Hola, soy Blu Morphy, mi amado Ikaros y yo logramos salir finalmente del nido humano, librandonos de la amargura y el miedo que nos invadían todos los días, ahora podríamos seguir con nuestras vidas en paz y cumplir nuestras promesas.
Cuando salimos finalmente fuera de la estructura en la que estuvimos atrapados por tanto, percibimos sonidos agudos de esas cosas humanas llamadas "autos", según me explicó Ikaros, unos negros, pequeños, y otros algo cuadrados, más grandes y blancos con una cruz verde. Humanos acostados eran metidos allí, ambos los vimos de reojo, no sabíamos si nuestro sacrificio había ayudado a la humanidad, pero ya no podíamos hacer nada por ahora. Sólo podíamos esperar lo mejor.
Tras un largo viaje, pasamos por el pueblo, y cruzamos las montañas hasta llegar a un bosque algo descuidado y marchito, con señales de que hubo incendios, cacerías e invasiones sin parar.
Detectamos la presencia de pocos animales, y finalmente llegamos al árbol más alto, casa y hogar del lepid que cuida del bosque. Nos quedamos de pie en una de sus ramas, mirando primero a mi alrededor, y luego ver a Ikaros; parecía nostálgico, ido, como si estuviera soñando, pasó una mano por sus antenas dejando escapar un largo suspiro.
-Todo estará bien.
-Eso espero, llegamos justo a tiempo.
Fueron pasando los días luego de que comenzó nuestra verdadera labor, aquélla para la que nacimos.
El bosque mejoró con nuestra ayuda gradualmente, más animales nacieron, cobraba cada vez más vida. Después de un mes, recuperé la movilidad de mi brazo y estaba levemente hinchada por los huevecillos que se formaban dentro de mí.
Como era costumbre, Ikaros estaba usando sus poderes para sanar el ala de un pajarillo lastimado, el cual se recuperó gracias a él y emprendió vuelo de regreso a su nido. Hacíamos lo que podíamos, pero después de lo que pasó en aquel lugar, mis poderes no funcionaban adecuadamente, estaba más débil de lo normal; el hecho de tener a mis crías, usar mis poderes para cuidar dos bosques y haber perdido un ala, me dejaba sin fuerzas. Trataba de comer más para recuperarlas con mayor rapidez, pero no era suficiente, no quería que Ika se preocupase y me guardaba estas preocupaciones para mí, aunque sabía que él ya lo intuía. Sólo no quería darle más trabajo, y demostrarle que no tenía que lidiar con todo el trabajo él solo.
Estaba ya en el 4to mes, faltaba uno nada más para poder dejar mis huevecillos, pero ello implicó constantemente no poder ni levantarme de mi nido. Un día de esos, Ikaros traía comida y se dio cuenta de que aún no me había levantado como habitualmente lo hacía semanas anteriores.
-¿Te sientes bien?
-S-sí -Él me miró fijamente y se posó a mi lado, ofreciéndome un trozo de fruta, yo sonreí agradecida y me dispuse a comer, él se me quedó viendo en silencio- ¿Qué?
-Te he visto más cansada de lo normal.
-¡Hey! E-es sólo es que estoy en estado, no me pasa nada raro o fuera de lo común ¡Estaré bien! -le di una palmada en la espalda con suavidad y seguí comiendo- ¡Este día, será un gran día! -Recité como siempre cuando me despertaba, él solo suspiró para luego sonreír.
Después de esa comida, comencé a sentirme mejor y mis poderes regresaban paulatinamente, y como siempre, Ikaros protegiéndome y ayudándome cuando tenía momentos de debilidad.
Realmente es una gran compañía, no habría podido elegir a un compañero mejor, a pesar de que al principio lo llegué a detestar. ¿Quién iba a decir que ahora estaría completamente enamorada de él? ¿Cómo iba a imaginar que una lepid común como yo, llegaría a hablar de amor, como los humanos?
