—¿Por qué tuvimos qué venir al mundo humano hoy, Tsuyoshi?— Pregunta con algo de hartazgo el menor de la familia Hijirikawa, aquél chico que se la pasaba alejado de su familia con la escusa de que tiene cosas qué hacer.
—Ya te he dicho antes que no me llames así, Jack.— Reprende el pelinegro a su hijo. Para él era sólo un malcriado con el que debía cargar.
Emma, la chica de cabello color rojo cómo el de su hermano y ojos café, los seguía de cerca cuidando la retaguardia. Le extrañaba cómo la persona que vino al mundo con ella, podía ser tan diferente. ¿Algún día estarían de acuerdo en algo? La menor de los Hijirikawa no lo sabía, pero esperaba que sí.
Nunca antes había ido a aquél lugar donde se encontraban esa tarde. Para ella era incómodo estar con los humanos. Iba con sus padres por obligación o a veces con Jack para pasar un poco más de tiempo con él a pesar de que no le agradara el sitio.
—Pues... Yo también quisiera saber a dónde vamos, padre.—Dice con una voz dulce y un poco tímida quien parecía la sombra de aquellos dos varones, quienes se detuvieron para verla por unos segundos. ¿Se habrían olvidado de que iba con ellos?
—¿Sabes qué? Ya lo recordé.— El joven alzó su brazo, doblando su codo para tomar su cabello entre sus dedos y soltar un pesado suspiro, manteniendo su vista en el suelo.— Y, ahora que lo pienso. Yo estaba guiando. Ya nos desviamos.— Jack se había puesto serio. Efectivamente, la había olvidado pero en cuanto la vio su actitud cambió. Emma interiormente rogaba porque fuera para bien.
—Habrá qué ir por aquí si queremos llegar hoy. Síganme.— Todos retoman el paso con el ojiverde al frente, quien los guió por en callejón para acortar el camino, no les quedaba otra opción ahora que habían avanzado demasiado hacia el Este. —Y, Emma, será mejor que no te alejes. No quiero que metas la pata y te pase algo.—
La gemela decide pasar desde atrás y estar alejada a ubicarse en medio de el de cabello contrastante con el suyo y su padre. Podría parecer que a Jack no le interesaba su hermana a veces pero en realidad es muy protector y la ama pero a ella le confunde. Siempre cree que ha hecho algo mal cuando no es así, al menos la mayoría de las veces no lo es.
Entre más avanzaban, más se notaba. Los Yako estaban cerca. Tanto Jack como Tsuyoshi lo sabían. Su olor llenaba el aire que estaban respirando. Era un poco obvio que estarían allí dado que es su territorio, pero sentir el aroma que emanaban sobre ellos no significaba nada bueno.
Se ve desde un as de luz proveniente de una delgada apertura entre cuadras, una sombra de zorro que avanza hacia ellos. En la mirada de Jack no podía encontrarse mayor decisión, mientas que Tsuyoshi mantenía su rostro inexpresivo y Emma había quedado en shock.
—¿Has venido a jugar con nosotros de nuevo, Tsuyoshi? Veo que trajiste invitados... Y oh, aquí está mi querido Jack. No sabía que salía con una humana. Qué desperdicio...— Menciona desde la ubicación de la silueta, una voz masculina llena de tranquilidad y diversión, emanando un aura de malicia. Estaba jugando con su comida antes de engullirla. Era repulsivo, pero tremendamente satisfactorio para un Yako como él.
--- Continuará ---
Comments (0)
See all