Hola, soy Blu Morphy, mi compañero y pareja es Ikaros Opodihp, somos espíritus del bosque que buscan regresar a casa. Prometimos ayudarnos a salir, tener herederos y enseñarles a nuevos Lepids sobre el trabajo en equipo.
Ikaros se asoma por la entrada de la zona, escuchando atento lo que decían los humanos, yo no entendía nada, pero el parecía entre preocupado y confundido, me acerque lentamente asomándome por su espalda.
-¿Ika...?
-Ladrones, alguien descubrió lo que el viejo estaba haciendo y querían robar los experimentos, si no nos vamos pronto y nos descubren ellos, nos llevarían aun más lejos, Blu. -jadeó con desesperación, se revolvió el cabello, para luego mirarme fijamente asustado, le tome de los hombros con fuerza sin quitarle la mirada de encima.
-¡No va a pasar! ¡No pienses en eso! -el bajo la mirada un momento- Ikaros, estamos muy cerca, no te desanimes ahora
-Lo sé, solo que... no es lo único que me preocupa
-¿Hay algo más?
-La niña, quiero verla antes de irme, sé que es arriesgado, pero... -gruñó frustrado mirando a un lado pasándose una mano por las antenas-
Quede un momento en silencio, esa niña que también era importante para el junto con esa mujer, quienes lo mantuvieron con vida por años. El merecía despedirse de ellas, al menos, verlas por última vez.
-Esta bien, pero hagamos esto rápido, yo te sigo Ikaros.
El alzó la mirada un momento para verme detenidamente con las cejas alzadas, yo me separa de el y espere a sus ordenes, y aunque parecía algo bloqueado al principio, se detuvo un momento a pensar, caminó de aquí para allá en círculos y se detuvo en la entrada, asomándose una vez más.
-Tengo una idea, ven -el tomó mi mano y yo simplemente me deje llevar, el me guió hacia una repisa, volando bajo un momento, nos escondimos detrás de unos objetos y posó su dedo sobre sus labios- shhh, no hagas ruido -yo asentí escondiéndome detrás de él.
Un humano entró, parecía algo mayor, pero no tenía el pelaje platinado que solían tener a esa edad, quizá ya le quedaba poco, era algo delgado y encorvado con una nariz ridículamente grande, y respingando por ésta misma como si fuese un conejo, tomó una rama extraña, algunos otros objetos que desconocía y en eso, alzó la mano para tomar aquello que abría las entradas y se encontraba a nuestro lado.
-A la cuenta de 3, Blu -ordenó él, yo solo me aferré a su brazo esperando el conteo- 1...2... -el hombre había tomado aquel metálico objeto que sonaba de forma aguda-¡3! -El humano se giró para esconder aquello en un contenedor de su ropa, y allí, Ikaros y yo seguimos su mano para escondernos sin movernos mucho, para que no se diera cuenta de nuestra presencia.
El humano empezó a caminar a lo largo de los pasillos mientras estábamos escondidos, Ikaros me tomó con suavidad rodeando mi cintura con los brazos, se acercó desde atrás y me murmuró al oído con suavidad.
-Voy a alzarte, dime todo lo que veas, no pierdas detalle alguno ¿bien?
-Si
-Prepárate
Entonces sentí como él me impulsaba hacia arriba, permitiéndo asomar levemente la cabeza por aquel agujero, me sentía como una especie de conejo vigilando su madriguera, y en cuanto pude ver lo que me rodeaba empece a describir mi entorno con la mayor precisión posible.
"Habían personas con ropa blanca, caminando de aquí para allá, maquinas de todos los tamaños, "ojos" (como los que me había mostrado el primer día) en cada esquina superior, podía ver cajas extrañas que mostraban otros humanos corriendo de aquí para allá en un campo verde siguiendo algo esférico, algunos se quedaban mirando emocionados aquello, a lo lejos se percibían maquinas raras, en las cuales los humanos insertaban algo brillante y salía algo que se podía comer, ahora nos estamos dirigiendo a un lugar grande. En el techo, hay algo semi-redondo y transparente como los "frascos", la luz del sol da directo, así que estamos a medio día, seguimos avanzando, el espacio es amplio y hay muchas personas."
-Perfecto ¿qué tipo de personas ves a tu alrededor? -pude escuchar desde abajo la voz de Ikaros
-De todo tipo, color, razas, aunque hablen el mismo idioma, algunos lo hacen en un tono diferente.
-¿Ves a alguno de esos, que hacen un tono diferente, estar apartados del resto?
-Unos cuantos, están lejos hablando entre ellos con trajes blancos
-Deben ser ellos
-¿Tu crees?
-Estoy casi seguro ¿ves algo más?
