Hola, mi nombre es Blu Morphy, y soy el espíritu del bosque que se encuentra cerca del lago, mi compañero Ikaros viene del bosque que está más allá de las montañas, nos prometimos salir juntos de aquí para que cuidáramos nuestros bosques, yo simplemente por más que una parte de mi quería huir sin él, no podía abandonarle, era nuestra promesa.
-No voy a abandonarte Ikaros... -mascullé mientras miraba al felino a los ojos, quedándome quieta, pensando, ¿cuales había dicho que eran las reglas? la segunda...¿pensar antes de actuar, no?.
Medite un poco antes de hacer algún movimiento, logre ponerme atenta y escuchar el flujo del aire, había una zona con mayor flujo de este, gire mi mirada un momento y allí estaba, una especie de entrada pequeña que mantenía un extraño flujo de aire frío en la habitación al lado de una de las entradas, esta se encontraba tras lo que era para mi, una enorme bestia de ojos afilados, no me quedo de otra que respirar hondo y cuando el animal estuvo dispuesto a saltar escuché unos pasos que venían alarmándose, era la mujer que salía al pasillo y vio al animal allí comenzando a acercarse gritando, este se asustó por las quejas de la mujer girándose sobre si mismo y bajando las orejas, aproveche esa oportunidad para escabullirme entre sus patas mientras la humana se acercaba y tomaba a la bola peluda entre sus manos.
-¿Qué haces en el pasillo? ¡Deberías estar en tu jaula!
Y allí estaba yo, corriendo con mi camarada en la espalda hasta llegar al agujero, pero el grito de la mujer me detuvo por unos instantes, me había visto, empezó a gritar como loca desesperada, yo seguí con mi camino, esa era la tercera regla "no mirar atrás cuando estás huyendo". En cuanto llegue a donde quería, lance a Ikaros dentro y luego entre yo, cayendo sentada y quedando tiesa por un instante cuando escuché un golpe agudo tras de mi, otro de esos frascos, lo podía ver tras las barras, la mujer lo tenía en la mano mientras un extraño liquido salía de sus ojos, parecía agua; estaba jadeando y temblando del miedo hasta que reaccioné.
-¡Ikaros! -me puse de pie y le volví a tomar con cuidado- por favor despierta... ¡por favor! -escuché un sonido nuevo y vi los barrotes, la mujer ahora estaba usando una herramienta extraña para abrirlos, observe como lo que lo mantenía en su lugar lentamente se estaba aflojando, sentí una suave corriente de viento deslizarse por mis alas hacia arriba, así que abracé al lepid con fuerza y abrí mis alas para que el aire nos llevara, y así fue.
La corriente no era muy fuerte pero si lo suficiente como para llevarnos a ambos; cuando me tope con un techo, detuve el golpe con mi mano y me fui arrimando hasta donde había suelo dejando a Ikaros descansar allí, yo me senté en el borde, mire al precipicio; la mujer logró abrir la entrada y meter su mano, pero allí ya no había nada.
-Blu...
En ese momento me olvide de la mujer y me gire sobre mi misma alarmada, era la voz de mi compañero que finalmente había vuelto en sí, me acerque a el con cuidado llevando mi mano sobre mis labios, él trató de extender sus alas pero no pudo, cosa que me asustó, la tome con cuidado par revisarla, tenía el ala lastimada, le tome con mi mano libre del hombro para detenerlo.
-No te muevas, estás herido. -solté su ala con cuidado y le ayude a sentarse contra la pared.
-No es la primera vez que pasa, ya la mujer de abajo me ha encontrado, y curado las alas varias veces siempre que consiguen atraparme.
-Si, pero se supone que ahora vamos a escapar ¿no? -el se había quedado en completo silencio algo preocupado, cosa que me entristeció- ... ¿no? -insistí.
-Blu, mira, mi bosque... es posible que ya este demasiado dañado como para que pueda hacer algo para solucionarlo...
-¡No importa! ¡Puedes cuidar de otro bosque! -le regañe, tantos años intentando escapar como para darse por vencido ahora, eso me decepcionaba.
-Escucha, lo que quiero decir en realidad es que si ves que puedes escapar sin mi, y te estoy estorbando, por favor no dudes en salvarte tu
En ese momento reinó el silencio, fruncí el ceño molesta y me puse de pie alejándome de el para volver a sentarme en el borde, mirando al vacío algo pensativa, baje mis alas y antenas en ese momento, sentí una mezcla rara de sentimientos en mi pecho, culpa, enojo, tristeza, ansiedad, recordaba mi bosque con nostalgia mientras suspiraba pesadamente.
-Blu...
-No puedo, no puedo prometerte eso Ikaros, no puedo
-¿Por qué?
