Hola, mi nombre es Blu Morphy, y soy el espíritu del bosque que se encuentra cerca del lago en el pueblo de donde proviene el ser humano que me tiene cautiva a mí y a mi compañero Ikaros Opodihp, otro de mi especie que también quiere regresar a su habitad.
"Es ahora o nunca"
Aquello retumbó en mi cabeza por unos minutos, la polilla tomó nuevamente mi muñeca para sacarme de mi trance mental y me guío hasta algo similar a un tronco cerca de una de las puertas.
-Tú conoces mejor este lugar que yo ¿qué opciones tenemos?
-Varias, muchas, he intentado de todo la verdad, si fuéramos del tamaño de un humano no sería tan difícil, al menos somos más rápidos, pero sus nidos son más grandes.
-Un nido humano, vaya que interesante, parece un panel de abejas gigante
-Son más como túneles de hormigas, si bien tengo entendido que algunas son pequeñas esta en especial es grande.
Ikaros observaba a todos lados como si tanteara el terreno, estaba algo agitado, finalmente después de tanta calma, volteó a verme.
-Blu, ven un momento
- ¿Qué ocurre?
-¿Ves eso?
Había señalado un rectángulo en la pared que tenía un cristal, abrí mis alas para acercarme volando y él me siguió el paso, del otro lado se podía ver donde estábamos, era una estructura extraña, enorme, parecía un conjunto de montañas, o algo así, no sabía cómo describirlo, pero sí que era como los túneles de hormigas, habían varias salidas abajo que daban al exterior, y algunos cuadros arriba que estaban abiertos.
-Esto se llama ventana, no la podemos abrir porque sus palancas son pesadas para nosotros, pero al otro lado de este conjunto, sino logramos llegar a las otras ventanas, tendremos que bajar a las salidas inferiores.
-¿Cómo llegamos hasta allí? –pose mis manos sobre aquel cristal mirando maravillada al paisaje que se ve por el rectrangulo.
-Más adelante hay un mapa, pero debemos evitar cosas como otros humanos y los animales que se encuentran dentro, no es como nuestro bosque, ellos no confían en nosotros, nos verán como un estorbo o alimento. –en ese momento tomó con fuerza mi muñeca y me haló hacia él, batiendo sus alas y dirigiéndose hacia una de las puertas, estaba abierta a medias y nos escondimos tras esta, cuando me asome de regreso, me di cuenta que había un gato gris con rayas oscuras caminando por el pasillo-
-¡Ay! ¡qué lindo!
-No lo es, es el guardián del lugar, los humanos llaman a sus animales "mascotas", cuidan las zonas donde viven y son crueles depredadores.
-¿¡Eh!? –me quede sorprendida, pensaba que no importaba de dónde venían los animales se podía ser razonables con ellos, ya que tenemos más contacto con la naturaleza, sin embargo él era el mixto, él sabía más que yo, pero me costaba creerlo.
-Lo mejor es esperar hasta que el sol baje para que se vayan. La mejor hora para intentar salir de aquí es en la noche-empezó a caminar por la habitación en donde estábamos ahora, mientras como un polluelo tras su madre le seguía, habían un montón de árboles muertos convertidos en un extraño aparato que sostenían frascos y esas cosas que Ikaros mencionó como libros.
-¿Trataste ya de salir en la noche?
-Sí, varias veces, pero requiere de dos o tres noches más o menos, a la primera nunca lograba llegar a la mitad de camino por el odioso gato. –Hizo énfasis en el odioso gesticulando con sus manos, cosas que me sacó una leve risa que escondí con la mano.
-Creo que eres su ratón.
-Soy más como su juguete para masticar, dudo que quiera comerme.
Mientras caminábamos seguía explorando la zona con la mirada, tenía curiosidad por las cosas que me rodeaban y a la vez algo de temor de que por aquella entrada se apareciera otro humano y nos descubrieran aquí, por lo que permanecía alerta.
-¿Has estado en esta zona antes?
-No, realmente no, no recuerdo nada de esta habitación.
-¿Y a donde se supone que me estás guiando si no conoces este lugar?
-Busco un escondite que sea seguro
Resoplé pasando mi mano por mi cuello y mirando a un lado, continuando revisando el lugar hasta que me topé con algo curioso en una esquina, una especie de esfera negra que se movía, tome con cuidado el ala de mi compañero y señale.
-¿Q-qué es esa cosa que se mueve?
-Son ojos...
-¿Ojos?
-Sí, los humanos los usan para cuidar todas las zonas, hacen más difícil el trabajo de escapar, con el tiempo aprendí a andar fuera de los campos visuales, pero es inevitable que en algún momento te vean.
Eso definitivamente ya había sido el colmo para mis nervios, ahora me sentía vigilada, con la paranoia en mente no podía dejar de mirar al "ojo" y ya desde hace rato la tranquilidad de Ikaros me impacientaba.
-¿Encontraste algún lugar?
-No
-¿Y si entran y nos consiguen?
-Haces demasiadas preguntas, mucho ruido, mantente en silencio
Fruncí el ceño inflando los mofletes como si fuera un hámster, seguramente estaba ya roja de la ira, sino fuera porque él es mi boleto a casa realmente ya le hubiera caído encima para ahorcarlo.
