Hola, mi nombre es Blu Morphy, y soy el espíritu del bosque que se encuentra cerca del lago, yo y mi fiel compañero, Ikaros, estamos cerca de escapar del lugar donde fuimos atrapados por los humanos, para volver juntos a nuestros bosques. También contamos con la compañía de "Luz" una polilla que rescatamos; le he puesto ese nombre porque al parecer le gusta mucho la luz, no deja de buscarla.
Después de un rato la polilla se cansó de buscar la luz y regreso a mi; en eso, la he recibido con caricias, mientras miraba fijamente a Ikaros, en mi mente volvió el recuerdo de lo que había pasado hace poco.
Habíamos quedado en trabajar en equipo, seguirnos ayudando mutuamente, aun después de salir, tener herederos a los cuales enseñarles el como trabajar en equipo, lo cual brindaría un mejor futuro para los lepids, aunque no entendía porqué mi "sangre" corría tan rápido por mi cuerpo al pensar en ello, o porqué mis alas y antenas temblaban con su cercanía, quizá si tenga razón y ya este en celo, sin embargo, no era ni el lugar ni el momento adecuado.
Pasaron horas, incluso dormite un poco hasta que Ikaros despertó, alzando mis antenas al verlo removerse.
-¿Dormiste bien?
-Si -le observe mientras se reincorporaba acariciando su cabeza- tenemos que continuar nuestro camino
Asentí, poniéndome en pie y tomando a Luz de su antena para tener su atención, y esta me hiciera caso, sin embargo escuche unas carcajadas de parte del lepid macho.
-¿Qué? ¿qué te hace gracia ahora?
-Jajaja e-es que -respiró hondo aguantándose las risas- es una polilla caniche, literal -yo alce una ceja aun sin entender lo gracioso- ¡oh vamos! si lo explico pierde la gracia, a ver, el caniche es una especie de perro, ese que es descendiente del lobo que es mascota humana, bueno ellos los tienen con una cuerda llamada "correa" y es lo que haces tu con la polilla
-¿Dices que Luz es un perro?
-Ahh déjalo así, ya no tiene gracia -pese a ello aun le escuchaba reír quedando mas confundida- Vamos, es por este lado, sino estoy mal, ya estaremos fuera en un abrir y cerrar de ojos
-Que bien, no sabes lo mucho que me alivia escuchar eso -le seguía por detrás, algo callada y apenada, me sentía extraña a su lado desde que hablamos hace unas horas- ehm Ikaros -apreté mis labios, quería seguir hablando con el, pero no sabía de que-
-Dime -respondió inmediatamente volteando a verme, yo baje mis antenas y la sangre se me subió a la cara, así que pensé rápido-
-No quiero traerte malos recuerdos pero, sabes, eres bastante listo, precavido, por lo que veo, pese a ser aparentemente relajado ¿cómo te atraparon?
-De la misma forma que a todos, ya que el sigue una rutina, da igual como seas, ese hombre tiene sus mañas y muchos artilugios de su lado que nosotros los lepids desconocemos. Tiene un gas que te hace dormir, una bombilla hipnótica que al hacer contacto con ella te quema, mucha comida de carnada, entre muchas otras cosas que le he visto utilizar
-Buff todo eso suena aterrador
-Lo es, sobre todo cuando lo veía probarlos con mariposas normales, era terrible.
-Menos mal pensaban que eras una mariposa en peligro o algo -en ese momento el quedo en silencio, como si estuviera tocando algo de lo que el no quería hablar- ¿verdad? -insistí con inocencia-
-La mujer que lloraba ¿la recuerdas? ella se encargaba de que no muriese
-¿La que te encontraba y curaba? claro, es que a los humanos les gusta prote-...
-No, lo comprendí hace poco cuando estaba esperando a que despertaras -entonces deje de interrumpirle, espere a que siguiera hablando ya que para ser honesta, me picaba mucho la curiosidad, en el fondo me estaba convirtiendo también en una mixta y quería saber mas de los humanos, incluso por mas malos que fueran a veces, encontrarte con los buenos era una especie de tesoro- Me necesita para que su hija no muera, ya sabes, los humanos tienen eso... ese miedo a la muerte, porque ellos aman, Blu, porque a diferencia de nosotros, ellos no están seguros de que sucede después, por ese miedo a lo desconocido no la toleran.