Llegamos rápidamente al 5to mes, Ikaros estaba contra mi espalda, teniéndome con cuidado, ofreciéndome su mano para apretarla. Pronto pondría mis huevos, y ese proceso era algo doloroso y cansado, pues son bastantes. Lentamente empecé a poner los primeros, mientras mi compañero me ayudaba a soportarlo, yo no dejaba de gritar, mientras salían todos, fueron alrededor de 20 huevos, eran color aguamarina, algo transparentes, con un pequeño feto color café oscuro dentro.
Estuve por desmayarme, pero Ikaros usó sus poderes para darme algo más de energía, suspiré de cansancio, y me voltee para verlo, parecía más cansado que yo por haberme brindado de sus poderes.
-¿Estás bien? Tu ala se ven demasiado opaca, incluso más que la mía -Él apenas me miró cansado, sonriendo como pudo, ambos estábamos jadeando.
-Todos nacieron sanos, están bien...
-Si, fue un duro proceso, pero...-Suspiré- Lo logramos, en unos años, ellos se volverán larvas y podremos empezar a enseñarles a...-Sentí como Ikaros se dejaba caer y lo sostuve con la poca fuerza que tenía- ¿¡Ikaros!?
-Lo siento.
-Ika... -De pronto me asusté como nunca, pues empezó a desprender lo que menos me esperaba, ese olor a podredumbre cuando algo se está muriendo. El deslizó con suavidad su mano por mi mejilla, mirándome con tristeza.
-Ibas a morir... sentí varias veces ese olor a podredumbre provenir de ti.-Me tomó por sorpresa- Siempre, todos los días, te daba parte de mi energía. Si te lo decía, ibas a asustarte, pudo afectar a los bebés, lamento nunca decirte, pero... -le tomé de la cabeza besando su frente, él no terminó la frase.
-No, no, Ikaros -Él sujetó mi mano, mientras lentamente su ala perdía color.
-Ese día, el día en el que estuve por dar mi vida por la niña, tú no me dejaste morir, renunciaste a tu ala para que yo viviera contigo.-Hizo una pausa para tragar en seco, el olor se hacía cada vez peor- No iba a dejarte ir, no frente a mis ojos, no cuando ahora podía pagarte por lo que hiciste por mí, no ahora que pagarte con mi vida por liberarme, y por hacerme inmensamente feliz todo este tiempo -Jadeó- Los lepids machos gastamos nuestra vida adulta y poca mortalidad en reproducirnos hasta morir, sin aportar nada a nuestra descendencia y... Estoy feliz, mucho, por haber sido la diferencia.
-Siempre la has sido. -Posé mi mano sobre la de él- y me ayudaste a serlo también.
-Vive lo más que puedas, Blu, cuídalos, recuerda que eres el futuro.
-S-si -Me acerqué para besar sus labios, él me correspondió como pudo, separándome con lentitud, y ver como su ala finalmente quedaba completamente negra.
Ikaros se había ido. En ese momento, solté el grito más desgarrador que jamás había soltado en mi vida.
...
Han pasado cien años más o menos, me encontraba cansada, sentada al lado de las crisálidas de la última de mis crías por salir. Lo había logrado, cuidar ambos bosques y de mis veinte descendientes.
Diez de ellos estaban conmigo, y los otros nueve estaban en el otro bosque, todos los días se turnaban para las labores y se dedicaban a aprender del mundo que les rodeaba, no sólo de la naturaleza, sino también de la urbanización que crecía, y crecía.
El mayor me observó preocupado, notando mi cansancio, acercándose por mi espalda.
-¿Mamá?
-Dime, Yuberth.-Respondí sin dirigirle la mirada, estaba concentrada en la espera por ver la crisálida de mi más pequeña hija abrirse.
-¿Va a salir pronto Cipria de allí?
-No lo sé -suspiré bajando mi ala sonriendo leve, como podía, mas sin despegar mi vista de ella.
-Si quieres puedo tomar tu turno ahora, puedes descansar, te ves muy débil -Él tomó mi mano, jalando suave, insistiendo con que fuera al nido a descansar. Sin embargo, justo cuando me levanté con su ayuda, la crisálida se estaba abriendo finalmente, saliendo primero aquellas maravillosas alas. De todos, Cipria tenía las alas más similares a su padre, llenándome de nostalgia al ver aquellos ojos pintados en ellas.
