Ya había caído la tarde y, después de limpiar los platos, me puse a colocar mis pocas pertenencias en la habitación. Todo pasó a tal velocidad que aún no me creía que estuviera allí. Si me dijeran que estoy soñando me lo creería. El armario era enorme para la poca ropa que tenía. En la estantería coloqué dos libros que conseguí salvar. En el cajón del escritorio los papeles y fotos. Debería conseguir un marco y enmarcar algunas. Me senté en la silla del escritorio y miré de nuevo mi nueva habitación.
- Vamos a ordenar las ideas- me dije a mi mismo en voz alta.
La última vez que vi a Alice fue cuando… Me sonrojé al recordar que, en un arrebato de celos, le di un beso.
- Después de recordar eso, no creo que pueda volver a actuar como antes…- suspiré agachando la cabeza.- Qué he hecho…- me tapé la cara con las manos- Y ahora viviré con ella… Solos- me alboroté el pelo.
- Oye, Axel, cuando termines, sal, que hay varias cosas que quiero comentarte- tocó a la puerta, sin abrirla, me habló.
- Vale, dame un momento- respondí lo más sereno que pude.
- Okey- y la oí alejarse.
Suspiré de nuevo, de esta ya no se puede salir, ahora solo se puede avanzar. ¿Qué piensa de mí después de aquello? Hay tantas cosas que me ponen de los nervios… Debería tranquilizarme, o si no, no podré actuar con normalidad…
Me dirigí al baño y me peiné un poco el pelo, que ya se había secado, con las manos. Respiré hondo y salí de la habitación. Alice estaba sentada en el sofá con un montón de papeles sobre la mesa. Me acerqué y me senté en el sofá en enfrente de ella.
- ¿Qué es todo esto?- No entendía ni papa de lo que ponía.
- ¡Ah! No es nada. Son documentos del trabajo- comentó mientras los apilaba en un lado.- Estos son los importantes- dijo enseñándome una carpeta.
- Ajá… ¿Y qué son?
- Tus cuentas bancarias.- se dio cuenta de mi cara de incomprensión y continuo- Tu manager Chloe, que sabía de tu situación, pensó que el dinero que ganaras seria cogido por tus tíos, por lo que creó una cuenta donde guardaba el sueldo que ganabas.
- No es posible, el dinero que ganaba era metido en la cuenta de mi tía y ellos lo controlaba.
- Ya bueno, lo que Chloe hizo fue partir lo que ganabas, la mayoría iba a para tu familia, pero el poco restante se fue guardando aquí- se enseñó una libreta bancaria.
- No puede ser- me quedé sorprendido.
Recogí la libreta y la ojee. Las fechas empezaban cuando gané algo de dinero en una sesión fotográfica del barrio. Fui girando y llegué al último ingreso, de hace dos días. La cifra era más grande de lo que pensé, pero tampoco era mucho.
- Hay suficiente como para poder vivir un par de meses de alquiler en un apartamento decente. Aunque ahora todo lo que ganes será enviado a tu cuenta. Al cien por cien. Cada moneda- dijo dejándose recostar en el sofá.
- Pero… ¿Y qué pasa con mis tíos? Yo era quien les daba lo que necesitaban…
- No te preocupes por ello, tienen una buena renta. Tu dinero lo usaban de mala forma, solo para vicios y tonterías. Y aún deben de tener mucho ahorrado de lo que ganabas. Ahora andarán con más ojo al gastar dinero.- agitó a mano restándole importancia.
- ¿Cómo sabes todo eso?- me extrañé.
- ¿Seguro que lo quieres saber?- se inclinó hacia la mesa y apoyando los brazos, juntó las manos.
- A veces das miedo…- dije sin percatarme, pero ella se limitó a dejar una suave sonrisa antes de sacar más cosas de la carpeta.
- Debido a que eres menor, yo guardaré tu cuenta. Aunque siempre que quieras puedes usarla. Pero si necesitas algo, no dudes en pedírmelo- comentó y dejó unos papeles sobre la mesa- Papeles, papeles y más papeles- decía mientras los pasaba- Gérard, se llama tu tío, ¿no?- yo asentí- a cambio de darme la custodia, me pidió que cuando tuvieras los dieciocho, eligieras que hacer. Si volver, vivir solo o quedarte aquí. Y me apuesto lo que quieras a que estará encantado de hablar contigo. No tanto los demás…- se rascó la nuca.
- Sigo sin saber cómo es posible que haya pasado todo esto tan rápido. Todo empezó porque entregué mi renuncia de seguir modelando… y en nada, aquí me veo.
- Ya sabes, el dinero mueve mucho, los buenos abogados…- comentaba apoyada sobre el sofá. Suspiró y con cara algo más apagada siguió- Yo creo que Gérard se dio cuenta de que algo no iba bien contigo y su familia. Después de todo, ¿No trabaja en protección a menores? Irónicamente… Y antes de montar un escándalo o de verte mal, simplemente cedió.- abrió la carpeta de nuevo.- Tu tío, en verdad, no vendió nada. Tu casa en París aún sigue allí.
- ¡Que!- me levanté- No puede ser, mis primos me enseñaron los papeles de la venta.
- Uno puede falsificar algo así. Después de todo, ¿A que nos sabes cuál es verdadero y cuál falso?- me dijo enseñándome dos papeles.
Los observé y me parecía iguales, pero al tener los dos delante puede ver que uno era editado. Abrí los ojos por lo que acababa de descubrir, dos años engañados… pensando que lo había perdido todo, y no era así… No puede retener que unas lágrimas brotaran de mis ojos.