Hubo una pausa de bastante silencio, yo seguía sin decir nada, el tema era en parte algo que ya no me afectaba, lo había dicho, perdí a bastantes personas en mi vida como para sentir algo de miedo o tristeza por la muerte, trataba de hacer un esfuerzo por entender, el lo comprendió al ver mi expresión.
-Es como el miedo que tienes de que le pase algo malo a tu bosque, Blu, ella no quiere que su hija se marchite, los lepids tenemos poderes para mantener con vida nuestros bosques si estos enferman, curar animales y limpiar todo lo que los humanos destruyen, sin embargo, nuestro poder en los humanos es igual, podemos curarles de males, podemos ayudarlos a estar sanos, pero... los humanos tan pronto consiguen algo bueno, algunos son tan retorcidos que buscan una forma enfermiza de como usarlos, eso es lo que el anciano hace.
-Entonces la mujer quiere usarte para un bien, pero el anciano para un mal, por eso te quedabas aquí ¿no? para ayudar a esa mujer y a su hija
-Si, porque ellas se convirtieron en mi bosque con el tiempo, al igual que tu ahora.
Mis ojos se abrieron como platos al escuchar eso, un lepid cambiado un bosque por humanos, bueno era comprensible, después de tantos años sin nada que cuidar, ese sentimiento debe transmitirse a otra cosa, a algo mas que querer proteger, entonces, me llego como un golpe a la mente ¿no era eso lo que sentía yo por Ikaros? el en el poco tiempo que teníamos, se había convertido en mi bosque también al igual que "luz". Me lleve la mano al pecho y detuve mis pasos mirando fijamente a mi amigo.
-¿Blu?
-También eres mi bosque, Ikaros, quiero protegerte-pude decirle, era lo que sentía, el bajo sus antenas de la sorpresa, no se lo esperaba, iba a decir algo mas pero de pronto el momento se arruinó por completo y había empezado el inicio del final, se escuchó un sonido fuerte que nos dejo a los dos impactados, Luz se puso nerviosa, se soltó de mi agarre y empezó a revolotear por todo el pasillo de hierro-
-¡Hey! ¡detente! -escuche los gritos del lepid macho tratando de agarrar a la polilla, en eso, un sonido que a veces era agudo y luego grave continuamente nos aturdió a los dos, halando nuestras antenas-
-¡Ikaros! ¿qué pasa?
-¡Es una alarma de incendio! ¡tenemos que irnos antes de que nos rodee el humo!
Trate de tranquilizar a Luz agarrándola con fuerza de sus antenas, agite con fuerza mis alas tomando a Ikaros de mi otra mano.
-¿Puedes volar? ¿estas seguro?
-¡S-si! ¡vamonos!
No solté su mano en ningún momento, ya que temía que no tuviera aun la fuerza suficiente para volar, así que dependían ambos de mi para escapar del laberinto de hierro, volaba lo más rápido que podía buscando una salida, todo empezó a sentirse caliente de pronto. Por atrás el humo ya comenzaba a pisarnos los talones, y el sonido se hacía cada vez más fuerte, tuve que desviarme muchas veces, toparnos con lugares sin salida y regresar. Finalmente encontramos el final del pasillo que era a donde terminaba la corriente de aire, sin embargo el humo nos alcanzó en ese momento, respire hondo antes de que eso pasara y trate de volar lo más rápido que pude. Hasta que salimos.
Íbamos tan rápido que nada más salir nos golpeamos contra suelo, estábamos tosiendo ambos y nos revolcábamos, era difícil respirar, me ardía el cuerpo y hacía un calor insoportable, habían humanos corriendo de aquí para allá, perdí de vista a Luz no sabía donde estaba, mis ojos me dolían mucho y no podía ver nada, todo era borroso, opaco, apenas podía ver unos destellos de luces a mi alrededor, solo escuche a Ikaros gritar y empujarme tras un mueble, después de un rato logre recuperar mi visión.
