Please note that Tapas no longer supports Internet Explorer.
We recommend upgrading to the latest Microsoft Edge, Google Chrome, or Firefox.
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
Publish
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
__anonymous__
__anonymous__
0
  • Publish
  • Ink shop
  • Redeem code
  • Settings
  • Log out

El Reino de Terraluce - "La Espada Real"

Capítulo 12

Capítulo 12

Dec 06, 2017

El soldado de Lázarus desenvainó su espada y se acercó lentamente hacia Stella quien quedó completamente paralizada por el terror, trató de gritar pero solamente logró articular un débil chillido, tragó saliva y sacudió a Giusy que dormía plácidamente al lado suyo y ésta se despertó sobresaltada.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Giusy a nadie en específico tratando de adaptar su vista a la oscuridad, y cuando pudo ver con claridad lo que sucedía, el pánico también se apodero de ella - ¡Ferruccio! ¡Mandrakus! ¡Despierten! - gritó con todas sus fuerzas.

Los otros dos despertaron y al ver lo que pasaba decidieron ponerse también en guardia.

Con esfuerzos, Stella logró reaccionar y despertó a Lampo que aún dormía sobre su regazo y le ordenó - ¡Lampo ataca! -

El gigiátt rugió y se agazapó preparándose para saltarle encima al homúnculo, pero el malévolo personaje dejó estallar una estridente carcajada que lentamente se fue convirtiendo en una risilla aguda y chillona, también su aspecto fue cambiando poco a poco transformándose en una figura antropomorfa más pequeña y delgada de color verde con cuernos en la cabeza y cola puntiaguda que los miraba a todos fijamente sin parar de reír hasta que, al cabo de unos minutos, se esfumó sin dejar rastro.

- Sólo era Maskinganna - dijo Mandrakus suspirando de alivio.

- ¿Quién es ese? - preguntaron los tres jóvenes al mismo tiempo.

- Maskinganna, es decir "el maestro del engaño" es un diablillo silvestre que ronda por estos parajes, disfruta mucho gastando bromas a las personas que acampan por aquí haciéndolas despertarse aterrorizadas. -

- ¡Pues vaya que me ha dado uno de los peores sustos de mi vida! - exclamó Ferruccio.

- Ya, ya pasó. Mejor tratemos de dormir de nuevo - les ordenó Mandrakus y todos volvieron a meterse en sus sacos.

Por la mañana siguiente, reanudaron el camino aguzando cada uno de sus cinco sentidos por si se topaban con un homúnculo de verdad o alguna otra criatura peligrosa, ya que en la pradera eran más vulnerables a cualquier ataque. A mediodía el sol cayó a plomo sobre sus cabezas y decidieron buscar un manantial para refrescarse y sentarse a descansar un poco.

- ¡Cómo me gustaría tener unas botas de diez kilómetros! - comentó Ferruccio - ¡Así podríamos avanzar más rápido! -

- ¿Botas de diez kilómetros? - preguntó Stella incrédulamente - ¿Qué no eran botas de siete leguas? -

- No, aquí existe una leyenda diferente... - le explicó Giusy - ... se dice que una masca de las más poderosas logró confeccionar unas botas especiales con las que podía recorrer diez kilómetros en cada paso que daba. -

- Ah... ¿Y qué es una masca? -

- Las mascas son un grupo de hechiceras que viven refundidas en las montañas de la Cordillera Sur porque no les gusta mezclarse con la demás gente. -

- Vaya... - comentó Stella mientras le venían a la mente las palabras de su padre: "Arribarás a las montañas del sur donde más conveniente es seguir adelante y no volver la vista atrás..."

- Pero como nosotros no tenemos botas de diez kilómetros ni de siete leguas... - les dijo Mandrakus apoyándose en su báculo para levantarse - ... debemos aprovechar la luz del día para seguir avanzando. -

- ¿Cuánto tiempo cree que tardaremos en llegar a los Bosques de los Sauces Danzantes? - preguntó Ferruccio algo desanimado.

- Si seguimos caminando a buen ritmo deberíamos estar ahí antes del anochecer - le respondió el mago - ¡Así que, andando! -

Caminaron hasta que el paisaje fue cambiando a uno más verde y espeso, se internaron en un bosque que era completamente diferente que el resto de los lugares por donde habían pasado antes, la mayoría de los árboles eran una infinita cantidad de sauces llorones cuyas ramas acariciaban el suelo, las flores eran más grandes y coloridas de lo normal, los hongos también eran enormes, pájaros y mariposas brillantes revoloteaban por doquier, ardillas, conejos, zorros, ciervos y muchos otros animales corrían y saltaban alegres. Era un sitio realmente mágico.