-Por aquí, ya encontré donde escondernos –llegamos a un extraña cueva o al menos para mí lo era, extendí los brazos para tocar las paredes de nuestra nueva guarida, se sentía suave- se llama caja, esta medio abierta así que entrará aire, quédate dentro yo veré si hay algo de comer por aquí.
-¡Oye! ¿Realmente piensas déjame sola? No lo creo, iré contigo. –insistí quizá algo temerosa de verme sin la compañía del único que conocía y sabía dónde estábamos, él solo me sonrió con sorna, algo burlón, por lo que me quede callada inmediatamente dando dos pasos hacia atrás instintivamente-
-¿Tienes miedo? -Gruñí un momento para después para tomar aire y mirar a un lado- ¿y bien?
-No, definitivamente no
-Perfecto ¡que valiente eres! completamente de admirar -bromeó para después brindarme una buena palmada en la espalda que me hizo dar un par de pasos hacia la caja- No tardare mucho, así que ehm, imagina que estas en un hotel 5 estrellas
-¿Qué es un hotel?
-Olvídalo
No sé porqué pero tenía la ligera sospecha de que estaba burlando de mi en su mente, yo solo quede bastante confundida, los humanos tienen muchas palabras para los objetos que crean ¿cómo se supone que los recuerde todos?.
-Muy gracioso burlarte de mi ignorancia
-No te mentiré, lo disfruto
-Mejor ya vete a buscar comida -Subí el mentón girándolo un poco a un lado con aires de indignación para después apartarlo de mi camino y meterme en el dichoso objeto que... ¿cómo se llamaba? ah sí, caja; dentro de esta habían un montón de objetos que rápidamente llamaron mi atención, muchos de ellos eran frascos con partes de bosque dentro, hojas, tierra, líquidos de diferentes colores y texturas, uno parecía agua pero olía bastante mal.
-No tardare, no te metas en problema -Se asomó para verme una ultima vez primero con una sonrisa bastante molesta para mi gusto que cambio a una mirada mas seria- y no toques nada de lo que está en la caja ¿bien?
Le saque la lengua mientras se iba, y sí, aunque haya sido algo infantil de mi parte les puedo asegurar que no estaba nada arrepentida, ya me tenía molesta ¡me trataba como a una oruga! fui la primera de la camada de mi madre en pasar por la metamorfosis como para que ese idiota me trate como si aun no tuviera alas; pegue mi espalda contra la pared y me deslizé lentamente con cuidado de no dañar mis alas hasta caer sentada, mirando al infinito, pensando qué estaría pasando en el bosque ahora mismo, no faltaba mucho para el otoño y el invierno llegaría también en un abrir y cerrar de ojos, tres días serían una eternidad y si fallamos, tendré que esperar otros tres días más, estaba comenzando a preocuparme demasiado, si me concentraba en esa idea iba a desesperarme, lo mejor en estos casos era ser positiva, eso era lo que solía decirme mamá.
Mi madre, era bellísima, cuando aun estaba viva claro, nosotros los lepids vivimos muchos años y tenemos muchos hijos en nuestra larga vida, ya que vivimos más que los humanos, solo que de tantos hijos que se tienen apenas sobreviven 3 o 2, por lo que sí, vi a muchos de mis hermanos morir en el transcurso de mi vida, perder a alguien era algo que se volvió costumbre mediante fui criada. Mamá nos cuidó hasta que el ultimo de mis hermanos menores tuvo su metamorfosis, entonces ella murió y cada quién se fue por su lado ya que somos muy solitarios. Tal vez ahora mismo se estén preguntando ¿nunca tuviste un padre?, si claro que lo tuve supongo, solo que lo vi muy pocas veces; el deber de los lepids macho es tener tantos herederos sea posible, por lo que una vez dejan su legado, se van y la madre se queda a cuidarlos, y es normal ya que su esperanza de vida es inferior al de las hembras, por lo que puedo pensar que él quizá este muerto.
En ese andar de pensamientos termine por caer dormida, soñando con mi madre, con mi infancia cuando era una oruguita, no tenía alas y tenía colores entre verde y café para esconderme en el bosque; ¿sabían que vivimos en total el doble que los humanos? nuestra edad máxima es 200 años humanos, un lepid que viva más de eso es verdaderamente viejo, por lo que lo que para un humano su infancia son alrededor de 5-6 años (creo) como mínimo, nuestra infancia son unos adorables 50 años. Generalmente ya somos adultos a los 100 y los otros 100 años restantes son nuestra etapa adulta.
-Blu, oye Blu ¿estás dormida?
Por un momento pensé en la dulce voz de mi madre en sueños pero no, cuando pude distinguir mejor la voz en mi mente la reconocí, era Ikaros, había regresado ya de buscar comida.
