Acostada miro el techo de la habitación de Fran, quería y necesitaba dormir un rato pero mi mente no paraba de pensar en Angie, en todo lo que viví estos días, en que solo me quedan tres días para seguir viéndola. La cerveza que Fran recogió de la barra tenia pastillas que me hacían estar feliz pero ese efecto de a poco se iba disipando y comenzaba a deprimirme, solo necesitaba dormir, de nada me servía pensar en que relación existe entre Angie y mi primo, el sol ya alumbraba las olas desplegadas en la arena, ese sonido me relaja, solo cerré los ojos y me dormí.
En un parpadeo las horas pasaron y Francisco me despierta para almorzar aunque ya habían pasado casi tres horas del mediodía. Después de comer devuelvo la ropa a Fran, tomo mi skate y me dirijo rumbo mi casa. Al llegar me encuentro con mi primo y mis padres hablando de temas varios en el living de mi casa y Angie estaba vestida y lista para partir, apenas me ve entrar a la casa da un salto de su silla y me saluda con un abrazo como si me hubiese estado esperando. Para no parecer tan obvia ni ansiosa me dirigí a mi habitación pero detrás mío vino Angie y antes que yo pueda dejar mi enorme mochila me hizo una pregunta.
¿Hey Lulú, hoy que tienes planeado hacer?
Esta pregunta hizo que yo no suelte mi mochila de oso panda, me doy media vuelta y le respondí.
"Ahora nada, lo que tenía que hacer ya lo hice anoche ¿Tenes algún plan?"
Ella se dio media vuelta y salió a paso apurado desapareciendo en el pasillo. Yo con mi skate salgo de la casa y me siento en las escaleras de madera de la entrada. Angie aparece detrás mío con una camperita en la mano diciéndome que le enseñe a patinar. La pista está a unas cuadras de mi casa así que allí íbamos las dos solas charlando. ¿Ese chico de flequillo rojo es tu novio? Me pregunta Angie entre risas tímidas. "No, él es mi mejor amigo, tiene tres años más que yo, lo conocí en la pista luego descubrí que va al mismo instituto donde yo concurro." La pista ya se veía a la distancia, se ve varios chicos patinando, esperaba que eso no ponga nerviosa a Angie. ¿Es gay? ¿Ni siquiera amigos con derecho? Me pregunta un tanto irónica lo cual me deja el pie perfecto para preguntarle sobre su relación con mi primo. ¿Algo así como vos y mi primo, o me equivoco? Ella estalla de la risa. "Puede ser, pero creo que será el viaje de despedida." Dicho esto ya estábamos sobre la pista de skate. Manos a la obra, Angie ignoraba las personas de alrededor y se concentraba solo en mí y en las indicaciones que yo le daba, al principio no podía mantener el equilibrio sobre la tabla y me pedía que la sostenga. Mis manos rodeaban su delgada cintura mientras ella patinaba unos pocos metros. Mi mente solo podía pensar en mis manos sobre su cintura y con el movimiento podían rosarle sus piernas, me había excitado demasiado. Pasaron aproximadamente quince minutos y Angie ya patinaba por si sola a mí alrededor, obviamente ella no iba a tirarse a la pista pero quería verme patinar a mí. Me subí a mi skate y me lancé a la pista, di mis mejores piruetas para lograr lo que venía a continuación. Al bajarme de mi skate ella se me abalanzo dándome un abrazo hermoso felicitándome mientras decía que yo tenía talento y le parecía hermoso lo que yo hacía. Después de dos horas de charlar, patinar y reírnos ya me sentía más en confianza con ella y me encantaba. Me sentía plenamente enamorada, no había otra explicación. ¿Mañana es tu ante ultimo día, saldrás con mi primo nuevamente? Le pregunto ansiosa queriendo saber si se tomaría una última fiesta a lo cual ella me responde afirmativamente. Mi plan comenzaba a gestarse en mi mente solo necesitaba nuevamente la ayuda de Fran para entrar y cumplir mi deseo. Las luces de la pista comenzaban a encenderse y la hora de irnos a casa se hacía presente. "Adiós panda" se oye el grito de los chicos d la pista a lo lejos, no me di cuenta que era dirigido para mí ya que jamás me lo habían dicho. Luego descubrí que era por mi enorme mochila de oso panda. Al regresar caminando a casa le confieso que jamás había tenido una amiga y menos de mayor edad que yo lo cual ella da un brinco de alegría y se aferra a mi cintura algo que me encanto y riéndome yo replique la acción y allí íbamos las dos tomadas de la cintura rumbo a mi casa.
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