Siguieron andando sin saber exactamente qué hacer ni a donde ir, cuando al anochecer, escucharon una angelical voz femenina que entonaba una canción de cuna:

Pajarito cantor

Hazme un canto de amor

Ven a reposar

Que la noche caerá

Pajarito yo siempre cuidaré de ti

Y al oír tu cantar sé que me amas a mí

Pajarito las estrellas te guiarán...

A tu nido y allí a dormir te pondrás...

Trataron de ubicar la voz para averiguar de dónde provenía, pasaron en medio de las ramas de los sauces que formaban tupidas cortinas que les impedían ver más allá, hasta que finalmente, bajo un gran sauce que crecía a la orilla de una laguna de aguas cristalinas, encontraron el origen de aquel canto. Se trataba de una bellísima chica morena de cabello largo y negro que llevaba puesto un hermoso vestido de color violeta, sobre la cabeza portaba una tiara hecha de plumas y en su espalda tenía unas hermosas alas brillantes y emplumadas. Entre sus manos sostenía a un pequeño jilguero y lo colocó suavemente en un nido que los pájaros habían construido sobre una de las ramas del sauce.

- ¡Qué hermosa es! - dijo Ferruccio suspirando. - ¿Acaso es un ángel? -

- ¡Es un hada, so bobo! - lo corrigió Giusy algo enfadada.

- En efecto, es un hada del bosque - corroboró Mandrakus - es Fata Uccellina, la protectora de las aves. -

El mago los animó a acercarse a ella y cuando el hada los vio se le iluminó su hermoso rostro de alegría.

- ¿Qué tal Fata Uccellina? - la saludó Mandrakus haciéndole una reverencia. - Espero que os encontréis bien. -

- ¡Oh noble Mandrakus! - exclamó el hada devolviéndole la reverencia - ¿Qué es lo que os trae por aquí? -

- Voy viajando acompañado de mis dos discípulos: Giusy y Ferrucio - ambos inclinaron la cabeza para saludar - escoltamos a vuestra alteza en su camino. -

El hada abrió los ojos intensamente cuando reparó en Stella. - ¡Es la princesa! ¡La noble hija de la buena Cinzia y el buen Romeus! ¡Esto le va a agradar mucho a mis hermanas! ¡Fiorella! ¡Farfalla! ¡Vengan! -

Un resplandor cegador iluminó el bosque revelando a otras dos chicas aladas; una era pelirroja, usaba un vestido color rosa, llevaba una tiara hecha de flores y sus alas parecían dos pétalos de rosa. La otra tenía el cabello castaño, su vestido era azul pálido, sobre su cabeza portaba una corona hecha de ramas y hojas casi marchitas y en su espalda tenía unas enormes alas de mariposa.

- ¿Qué sucede Fata Uccellina? - preguntó el hada pelirroja - ¿Por qué nos llamas con tanta urgencia? -

- Miren... - les dijo mientras señalaba a Stella. - Es la hija de reina Cinzia y el rey Romeus, Mandrakus la ha traído de vuelta. -

- Ahora comprendo... - dijo el hada con las alas de mariposa. - Ha llegado el tiempo ¿no es así, buen Mandrakus? -

- Sí, su padre le ordenó que viniera a veros a vos y a vuestras hermanas aquí al bosque. -

- Entiendo... - y después procedió a presentarse. - Mi noble y querida princesa, soy Fata Farfalla, la protectora de los animales y los árboles del bosque. -

- Es un honor teneros aquí con nosotras... - dijo el hada pelirroja. - Yo soy Fata Fiorella, protectora de las flores y hermana menor de Fata Farfalla. -

- Y yo... - intervino la primer hada - ... soy Fata Uccellina, la protectora de las aves y también hermana menor de Fata Farfalla y Fata Fiorella. -

- Ya lo sabíamos, hermosa hada - le dijo Ferruccio guiñándole un ojo y Giusy le dio un codazo - ¡Tu querida Brambilla se enterará de esto! -

- En verdad estamos muy felices de que estén aquí. Hace mucho tiempo que nadie viene a visitarnos al bosque - comentó con melancolía Fata Farfalla.