-Que hermosa estás -Me puse de pie con ayuda de mi niño, quien me ayudó a acercarme a la lepid polilla, tomándola de las manos.
-Gracias, mamá -Sonrió apenada, bajando sus antenas.
-Déjate ver por tus hermanos, seguro te extrañaban. Luego ve al bosque más allá de las montañas y ayúdalos ¿sí? Es hora de que comiences tus deberes.-Ella asintió y agitó sus alas para irse a hablar con el grupo de lepids de atrás, vi a Yuberth distraerse hablando con sus hermanos y aproveché para irme sola, caminando por el bosque.
Llegue a un lugar lleno de flores, al límite entre mi bosque y el de mi amado Ikaros. Había una piedra en el medio, a la cual visitaba todo el tiempo.
Los humanos llamaban a eso "cementerio", un lugar más para los vivos que para los muertos, pero que sin embargo, allí reposaba el cuerpo de Ikaros, pues aquí fue donde le enterré después de morir.
-Vengo a hacerte compañía ¿sabes?-Comencé a recitar, con la esperanza vaga de que me escuchara, paseándome con lentitud y armonía entre las flores, alrededor de la piedra.- Lo logré, nuestros niños están lo suficientemente grandes, ya no me necesitan.
-Sí, te necesitamos -No me extrañó escuchar la voz de Yuberth, realmente había heredado bastante de ambos, aunque tuviese mis alas, tenía los ojos de las alas de su padre.- ¿Mamá...? ¿Por qué hueles así?-Recibió silencio de mi parte, sonreí y le di la espalda para poder ver de frente la tumba de mi amado.- ¿Mamá?
-Cuídalos, Yuberth , eres el líder ahora. Guía a los Lepids a un mejor futuro, un futuro que salvará tanto a nuestra raza como a los humanos... -él se acercó a mi lado, asustado, tomando mi mano que ya estaba fría- Ahora tú eres el futuro... Ustedes lo son. Tienen que salvar al planeta y llevar el mensaje a todos.
-¡Mamá! ¡Mamá, por favor! -él me abrazó para acurrucarme contra su pecho- ¡No te mueras!
Sin embargo, era inevitable, mi poder había llegado a su fin y mis alas se iban opacando lentamente. Le regresé el abrazo en lo que escuchaba al resto de mis hijos llegar a donde estábamos, tristes.
Las voces se volvían cada vez más distantes, las figuras de cada uno de mis pequeños se iba tornando borrosa, y fue entonces cuando supe, que mi misión en este mundo había culminado.
Ahora les toca ustedes, ser las nuevas Alas Azules, mis hijos. Confío en ustedes, y en que el futuro del mundo, será uno más próspero y lleno de oportunidades.
Fin.
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Nota de la autora:
¡Hola! soy Rumay-Chian, si has llegado hasta aquí, realmente agradezco mucho el tiempo que te has tomado para leer esta historia, Alas Azules es un proyecto que había iniciado para ser un "juego" experimental corto en rpgmaker el año pasado (que al final nunca desarrolle), sin embargo, no quería que dicha historia quedara en el aire, sin usarla o dejando la en el olvido, así que la he escrito para wattpad con la esperanza de que algún día la pasaré al juego o una novela visual, lo primero que surja.
Le tengo un enorme cariño a todo lo que he creado en esta historia, junto a todos los personajes que se han desarrollado en la misma. Blu fue el primer personaje creado en esta historia (de forma random).; y no tienen ni idea de lo mucho que ha cambiado hasta tener algo definitivo.
Agradezco especialmente a mis amigos @Koyukistyle y @Saikia956 (sus Devinatarts) los cuales fueron mis "beta testers" y editores (especialmente tu Nacho por corregir mis horrores ortográficos y la redacción, gracias).
Sin más que decir, si realmente te ha gustado la historia, no olvides comentar y compartir, lo apreciaría bastante.
Un abrazo.
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