Escuche los pasos de Ikaros alejándose, yo me estaba quedando dormida, pero cada vez que podía agitaba mi cabeza para no caer, hasta el punto en el que tuve que sentarme, quería alzar la mirada pero no me atrevía, la zona era básicamente lo que los humanos llaman "cementerio", un lugar lleno de cadáveres de los suyos, y la sola idea de ver uno una vez más me repugnaba. Pasaron unos minutos e Ikaros no volvía, empece a preocuparme, sin embargo, no quería parecer molesta, seguro estaba ocupado.
Pasaron más y mas minutos hasta que sentí que ya sería la hora, y aunque me preocupaba trate de mantenerla calma "La última vez tardo 4 horas buscando comida, Blu, no te alarmes", suspiré, seguí esperando, hasta que escuche unos pasos alzando mis antenas, finalmente de regreso, tenía una cucaracha muerta en las manos y un pedazo de hoja brillante con algo pegado que parecían restos de comida humana, a lo que puse mala cara.
-Fue todo lo que encontré, ¿lo tomas o lo dejas?
-Si no hay de otra.
Las cucarachas, especialmente las que conviven con los humanos me causan rechazo, no saben del todo bien, tampoco me gusta mucho la comida de humanos, no sabía porqué decidirme así que opté por la comida humana ya que despedía un olor dulce que llamaba mi atención. Después de comer, y unos minutos de reposo, ayude a Ikaros a subir y entrar con cuidado en la ranura para después entrar yo.
Dentro de ese pequeño espacio habían muchas cosas que apestaban a humanos, había una que unía varias piezas metálicas que parecían dientes que al solo tocarlas sonaban de forma aguda, habían hojas y otros utensilios curiosos, varios eran brillantes, otros suaves, los cuales Ikaros acomodo para que pudiéramos estar cómodos como si de un nido de pájaros se tratase, nos acostamos uno al lado del otro, Ikaros cerró los ojos, yo me quede mirando a la nada.
-¿Sabes que son todas estas cosas?
-No todas, solo algunas
-¿Hay algo que nos pueda servir?
-Pues las metálicas son para abrir puertas, una vez trate de usarlas pero no lo recomiendo, hacen mucho ruido y me descubrieron al instante.
-Que triste
-Lo fue, me frustre como no tienes idea
Reí levemente y el también. No tarde mucho en quedarme dormida, soñando, recordando, mis amigos del bosque, mi madre, mis hermanos, el humano que me atrapo, Ikaros, el gato, las lagrimas de aquella mujer, todo pasó por mi subconsciente en una mezcla extraña de imágenes que costaba concebir, las palabras de mi madre y de Ikaros se mezclaban entre colores y figuras borrosas, entonces todo se volvió negro, y pude oír sonidos de voces lejanas, pájaros cantar, risas, gritos, sonidos que jamás había escuchado antes, lentamente uno entre todos se fue haciendo más fuerte, unos pasos, unas voces con un idioma que no comprendía, un aroma curioso, y entonces fue cuando abrí los ojos, gire mi cabeza, Ikaros seguía dormido, sonreí leve pero la voz rara volvió a hacerse presente, entonces un sonido familiar me alarmó haciendo que me incorporase, la puerta se abrió y alguien entro a la zona, un humano hablando con otro, se acercó a donde estábamos, escuché un sonido seco, estaba nerviosa, fue cuando mi amigo abrió los ojos sentándose a mi lado, viéndome y entendiendo lo que pasaba alzando sus antenas, fueron minutos de tensión en silencio hasta que ambos humanos se fueron del lugar cerrando, con un ruido metálico. No fue hasta que sus voces desaparecieron en la distancia que ambos exhalamos respirando con normalidad.
-Ya se fueron, por un momento pensé que nos encontrarían
-Si, pero fue señal suficiente para indicar que debemos irnos ya de esta zona
Ambos nos pusimos de pie, saliendo yo primero, y quedándome estática pues había un frasco sobre la mesa con una polilla dentro, chille de la impresión cuando el ser me miró, de hecho cuando pude verle mejor noté que era una polilla caniche, son blancas y peludas, muy suavecitas y lindas, generalmente son raras de encontrar ¿cómo pudo dejarse capturar?.