-Estaba -murmuré mientras me estiraba con pereza para después bostezar- Ikaros, regresaste muy rápido
-Pasaron como 4 horas, la noche está a punto de caer -me miró frunciendo los labios como si me juzgara, traía un pedazo de hoja en sus manos que escondía algo- los humanos tenían muchos tipos de planta aquí, pero muchas son venenosas para nosotros, aun así conseguí patas de algunos insectos y pedazos de fruta que podemos comer. -Entró en la caja con lo que había conseguido, sacando la comida de la hoja que la envolvía-
-No es polen, supongo, pero es algo ¿no? -Tome una de las patas y le di una mordida-
-No te pongas malcriada por favor -El por su lado se hizo de un pedazo de fruta olfateando la misma por un momento y pasándola por sus manos, como nuestros antecesores aun podemos saborear un poco con nuestras manos, pero ya ese sentido lo tenían muy pocos; le dio una mordida mientras yo terminaba de "devorar" la pata del desafortunado insecto.
-No me estaba quejando, en fin, dijiste que ya se acercaba la noche ¿no?
-Así es, una vez que terminemos de comer y descansar nos pondremos manos a la obra
-¿Descansar? ¡no podemos perder tiem-!
-Tu dormiste de largo, yo no, yo estuve buscando comida, así que si no quieres que el lindo gatito de afuera te coma como lo hiciste con esa pata, me vas a esperar
-¡Ugh! -Enserio odio tanto depender de este idiota, pero tenía razón, por lo que mientras el se quedo dormido tras comer yo me quede vigilando esperando a que despertara.
Pasaron varias horas, me estaba quedando dormida también, empezaba a tambalearme por el sueño, a veces desvanecer para volver a despertar, hasta que finalmente algo me alertó tanto que mis ganas de dormir desaparecieron. Un chirrido agudo se escuchó y la oscuridad de la zona se ilumino, me asome para saber que pasaba, era una humana seguida del humano mayor de antes, ¡OH CUCARACHAS, HAY HUMANOS AQUÍ! pensé, y me arrastre para despertar "delicadamente" a mi compañero.
-Ika... Ikaros... ¡IKAROS! -Sacudí sus hombros olvidando por completo la sutileza, despertando al lepid abruptamente-
-¿¡Qué!? -Primera vez en todo el día que lo veo alarmarse enojado-
-¡H-hay humanos! ¡hay humanos dentro de la zona! -lo hale conmigo para llevarlo a la ranura y mostrarle la vista de fuera, aunque solo veíamos sus piernas por la cercanía-
-No puede ser -En ese momento el se quedo en silencio absoluto, retrocedió tomándome del brazo para después abrazarme y tenerme con él contra la pared- No muevas ni un musculo, baja tus alas, que la luz no las toque.
Estábamos entonces los dos paralizados sintiendo las vibraciones en el suelo, escondiéndonos como fugitivos, como algún lepid que ha traicionado a los de su raza. Las pisadas de los humanos eran como temblores para nosotros, las vibraciones se hacían mayores mediante estaban cerca, la tensión se hacía más insoportable mientras más tiempo pasaba, escuchábamos también gritos que al menos yo no podía comprender, los humanos discutían mientras buscaban cosas, en ese momento la humana se agachó; Ikaros me apretó contra el para retroceder un poco mas dentro de la caja hasta que uno de los frascos nos detuvo, el cerró los ojos apretando los parpados mientras yo respiraba rápidamente viendo lo que pasaba.
La mano se deslizó cual serpiente pasando cerca de la caja, rozándola por un lado como buscando, pasó sobre la tapa de la caja la misma que en un movimiento brusco ella alzó, en ese momento Ikaros me escondió en un esquina al lado de una botella, tomó otra antes de que ella abriera la caja y la tiro haciéndola caer, de la sorpresa la muchacha soltó la caja y los dos flotamos un momento como si el tiempo se congelara, escuché a Ikaros gritar mi nombre y antes de golpear el suelo el se lanzo sobre mi girando en el aire y cubriéndome del golpe, el impacto fue fuerte, al menos para nosotros esa distancia era peligrosa.
-¿Ikaros? ¡Ikaros! -estaba tirada sobre su regazó, él estaba inconsciente, lo tome como pude arrastrándolo no sin antes revisar por si las dudas, los humanos estaban discutiendo y al parecer más distraídos por el desastre de la botella, era nuestra oportunidad. Subí a mi compañero en mi espalda y alce el vuelo despacio a un rango bajo, escondiéndome tras lo primero que veía cada vez que dudaba, lentamente atravesé la zona y logre salir aun con el lepid sobre mi.
-Ikaros por favor despierta, no puedo yo sola... por favor, no sé que hacer o a dónde ir -murmure como pude agitándolo, pero no reaccionaba, comencé a asustarme, seguía volando al ras del suelo pero era difícil con su peso encima de mi.
Podía oír las voces que discutían en la distancia, faltaba tan poco por alcanzar la puerta del fondo. Estuve a punto de llegar pero algo me tomo por sorpresa, un maullido.
-Oh no... -Y allí estaba yo con mi compañero sobre mi espalda y el felino acercándose lentamente a mi, meneando su cola de un lado al otro.
Trague en seco mirándolo, amenazándonos con su mirada de cazador mientras volvía a maullar ¿qué debía hacer?.
Continuará...
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