrapar la cuerda en el aire.

- ¡Sujetaos bien, alteza! - le gritó Giusy y después se volvió al mago - ¿Pero qué rayos está haciendo, Mandrakus? ¡Yo no entiendo nada! -

El anciano se deslizó por la cuerda para así poder sumergirse en las aguas sin riesgo de ahogarse y así hablar con Stella que se aferraba desesperadamente a la soga - Alteza ¿recordáis lo que os expliqué acerca de los gigiátts? -

- Eh... ¿Qué son mascotas guardianas y que su lealtad a su amo es tan grande que cuando éste muere el gigiátt muere también? -

- Bueno... sí, pero hay un detalle más importante. -

Stella se quedó totalmente perpleja preguntándose porqué Mandrakus le hacía semejantes preguntas en un momento crítico como ese.

- ¿Qué Lampo podría acabar con cualquiera si tan sólo yo se lo ordenara? -

Mandrakus asintió satisfecho - Exacto, pero es imposible para un gigiátt acabar con un dragón como Tarantasio, pero con que le cercenara la otra ala sería suficiente. -

Stella no lo dudó ni un segundo y le gritó a su mascota - ¡Lampo! ¡Al ala del dragón! - el gigiátt enseguida dejó sus esfuerzos inútiles de tratar de penetrar las duras escamas del Tarantasio y tomó la única ala que aún le quedaba completa entre sus dientes y tiró con todas sus fuerzas y la arrancó.

Tarantasio aulló por el dolor, de su herida comenzó a emanar sangre de un intenso color púrpura a borbotones, trató de atacar a Lampo pero ya no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo y decidió sumergirse en el fondo del río sin volver a asomar la cabeza a la superficie nunca más.

Ferruccio y Giusy se apresuraron a tirar de la soga para sacar a Stella y a Mandrakus del agua y los envolvieron en gruesas mantas de lana para que se secaran, después buscaron un sitio despejado donde pudieran encender una fogata para calentarse y sentarse a descansar un momento antes de seguir andando.

- ¡Nos salvamos por los pelos! - exclamó Giusy aliviada - ¡Estaba totalmente segura de que esa bestia iba a acabar con todos nosotros! -

Ferruccio asintió temblando de pies a cabeza.

- Pero al fin y al cabo... - dijo Stella - lo importante es que estamos sanos y salvos, el plan de Mandrakus funcionó de maravilla. -

- Sí - comentó Giusy - aunque yo todavía no entiendo cómo fue que todo salió bien. -

- ¡Oh vamos! - les dijo Mandrakus - ¿Acaso no conocen la historia del dragón Tarantasio? -

- Hmm, a ver... - contestó Ferruccio pensativo - si mal no recuerdo: Tarantasio solía aterrorizar a los habitantes de Terraluce en tiempos pasados. -

- ¡Correcto! - puntualizó Mandrakus - ¿Y qué más? -

Esta vez fue Giusy quien dio la respuesta - Le gustaba merodear por los pueblos y aldeas buscando niños pequeños para devorarlos. -

- Cierto, eso hizo hasta que el rey Romeus decidió enfrentarlo para ponerle un alto. -

- Lo que no entiendo es... - comentó Ferruccio - ¿por qué le cortó un ala en lugar de matarlo? -

- ¡A esa parte quería llegar! - exclamó Mandrakus - Al Tarantasio no se le puede aniquilar porque es inmortal, pero si se le corta una de sus alas quedará confinado para siempre al sitio donde le fue cercenada y el rey Romeus lo atacó en el río para que nunca más pudiera salir de ahí. -

- Pero ¿entonces... - inquirió Stella que aún no comprendía aquello del todo - ...por qué me salió al paso cuando yo cruzaba el río? -

- Porque buscaba venganza, él pudo oler la sangre del rey en vos y por eso os atacó - le explicó Mandrakus - si el Tarantasio os vencía podría recuperar la libertad y moverse de su sitio de confinamiento, pero como Lampo le arrancó la otra ala que le quedaba ahora ha quedado totalmente atado al río y no saldrá nunca más, aunque aún ahí podría continuar haciendo de las suyas, así que os aconsejo que no volváis a nadar por ahí. -

- ¡Ahora entiendo! - exclamó Stella - "Por el ancho caudal del río deberás cruzar, más debes siempre recordar que con una bestia colosal podrías tropezar..." Mi padre sabía que en cuanto pusiera un pie en el río el dragón iría por mí. -

- Me atrevo a decir que lo que él quería era que vos completarais su heroica hazaña - comentó Mandrakus con complacencia.

- Sí, seguro... - respondió Stella mientras pensaba para sus adentros: "Si este es sólo el principio, no quiero ni imaginar lo que vendrá después."

custom banner
LaBoheme1987
Lilith Cohen

Creator

Comments (0)

See all
Add a comment

Recommendation for you

  • Silence | book 2

    Recommendation

    Silence | book 2

    LGBTQ+ 32.3k likes

  • Secunda

    Recommendation

    Secunda

    Romance Fantasy 43.2k likes

  • What Makes a Monster

    Recommendation

    What Makes a Monster

    BL 75.2k likes

  • Mariposas

    Recommendation

    Mariposas

    Slice of life 220 likes

  • The Sum of our Parts

    Recommendation

    The Sum of our Parts

    BL 8.6k likes

  • Siena (Forestfolk, Book 1)

    Recommendation

    Siena (Forestfolk, Book 1)

    Fantasy 8.3k likes

  • feeling lucky

    Feeling lucky

    Random series you may like

El Reino de Terraluce - "La Espada Real"
El Reino de Terraluce - "La Espada Real"

2.7k views5 subscribers

Stella Mordano es una joven humilde y huérfana que no sabe nada acerca de su pasado, lo único valioso que tiene en su poder es un brazalete extraordinario. Pero un día su vida da un vuelco al encontrarse con tres personajes misteriosos que le cuentan la verdad acerca de su identidad: ella es nada más y nada menos que la princesa del Reino de Terraluce, un fantástico país que existe en un mundo paralelo, del cual tuvo que ser arrebatada por causa de Lázarus Rovigo, un malvado pariente suyo que asesinó a sus padres para usurpar el trono real.

Sus nuevos amigos la llevarán de vuelta a casa para acompañarla en el largo recorrido que tendrá que hacer por todo el reino para encontrar la espada real de su padre, el rey Romeus Mordano, y así poder enfrentar a Lázarus y reclamar la corona que por derecho le corresponde.
Subscribe

43 episodes

Capítulo 9

Capítulo 9

98 views 0 likes 0 comments


Style
More
Like
List
Comment

Prev
Next

Full
Exit
0
0
Prev
Next