-No, nada más aparte de lo que te comente, solo más maquinas extrañas y todo lo demás, no logro reconocer ni siquiera al gato feo de antes
Me quede un momento más viendo a mi alrededor, y antes de marchar al siguiente pasillo, el hombre se detuvo, había un charco en el suelo, y con la rama extraña que tenia cabellos, empezó a pasarlo por la zona empapada.
-¡Se detuvo!
-¿Qué está haciendo?
-No lo sé, esta pasando su rama con pelos por el suelo
-Gusanos, está limpiando
-¿Qué hacemos ahora?
-Pues, nos toca o esperar o bajarnos aquí y seguir por nuestra cuenta
En ese momento Ikaros me bajó con cuidado a su lado, quedamos juntos, el estaba detrás de mi mientras trataba de girarme con cuidado para quedar cara a cara, nuestros rostros estaban muy juntos, y el lugar era incomodo, cada vez que nos movíamos el objeto metálico a nuestro lado sonaba.
-¿Alguna idea? -pregunte con la mirada baja, el tenía su mentón contra mi frente, mirando levemente hacía arriba-
-Mas o menos
-Te escucho
-¿Has escuchado sobre el efecto mariposa? -parpadee algo confundida quedando en silencio-
-Si, es algo de humanos, no -conteste algo irritada-
-Bueno, le llaman así porque según ellos "el batir de alas de una mariposa, puede provocar un huracán en otra parte del mundo", también se le llama la teoría del caos pues el mas mínimo efecto puede desencadenar algo grande
-¿A qué quieres llegar con eso?
-Que depende de nuestras acciones, la decisión más mínima cambiará todo lo que haces, imagina que estas sembrando unas semillas como siempre, siempre salen flores hermosas, pero en una ocasión sembraste una semilla podrida e infectada, sin darte cuenta, ese pequeño detalle cambia todo. Aquí todo sirve así, si hacemos un cambio pequeño en alguna zona, crearemos un caos lo suficientemente grande, como la explosión, para distraer a todos, algo así como el efecto domino que es...
-No, ya, no más modalidades humanas, creo que entiendo ¿y cómo haremos eso?
-Oye, yo solo dí la idea, tu eres la estratega, piensa en algo que cree enormes consecuencias
-Ajá -me separe de él como pude tomándolo de los hombros para pensar con claridad, si no entendía mal, solo tenía que conseguir algo que generase un bucle de sucesos caóticos, uno tras otro, realmente soy algo torpe a veces y esas cosas se me dan solas, y ahora que debo planearlas pues... no se me ocurre nada, la verdad, en eso, Ikaros volvió a tomarme de la cintura y me levanto tomándome por sorpresa- ¡¡H-hey!!!
-Shhh no hagas ruido, solo observa que puede ser útil
-Hmm... -chillé entre dientes y no me quedó de otra que seguir mirando a mi alrededor, el hombre cada vez movía menos la rama y estaba por terminar, vi al gato de lejos acercándose, atento a los pelos de la rama, queriendo jugar con ellos-
-¡LARGO! ANIMAL MOLESTO ¿QUIÉN TE DEJÓ ESTAR AQUÍ? -No comprendía lo que decía el humano, sin embargo sus gritos hicieron sisear al animal, el cual se encorvó y erizó su pelaje; entonces una idea vino a mi mente-
Comencé a agitar mis alas para llamar la atención del felino, sus ojos afilados estaban sobre mi, atento, mientras meneaba su esponjosa cola de un lado al otro, a lo lejos estaba esa mujer, con una cosa cuadrada en sus manos, parecía una "caja", solo que su entrada eran palos de metal, en la otra mano tenía a su cría, una niña con una gorra en su cabeza, parecía no tener cabello como los demás humanos, al verla, una sensación extraña, como un olor pútrido llegó a mi, esa niña estaba por morir, no obstante mi atención volvió al animal, quien no dejaba de observarme, agitaba mis alas y luego me volvía a quedar quieta, para repetir eso un par de veces más, hasta que finalmente obtuve lo que quería.
-¡Bájame Ikaros! -Grité cuando sentí al animal saltar, sus garras se clavaron en la pierna del humano haciéndolo gritar de dolor por la sorpresa, todo se movía, el hombre estaba agitando su pierna para deshacerse del animal- ¡Ah!
Se escuchó como algo caía, el sonido de agua correr, de pronto, un golpe, estaba encima del pecho de mi compañero, el humano se había caído sentado, estábamos algo mareados, sin embargo Ikaros recuperó la compostura antes que yo, y me haló fuera de nuestro escondite.