-¡Tierra llamando a Blu! -escuché a Ikaros de forma lejana ya que seguía dentro- ¡ayúdame a salir!
-A-ah si, claro -me regresé para agacharme y tomar los brazos del lepid macho sacándolo con cuidado- Lo siento es que, solo... bueno mira.
-¿Eh? oh, una polilla
-S-si
Nos acercamos a la pared de cristal y la pequeña se apego para vernos mejor, ambos pusimos nuestras manos allí, estaba frío, lo cual me tomo un poco desprevenida dando un saltito en mi sitio. Mi atención se centró en una cinta que rodeaba dicho frasco, tenía algo escrito pero no sabía que era.
-¿Puedes leer eso?
-Si
-¿Qué dice?
-No te va a gustar
-Solo dilo
El suspiró poniendo mala cara, volteo a verme y se acerco como si fuera a decirme un secreto: "material para disección".
-¿¡Van a matarla!? -el asintió- ¡No! ¡hay que liberarla! -apreté los puños frunciendo el ceño completamente decidida.
-Tengo problemas ya cuidándote a ti, que eres un lepid y razonas, cuidar de un ser que solo se fía de sus instintos nos hará las cosas mas difíciles
-¿Cómo puedes saber eso? ¿y si es de ayuda?
-Ufff bien -bajo los hombros con fastidio- vamos a sacarla pero la cuidaras tu
-¡Bien! -sonreí ampliamente- ¡solo hay que rompe...!
-No, harás demasiado ruido y los humanos regresarán
-¿Y entonces como la vamos a liberar, genio?
-Pues la parte de arriba se puede quitar, creo. -señaló con la mirada la parte roja circular sobre el frasco.
-¡Tu me dijiste que la única forma de salir de allí era rompiéndolo!
-Yo no dije eso, yo te di una opción y no te la recomendaba -gruñí ante sus palabras completamente derrotada, ya que no podía refutarlo- como sea, solo sube y gira esa cosa.
-Si, si señor sabelotodo
Y claro estaba dispuesta a abrirlo, pero entre en pánico al escuchar de nuevo aquel distintivo sonido metálico, alguien estaba abriendo la puerta y estaba por entrar. Ikaros me Halo hacia el y quería regresarse pero lo detuve.
-¡No!
-Blu, nos van a descubrir
-¡Confía en mi!
-Blu ¡no tenemos tiempo!
-¡Solo te pido que confíes en mi! ¿Pensar antes de actuar, no?
El se quedo en silencio por un par de segundos, y entonces bajo la cabeza para dejarme actuar, empuje el frasco con todas mis fuerzas hacia el vacío para dejar libre a la criatura en cuanto el cristal se rompiera, corrí rápidamente y alce los brazos para volar y subirme en el lomo de la polilla, guiándola halando sus antenas hacia Ikaros, tomándolo y subiéndolo en ella, hasta que alguien entró; era una humana adulta que tenía un vestido gris con verde poseía unos instrumentos raros, líquidos que olían a flores y un palo con lo que parecía cabellos blancos y grises al final, cuando nos vio empezó a gritar para salir corriendo.
-¡Vayámonos! -grite y tome a la polilla de la antena- ¡sujetate de ella Ika! -Entonces alzamos el vuelo pero la polilla se resistió, la hale con mas fuerza, mientras Ikaros se aferraba lo más que podía.
-¡No está funcionando! ¡Te dije que era mala idea!
-¡Aguanta un poco más! -force a la criatura a seguirme pero tenía mucha más fuerza y volumen que yo, Ikaros estaba por caerse, tome la otra antena de la polilla y la jale con fuerza- ¡Ven aquí, pequeña malagradecida...!
Escuchaba los pasos de los humanos venir hacia nosotros, rugí con fuerza y empece a moverme con violencia hasta que cedió y se dejo llevar por mi hacia el pasillo de hierro donde estábamos antes de entrar a la zona, sin embargo cuando entramos la polilla nos soltó violentamente a ambos, haciéndome caer y perdiendo la conciencia tras el golpe.
Continuará...
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