- ¿Por qué? - preguntó Stella. - Este lugar es hermoso, cualquiera querría quedarse aquí para siempre. -

- Porque de todo el reino este es el sitio que más odia Lázarus Rovigo. Tanto que una vez ordenó a sus soldados incendiar el bosque, muchos animales y árboles perecieron y tuve que adelantar una nevada en pleno verano para así poder acabar con el fuego. -

- ¡Ese hombre tiene el corazón totalmente podrido! - gritó Giusy llena de indignación - ¡Mira que destruir un lugar tan bello y mágico como este! -

- Sí, pero es porque él le guarda un rencor especial a este bosque - continuó Fata Farfalla - porque aquí fue donde la noble Cinzia y el buen Romeus se conocieron. -

- ¿¿En serio?? - preguntaron los tres jóvenes completamente sorprendidos al oír eso.

- Ajá... - les explicó Fata Farfalla. - Cuando la reina Cinzia tenía dieciséis años anduvo vagando en pleno invierno hambrienta y cansada por el reino sin tener a dónde ir, cuando creía que ya no podría seguir adelante suplicó ayuda a la protectora del bosque y yo acudí a su rescate, mis hermanas y yo le dimos refugio y sustento aquí hasta que conoció al entonces príncipe Romeus y se la llevó con él. -

Stella quedó totalmente desconcertada al escuchar esa historia, desde que supo quién era su madre la veía como una reina que siempre lo había tenido todo y que jamás había pasado miseria ni penurias.

- Y es por eso... - prosiguió el hada interrumpiendo los pensamientos de Stella - ... que el rey y la reina ahora reposan bajo este noble sauce. -

- ¿Mis padres fueron enterrados aquí? -

- Es lo que ellos hubieran querido - le respondió Mandrakus. - Este era su sitio preferido, lo justo era que volvieran a integrar sus cuerpos al ciclo vital de la Madre Naturaleza precisamente aquí. -

Stella no pudo evitar abrazar el tronco del sauce y al hacerlo notó una calidez reconfortante, el alma de sus padres.

- ¡Oh, pero qué desconsideradas hemos sido! - dijo repentinamente Fata Fiorella y al dirigirse hacia el grupo, todos los capullos que aún no habían florecido se abrieron inmediatamente a su paso. - Deben de estar muy cansados y hambrientos de tanto caminar. - Después hizo un movimiento con sus manos e hizo aparecer varios pastelitos y galletas en forma de pájaros, flores y mariposas y se los ofreció para que comieran.

Los cuatro se sentaron en el pasto, se quitaron los zapatos y refrescaron sus pies en la orilla de la laguna donde patos, cisnes y somormujos nadaban felices entre los juncos y los lirios acuáticos. A Cestín y a Lampo también parecía gustarles mucho aquel lugar.

Fata Farfalla tomó una lira, Fata Fiorella un arpa y Fata Uccellina se llevó una flauta de pan a los labios, y en cuanto empezaron a tocar y a cantar una dulce melodía, todos los sauces comenzaron a mecerse y sacudir sus ramas al compás de la música.

Sauce bailarín, la brisa sutil

Juega con tus ramas, las hace aplaudir

Muy sereno tú, cumples tu deber

¡Qué lindo eres, oh sauce bailarín!

Sauce bailarín, te meces sin parar

Miras hacia el Cielo

Danzas tan gentil

Muy sereno tú, cumples tu deber

¡Qué lindo eres, oh sauce bailarín!

Las celestiales voces de las hadas les hicieron conciliar el sueño rápidamente y se tendieron sobre la hierba sin preocuparse por nada más, en aquel sitio era imposible sentir tristeza y miedo.

Al otro día, las hadas volvieron a proporcionarles comida mientras ellos se relajaban en el bosque. Fata Uccellina le mostró a Giusy como les enseñaba a los pajaritos a cantar, Ferruccio se había hecho buen amigo de un cervatillo que no paraba de lamerle las mejillas como muestra de afecto y Stella estaba maravillada con las mariposas de alas plateadas que se posaban tranquilamente sobre sus hombros aunque Lampo las perseguía para tratar de atraparlas.

Para el mediodía el mago decidió que ya era hora de continuar, pero los demás no querían marcharse. - ¡Por favor, Mandrakus! - le dijo Giusy suplicante - ¡Quedémonos aquí al menos un par de días! -

- Está bien... - accedió Mandrakus a regañadientes. - Sólo dos días más y después nos iremos. -

Aquellos fueron los mejores días que Stella había pasado en su vida y cuando llegó la hora de volver al camino sintió una profunda tristeza y les pidió a los otros que le dieran unos minutos para despedirse del sauce de sus padres a solas.