El apenas podía volar a una distancia corta del suelo, y tironeando de mi como podía, hasta que se me pasó el malestar del mareo. Me abrace a el para volar como podía, con la mayor velocidad a lo que mis alas podían dar, escuchamos una discusión atrás, voces, muchas.
-Buen trabajo allí -Me animó el lepid macho tratando de aletear, aunque la verdad le estaba arrastrando, en un punto, cada vez, sentía a Ikaros más y más cansado, solo estaba usando un ala, y se iba de lado.
-¿Ikaros?
-Estoy cansado, Blu
-¡Falta poco! ¡resiste! -apegue una de mis alas a la que tenía lastimada para que no la moviera- aletea conmigo ¿si? -El asintió jadeando, respirando con agitación-
En un momento del vuelo, era como si fuéramos un solo ser; eramos las alas azules de un solo lepid que quería ser libre.
-A la derecha ¡hay una ventana abierta!
Fue justo en ese momento que giramos y teníamos la salida frente a nuestros ojos, pero algo extraño se nos mostró en frente, una especie de tela de araña nos atrapó y quedamos enredados en ella, estaba sostenida por un palo y un humano, joven, con pelaje en su rostro nos de forma triunfante.
-Los encontré, misión cumplida
Yo me encontraba chillando y retorciéndome en los tejidos de la tela, claro, me dolía, pero no era grave. Por otro lado Ikaros se quejaba del dolor, su ala se había lastimado aun más por la captura agitada que tuvimos, me acerque a el abrazándole con fuerza.
-Tranquilo Ikaros, estoy contigo, cuando este distraído escaparemos de nuevo
-Blu, blu...-murmuraba con debilidad en lo que juntaba nuestras antenas-
-Dime
-En cuanto esta tela se abra, vete, vuela lo más lejos que puedas
-No ¡no!
-Blu, tu eres el futuro, tienes que irte, salva nuestros bosques, tu eres la que llevará contigo a los herederos del nuevo futuro de los lepids, por favor, tienes que ser ese futuro -Ikaros acarició mi rostro con cuidado, temblando-
-Aun no hueles a podrido Ika, aun puedes salvarte
El hombre nos llevó a un cuarto extraño, dejando la tela a un lado y tomando un aparato que desconocía, hablando por unos momentos aparentemente solo, yo por mi parte trataba de encontrar la salida de la tela, desenredando a Ikaros y a mi de ella. Cuando estuve por salir, el humano se dio cuenta y nos metió en un frasco.
-Malditos insectos sobre desarrollados, no saben el dinero que voy a obtener vendiéndolos a otras organizaciones, já, y yo que pensaba que el tema de las hadas eran pamplinas.
Escuche a Ikaros gruñir molesto, sea lo que sea que estaba diciendo el humano no era agradable, yo sostuve la cabeza de él contra mi pecho mientras le regresábamos la mirada, yo ya estaba hasta las antenas de estos humanos que por ser tan grandes y tener tantas herramientas a su alcance, se creyesen dioses para elegir que hacer con nosotros, ya no más. El dejo el frasco al lado de la tela de araña, mientras empezaba a toser.
-Blu... -murmuró Ikaros-
-Tranquilo, tratare de usar mis poderes para quitarte el dolor y ...
-Blu -dijo con mas firmeza tomándome de los hombros- Vete
Fue rápido, el me abrazo con fuerza y comenzó a golpear el frasco con su cuerpo, cada vez chillando más por el dolor de su ala, yo trataba de detenerlo pero el frasco termino por ceder y girar para finalmente caer. Fue como un deja vú, como pasó el primer día, el cristal se rompió viendo los pedazos volar, estaba mareada, pero el no dejaba de empujarme.
-¡Vuela Blu! ¡vuela!
Inconscientemente eso fue lo que hice, había una ventana abierta, el hombre aun tosiendo alzo su mano y trató de alcanzarme, atravesando el marco y librándome por poco de las garras de nuestro captor, era libre.
Me vi en el cielo, con la mente ida, me había dejado llevar por los instintos de supervivencia, al darme cuenta que estaba sola, me asuste y me gire.
-¿Ikaros? -silencio-¡¡Ikaros!!
Mire por la ventana, el humano no estaba y tampoco mi compañero, entre en pánico llevando mis manos a la cabeza, ¿qué debía hacer?, empece a volar sin rumbo al rededor del zona, el nido humano era enorme, no sabía donde podría estar él, tenía miedo. Me senté en una de las ramas de un árbol caminando de un lado al otro mirando todo, tratando de recordar.
"El batir de alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo, a eso se le llama efecto mariposa"
Darle el nombre de nuestro antepasado a algo tan poderoso no era por nada, eso somos los lepids.
Voy a rescatarte, Ikaros
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