—¡No seas arrogante y ve por ayuda!— El ojiverde tiene la vista un tanto nublada al ver que su igual de ojos café ni siquiera se ha movido un centímetro aún pudiendo ser atacada en cualquier momento.
—Cuídalo, August— Termina por decir al tercero, quien se mantiene en su posición con tal de no dejar al joven irse.
Cuando las yako toman velocidad finalmente, Emma ataca de forma directa y las derriba a ambas, haciendo que se desmayen y el último tire a su hermano al suelo sin consideración para luego correr hacia ella con el puño derecho cerrado. Cosa que no le sirve de mucho pues Tora esquiva el golpe y él va tan rápido que topa con la pared que se encontraba detrás.
—Mucho músculo y poco cerebro. Qué lástima por ti.— Se mofa la primera mientras sostiene su mirada seria acompañada de una pequeña sonrisa.
—¡Cállate, mocosa buena para nada! ¡Me las pagarás! — El Yako mira hacia su izquierda, donde se encuentra Jack. Se levanta y alza su mano con los dedos extendidos.
De un momento a otro el descendiente se nota siendo ahorcado y con sus pies despegándose un poco del suelo, mientras que el zorro se dedica a reír por la que desea pueda ser su venganza.
—¡Ya basta!— Emma pierde la paciencia y decide tener un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con él.
La joven se acerca a alta velocidad a aquél que mantiene privado de la libertad a su gemelo y para sorpresa de ambos, alza su pierna derecha con toda la flexibilidad que su cuerpo le permite tener, propinándole una patada alta que atina justo en el rostro de su adversario, el cuál suelta al menor de los Hijirikawa para responder con un golpe fallido a su abdomen y uno atinado a su mejilla.
La casi irreconocible Emma cae al suelo bruscamente por el impacto y mira al causante de éste aterrorizada mientras se va acercando a ella y se pone en cuclillas, tomando su mentón con una sonrisa arrogante a pesar del daño que ha recibido.
—Nunca habrías sido rival para mí, preciosa. — Alza el puño una última vez y de pronto una rama lo atraviesa por detrás, apenas pasando sin problemas ni dañar ningún órgano vital, arteria o hueso, dejándole perplejo.
—¿Qué demo...?— Mira tras de él y nota a Jack con sus dedos extendidos en su dirección. —¡Maldi...!— Por la misma rama creó una más que pasó desde su estómago hasta su cerebro, matándolo rápidamente.
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