- No solo eso, tus padres habían dejado todo a tu nombre. Ni aun queriendo; no podrían haber tocado nada. Bueno, excepto si fueron de visita y te robaron. Pero no habrán caído tan bajo.- dijo mientras acariciaba mi pelo suavemente.- Mejor dejemos estas cosas de lado. Tenemos que ir a la tienda y comprar las cosas que necesitas- sacó un lápiz y papel de la mesita. – Necesitaras champo y esas cosas, un cepillo de pelo y de dientes, pasta también… Ropa nueva, un ordenador…
- Espera, espera- comenté secándome los ojos- No crees que lo más importante es algo de comida.
- No, para que, se pide la comida y ya. Así no hay trabajos molestos que hacer.- agitó el lápiz.
- Trae aquí- le cogí el lápiz- COMIDA- escribí en mayúsculas mientras lo decía- Yo cocinaré si hace falta, pero nada de estar llamando para traer la comida. No sabes que comes.
- Ya estamos- protestó cruzándose de brazos. Hasta hizo pucheros.
- No es para tanto- dejé el lápiz sobre la mesa junto al papel.
- Por cierto, ¿y tu material escolar?
- En el instituto.
- Pues habrá que cómprate algunas cosas más.
- Oye… porque parece que estás tú más ilusionada que yo con todo esto.
- ¡Yo! que va, solo que nunca he ido a hacer unas compras a gran escala.- dijo levantándose- Vayamos ya y cenemos fuera- finalizó haciendo el gesto de la victoria.
- ¿Pero no se va hacer tarde?
- Mañana es sábado ¿Verdad?- yo asentí- Pues ya está, no te preocupes- se acercó a la cocina- por cierto, tienes que llamar a tu tío y a tu manager y darles las gracias ¿no crees?- volvió con un teléfono en mano.- Mientras, me iré a cambiar y ¡nos marchamos!- se la veía entusiasmada.
Sostuve el teléfono y observe a Alice. No me había estado fijando debido a la situación, pero solo vestía un short y una camisa holgada, que tenía dibujados dos monstruos uno negro y otro blanco y debajo ponía algo de Pokémon. Crucé los dedos para que llevara sujetador o si no, no sabré si mi corazón aguantará según que escenas… Volví a mirar al teléfono cuando Alice se cerró en la habitación. Me fui a buscar mi móvil para poder marcar el número correcto. Llamé primero a Chloe.
- Chloe Mila, manager en la revista Foranosa. ¿Sí?- respondió con una veloz habla.
- Chloe, soy yo, Axel.
- ¡Axel! gracias al cielo. ¿Qué tal estas? ¿Qué ha pasado?
- Bien, sobre todo gracias a ti… Haces tantas cosas por mí, y no sé cómo agradecértelo…- me dejé caer sobre el respaldo del sofá.
- No te preocupes por eso, mi trabajo es cuidarte y ayudarte después de todo.
- Eres la mejor.- solo pude decir eso antes de que me interrumpiera.
- Si quieres devolverme el favor, ya estas volviendo el lunes, a las tres, para la próxima sesión fotográfica. Y dejarás de hacerme mover toda tu agenda…- la escucho suspirar- es un alivio que estés bien.
- Tranquila. Prometo estar allí de nuevo.
- Entonces, dime… ¿Qué ha pasado al final? Yo solo le pude contar a Alice las cosas por encima, pues no sabía a quién contactar… Y yo sé que no podría hacer nada para ayudarte en ese momento… Bueno, mejor dicho, en ese momento no creo que hubiera forma de que dejaras de decir la tontería de que querías dejar de ser modelo…- protestó
- Lo siento, la verdad es que ahora también me parece una tontería lo que hice…
- Estas perdonado, eres joven. Tienes que aprender de tus errores. Mi hijo también se comporta así. Así que ya estoy acostumbrada.- la escuché reír afablemente.
- Alice es ahora mi tutora y estoy empezando a vivir con ella.
- ¡Qué!- por poco me deja sordo del grito- ¡¿Te ha hecho algo esa mujer?! ¡Si te hace algo dímelo de inmediato!
- ¿No tendría que ser al revés…?- suspiré deprimido.
- Hay más posibilidades de que sea ella quién mueva ficha antes, la experiencia lo avala. Aunque no creo que sea mala chica.
- ¿Eh?
- Cuando le comenté tu problema, dejó todo y vino de inmediato a hablar conmigo. Solo tuvo un poco de la mañana para preparar todo. Y mira, ahora estas ahí con todo en regla. No sé de donde habrá salido esa mujer, pero creo que no sería buena idea tenerla de enemigo, precisamente…
- Esto ya parece un culebrón de eses de televisión- no pude retener una pequeña risa.
- Me alegra que ahora puedas reír tranquilo. Bueno te dejo, que tengo que seguir con el trabajo.
- Vale, nos vemos el lunes.
- Venga, hasta el lunes y ya me contaras entonces como te fue el fin de semana con Alice- y empezó a reír antes de colgar.
Suspiré y me dejé reposar un poco en el sofá. Empecé a marcar el número de mi tío al ver que Alice todavía no salía. Eso me hizo preguntar si era porque esperaba a que yo llamara tranquilo a todos… El pitido sonó tres veces antes de que alguien respondiera.
- Hola, en estos momentos no me puedo poner al teléfono. Pruebe a llamarme más tarde o dejé un mensaje después de la señal. – entonces sonó un pitido.
- Hola, soy Axel. Tío Gérard, quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. No sé si sabias sobre la situación en casa, pero aun así gracias por dejarme marchar. Aun así quiero que sepas que no odio nada, os aprecio mucho. Sois mi familia, para lo bueno y para lo malo. Espero que, si nos volvemos a encontrar pronto, podamos sonreírnos y bromear como antes.- y colgué.
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