-Blu... -escuché de una voz carrasposa-no mires... no
Pero fue inevitable, Luz estaba muerta en el suelo boca arriba, no pudo resistir el humo, iba a agarrarla pensando que aun había oportunidad pero Ikaros me tomó con fuerza, el gato de antes tomó a Luz con sus fauces agitándola y llevándosela, mi respiración era agitada, y no pude evitar chillar varias veces mientras mi compañero me abrazaba con fuerza.
-Blu, tenemos que irnos, vayámonos
-Luz... no... - mi voz era bastante débil, respire hondo, aun me costaba hacerlo, era doloroso el hecho de que siquiera el aire corriera por mis pulmones, no dejaba de toser y me sentía mareada, mi compañero me arrastró con el, aprovechando todo el escándalo del lugar para irnos a ocultar en algún lado sin ser tomados en cuenta.
Finalmente llegamos a una habitación oscura; era pequeña, húmeda, llena de líquidos raros, y aun así se sentía fresca y nos aliviaba del calor. Pasaron los minutos hasta que se volvieron una hora, estaba en shock por lo de Luz, , ya había perdido muchos animales de mi bosque por cazadores, y sin embago, era inevitable que me sintiera mal los primeros momentos.
Nos sentamos en el suelo, Ikaros no se había separado de mi en ningún instante, seguía apegado sin dejarme ir, y yo me sentía segura con él.
-¿Estás bien? -preguntó, yo negué con la cabeza, el acarició mis antenas- lamento lo de Luz... debí ayudar, pude haber hecho algo por ella
-No te preocupes, ya lo he vivido antes -me encontraba recostada contra su pecho, respirando hondo y agitadamente para mantener la calma-
-Pero querías liberarla como a mi, Blu
-Ikaros, déjalo así
-Pero ¿por qué?
-¡Por que se ha ido! -gemí- ¡Luz se ha ido! ¡se la llevó el humo!¡el gato! se la llevó la muerte, como muchas más cosas, como a los lepids que vimos.
-Pero estás llorando, Blu -me quede en silencio apretando mis labios-tal vez no podemos soltar lagrimas como los humanos... pero sentimos esa tristeza que ellos sienten, solo que la ignoramos. -Ikaros pasó su mano por un charco de agua y deslizó su mano por mis mejillas formando gotas en ellas-Estás llorando Blu, estas son tus lágrimas
No pude evitar abrazarlo con fuerza, la puerta lograba opacar los sonidos de fuera. Me concentre solo en su voz para no estar alterada, y mucho menos preocupada, para relajarme. Pasaron varias horas, aun seguíamos allí escondidos, los sonidos cesaron, había una que otra conversación afuera.
-Todo se ha calmado -masculló él al darse cuenta, yo aun seguía apegada a su pecho con las antenas caídas-
-Si, ahora hay silencio, demasiado, me pregunto que habrá pasado
-Si, todo eso ha sido muy extraño -por su tono de voz, parecía preocupado- ¿Quieres salir? nos falta muy poco
-No -respondí inmediatamente- prefiero esperar un poco más
-Tardaremos más en irnos en ese caso
-No importa
-¿Blu?
-Quiero estar contigo Ikaros -le mire fijamente- no quiero seguir perdiendo a nadie más, quiero que al menos tu te quedes conmigo, por favor -masculle con cierto temor, el lo entendió acariciando mi rostro con suavidad y rozar nuestras antenas-
El se incorporó para volver a acercar sus labios a los míos, presionando con suavidad, yo solo le imite, recordando esas actitudes humanas, quizá eso soy para Ikaros, como la pareja para un ser humano, eso que llaman amor, como el bosque de un Lepid, somos el bosque del otro. En ese momento, Ikaros y yo sellamos nuestro futuro, y yo me encargaría de cuidar de que mi promesa se cumpliera.
Te amo, Ikaros , tu eres mi bosque.
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