- No os pongáis triste, princesa - le dijo Fata Farfalla - en cuanto pasen los malos tiempos podréis venir a nuestro refugio siempre que lo deseéis. Pero ahora tenéis una misión que cumplir. Antes de que os vayáis me gustaría obsequiaros esto... - y entonces sacó un pentáculo que pendía de una cadena plateada y lo colocó alrededor de su cuello - Si os encontráis en un apuro y necesitáis de nuestra ayuda, tomadlo entre vuestras manos y llamadnos con el pensamiento, si estáis conectada con la Madre Naturaleza también lo estaréis con nosotras. -

- Muchas gracias - le dijo Stella enjuagándose las lágrimas que brotaron de sus ojos aún sin quererlo y se reunió con sus amigos.

Andaron nuevamente por rumbos desconocidos hacia la Cordillera Sur cuidándose de peligros y descansando continuamente. Las hojas de los árboles comenzaban a secarse y las noches se hacían más largas y frías. Y en una de esas noches, mientras buscaban un sitio adecuado para acampar y descansar, llegaron a un terreno plano donde se erguía un colosal monumento circular formado por enormes piedras talladas y no pudieron resistir la tentación de meterse y ponerse en medio del círculo para admirarlo bien.

- Se parece mucho a Stonehenge - comentó Stella maravillada mientras Ferruccio y Giusy le preguntaron sorprendidos - ¿Qué es Stone... bueno eso? -

- Sí, Stonehenge también es un crómlech o Círculo Mágico como este - les explicó Mandrakus. - Me sorprende que aún esté en pie, creía que Lázarus había ordenado destruirlo. -

- Pues le fue totalmente imposible hacerlo - dijo Giusy. - Dicen que este monumento está protegido por la magia. -

- Pero no creo que hoy en día después de las prohibiciones de Lázarus siga en uso ¿o sí? - preguntó Ferruccio desconcertado.

- ¡Guarda silencio! - le ordenó Giusy - ¡Miren! -

Los demás voltearon hacia donde Giusy les señalaba, un numeroso grupo de personas encapuchadas que portaban linternas hechas con grandes calabazas se dirigían sigilosamente hacia el monumento como si tuvieran temor de ser descubiertos haciendo algo indebido.

- ¿Quiénes son esas personas? ¿Por qué vienen hacia aquí? - inquirió Stella a nadie en particular. -

- ¡Ahora comprendo, casi lo había olvidado! - exclamó Mandrakus.

- ¿El qué? - preguntaron los otros.

- Que el Equinoccio de Otoño ha llegado. -

custom banner
LaBoheme1987
Lilith Cohen

Creator

Comments (0)

See all
Add a comment

Recommendation for you

  • Silence | book 2

    Recommendation

    Silence | book 2

    LGBTQ+ 32.3k likes

  • Secunda

    Recommendation

    Secunda

    Romance Fantasy 43.2k likes

  • What Makes a Monster

    Recommendation

    What Makes a Monster

    BL 75.1k likes

  • Mariposas

    Recommendation

    Mariposas

    Slice of life 220 likes

  • The Sum of our Parts

    Recommendation

    The Sum of our Parts

    BL 8.6k likes

  • Siena (Forestfolk, Book 1)

    Recommendation

    Siena (Forestfolk, Book 1)

    Fantasy 8.3k likes

  • feeling lucky

    Feeling lucky

    Random series you may like

El Reino de Terraluce - "La Espada Real"
El Reino de Terraluce - "La Espada Real"

2.6k views5 subscribers

Stella Mordano es una joven humilde y huérfana que no sabe nada acerca de su pasado, lo único valioso que tiene en su poder es un brazalete extraordinario. Pero un día su vida da un vuelco al encontrarse con tres personajes misteriosos que le cuentan la verdad acerca de su identidad: ella es nada más y nada menos que la princesa del Reino de Terraluce, un fantástico país que existe en un mundo paralelo, del cual tuvo que ser arrebatada por causa de Lázarus Rovigo, un malvado pariente suyo que asesinó a sus padres para usurpar el trono real.

Sus nuevos amigos la llevarán de vuelta a casa para acompañarla en el largo recorrido que tendrá que hacer por todo el reino para encontrar la espada real de su padre, el rey Romeus Mordano, y así poder enfrentar a Lázarus y reclamar la corona que por derecho le corresponde.
Subscribe

43 episodes

Capítulo 12

Capítulo 12

101 views 0 likes 0 comments


Style
More
Like
List
Comment

Prev
Next

Full
Exit
0
0
Prev
Next