-¡Porque me veo en ti! -me gire para que nuestras orbes azules se encontraran, el se sorprendió y yo seguía con la mirada fija en él llevando una mano mi pecho- Porque imagino como debe ser estar lejos de tu hogar, yo solo llevo un día aquí y ya estoy desesperada, no quiero terminar como... -me quede callada de golpe.
-Como yo
-Lo siento
-No importa, tienes razón -el alzo la mirada quedando perdida en el techo como si estuviera pensativo- ¿sabes qué es llorar?
-No
-Eso lo hacen los humanos cuando están tristes, sueltan gotas de agua salada por sus ojos que se llaman lagrimas y se quejan como si algo les doliera.
En ese momento me acorde de la mujer y esas lágrimas que expulsaba por sus ojos, era irónico que hablase de ello, pero no me extrañaba, ya que dado al tema, supongo que ambos nos encontrábamos tristes ahora, me deslice hacia él sentándome a su lado, abrazando mis piernas, acomodándome para no lastimar aun más su ala.
-Vi a la humana hacerlo, tu... quedaste inconsciente y tuve que escapar del gato para salvar tu trasero, cuando pude meternos aquí esa mujer empezó a... "llorar"
-Ya veo, seguro pensó que volví a escapar, tiene miedo de que me vaya para siempre
-¿Por qué?
-Ya te lo dije, soy lo que los humanos llaman "especie en peligro", me quieren proteger y cuidar para "no desaparecer"
-No entiendo
No comprendía eso de "especie en peligro" ¿En peligro de qué? los humanos se la pasan haciendo desastres, y nuestra misión como lepids, era solucionar los desastres que dejaban, incluso si es imposible como está el planeta ahora seguiríamos cuidando de la naturaleza, era nuestro deber, para ello existíamos ¿o no?, la mirada de Ikaros era confusa, a veces quisiera meterme en su retorcida mente para comprender toda esa tranquilidad y esos conocimientos curiosos.
-Comprendo tu reacción, se supone que ellos son "malos" pero -tomó aire tratando de controlar el dolor que le producía su ala cerrando los ojos, apretando los parpados y exhalando con fuerza- ...pero... ellos quieren corregir sus errores, o al menos unos pocos de ellos quieren, cuando destruyen nuestros ecosistemas se pierden razas, al parecer quieren recuperar las para sentirse mejor con ellos mismos.
-Eso es bueno ¿no? -parpadee, quizá de esa forma podríamos coexistir en paz ambos tanto humanos como lepids pero el no parecía de acuerdo.
-Muchas especies han desaparecido al llegar otras, es un proceso natural Blu, incluso si ellos destruyen ecosistemas, quizá es parte de la naturaleza que eso pase, porque son ahora la especie dominante, piénsalo, cuando aparecimos, cuando los lepids empezaron a reinar, empezamos a tomar flores que eran de otras especies y pelear los territorios, nosotros también matamos especies, Blu -parecía bastante triste y un poco contrariado mordiéndose los labios por el dolor-
No quise interrumpirlo, pues era verdad, muchas especies también han muerto por nuestra culpa pero eso fue selección natural ¿no? evolución, estaba contrariada, no sabía que pensar ¿qué estaba correcto y qué no? ¿sería normal lo que estaba pasando entonces? ¿así lo quería mamá naturaleza? no estaba segura, me lleve las manos sobre las antenas y me alborote el peinado llena de preguntas sin responder, estaba muy saturada.
-Deja lo así Ikaros, si no quieres volver a tu casa es tu problema, pero cumpliré mi promesa, ya sea estés de acuerdo o no, no me importa que te hayas encariñado con esa humana y sus tontas creencias -alce la voz ya algo irritada, fijándome en especial en su ala dañada-
-Supongo entonces que tienes un plan
-No realmente.
-¿Entonces como piensas cumplir tu promesa?
-Si me ayudaras quizá lo haría ¿no que se supone eramos un equipo? ¿dónde quedaron tus ganas de irte?
-¿Quieres saber porqué siempre me atrapan? -Me quede en completo silencio otra vez para escucharlo tragando en seco; tenía tantas cosas en la cabeza que ya no sabía que opinar al respecto- Siempre terminaba por arrepentirme. Siempre que veía el rostro de aquella humana me llenaba de tristeza, adoro mi bosque, lo extraño pero... ya han pasado muchos años, ya estoy cansado.
En ese momento recogí mis piernas para levantarme y ayudar a Ikaros a ponerse de pie y caminar, él estaba algo azorado pues no entendía mi repentina reacción.
-¿Terminaste de auto-compadecerte? tu apatía me aburre -el solo bajo la cabeza- yo no terminare como tu, no quiero, ya te lo dije. Yo sí quiero volver a mi bosque.
-Aun faltan dos noches
-Las que hagan falta, Ikaros -el me sonrió en ese momento, cosa que me estremeció y termine mirando al frente.
"No voy a darme por vencida."
"No voy a perder lo que por tantos años me he sacrificado en cuidar y proteger."
Continuará.
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